Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

miércoles, 13 de septiembre de 2023

The Husky and His White Cat Shizun: todo el cariño en un plato de wontons

Portada del volumen del cuarto tomo en chino simplificado
Portada del cuarto tomo en chino simplificado, por 稻田雪兔

Sinopsis: Cruel tyrant Taxian-jun killed his way to the throne and now reigns as the first ever emperor of the mortal realm. Yet somehow, he is unsatisfied. Left cold and bereft, abandoned by all he held dear, he takes his own life...only to be reborn anew.
Awakening in the body of his younger self--Mo Ran, a disciple of the cultivation sect Sisheng Peak--he discovers the chance to relive his life. This time, he vows to attain the gratification that once eluded him: all who defied him will fall, and never again will they treat him like a dog. His greatest fury is reserved for Chu Wanning, the coldly beautiful and aloofly catlike cultivation teacher who betrayed and thwarted Mo Ran time and again in their last life.
Yet as Mo Ran shamelessly pursues his own goals in this life he thought lost, he begins to wonder if there might be more to his teacher--and his own feelings--than he ever realized. (Si la quieren en español coméntenme para traducirla).

Probablemente si me siguen en tuiter o han estado en una de las pijamadas de Librosb4tipos de los últimos seis meses me han visto llorar por ErHa o por Chu Wanning o decir que Chu Wanning soy yo o simplemente arrastrarme por el piso. Llorando. Por Chu Wanning. Porque Chu Wanning es mi personbaje favorito, sufrió más que Jesusitocristo y es como yo. Hoy vengo a hablarles de eso.

Lo cierto es que leer un danmei como este es una tarea ante todo, intimidante. Raquel aka Hitzuji lo propuso como una lectura para todo el año en Danmei Tian (su fabuloso círculo de lectura de danmei donde siempre vamos atrasadas, tenemos los chismes del día del danmei y vemos novelas BL asiáticas y algunos donghuas) y yo, en un truco de absoluta obsesión, me las arreglé para terminar en la mitad del tiempo. Me las arreglé también para encontrar la manera de terminar de leer la traducción en español (porque al día de hoy sólo dos volumenes oficiales en inglés han sido publicados) sin dejarme la vista. Mi kindle marca mi archivo en 3300 páginas, sin ningún extra. Cualquier cosa que implicara no leerlo ahí significaba dejarme los ojos más miopes en el camino.

Taixan jun frente a Chu Wanning, enfrentados
Mo Ran y Chu Wanning por 七徽九分

The Husky and His White Cat Shizun es una lectura titánica, no voy a mentir, al menos en las condiciones en las que las hice (hay concesiones que tienes que hacer al leer traducciones fans, yo procuro siempre que haya un mínimo de calidad, pero es obvio que no es lo mismo que cuando hay traductores profesionales y editores de por medio) y la verdad es que se ve como algo bastante daunting también por su trama. Es un libro con múltiples advertencias de contenido relacionadas a muchos tipos de violencia y varios temas sensibles y sólo ver la lista es generarte un dolor de cabeza. Yo lo leí sin hacerle caso a semejantes advertencias (porque no tengo piedad de mí misma), pero cada lector sabe qué onda con sus modos y hay quien sí necesita estas advertencias, ya que existen. Así que, bajo advertencia no hay engaño: ErHa habla de abuso sexual, tiene violencia muy gráfica, bastante sangre y otras advertencias a consultar.

Dicho esto me voy a sentar aquí, porque estamos ante una reseña/ensayo que será muy largo y les voy a decir que es una de las mejores cosas que leí en mi vida. Para mí fue una gran historia de redención, sacrificio y amor. 

El pseudónimo de la autora, Rou Bao Bu Chi Rou, se traduce como Meatbun doesn't eat meat, así que seguido pueden ver que hablan de ella como Meatbun. Seven Seas, la editorial que publica los libros en inglés decidió dejarle el nombre en chino. Ha escrito dos novelas más, además de esta que en inglés saldrán por Seven Seas. En español no hay para cuando con ningún danmei (me resulta curioso, pero se sabe que el mercado literario español va cuarenta lugares atrás), así que se puede leer una traducción no oficial. 

Leer del chino siempre implica muchas cosas que se van a perder en la traducción, matices que no pueden ser expresados de la misma manera. Formas de construir las frases que será difícil trasladar de un idioma a otro. Pero eso no implica que se pierda la poética o la estética del texto; en inglés continuamente veo a la gente comentando que es una lástima no poder leerlo en chino porque leerlo en inglés siempre será de menos calidad y me quedo ¿? qué manera de despreciar el trabajo de traducción, localización y el trabajo que hacen para transmitir la prosa de alguien más a otro idioma, el respeto necesario a la estética de alguien más; o quizá es que menosprecian el idioma propio y aunque yo digo que no le tengo ningún respeto al inglés, por ejemplo, la lengua es la lengua y podemos hacer maravillas con todas ellas. Algunas cosas son, sin duda, los impresionantes trabajos de traducción para poder asomarnos a otros modos de escribir. 

De todas las autoras de danmei que he leído hasta el momento, Meatbun es a quien llamaría más visceral. MXTX es muy cuidadosa con la sutilidad de los sentimientos, su delicadeza y sus matices (lo que la hace buenísima escritora de personajes) y podemos ver eso en The Grandmaster of Demonic Cultivation (MDZS), Heaven Official's Blessing (TGCF) y Scum Villain Self-Saving System (SVSSS) (con sus respectivas reseñas linkeadas), que Cang Wu Bin Bai es cuidadosa y sútil en todas las capas de su escritura (lo que se refleja especialmente en Golden Stage/Golden Terrace) y que priest es poética e increíblemente lírica como ya mencioné hablando de Faraway Wanderers.

Meatbun es visceral, sin sacrificar lo poético. Sacrifica en algunos casos lo prolijo de un texto para darle esa dimensión tan cruda; es de las escritoras que al hablar de sentimientos te incomodan abiertamente, porque parece que están abriendo a sus personajes en canal para exponerte sus más profundos deseos. Hay momentos muy específicos donde parece que está aventando las frases a trompicones (entre la traducción y Meatbun pues esa es la sensación que daba) y eso vuelve el texto especialmente visceral y, en cierto modo, muy hermoso frente al horror; es una autora de narra lo horrible y desgarrador del sacrificio de una manera muy hermosa. También es muy reiterativa e incisiva en las atmósferas y cómo estas afectan sentimientos, en los gestos, los recuerdos y bastante poética con algunos detalles. Siento que eso último lo hacía una autora bastante amigable para la traducción, por lo que he visto comentar a personas que la han leído en su idioma original. 

Por otro lado, su visión poética respecto a la fantasía es preciosa y creo que deja arrastrando a cualquier escritor pendejo que crea que la única fantasía que vale la pena es la que está llena de sangre y violencia y que para ser verosímil debe carecer también de esperanza; Meatbun se atreve a mucho más en muchas cosas y, además, no hace un mundo deslucido en lo más absoluto: en su mundo cabe la esperanza y el horror, el bien y el mal no son blancos y negros, la felicidad es tangible, y al igual que la tristeza, es de un sensible impresionante. Meatbun recuerda siempre la esperanza, el corazón, que el poder no es gratuito y la magia tampoco. Definitivamente creo que China is onto something here. Me encantaría ver más accesibles a autores como a las que el danmei me ha permitido conocer.

 

Arte por mi esposa, TanitBenNajash.

Para hacer todo mi debraye un poco más claro, lo fui separando por temas. Quiero decir que, como esta además de ser una reseña también es un ensayo, hay algunos spoilers escondidos. Intenté ser lo más sútil o general al respecto, pero no es una entrada que les recomiende si no conocen la historia completa. Es más un intento de procesarla para mí y platicarla con otros lectores o con quien quiera que esté interesado en saber qué onda y no le importe descubrir unas cuantas cosas de la historia. La cosa va a estar larga, así que agarren palomitas y pónganse cómodos. 

Por si no se entendió, la última advertencia va acá: spoilers.

Este venerable se redime: sobre Mo Ran

Ese poco tiempo antes de que Mo Ran fuera el emperador, siempre hubo alguien que lo llamó perro. Los aldeanos lo llamaban maldito chucho, su primo lo llamaba estúpido perro callejero y la mujer que lo acogió los eclipsó a todos llamándolo hijo de perra.

Es muy fácil poner a The Husky and His White Cat Shizun en el bote de las historias de redención. La historia abre con Mo Ran, nombre de cortesía Mo Weiyu, emperador supremo del mundo de la cultivación Taixan-jun en el día de su muerte. Es un tirano que ha gobernado por medio del terror y que ha mantenido prisionero a su shizun (su maestro) durante años; no teme morir y sabe que es momento de terminar con todo, puesto que no le queda nada. Abre el libro solo y la narración cuenta sobre su tiranía. Más que la imagen de un villano terrible, tan sólo logra transmitir la de un maniaco que, en la cumbre de su poder, ya no tiene más que perder. La primera escena propiamente dicha la abre Xue Meng, discípulo del mismo shizun que Mo Ran, primo del tirano, suplicándole a los pocos cultivadores que quedan que lo ayuden a rescatar a su shizun, y acabar con el temible Taixan-jun. (Quise a Xue Meng desde el primer momento, pero de eso ya hablaremos más adelante). Pero Taixan-jun muere bajo su propia mano, envenenado, y Xue Meng llora hecho un ovillo junto a los restos de su shizun

Taixan jun mirando algo frente a él directamente
Taixan-jun por 嗨无可嗨

La noche cae, otro día empieza y Taixan-jun amanece en su adolescencia, vivo de nuevo, Mo Ran otra vez, no más emperador del mundo de la cultivación ni tirado. Retiene lo que aparenta ser todos sus recuerdos y decide una cosa: esta vez, la persona que ama, Shi Mei, no morirá, no importa cuánto le cueste. No piensa en redimirse, en no convertirse en Taixan-jun. Sólo piensa en eso: esta vez Shi Mei, su shixiong, también discípulo de Chu Wanning, su shizun, no morirá. Ver en la mente de Mo Ran es algo fascinante: nos deja ver algunos vistazos a su vida anterior como emperador y también a los cambios que quiere hacer en esta. Vemos a los personajes tal cual los recuerda y pronto se ve confrontando por cosas que contradicen aquello en lo que cree. 

Es muy rápido para declarar que Chu Wanning no tiene corazón y decírselo en su cara, puesto que es un maestro severo que espera lo mejor de sus discípulos (y lo primero que vemos de él es cómo castiga a Mo Ran luego de que roba y anda de culisuelto), pero nada de lo que dice Mo Ran concuerda con todo el tiempo que pasa analizando a Chu Wanning y que Chu Wanning, aunque frío y aparentemente sin corazón, expresa de maneras bastante obvias que le preocupa el bienestar de sus discípulos, su soledad absoluta (Shi Mei dice: Mo Ran, es uno de los Eruditos del Pico Sisheng y aun así no tiene con quién compartir un paraguas) y su sentido de la justicia (con la primera misión que les encomiendan), de la misma manera en la que admite la responsabilidad de sus errores y, de la misma manera que les exige a sus discípulos aceptar los castigos de sus malas acciones, se arrodilla por los suyos. Es malo comunicándose y en apariencia increíblemente frío (y uno recuerda la voz de Xue Meng, al principio: te enseñó el bien y el mal, te enseñó a leer y a escribir, te enseñó cultivación, ¿acaso lo has olvidado?).

Chu Wanning sosteniendo el rostro de Mo Ran
Lo siento, Mo Ran, tu shizun no te cuidó bien. Arte por 流水酱昵.

Al final, el forzarse a revivir de nuevo cada parte de su pasado, de enfrentarse de nuevo a la imagen de Chu Wanning y verla de cerca, de nuevo, de enfrentarse a se preocupa por él y cuya relación mutua sólo está llena de prejuicios y malentendidos es que nos damos cuenta de por dónde va el camino de Mo Ran. No sólo quiere salvar a Shi Mei (a quien según él ama, pero lo menciona cada que se acuerda y pasa el resto del tiempo sobreanalizando cada movimiento de Chu Wanning, pero déjenlo creer en el amor), sino también quiere evitar hacerle daño a su maestro. Poco a poco, deja de querer convertirse en Taixan-jun y, eventualmente, se ve obligado a confrontar lo equivocado que estaba

—Él fue quien te trajo a casa. Aún estabas inconsciente y su energía espiritual staba completamente agotada. No era diferente de un mortal en ese momento, no podía usar ningún poder en absoluto, ni siquiera un hechizo de comunicación. Sólo pudo traerte en la espalda y subir las escaleras del pico Sisheng paso a paso.
—No...
—Más de tres mil pasos... él. Sin ningún poder espiritual.
Mo Ran cerró los ojos. Casi podía ver, bajo la pálida luz de la luna, a Chu Wanning cargándolo mientras estaba al borde de la muerte, subiendo lentamente por esas interminables escaleras, con túnicas blancas manchadas de sangre. Esa persona que había sido tan distante e inalcanzable, tan prístina e inmaculada.
Inmortal Beidou, Yuheng del Cielo Nocturno.

El camino de Mo Ran es uno muy largo hacia la redención, al menos ante Chu Wanning. Mientras cuida a la sombra de su alma humana e intenta sacarlo del inframundo, jura que lo escuchará, que será un buen discípulo, que no volverá a decir que su shizun no tiene corazón, porque Chu Wanning subió 3799 escalones con Mo Ran a cuestas, sin pizca de poderes espirituales, sólo para salvarle la vida. Me gustan las historias de redención.

Y me gustan aquellas que duelen en las entrañas. No por nada, aunque soy poco dada al slice of life, me gusta mucho A silent voice de Yoshitoki Oima, porque ves al protagonista arrastrarse hasta su redención, siendo obligado a enfrentarse al tamaño de sus errores; no por nada tengo un powerpoint que detalla por qué una de las historias más hermosas que he visto es la de Zuko y uno de los mejores capítulos de animación que me han puesto enfrente es Zuko solitario. O por qué me gusta Bakugo. Me gusta cuando la narrativa agarra a una escoria humana y la obliga a ser mejor, a sentir el peso de sus acciones, a comprender que, incluso cuando no son toda su responsabilidad, el perdón no siempre está en sus manos. Mo Ran admite el peso de los errores de su vida pasada y se niega a repetirlos. Es capaz de volverse un martir, si con eso puede reparar el mundo, hacer lo correcto por su shizun. Ser la persona que sostiene el paraguas bajo el que camine bajo la lluvia. Mo Ran se convierte en Mo-zongshi para expiar sus pecados

Quizá por eso es más doloroso comprender de dónde vienen, entender lo que sacrificó Mo Ran y por qué se convirtió en Taixan-jun. Al final, cuando crees que entiendes el punto de la historia, Meatbun da un paso atrás y une las piezas: sí, uno de los temas centrales de ErHa es la redención, pero está no es una historia de villanos redimidos

ErHa es sobre el sacrificio y, en su corazón, es una historia de amor verdadero. El cariño, a veces, tiene forma de un plato de wontons.

La voz del cielo no puede tener sentimientos: el pabellón Tianyin

No se preocupen, voy a volver al plato de wontons. Nadie en este libro puede escapar de sentir su corazón estrujado con él. Pero antes, quiero hablar de otro de los grandes temas del libro, porque tiene un peso muy fuerte en la redención de Mo Ran y en el hecho de en su segunda vida haya caminado el camino que caminó y hecho las elecciones que hizo. Hay un pasaje en Un mago de Terramar en el que, estando Ged con su maestro, se da el siguiente diálogo:

—No lo sé. De esa cosa sólo sé que quizá vino traída por un poder inmenso, y que acaso un solo poder, una sola voz, tu voz, pudo llamarla. Pero lo que eso significa, no lo sé. Algún día lo descubrirás. Tendrás que enfrentarte a la muerte, o a algo peor que la muerte. —Hablaba en voz baja y observaba a Ged con una mirada sombría—. Tú pensabas, de niño, que es mago aquel que puede hacer cualquier cosa. Eso pensé yo, alguna vez. Y todos nosotros. Y la verdad es que a medida que un hombre adquiere más poder y sabiduría, se le estrecha el camino, hasta que al fin no elige, y hace pura y simplemente lo que tiene que hacer

Para mí esa frase ha significado mucho al crecer. Los caminos se van haciendo más angostos, ya no quedan tantas elecciones. Es tan tranquilizador como es aterrador, sobre todo cuando eliges la esperanza. Lo veo con Mo Ran, en los cinco años que pasa solo, sin Chu Wanning para guiarlo y simplemente continúa y persevera recordando las palabras de su maestro porque, por primera vez en dos vidas, quiere honrarlo. Se pregunta una y otra vez como había podido odiarlo, cómo habían terminado como acabaron, enfrentados, enemigos, víctima y victimario. Quiere reparar cosas que en esa vida no ha hecho, pero de las que se sabe capaz, caminar por el camino correcto esta vez.

Arte conceptual del Pabellon Tianyin
Arte conceptual del Pabellon Tianyin

Las partes más introspectivas de la novela siempre tienen que ver con el honor, la justicia, la transformación propia. La que más, quizá, es ver a Mo Ran convertirse en Mo-zongshi, ser un nombre que se pronuncia para alguien de la más alta rectitud, alguien con honor. La transformación, como todas las transformaciones, es dolorosa. Conforme avanza la novela, desde ese punto hasta culminar en el pabellón Tianyin (que creo que es el cierre a esa transformación particular de Mo Ran: encontrarse enjuiciado por todo eso que en su vida pasada ocurrió), sólo pude recordar esa frase de Ursula en Un mago de terramar: a medida que un hombre adquiere más poder y sabiduría, se le estrecha el camino, hasta que al fin uno no elige, y hace pura y simplemente lo que tiene que hacer. Ese es Mo Ran: hace pura y simplemente lo que tiene que hacer. Ese es Chu Wanning, también, en el momento de sus decisiones más dolorosas (con Taixan-jun y con Hua Binan, cuando se enfrenta al costo de salvar al mundo).  

También Ursula K LeGuin tiene en un ensayo titulado Some Assumptions about Fantasy una disertación sobre como la fantasía tiene a agrupar el bien y el mal en simplismos, a retratar la violencia por la violencia, en la que ni los buenos ni los malos son distinguibles unos de otros y nosotros, como lectores, tenemos que creerle ciegamente a una narración que decidió quién era quién. Quienes caen en esas narrativas suelen ser personas inmaduras, dice LeGuin, que necesitan certezas morales explícitas: esto es bueno, esto es malo; si no se los dicen, no podrán distinguirlo ellos solos. Desde que yo lo leí, me volví más cuidadosa, más reflectiva: qué estoy escribiendo, por qué

Assumption 3: Fantasy by definition concerns a Battle Between Good and Evil. This is the one where the cover copywriters shine. There are lots of fantasies about the Battle Between Good and Evil, the BBGE, sure. In them, you can tell the good guys from the evil guys by their white hats, or their white teeth, but not by what they do. They all behave exactly alike, with mindless and incessant violence, until the Problem of Evil is solved in a final orgy of savagery and a win for the good team.

Suposición 3: Por definición, la fantasía trata sobre una Batalla entre el Bien y el Mal. Esta suposición es aquella donde los copywriters de la portadas brillan. Hay muchas fantasías acerca de la Batalla entre el Bien y el Mal, la BBEM, por supuesto. En ellas, puedes distinguir a los buenos de los malos por sus sombreros blancos o sus dientes blancos, pero no por lo que hacen. Todos se comportan exactamente igual, con violencia irracional e incesante, hasta que el Problema del Mal se resuelve en una orgía final de salvajismo y una victoria para el equipo del bien.

Meatbun es especialmente buena en alejarse de todo eso. Retrata una cantidad considerable de violencia y lo hace de una manera especialmente cruda. A menudo habla de lo poco agradecidos que, al final, resultan ser los sacrificios de los héroes, pues estos usualmente no terminan cubiertos de gloria. La novela considera que sus lectores no son tontos y va exponiendo, uno a uno a los personajes: sus ideas de la justicia, el honor, el deber, su destino e incluso la libertad. Aunque si hay un claro antagonista, la existencia de los matices es muy impresionante: Meatbun nos recuerda que los monstruos son humanos y poseen lágrimas y miedos y eso, quizá, también puede volverlos aterradores

Una de mis más grandes peleas con la literatura de fantasía (la cual amo muchísimo y es lo que me tiene leyendo danmei) es como suele sobresimplificar la justicia. Es un tema ético enorme. ¿Qué es? ¿Cómo la medimos? ¿Cómo la representamos? ¿A quién le sirve? Y sobre todo, ¿quién la aplica? Las novelas de fantasía suelen estar llenas de reinos absolutistas, imperios, nobleza. Algunos escritores nos convencen de que reino a es bueno y reino b es malo, pero en la realidad (del mundo secundario al que nos meten) las acciones de ningún reino difieren en lo más absoluto: los súbditos de ambos mueren en la guerra de la misma manera, sin que importe su origen. Otros no problematizan jamás a sus personajes en poderes tan altos: les tenemos que creer que se preocupan por sus pueblos, aunque jamás den muestras de verlo. Otros escritores jamás voltean a ver a su pueblo llano, ese que alimenta a los gobernantes que crearon, lo que me recuerda a una cita específica de un cuento de Paula Rivera Donoso en El musgo en las ruinas:  

Hablas de conocimiento y poder, como si trabajar la tierra no tuviera nada que ver con eso. ¿De qué nos sirve a todos nosotros el conocimiento y el poder si no tenemos alimento con el que mantenernos con vida o ayudar a los demás a mantenerse vivos?

A veces los lectores son firmemente obtusos en el tema (cuántas veces he visto que desprecian abiertamente al pueblo llano de Poniente en Una canción de hielo y fuegbo, como si Martin no hiciera múltiples puntos sobre ellos en diversos momentos de la saga, como si no los siguiera en casi todas sus tramas, como si no hablara de la consecuencia de la guerra, la danza y el poder sobre ellos). En The Husky and His White Cat Shizun eventualmente te das cuenta que el Pico Sisheng no es una secta de cultivación rica (en la trama de la Secta Rufeng se lo remarcan una y otra vez a Xue Meng, buscando humillarlo) ni ostentosa. Su líder, Xue Zhenyong, la fundó para ayudar desinteresamente a aquel que lo necesitara. Su meta no es la justicia o la opulencia: es cuidar de los otros.

Uno recuerda a Chu Wanning, enojado con una familia que le causó un sufrimiento terrible a una joven (cuando le cree, después de que le cuenta su historia, se cimenta una de las cosas más importantes sobre su personaje; uno que escucha a las víctimas y dice: te creo), causando indirectamente que se convirtiera en un fantasma resentido y que ahora sólo desea deshacerse de ella. Lo recuerda sin huir de un castigo, sin aceptar que, dado que es uno de los Ancianos (o Eruditos, creo que también funciona como término) del Pico Sisheng, finjan tan solo que ha sido castigado (esas dos escenas, una detrás de otra, me enseñaron de qué estaba hecho Chu Wanning y el temple que tenía, su soledad, su sentido de la rectitud, del honor). Es sólo a través de acciones como esas que se puede atisbar el corazón de Chu Wanning, puesto que en los breves momentos en los que el personaje se confiesa, en el centro de la narración, también lo hace con cuidado, temiendo revelar demasiado. Pero creo que si a través de alguien se puede empezar a trazar un camino de como habla este libro sobre la justicia, es con él.

Ya hablé de mi pelea con alguna literatura de fantasía, muy recurrente, pero ahora quiero puntualizarla más: suelen hablar de justicia de manera especialmente simplista. La aplican los buenos y debemos creerles. Eso es. Lo que hayan determinado. Muy pocas veces me encuentro con narradores magistrales que puedan sostener algo así. La mayoría de los grandes narradores se pierden entre los matices, en las sutilezas. Después de todo, qué es la justicia sino la herramienta de quien tiene el poder de impartirla.

Dos partes muy impresionantes del libro tienen que ver con el pabellón Tianyin (sé que están pensando en el momento donde todo se va al demonio, pero no, ahora mismo no hablo de ninguno de ellos). En la primera, un Mo Ran condenado observa cómo nadie se detiene a ayudar a un vendedor ambulante, a pesar de que se supone que los discípulos del pabellón Tianyin son la voz de los dioses en la tierra.

De hecho, Mo Ran no entendió por qué ninguno de los discípulos del Pabellón Tianyin que estaban ahí no ayudaban al vendedor ambulante.
Obviamente era una tarea simple.
Sin embargo, estas personas se pararon altas y rectas como pinos. Este fue el acto más solemne y digno del Pabellón Tianyin, pero no se movieron en absoluto. Sus cuerpos eran como rocas y sus corazones eran más o menos lo mismo que las rocas.

Antes de eso, al final del juicio, se declara que el pecado debe ser pagado y Xue Zhenyong dice, mirando al cielo: Pero este mundo también le debe... Alguien le ha pagado... ¿Alguien le ha pagado? Ya había llorado con el libro, pero creo que desde ese momento no pude parar. El pabellón Tianyin, la justicia del mundo de la cultivación superior entiende la justicia en el castigo. No hay redención posible. Sólo una balanza para medir los actos buenos de los actos malos. ¿Qué fórmula matemática puede calcular algo como eso?

Ye Wangxi sosteniendo un paraguas para Mo Ran en el pabellón Tianyin
Ye Wangxi con un paraguas para Mo Ran. Arte de Lisa Buijteweg.

Me enfurecí con el pabellón Tianyin. Lloré con Ye Wangxi, de pie con un paraguas al lado de Mo Ran para protegerlo de la lluvia, para evitar que le tiraran piedras. Pensé: todo esto tiene que desaparecer. La justicia como un castigo que los poderosos administran a placer. ¿Quién sería tan desalmado para verla de esta forma tan punitivista y tan dolorosa, tan falta de esperanza? Sé que es común, dentro de muchas cosmoviciones asiáticas, pensar en una balanza de lo bueno y lo malo (también mencionada aquí), lo que ya es más que el mundo occidental (donde en algunos contextos no puedes ser otra cosa que no sea tu peor pecado) o algunas ramas de la religión cristiana, donde el pecado y la culpa lo definen todo, pero de todos modos la justicia del pabellón Tianyin carece de piedad y de alma. Obtuve mi respuesta con Mu Yanli

El pabellón Tianyin desciende de la voz del cielo. La voz del cielo no pueden tener sentimientos.

—El descendiente de la Voz del cielo no puede tener sentimientos. —El hombre que estaba delante de la niña que lloraba fuertemente era extremadamente frío e indiferente—: Si te gusta, perderás la compostura. Si te gusta, no podrás ser justa. Eres descendiente de los dioses, el gobernante de la justicia del mundo mortal… El verdadero regalo de tu padre para ti es enseñarte que nunca debes decir la palabra me gusta a nada.
No puedes tener ambición… No puedes tener sentimientos…
No puedes tener ambición, no puedes tener sentimientos, no puedes tener ambición, no puedes tener sentimientos. ¡Desgarrándose en su cerebro como si fuera una maldición! Del incienso salió humo y la fase del tesoro se recitó solemnemente en voz alta: La Voz del cielo es poderosa…

Mu Yanli, a la cabeza del pabellón Tianyin —a quien creí odiar, pero al final no pude llegar tan lejos—, aun con los horrores que comete, acaba por destrozar el pabellón desde adentro. Porque, de todos modos, ¿en qué mundo puede sobrevivir una justicia sin esperanza, sin piedad, sin lágrimas, sin deseo, sin corazón? Aquel mundo en el que sobreviva es un mundo condenado.

Lágrimas doradas: la fragilidad de la belleza convertida en arma

—Este discípulo no está interesado en esa medicina; pero al ver los ingredientes necesarios para la píldora, así como la carne y la sangre de la Belleza de Hueso Mariposa, me siento algo confundido. Me pregunto si estas Bellezas… ¿son consideradas humanas o bestias?
Chu Wanning no dudó en absoluto, frunció sus cejas en forma de espada, y con una expresión solemne respondió a la pregunta:
—Es un humano.
Ni siquiera dijo «cuenta como un humano», sino que dijo «es un humano» sin pensar.

La primera vez que Chu Wanning tiene que responder si las Bellezas de Huesos de Mariposa, cuyo seres se usan para aumentar el poder de los cultivadores, que se les comen en vida y a quienes obligan a reproducirse una y otra vez, dicen, without missing a beat: son humanos. Eso, quizá, sella parte de su destino, pero hablaremos de ello más tarde. 

Las Bellezas de Huesos de Mariposa son personas hermosas que tienen sangre demoniaca y es por ello que los cultivadores los encuentran tan codiciados: tanto para practicar la cultivación dual (ejem, sexo entre otras cosas), como para aumentar sus poderes (las razones por las que son usados para hacer medicina o los cultivadores se los comen vivos). La primera vez que aparece quien fue la esposa de Mo Ran en su vida pasada, Song Qintong, se observa el horror que son sus vidas: lo hace siendo subastada como si fuera sólo una posesión. Muchos cultivadores no consideran humanos a las bellezas huesos de mariposa por parte de la sangre que traen dentro y, aunque pueden ocultarse cuando nacieron en libertad y fingir toda su vida, hay algo que los delata: sus lágrimas.

Shi Mei tras perder la vista.
Shi Mei, arte oficial en la novela publicada en Tailandia.

Creo que de toda la crueldad que narra Meatbun en el libro, esa me pareció la peor: humanos condenados por su ascendencia, que desprecian al resto de la raza humana y sueñan con poder regresar al reino demoniaco aun cuando el precio sea demasiado alto, porque es peor quedarse en las condiciones en las que existen para el mundo de la cultivación superior. Incluso los cultivadores como Chu Wanning o Ye Wangxi que intentan ser honorables y salvan a las bellezas huesos de mariposa cuando está en su mano, no son suficientes par cambiar el horror en el que viven. Incluso personas como Jiang Xi, nacido en una secta que ha hecho su fama de mantenerlos esclavizados y venderlos a otras sectas, que desprecia aquella práctica y quiere erradicarla de su secta, no son suficientes para acabar con ello. Y lo peor de todo, lo que me pareció más cruel, es el hecho de que no puedan llorar a costa de ser descubiertos.

Lágrimas doradas finalmente cayeron por sus mejillas. Corrió a través de la hierba salvaje y las cañas en descomposición como si fuera una bestia salvaje, sus piernas y sus pies tenían cortes por los arbustos.
No se atrevía a detenerse. No se atrevía a revisar cuál camino era el mejor. Sólo podía intentar correr hacia el camino más cercano. No se atrevía a detenerse. Moriría. Si te detienes, morirás.
No se detuvo. Por más de diez años, nunca se atrevió a detenerse. Ellos morirían. El clan de las Bellezas de Huesos Mariposa moriría si no lograban regresar a su hogar.

Vamos a hablar de Hua Binan. Sólo voy a hablar de él (al menos de la versión de él que usa ese nombre) con ese nombre para mitigar un poco el spoilerazo, pero bueno, allá arriba avisé y quien avisa no engaña. Es una persona hermosa, frágil y en apariencia sensible, pero conforme avanza el libro se hace patente exactamente una cosa: Hua Binan nunca llora. La confirmación de qué es llega con sus lágrimas doradas mirando al cielo y con la historia de una madre a quien vio como se comían viva y no-pudo-llorar. La fragilidad de su belleza vuelta arma secreta, el horror convertido en odio y determinación. Hua Binan tuvo bajo su palma el destino del mundo, cultivado a puro odio, como médico dentro de las sectas de cultivo, y lo hizo todo usando una faceta frágil que hacia que la gente simplemente lo desestimara.

Shi Mei con la flor, detrás de él, Hua Binan le tapa los ojos
Hua Binan, Shi Mei, arte oficial de la versión china simplificada

No es difícil encontrar las pistas de Meatbun, pero sí es difícil ponerlas juntas. Incluso cuando habla de sus antagonistas es tan sensible como visceral como lo es con sus protagonistas. El camino que te lleva al final del camino puede estar lleno de odio, pero Meatbun siempre explica de dónde viene. Como dice Xue Zhengyong sobre Mo Ran: sí, le debe al mundo, pero el mundo también le debe a él, ¿quién le pagará? Y eso, por más dolor que nos cause, también aplica a Hua Binan: el mundo le debe tanto y es incapaz de pagárselo, porque el precio es demasiado cruel, demasiado alto, y, de todos modos, ¿existe un sistema capaz de retribuir por ver a una madre muerta y no poder llorar?

El querido de los cielos: Xue Meng

—... Deja ir al palacio Taxue. —Llegó como un murmullo débil y abrupto. 
Mo Ran parpadeó: —¿Qué?
—Deja ir al palacio Taxue. —No había luz en los ojos usualmente brillantes de Xue Meng—. Déjalos ir, deja ir a Mei Hanxue... Yo fui el que intentó matarte esa vez. Sólo mátame, deja a todos los demás fuera de esto.
Mo Ran no pudo evitar reírse. —¿Intentas hablar de condiciones conmigo?
—No. —Los ojos de Xue Meng estaban vacíos cuando lo dijo—: Te lo ruego.
El querido de los cielos dijo: te lo ruego.

Después de ambos protagonistas, Xue Meng es quizá mi personaje favorito de todo el libro y para seguir dando la vuelta en círculo por este libro (no se preocupen, ya no tardo en volver a dónde empecé, a Chu Wanning y a Mo Ran), quiero hablar de él. El primer capítulo enmarca una escena entre él y Taixan-jun y el final cierra, precisamente con Xue Meng. Dos Xue Mengs diferentes aben y cierran el libro y ambos representan viajes muy distintos que, a la vez, son exactamente el mismo viaje. En cada línea del tiempo, el querido de los cielos está destinado a perderlo todo y, aun así, persistir. Como un fénix. 

Los tres discípulos de Chu Wanning (de izq a derecha: Mo Weiyu, Xue Ziming, Shi Mingjing).
Los tres discípulos de Chu Wanning (de izq a derecha: Mo Weiyu, Xue Ziming, Shi Mingjing), arte por king.

Xue Meng nació con buena estrella, lo conocen como el Querido de los Cielos y vaya que nadie duda que simplemente ha tenido buenas circunstancias en la vida (especialmente comparado con Mo Ran, que narra por allí y por allá los infortunios de su infancia, especialmente los que están relacionados a la muerte de su madre y la pérdida de un techo seguro). Xue Meng es arrogante, bastante denso y excesivamente orgulloso, pero también tiene un gran corazón y conforme avanza la historia se vuelve obvio que los principios bajo los que fue creada la secta del Pico Sisheng están impresos en su alma.

—[...] si el Pico Sisheng sse derrumbara debido a las docenas de traidores que nos han hecho sufrir injusticias, no sería bueno ginorar a la gente sólo por el enejo, no debemos ser como esos traidores... Eso sería lo que más lamentaría Xue Zhengyong.
»No podemos cambiar el mal; no tenemos ojos que puedan ver a través de los corazones de las personas. Pero al menos podemos auidar y no dejar que la malicia y el odio nos cambien.
Finalmente, la señora Wang sonrió y concluyó: —Que los corazones de los inmortales permanezcan uinquebrantables por el resto de sus vidas, sin cambios para siempre.

Una novela del tamaño tan enorme como es ErHa tiene un elenco enorme, pero me llamó la atención que hay algunos personajes a los que Meatbun jamás pierde de vista. Nangong Si, Ye Wangxi, por ejemplo; también Mei Hanxue. Pero quizá el que más, Xue Meng. Aunque este lejos, siempre hay una anotación que habla de su destino y es uno de los pocos personajes de los que Mo Ran también habla a detalle en su vida pasada (lo que permite contrastar las circunstancias en las que en dos vidas Xue Meng lo pierde todo y aun así, se aferra a sus ideales, a la justicia, a hacer lo correcto). 

Está construido bajo el arquetipo del niño mimado, nacido bajo buena estrella: los niños que crecen para volverse Draco Malfoy (no me encanta hablar del niño mago seguido últimamente, pero creo que Draco es uno de los arquetipos más representativos al hablar de nenes mimados en la literatura, así que aguanten un poco, I'm onto something), arquetipos que pueblan historias como antagonistas venidos a menos consecuencia de sus malas decisiones y que más tarde deben enfrentarse a ellas (y que los fandoms adoran como material redentor). Xue Meng, por el contrario, tiene todos los ingredientes y es, al contrario, un personaje que desafía el común para su arquetipo. Molesta a Mo Ran, pero no se vicia con él (aunque sí insiste demasiado en que se comporte como su shizun espera), tiene claros principios de honor y persistencia y deseos de ser considerado un gran cultivador, junto a un orgullo desmedido

Xue Meng levantando la espalda contra alguien.
Xue Meng en el manhua

Es filial a morir, incluso con Mo Ran (incluso cuando habla con Taixan-jun al principio: se puede sentir el odio, pero aún está hablando con Mo Ran) y es la prueba viva de por qué su padre creo que secta del Pico Sisheng. Algo que me asombra de la historia es que ErHa abre y cierra con Xue Meng. El primer capítulo lo termina con Xue Meng llorando por un Chu Wanning que ha muerto antes de que pudiera rescatarlo y cierra con otro que mira una carta demasiado tiempo, comprendiendo que se ha vuelto el líder de una secta, que su Shizun lo llama por su título y que quizá nunca lo volverá a escuchar decir su nombre y aun así reconstruye todo el cariño por el mundo que su padre volcó en fundar el pico. Sigue las palabras que su madre pronunció antes de morir, continúa caminando por el mundo con esos principios, y representa el momento en el que Xue Meng deja ir lo poco que le quedaba de su infancia y su juventud temprana.

Al terminar uno comprende que, mientras Xue Meng viva, mientras respire en el mundo, luchará por él. No es un gran maestro, como Chu Wanning o Mo Ran, ni tiene armas espirituales (cosa que me parece muy adecuada para su personaje: en un mundo en el que los cultivadores buscan aumentar su poder de cualquier manera posible, lo único que tiene Xue Meng es su núcleo y su determinación y se alza por encima de todos), pero aun así es mejor hombre que la mayoría y mucho más dedicado que todos. Es, después de todo, el Querido de los Cielos. Y los que son como él siempre persisten, resilientes, aunque lo pierdan todo

Esa noche, Xue Meng miró las dos palabras «Señor supremo» durante mucho tiempo. No volvió a sus sentidos hasta altas horas de la noche, cuando el vino estaba por todas partes y el silencio era completo, pensando que, de ahora en adelante, tal vez nunca volvería a oír su nombre en la boca de su Shizun, y sólo podría oír a los Sumos Señores llamándolo. Sintió que nunca había estado tan cansado de las muchas reglas y regulaciones de este mundo.

Flores de haitang

Ahora sí la llegamos a lo que me preocupa porque probablemente voy a debrayar más de lo normal y se van a asustar porque nunca me han visto proyectarme tan duro en alguien (si creyeron que la entrada pasada donde me proyecté en Cloud Strife era mucho, esperen, no hemos tocado ni la mitad de mis traumas). Sí, todo esto era un engaño para que me vieran hablar de Chu Wanning, el protagonista de la novela e interés amoroso de Mo Ran (hay que avisarle porque es medio menso para darse cuenta, pero bueno, lo entendemos). Aparece por primera vez sacándole una confesión a Mo Ran de que andaba metido en burdeles siendo un sin vergüenza absoluta, robándole a la gente y lo castiga. Me llamó la atención el personaje desde que lo vi por primera vez porque es frío, parece severo y sobre todo porque no le enfurece de buenas a primeras que Mo Ran ande haciendo cosas: le enfurece que le mientan. Durante prácticamente toda la primera parte de la historia, sólo es posible verlo desde los ojos de Mo Ran, que lo odia y... casualmente sabe demasiado sobre su intimidad en la vida pasada como para que sea una coincidencia. 

Retrato de Chu Wanning
Chu Wanning por 누응

La historia pinta la imagen de un maestro que es muy solitario (Shi Mei lo remarca al contar la historia de cuando compartió con él su paraguas mientras llovía y al final se dio cuenta de que, por proteger a Shi Mei de la lluvia, había quedado empapado) con un impresionante sentido de la justicia (siempre asume la responsabilidad de sus actos, sea cual sea) y alguien que, contrario a lo que insiste Mo Ran, protege a sus discípulos, aunque lo hace muy a su modo. Evita expresar sus sentimientos en casi todo momento, prefiere la soledad, es una persona brillante que se esconde en la cima del Pico Sisheng y oculta su identidad fuera de él, se dice que ha rechazado la oferta de las sectas del mundo de la cultivación superior para convertirse en maestro y... apenas si tiene funcionalidad en la vida. Es un ingeniero y un cultivador brillante, pero duerme hecho un ovillo en una orilla de la cama porque es el único lugar que queda libre entre un montón de tiradero, su tofu es capaz de causar enfermedades intestinales graves, no sabe realmente hacer congee y tiene una sola habilidad en la cocina, que se guarda muy bien. 

Chu Wanning habla poco y, detrás de la fachada fría, lo único que se puede apreciar es una soledad infinita. Suele reprimir sus sentimientos y evitar volverse cercano a cualquiera, se guarda las cosas, tiene la autoestima en el subsuelo (a pesar de que usualmente es descrito como una persona atractiva) y por cómo piensa de sí mismo dirías que es un man decrépito de mediana edad, pero en realidad tiene veintiséis años (sí, es un veinteañero con dolor de espalda que no puede dejar de hablar de eso en twitter) al comienzo de la historia y le saca diez años a Mo Ran. Tiene casi todos mis problemas, traumas y unos cuantos más de pilón. 

Tardé en darme cuenta (pero lo hice) que le dan terror sus propios sentimientos, sobre todo aquellos que son excesivamente románticos o excesivamente petty; teme el rechazo y el abandono como también teme someterse a alguien de manera que puedan reclamar pertenecia sobre él (más sobre esto después), anhela el amor, pero cree que no podrá conseguirlo porque su corazón está bajo más capas que una cebolla y además está enamorado de Mo Ran. Sí. Cómo te quedas. Le gusta el discípulo que insiste que es una horrenda persona y que no tiene corazón (hasta que se acuerda de cuando no solía ser tan estúpido). No cede ante sus impulsos ni sus sentimientos y lo que Mo Ran cree que es orgullo es tan solo una férrea protección del exterior. Jajan't. No es que me estuviera viendo a mí misma tener problemas, se los juro..., pero sí. Era yo.

No sabe muy bien como demostrar afecto, porque ya le ha jugado en contra, ni ser cercano a la gente. Reprime sus sentimientos hasta ahogarlos y mucho del odio que siente lo dirige contra sí mismo. No sabe responder al afecto. Y justo eso me pegó. Es un personaje fascinante, pero también es un reflejo de todos los momentos en los que he querido huir porque no quiero imaginarme cómo es responder abiertamente a que a uno lo quieran. Cuando lo que está adentro de él explota, arrastra todo consigo, es como un tsunami que arrasa con la costa. Entiendo lo que es llegar a ese punto. Entiendo del dolor interno, del sentir que no te perteneces, que algo más que intentaste esconder te está dominando. Pasé medio libro preguntándome por qué.

Huaizui con Chu Wanning niño
Huaizui con Chu Wanning niño, por Nia.

Cuando lo descubrí, no supe si reír o llorar (por mí, ambas veces). Chu Wanning, creado por su propio maestro para expiar sus errores. Chu Xun, su antepasado, perdió a su hijo (Chu Lan) a manos de los demonios, sacrificó su corazón y su ser para salvar a la gente común al mismo tiempo que vio morir a su hijo y a su esposa y no recibió agradecimiento alguno por aquel sufrimiento doscientos años antes que Mo Ran y Chu Wanning pisaran la tierra. Mo Ran observa los hechos de lejos junto a Xia Sinni (Chu Wanning en el cuerpo de un niño) y le tapa los ojos ante el horror de lo ocurrido, ante Chu Xun arrodillado ante la miseria y la desesperación en uno de los momentos más tristes de todo el libro (y Xia Sinni niega estar llorando porque, de todos modos, esa gente lleva tantas décadas muerta...; Mo Ran responde: entonces, ¿por qué están húmedas las palmas de mis manos?). Fuera de notar lo mucho que Chu Lan se parece a Xia Sinni y lo mucho que ambos se parecen a su shizun, no saben cómo es que están relacionados a ellos.

Hasta que Huaizi le revela a Chu Wanning su origen. Cuando Mo Ran lo encuentra, comenta que, aunque ya ha visto llorar a Chu Wanning, nunca cómo esa vez, nunca tan desconsolado. Se me encogió el corazón al pensar que alguien que suele esconderse tras una reja tan alta y una fachada tan gruesa fuera capaz de derramar aquellas lágrimas y entonces me encontré con la historia. Huaizi lo crea emulando a Chu Lan, dispuesto a ofrendarlo a un Chu Xun que espera en el inframundo más tarde, para pagar por sus errores. Lo ve como una extensión suya, aquel Chu Wanning le pertenece, considera. Es tan sólo una ofrenda. Un Chu Wanning que sonríe, que le da las mejores porciones de la comida que comparten, que es abierto y carga su corazón al frente, expuesto, en su sonrisa

Por su propio bien, por su supuesta expiación, fingió ser sordo y tonto, se paralizó. Chu Wanning nunca había sido una escultura de madera o una concha vacía. Era una persona de carne y hueso, lloraría y reiría.
[...]
"Fue él quien me dio la mitad del pastel y me arrastró para llamarme shizun. Fue él quien secretamente me trajo un abanico de hojas de palma para ayudarme y pensó que no me había dado cuenta en absoluto. Él fue quien me acompañó en el Templo del sufrimiento durante catorce años, sonriéndome, confiando en mí, diciendo que yo era el shizun más benevolente del mundo.
Fue como tragar la vesícula biliar.
—El shizun más benevolente del mundo... —murmuró [Huaizui] para sí mismo.

Huaizi me produce sentimientos encontrados (aunque, la mayoría del tiempo, admito, quiero que reencarne en una cucaracha para que Mo Ran lo aplaste). Cuando Chu Wanning insiste en bajar de la montaña para ayudar a la gente común, lo encierra, porque le pertenece, creyendo que así disminuirá su insistencia. Cuando se rinde y se lo permite, le pide aquello que le dio: dame tu núcleo espiritual ("Durante los últimos años no me he preocupado por la comida o la ropa, pero debes devolverme lo que has aprendido"). Y Chu Wanning está dispuesto a entregárselo y, cuando es demasiado tarde, sólo esconde su corazón, porque ha aprendido, erróneamentre, que ser abierto con el afecto sólo hace daño. Me llegó muy hondo, porque pensé a todos los que nos han cobrando el afecto, en los que huímos, en los que desviamos las llamadas y preferimos vivir lejos de los núcleos familiares, solos y aparecemos una vez al año y fingimos lo mejor que podemos. No es secreto que yo me resistía a dejar México por una razón y cuando esa razón se me acabó, salí huyendo. Dos maletas, todo el miedo y la oportunidad. Las huidas son los mejores comienzos, pero también los más dolorosos

Allí comprendí por qué parecía que Meatbun había escrito a Chu Wanning para mí. Chu Wanning soy yo, con su dolor y su corazón escondido, con todas esas recriminaciones internas sobre no poder ser más abierto, el trabajo que cuesta ser cálido, la facilidad de encerrarse. La determinación y la terquedad de labrarse el camino propio, lejos de aquellos que te cobran por haberte traído al mundo (y debo aclarar que, cuando hablo de todo esto, nunca hablo de mi mamá, pero no me voy a poner a contarles mi historia de vida). Su dolor es mío. Ah, Meatbun, donde quiera que estés, quiero agradecerte, por Chu Wanning.

Pasa muy poco que un escritor tan lejano en el mundo de donde yo estoy, con quien probablemente nunca interactuaré en mi vida, escriba algo que me es tan personal, incluso al nivel del dolor y el trauma, pero también de la felicidad y de la esperanza. Chu Wanning, donde quiera que esté, también soy yo

No te culpo, ni en la vida ni en la muerte: Taixan-jun y Chu Fei

Cuando hablo de Chu Wanning, también tengo que hablar de su relación con Mo Ran. Quizá sea el personaje que lo ve más claramente, más visceralmente, el que más sufre en sus manos, pero también quien es capaz de asomarse a su alma y observarlo. Entender a Mo Ran en todas sus facetas es algo increíblemente complicado, especialmente por qué él mismo es incapaz de hacerlo. Al inicio de la historia, al volver al pasado, puede reconocer que se convirtió en Taixan-jun y recordar muchas de las atrrocidades qué cometió. Sin embargo, conforme va avanzando la historia, se topa con cada vez más callejones sin respuesta: de repente le parece tan absurdo todo lo que hizo, la ira, la muerte. Recuerda que destrozó a la secta Rufeng, que nunca pudo perdonar a Chu Wanning tras la muerte de Shi Mei, que le guardó rencor cuando intentó darle los mismos wontons que Shi Mei solía prepararle, que tomó aquel gesto como una burla. Le cuesta muchos capítulos reconocer los esfuerzos de Chu Wanning al consolarlo, recordando cómo lo vio manchado de harina, recoger los wontons del suelo, uno a uno. Le cuesta mucho más tiempo averiguar la verdad. 

Al final, dijo en voz baja: —No te rías más, no puedo soportar verde así...
—...
—Mo Ran, toda esta vida, no importa lo que haya pasado al final... todo es porque no te enseñé bien, porque te llame deficiente por naturaleza, más allá del remedio... Fui yo quien te ofendió; no te culpo, ni en la vida ni en la mierda. 
[...]
Chu Wanning lloró. Él dijo: —¿Realmente... me odias tanto... que no me concederás ni un momento de paz... incluso al final...?

Taixan-jun pretendía matar a Chu Wanning el día de su coronación, dejarlo desangrado. Su maestro, a punto de morir, le pide perdón y le dice que es ese shizun quien tiene la culpa. Mo Ran se enoja y lo salva, volviéndolo prisionero. Chu Wanning pasa años al lado de Mo Ran vuelto Taixan-jun en su vida pasada y es uno de los más grandes enigmas del libro. Mo Ran recuerda pedazos de su vida juntos, de todas las veces que pretendió humillarlo, de cómo lo despojó de toda dignidad haciendo que se entregara a cambio de la vida de Xue Meng, de como Chu Wanning humillado nunca dejó de ser Chu Wanning, de cómo nunca dejó de odiarlo. Chu Wanning es capaz de ver su vida pasada en sueños sin saber que todo aquello ocurrió en el futuro de otra vida y sólo se avergüenza de lo que cree es su responsabilidad y subconsciente. No es hasta que todos los recuerdos vuelven a él de golpe, tras la revelación (a esas alturas complemamente obvia) de a quién pertenece la lápida de la Concubina Imperial Chu, Chu Fei, en el libro. Chu Wanning accedió a casarse con Mo Ran en su vida pasada (o bien, fue obligado a, pero lo hizo consciente) para evitar que Xue Meng muriera a manos de Taixan-jun.

Taixanp-jun arrodillado frente a Chu Wanning, quien sostiene su rostro y lo mira triste
No te culpo, ni en la vida, ni en la muerte. Por Lisa Buijteweg.

Taixan-jun se casó con Chu Wanning porque, en uno de sus maravillosos saltos mortales hacia atrás en los que las cosas no tienen demasiada lógica, esa era la mejor manera de humillar a un Shizun que lo había considerado un discípulo deficiente y había dejado morir a Shi Mei. El problema de leer casi toda la historia (especialmente esa parte) desde la perspectiva de Mo Ran es que es un narrador muy tramposo. Todo el principio está convencido de que odia a Chu Wanning y que aquello que recuerda, aunque fragmentado, es la verdad. Todo el resto está convencido de que odió a Chu Wanning por un montón de malentendidos de los que él mayormente tuvo la culpa y se arrepiente, jurando proteger a su shizun y quedarse a su lado, sin humillarlo nunca más. Sus recuerdos sin embargo, siguen igual de incompletos y sigue preguntándose por qué hizo todo aquello, a dónde llevó tanta violencia. Por qué se casó con Chu Wanning, por qué fue incapaz de separarse de él, por qué acudió a él en sus peores momentos, por qué Chu Wanning acarició su cabello, calmándolo. Por qué entre las últimas palabras que le dirigió aquel Chu Wanning, antes de morir, se encontraba una súplica a que fuera capaz de perdonarse a sí mismo. 

Creo que una de las cosas más difíciles del libro es entender a Chu Fei. Verlo tal como es, sin la apertura que el Chu Wanning de la siguiente vida pudo aprender (porque se vio obligado en la desesperación, porque Chu Fei guardó para él sus recuerdos, porque Mo Ran fue capaz de verlo mucho más claramente). Es desagradable con Mo Ran porque todos sus intentos de amabilidad fueron encontrados con muros que no pudo traspasar y, sin embargo, se carga la responsabilidad de que Taixan-jun se haya convertido en un monstruo, porque es el maestro el responsable por las fallas del descípulo. La desesperación lo hace entregarse, porque carga con un discípulo muerto (Shi Mei) a la espalda y otro convertido en el tirado del mundo; salva a Xue Meng que, a su vez, mueve cielo mar y tierra para salvarlo y tan sólo alcanza a despedirse de él por que Mo Ran le da tiempo, antes de suicidarse como Taixan-jun, a ver el cuerpo de su shizun.

Chu Wanning vestido de novia
Chu Wanning como novia, por 嗨无可嗨

Cuando por fin podemos ver sus recuerdos con él narrándolos, nos encontramos a una versión muy diferente de Taixan-jun a la que Mo Ran mismo recuerda. Taixan-jun no deja de ser un tirano, pero el que recuerda Chu Wanning es mucho más unnerving y es más un niño perdido y enojado que tiene a mano toda la crueldad posible que al genio del mal que Mo Ran insiste en mantener en su memoria. Ambos son horribles, no lo olvidemos y la mirada de Chu Wanning tampoco es completamente fiable: la empaña la tristeza, el odio, la desesperación. Hay una escena en la que descubre que Taixan-jun ha olvidado escribir algunas cosas y le recuerda: pero esto lo sabías. Y Taixan-jun le repite que él no lo recuerda, porque nunca le había escrito a nadie. Y Chu Wanning niega con la cabeza, porque fue él quien le enseñó a escribir en plena adolescencia, cuando llegó a la secta, y le dice: no, escribiste cartas, muchas cartas para tu madre. ¿Por qué Mo Ran olvida? 

Taixan-jun tiene en su corazón la flor del odio eterno, una maldición que lo hace olvidar la felicidad y los buenos momentos y se alimenta del odio que ya tiene, amplificándolo, volviéndolo lo único que es capaz de sentir. Chu Wanning se queda a su lado, sin dejar de llamarlo Mo Ran, de acariciar su pelo cuando está dormido, y decirle que quizá él no lo recuerda, pero Mo Ran fue amable y le dio un pañuelo bordado con flores de haitang y compartió vino con él, quiso salvar lombrices de la lluvia y deseó tener un arma capaz de hacer el bien y ser compasiva, como Tianwen. Se culpa por haber sido demasiado severo, por haberle dicho que era un discípulo deficiente, por no haber sonreído más y haberle demostrado más afecto, de forma que no pudiera olvidarlo. Se queda a su lado (por amor, por deber, porque es su discípulo) y, cuando tiene un plan en sus manos, también muere por él. 

Entender a Chu Fei, insisto, es una de las cosas más complicadas. Llegan momentos, antes de entender lo que ocurre, en los que uno quisiera que lo odiara, también. Es difícil entender su sufrimiento mezclado con el cariño y el resentimiento que sí le tiene a Mo Ran (y que el Chu Wanning de la siguiente vida no). Siempre fue mi teoría que, después de romper su nucleo espiritual y ser incapaz de derrotar a Mo Ran incluso usando Huaiza (su espada, la tercera arma espiritual) que se había quedado out of love. Y no es que estuviera mal, es que me faltó pensar que también había permanecido con Mo Ran tanto tiempo, como su saco de boxeo y la víctima de su humillación, out of duty. El plan convoluted que hizo a Mo Ran reencarnar y guardar sus recuerdos como Chu Fei para que él mismo en otra vida pudiera salvarlo es una de las cosas que más me sorprendió del libro pero que, viéndolo en perspectiva digo: claro, sólo pudo haber sido Chu Wanning.

Chu Wanning fue quien dijo: I could fix him, y lo logró.

Taixan-jun con el cuerpo de Chu Wanning en brazos
Taixan-jun con el cuerpo de Chu Wanning en brazos, por Ronpu.

Analizar la relación entre Taixan-jun y Chu Fei (nombrados así para distinguirlos de sus otras vidas) es muy complicado. La clase de narrativa que existe entre ellos trae a muchas miradas acríticas que, en pos de saber distinguir la realidad de la ficción (algo muy básico y muy importante cuando hablamos de narrativa) dejan cualquier análisis por los suelos; los fandoms tienen esquinas llenas de absolutismos (tales como si no te gusta tal no lo entendiste, cuando a verdad es que los gustos no tienen que ver con el entendimiento) y una constante tegiversación de los personajes que le gustan a cada uno con intención de hacerlos ver más aceptables (de nuevo, ¿por qué esto sería algo necesario si distinguimos realidad de ficción?). En la era del dark romance es muy difícil sentarse y matizar un juicio.

Primero, porque las miradas acríticas vienen de todos lados. Quienes se erigen moralmente superiores por sus gustos y hábitos de consumo culpan al resto por los suyos; quienes están hartos de lo anterior se cierran a todo análisis (evidentemente, a nadie le gusta que el juicio moral venga por lo que lee, porque no eres aquello que lees, sino lo que dices, actúas y transmites de ello). La era del dark romance, además, trae cargando lo que nos dejaron los panfletos religiosos mormones de Crepúsculo (watch me jamás sentarme a defender a Stephanie Meyer, no entiendo por qué tendríamos que hacerlo cuando la crítica a lo que escribió es válida y además la señora es racista) y los fanfics heteros que salieron de Wattpad como After (destrozaría esta historia otra vez, si me dieran la oportunidad). Historias donde el amor lo podía todo y los intereses amorosos masculinos iban siendo cada vez más celosos y el amor se entendía como la capacidad de sacrificarse de las mujeres por ellos, donde el subtexto mismo era acrítico de lo que estaba escribiendo y la idea del sacrificio se volvía no sólo inverosímil, sino hasta ridícula. Meatbun agarró todo eso y dijo: miren cómo yo sí sé hacerlo bien.

Lo cierto es que Taixan-jun y Chu Wanning siendo Chu Fei funcionan porque no hablan de un sacrificio unilateral. Aunque es fácil señalar a la víctima y al victimario, la historia vuelve sobre sí misma, asume las consecuencias de sus villanos y no endulza lo que está tratando de contar (si Mo-zongshi no tomara responsabilidad por lo que hizo Taixan-jun, entendiendo por donde va su viaje de redención y lo que piensa de su pasado, sería tomarle el pelo a la historia misma).

No te puedes quedar con esa historia en la que el amor permanece invisible en un gesto que Chu Wanning hace a escondidas al dedicarle su ternura a Taixan-jun, sabiéndose observado por algo mucho más grande que él, ahogado por el odio. Para que la historia de la vuelta, sobre todo si queremos contar una historia de amor, también tenemos que hablar de reparación y de salvación, de evolución. Taixan-jun y Chu Fei funcionan (o más bien, son incapaces de funcionar en ese momento en el tiempo) porque evolucionan ambos y porque ErHa, así como no es una historia de redención en su totalidad, tampoco es una historia de sacrificios unilaterales.

Mo Ran y Chu Wanning son lo que son porque están dispuestos a sacrificarse por el otro sin pedir nada a cambio y, porque, al final del camino, también entendien que no puedes salvar a aquel que no lo desea. Y el camino para reconocerte merecedor de la salvación es muy largo y está lleno de espinas

Mucho de lo bueno y lo malo en el mundo no era fácil de explicar con claridad. Demasiada justicia propia; muchos planes con malas intenciones.
A algunos todavía se les podría devolver su inocencia, pero, ¿qué pasa con el resto de los jóvenes? No todas las injusticias podían ser expuestas y jamás se podrían ya cambiar las injusticias de los demás.
Chu Wanning sostuvo a Mo Ran en sus brazos y dijo suavemente: —No tengas miedo, no te dejaré atrás.
—Shizun...
—Siempre estaré contigo en la vida o en la muerte. Te llevaré a casa. 

Mis dos vidas te pertenecen, sin arrepentimientos: Mo Ran y Chu Wanning

Mo Ran y Chu Wanning, de la mano.
Mis dos vidas te pertenecen, por Lisa Buijteweg.

Allá arriba dije que la primera vida de Mo Ran y Chu Wanning no puede estar completa sin la segunda. No se puede dejar la historia a la mitad, no puedes considerar sólo una parte (al igual que esta vida no se explica sin los sacrificios de la anterior). Una de las cosas que hace a ErHa una novela tan completa es precisamente el camino que hace por la vida de sus protagonistas, sin él no podríamos entender la manera en la que eventualmente evolucionan. Uno de los más grandes debates es que Mo-zongshi en su segunda vida es también el Taixan-jun de la primera y Chu Wanning lo soluciona, al menos para él, diciendo que no le importa, que ambos son Mo Ran. Lo cierto es que sí... y no.

Ambos son Mo Ran, son el mismo personaje, sus reacciones son parecidas y su esencia, si uno se da cuenta, no cambia demasiado. Pero sus circunstancias son diferentes y sus elecciones también lo son, de manera que terminan siendo personas que también son diferentes. No cambia tu alma, pero las circunstancias que te rodean sí alteran cómo expresas quién eres, es muy interesante cómo Meatbun va planteando esto a través de las distinciones que ella misma hace en las veriones de Mo Ran: Taixan-jun es 0.5, Mo Ran renacido es el 1.0 y Mo-zongshi es el 2.0. Lo cual significa que uno puede caer mejor o peor que el otro según el ojo del lector, detesto los absolutismos fandomeros en los que si no te gusta equis es porque no entendiste, ya dijimos que gusto y comprensión no son la misma cosa

ErHa es, sobre todo, una historia de fantasía (siempre le hace honor al género xianxia, la verdad, su estética me pareció muy bella y a ratos desgarradora) y de romance: dos personas cuyos destinos han estado entrelazados a través de dos vidas y que entienden el amor también como el sacrificio por el otro. Mo Ran acepta la maldición que planeaban plantar en Chu Wanning y se convierte en Taixan-jun, porque olvida la calidez y los recuerdos felices; espera que su shizun lo mate cuando se vuelva malo, pero Chu Wanning sacrifica también una vida y dos de sus almas, sintiéndose responsable, dispuesto a cambiar el destino. En otra vida, un Chu Wanning gravemente herido arrastra a Mo Ran por más de tres mil escalones para salvarlo y muere al llegar a la cima, lo que obliga a confrontar la imagen fría y despiadada que Mo Ran recuerda de él. Una y otra vez, entienden el amor también como el sacrificio y la entrega. (Y a veces, como el plato de wontons que Chu Wanning cocina y del cual esconde su origen, aterrado del rechazo de Mo Ran).

Al final, cuando Mo Ran paga por los crímenes que cometió en otra vida y Chu Wanning recupera todos sus recuerdos, incluso aquellos que Mo Ran ha perdido, pues con él se encontraba una de sus almas, es cuando pueden verlo todo claro. La flor del odio eterno, la reserva de Chu Wanning, todos y cada uno de los malentendidos que acabaron en sacrificios que casi los destrozan, expuestos por primera vez. Me pareció algo muy desgarrador, pero muy hermoso: hasta ese momento habían estado condenados a la narrativa de los star-crossed lovers, a los grandes gestos que ahogaban a los pequeños (Chu Wanning aceptando a Mo Ran como su discípulo porque lo encontró salvando a las lombrices de la tierra, Chu Wanning guardando dos mechones de cabello entrelazados; Mo Ran esperándolo para compartir un paraguas, pidiendo sólo la comida que Chu Wanning puede comer) y a la cotidiano. 

—En mi vida anterior, en esta vida, siempre te he amado y siempre estuve dispuesto a estar contigo. En el futuro, también estoy dispuesto.
Mo Ran lo escuchó decir frase por frase en sus brazos. No podía ser el rostro de Chu Wanning con claridad, pero podía imaginar como se veía. Sus ojos probablemente estaban rojos; incluso las puntas de sus orejas estarían rojas.
—Una vez que descubrí que estabas maltido, no pude ayudarte. Sólo podía odiarte... Ahora finalmente puedo compensarte. —Las mejillas de Chu Wanning ardieron, sus ojos estaban húmedos—. Te amo, estoy dispuesto a casarme contigo, estoy dispuesto a morir por ti y estoy dispuesto a someterme a ti.

Mo Ran peinando a Chu Wanning.
Merch oficial ranwan.

Cuando Chu Wanning se aferra a él y le dice: en esta vida o en la anterior siempre estuve dispuesto a estar contigo y en el futuro, también estoy dispuesto, esa calma con la que reconoce que quiere casarse con Mo Ran, rendirse ante él, que sus dos vidas le pertenecen, también vi el cansancio del sacrificio. Ambos lo han perdido todo por el otro y están dispuestos a seguirlo haciendo. Pero no es por ahí a donde va la historia. Después de tantas vueltas, de tantos malentendidos y de tantas lágrimas, que terminaran retirándose a vivir lo cotidiano de su vida, alejados del mundo de la cultivación superior, me pareció el fin del círculo que necesitaban.

No más guerras: todos los hechizos crueles y destructores que aprendieron son inútiles ahora... y eso es bueno, de hecho. Me llena de esperanza encontrar héroes así: que entierran la espada porque ya no es necesaria, que abandonan la guerra, porque ha llegado la paz. Héroes a los que se les permite descansar, saber que su vida no está condenada a seguir un ciclo infinito de sacrificios y lágrimas. De alguna manera, me gusta encontrar historias a las que se les permite tener un final y aquí es todavía más obvio porque las historias extras que existen de ellos dos (en el mismo universo) versan justamente sobre los problemas más cotidianos (aunque son Chu Wanning y Mo Ran: lo hacen de una forma bastante escandalosa) y el mismo narrador reconoce que los días van siendo más y más tranquilos cada vez. 

Me da gusto que haya historias a las que se les dé la oportunidad de terminar y descansar. Personajes que se retiran a la montaña y viven en paz. Me resulta muy cansada esa narrativa en la que retirarse significa que desperdiciar tus talentos, que de alguna manera es menos meritorio, esas narrativas en las que "mereces mucho más" y más sólo significa el poder (y esa no sólo me cansa, sino que me enoja, porque significa que leen lo mismo que yo y les sigue pareciendo buena idea perpetuar el poder que oprime a otros, no sé). Ese círculo que cierran Mo Ran y Chu Wanning, en el que se retiran y aprenden de nuevo a vivir con el otro me pareció hermoso

Después de todo, en ambas vidas, se pertenecen. 

Una cabaña en Nanping (conclusiones)

El humo del humo se elevó en el aire. La fragancia de té, arroz, aceite y sal llenó el aire. En este tipo de serenidad y calidez, la fría lluvia y la nieve de ese año, caída durante el profundo invierno de la montaña del Pico Sur, eventualmente se desvanecería de sus recuerdos. Quizás algún día, el dolor que había experimentado se convertiría en una tenue sombra, al igual que las manchas de tinta en su ropa. Una o dos veces, puede que no quede limpia, pero a medida que pasa el tiempo, la sombra eventualmente se convierte en una marca suave y poco profunda.
Cada año, independientemente de si era primavera, verano, otoño o invierno, sería el mejor año del mundo.

Mo Ran levantando el velo de Chu Wanning.
Arte oficial de ErHa.

Como quizá ya se dieron cuenta, escribí demasiado. Podría haberlo dividido por temas, pero dudo tener público cautivo suficiente como para veinte metas seguidos de ErHa y, además, me gusta el orden, tenerlo todo en un sólo lugar me facilita la vida (razon por la cual soy fanática de las masterlists de todo tipo, como ya habrán notado en mi blog... de hecho tengo dos en borradores). Hablar de mi experiencia y de mis pensamientos mientras leía ErHa era algo muy importante para mí, sobre todo porque me la pasé muy bien. La gente sólo habla de este libro como un sufrimiento intenso y sí, es un libro triste, pero yo a veces quiero resaltar que me la pasó muy bien leyendo libros que me destruyen, que es una de las maneras en las que se ve la diversión para mí y que por eso lo recomiendo. También siento que se habla poco de la visión de la fantasía de Meatbun y la verdad es que es algo que me parece fascinante: desde su concepción de las técnicas prohibidas y el uso que le dio a estas para salvar a los protagonistas o condenarlos, las ideas sobre la justicia que vertió en el Pabellón Tianyin y todo lo que llevó a concebir algo tan terrible como las vidas de las Bellezas Hueso de Mariposa.

Sobre todo, ErHa me recordó lo que el bagaje lector puede hacerle a tu percepción al leer. Recuerdo que leí las advertencias muchísimo antes de leer para hacerme una idea de qué onda (aunque usualmente no soy una persona que les preste demasiada atención, pero eso soy yo, si otros lectores las necesitan, que no las ignoren) y mientras leía el libro sentía que algunas no habrían sido necesarias para mí porque no era ni de cerca igual de fuertes que cosas que me había topado leyendo ficción literaria. Repito, sólo aplicaba para mí. Me resultó curioso el fenómeno. ¿Hasta que punto nuestro bagaje lector nos enseña a estar listos y ser cautelosos con cómo nos puede afectar lo que leemos y nos hace tener cierta rúbrica mental para ello? No tengo una respuesta, pero me pareció importante mencionarlo en las conclusiones. 

Dicho sin más, sí, se los recomiendo, pero la verdad es que nadie que no lo haya leído y quiera leerlo sin spoilers haya llegado hasta acá. Esta entrada era más bien un análisis para aquellos que ya lo leyeron o aquellos que tienen interés en cómo hablo de fantasía o de libros. El público meta son cuatro gatos: gente delirante por el danmei que ya leyó ErHa, gente delirante por la fantasía, gente delirante por el romance y yo. Si llegaste hasta acá, muchas gracias, quiero quedarme con la buena experiencia que resultó sumergirme en esta novela, cualquier libro que me haga pensar tanto y escribir tanto con una sonrisa en los labios, es, definitivamente, una lectura que en mi vida valió la pena: eso aspiraba a compartirles. Espero haberlo logrado. 

Nos vemos en otras lecturas de danmei, pues sí que tengo algunas reseñas pendientes al respecto (por ejemplo, Qi Ye). Gracias por leer.

miércoles, 19 de julio de 2023

Tsunami 2 y mi relación con el feminismo

Portada de Tsunami 2, varias autoras
Sinopsis: ¿Cómo respondemos? ¿Con la voz entrecortada? ¿Con el cuerpo? ¿Con la lata de aerosol? ¿Con un coctel molotov? ¿Con toda nuestra rabia? ¿Con nuestra inteligencia? ¿Con todo lo que tenemos y somos? ¿Cuántas formas posibles de respuesta hay? Tantas como nosotras. «Nuestra arma es la voz», dijo Marichuy en la toma reciente del INPI y ya había mencionado Gloria Anzaldúa que la responsabilidad es nuestra habilidad de responder: con la boca, la voz, y en las puntas de los dedos cargamos y enunciamos esa responsabilidad. Las voces aquí reunidas cuestionan el amor tradicional entre una hija y su madre, las relaciones posibles y el deseo en una comunidad zapoteca; reflexionan sobre las historias que nos han contado sobre la identidad, sobre los cuerpos normados, las periferias, las disidencias; se preguntan por las luchas de izquierda que hacen jerarquías entre los cuerpos, por la «sororidad» entre unas a costa de otras; cuestionan nuestra participación en el juego de la estupidez desde la valentía adolescente; se duelen por el extractivismo que penetra nuestros cuerpos-territorios; ponen en entredicho las teorías racistas, clasistas y discriminatorias de ciertas manifestaciones radicales del feminismo, e imaginan las posibilidades de un futuro alegre después del hartazgo y el dolor, desde las perlas-cicatriz o los monumentos vueltos archivos íntimos, y las voces que la historia quiso borrar hablan fuerte y claro. Escriben para un nosotras que se vuelve un bosque de mujeres —metáfora potente de la diferencia y la equidad—. Porque si el feminismo y las luchas de las mujeres no son de todas y para la emancipación de todas entonces no son para ninguna.

A ver, antes de cualquier otra cosa, creo que es justo que aclare algo: el movimiento feminista mexicano no me parece especialmente brillante en los últimos tiempos. Yo salí de ahí en 2018, más o menos, rumbo a otros lados y fui rompiendo poco a poco con todo lo que él implicaba. Me molesta el interclasismo, la falta de análisis, el anticomunismo rampante, ese sector que se la pasa pactando con la derecha, la transfobia, el racismo y el desprecio a quienes no nos nombramos feministas. No tengo claro cuándo se produjo mi ruptura oficial, pero sí el día que me empecé a alejar: me dijeron que cuidaba pijas de los muertos, refiriéndose a Marx y a Engels. Con los ojos de esa experiencia leí este libro. De buena fe, pero con ojos que no esperan más que lo que ya han conseguido el movimiento: desprecio a la cosmovición que una admira y se esfuerza en comprender y lástimas porque cómo va a ser que una mujer ande entre los comunistas. Es sincero reconocer ese resentimiento, porque forma parte de mis lecturas

Por lo demás, el libro como libro me parece lamentable y no hay mucho que decir al respecto. Cada tanto se ponen unas cuantas mujeres de moda (y unas cuantas tienen suerte, otras mucha enjundia para abrirse paso a codazos, y las últimas simplemente tienen todos los contactos posibles) y las invitan a que den su opinión de todos los moles o las encasillan en su solo tema del que parecen ser las representantes únicas (como ejemplo, una mesa de escritoras y maternidades en la FILO Oaxaca 2022 en la que se dijo: a la mejor ya nos conocen, no es la primera vez que nos invitan a estas mesas, siempre nos encontramos, como si de tanto buscar los organizadores no más tuvieran tres o cuatro tokens). Todas tienen cosas importantes qué decir, pero creo que la edición se les está quedando corta.

Todo es un ciclo hasta que encuentran nuevas y vuelve a pasar lo mismo, porque el sistema es el sistema y aunque a veces logremos brillar un ratito, el sistema nos tira para abajo (curiosamente, no hay autocrítica a este sentido casi ninguna y muchas partes del movimiento siguen muy jerarquizadas). Algunas mujeres son muy brillantes, otras tienen mucha enjundia y ganas de aprender y escuchar a otras, algunas no más para figurar, otras porque si no dicen que sí, las instituciones tampoco invitarán a nadie más, la verdad es que cada quien sabe por qué va a donde va y hace lo que hace y me consta que en la gran mayoría de los casos hay muy buenas intenciones (no más que de buenas intenciones no se hace el mundo, ojalá, me ahorraría leer esto y decir chale, qué malos ensayos). Quién sabe. Pero si se fijan, el patrón estará allí. 

¿Pero y los ensayos? Mientras estaba leyendo hice una lista. Ensayo por ensayo, porque la calidad es variable; de todos anoté lo que pensaba, poco a poco, mientras lo iba leyendo. Esta la lista, refinada, estilizada, un poco más analizada. Vamos allá.

1. La rebelión de las Casandras. Marina Azahua tiene, quizá, uno de los ensayos más vacíos de todo contenido de todo el libro. Lista consignas, se la pasa metida en los lugares comunes: cosas que las lectoras de este libro ya saben, ya intuyen, simplismos exagerados. Lista las consignas de las marchas como adorno del ensayo y, entiendo, pretende lograr algo con eso, pero sólo me parece que quedan vacías de contenido, allí, adornando. Esa manera de repetir consignas que nos convence que estamos del lado de los buenos con una rabia absoluta. Triste, en sí, pero da vueltas sobre todos lados y no llega a ninguno. Vacío: no puedo decir nada más de él. Abrí el libro, lo leí y pensé: ¿cuándo me volví tan cínica sobre el movimiento? ¿Por qué me causa tanta desprecio esto? Pero es que no tiene alma, ¿cómo puede interesarme algo así?

2. Fragmentos del diario de una feminista. Lydia Cacho tiene una carrera. No puedo pararme y negar el legado: consiguió una de las primeras condenas por explotación sexual infantil en México e hizo una de las investigaciones más completas que existen en el país sobre trata de mujeres con fines sexuales. Ahora, no por eso me voy a sentar y voy a decir qué chido ensayo, que padre, porque escribió de lugares comunes, pero tomó un camino relativamente seguro, hiló una idea, siguió una tesis y, en general, me dio uno de los ensayos más gratos de leer. Innovador cero, y hay que reconocer que tampoco es nuestro deber innovar todo el tiempo, así que el problema, como quien dice, soy yo; después del primero tenía la barra en el subsuelo, tampoco pedía tanto. 

3. Feminismo sin cuarto propio. De este sólo puedo decir: la ignorancia es atrevida. Es del único que tengo una nota a la mitad y es porque Dahlia de la Cerda intentó mentar a Marx y, en una especie de gotcha moment rarísimo decir que obvio leyéndolo no se podía aprender igual que trabajando doce horas. Se puede estar parada doce horas y defender a los patrones y actuar en contra de tu clase (da tristeza, pero se puede, hay gente en Monterrey y en el Bajío que lo hacen todos los días).  

Pero Marx no escribía para los burgueses, ni para la pequeña burguesía; Marx también escribía para el proletariado y se negaba a considerar estúpidos a los obreros y a los trabajadores y algo que siempre me he topado en el feminismo es esta insistencia a encontrarlos, encontrarnos, pendejos sin querer siempre con sus frases esas de yo aprendí en la fábrica no leyendo, porque desprecian el saber, la teoría y cómo se une a la praxis y se niegan a considerar que alguien en ese contexto lea a Marx (y por eso Domitila Barrios de Chúngara los sorprende a todos, capaz). 

El marxismo es una cosmovisión, pero qué va a saber de eso gente que te dice, de frente y claro, que no entiende qué es el proletariado. Cita textual: Los de arriba y los de abajo, y que burgueses son «los que tienen los medios de producción». A esto le llamo fragilidad burguesa, que es la incapacidad de las clases sociales privilegiadas para reconocer sus privilegios de clase bajo un argumento teórico. Suscribo el concepto de que los burgueses son de la clase media acomodada hacia arriba. El marxismo no dice eso, pero a la mejor lo sabría la autora del ensayo si hubiera investigado, y sí, si no tienes medios de producción, no eres burgués y la burguesía no va a ver por ti cuando te vaya de la verga (pero esto se arreglaría si uno supiera qué se categoriza dentro de la pequeña burguesía y por qué existe ese término). Pero bueno, mi conclusión de todo el ensayo fue que la ignorancia es audaz y la puedes adornar bonito si sabes hilar frases bonito y sabes de estructura y tienes buen ritmo al escribir. No más que es eso: puro adorno, las mamadas ignorantes no se van porque lo adornes

4. Hacer(nos) casita. Una de las críticas más agudas de comunistas hacia el feminismo de principios de siglo era que las burguesas se acercaban a las mujeres y les decían: somos todas iguales, somos hermanas, nos une el ser mujeres y sobre esas bases fundacionales se construyó gran parte del movimiento; Kollontai les reclamaba ese interclasismo: ¿cómo van a ser las trabajadoras iguales que las mujeres burguesas? Todavía es vigente esa crítica cada que leo ensayos como el de Diana del Ángel que, insisten, en alguna parte, que no importa de donde vengamos, las mujeres somos iguales. No, que me perdonen, pero yo no soy igual a una señora burguesa, yo apago el cerebro cuando intentan decirme que sí. (Por lo demás el ensayo es cursi, no llega a ninguna parte clara y no tengo nada más qué decir sobre él).

5. A mares sobreviviremos: metáforas del dolor trans. De todo el libro, probablemente uno de los ensayos mejor formados es el de Lía García. Sabe qué quiere escribir y por qué. No se mete en lugares complicados, es clara, es concisa y si bien en algún lado acabó metida en los mismos lugares comunes cursis de este movimiento, en general el ensayo fue de los únicos decentes de este libro; realmente disfruté leerlo, preguntarme hacia donde iba, qué planeaba. 

6. Agua negra (fragmento del ensayo sonoro Echoes from the Borderlands). Yo no voy a negar que Valeria Luiselli me parece una mamona porque yo igual soy una mamona cuando se trata de las estructuras al escribir (y este juicio dice más sobre mí que pienso que soy una mamona que sobre ella, a la mejor ella simplemente es y ya), pero no todo puede serlo la estructura: no siento que consiga que su tesis llegue a ninguna parte porque sólo estoy leyendo un pedazo de algo que a lo mejor si se sostiene en otro medio. No tengo nada más que decir: ni siquiera es un ensayo completo. El tema que trata (la libertad reproductiva y sexual y cómo la atraviesa brutalmente la clase) es importante y da un poco de rabia que quede tan diluido entre el performance que propone. Creo que se pudo haber equilibrado mejor. 

7. Temblores en el corazón: crónica de una geografía emocional. El ensayo de Fernanda Latani M. Bravo tiene alma y eso me gustó, me hizo preguntarme qué seguía, querer saber su opinión, escucharla. Esta bien. Decente. Hagan con esa información lo que gusten. 

8. ¿Quién apagará los incendios? También este fue de los mejores del libro. Lo escribe Luna Marán. Me desespera un poco que aterrice en lugares comunes que ya resultan muy estériles a la lucha de las mujeres, pero también siento que tiene un buen punto de partida. Es una lástima que en algunas partes de tantas vueltas para no decir nada en absoluto y que yo esté dispuesta a concederle el título de los mejores del libro habla de mi decepción general. Lo importante del ensayo, me parece, es el tema y, aunque yo no esté de acuerdo con todo el enfoque, sí creo que es algo que sigue siendo muy invisible en la lucha de las mujeres. 

9. Un bosque de mujeres: carta a las zapatistas. Para quien no lo sepa, Sylvia Marcos escribió un libro donde hablaba del movimiento zapatista y, especialmente, de las mujeres en él. Lo leí en su tiempo y me pareció muy interesante, sobre todo porque ofrecía una perspectiva humana a un movimiento muy mitificado. Este ensayo no me da nada nuevo. Sylvia repite las palabras de las mujeres zapatistas, palabra por palabra y esa es la parte que resulta más interesante, incluso sobre sus propios comentarios. Es hasta triste que las palabras de otras (a las que supuestamente respondes y comentas) brillen más y opaquen las tuyas. Además, las supuestas respuestas a veces se pueden leer muy aleccionadoras y eso me resultó hasta extraño, tratándose de Sylvia Marcos, que tiene una historia muy larga con el movimiento zapatista, al que conoce, admira y ha acompañado muchos años. Sin embargo, aunque esta sea una respuesta a las mujeres zapatistas, ¿quién lo está leyendo?

La pregunta es genuina, porque yo no tengo ni idea. No quiero tenderle una trampa a nadie ni hacer un gotcha moment. ¿Para quién es este libro? ¿Este ensayo? ¿Quién lee Tsunami? ¿Por qué leemos Tsunami? ¿Quién conoce Tsunami? He visto que compran las que ya son feministas, las que ya están enteradas, las que quieren aprender, las que sólo quieren darse palmadas en la espalda (no me vengan a decir que no existen: las he visto), las que queremos ver el panorama; pero mi círculo es cerrado, limitado y una burbuja y no puedo ver más. Se me escapan cosas.

Es un libro relativamente caro (como todos los de Sexto Piso, que por alguna razón a pesar de ser uno de los sellos más poderosos por debajo de los monopolios sigue insistendo que es una pobrecita editorial independiente; no tendrá cómo compararse con PRH o Planeta, que se la pueden comer el día menos pensado pero definitivamente, aunque independiente, no está en la situación de todas las que han cerrado los dos últimos años). ¿Cuál es su distribución? ¿Cuál es su público? Las preguntas son honestas, no lo sé. Puedo suponer, pero me haría más feliz saber con certeza a qué mujer se imaginan venderle este libro. Así, quizá, podría hacer un juicio más certero de este ensayo.

Si tuviera todas las respuestas, no me tambalearía pensando si se exotizó a las mujeres zapatistas cuando ocurrió el encuentro o si el diálogo es genuino. Porque lo leo y digo: parece que las están usando de token y, con ellas, también a Sylvia Marcos. Pero no sé. A quién imaginan leyendo esto, quién imaginan qué es quien se encuentra este supuesto diálogo (supuesto, porque se ve muy unilateral y me gustaría tener la certeza de que no lo fue, como no lo fue el encuentro). No era yo, eso sí me queda claro

10. El hambre soy yo. Admito con todas las letras que le tengo resentimiento al movimiento feminista porque es un movimiento anticomunista casi todo el tiempo; es inocente de mí, quizá, pedirle cosas al feminismo que nunca me pudo dar. Broyelle lo dijo en La mitad del cielo: el feminismo nos dio todo lo que podía darnos... y es tan poco. Creo en la honestidad de las mujeres, en su lucha, pero no creo en el movimiento feminista. No cuando leo ensayos que, mentando referentes, dicen, sin cortarse los dedos, que Marx y Engels no consideraron a las mujeres. Ytzel Maya lo puso en su ensayo. Cuando le reclaman a Marx la (supuesta) (y también incomprobable) omisión de las mujeres en la cosmovisión marxista, ¿qué creen que es la definición de proletariado? ¿Por qué creen que Marx lo definió sólo definiendo a los hombres? ¿Lo han leído? ¿Han leído a Engels, que en El origen de la familia, la propiedad privada y el estado detalló un montón de cosas referentes a la cuestión de la mujer? Y ya no sólo a ellos. Después de ellos hubo un montón de mujeres y de hombres que siguieron teorizando y construyendo y luchando. ¿Cómo pueden escribir sin que les tiemble la mano que fallaron en considerar a las mujeres cuando tengo la evidencia de que no enfrente? Como dije en el ensayo de Dahlia de la Cerda, la ignorancia es poderosa.

Por otro lado, este ensayo no me aportó nada más que ese coraje, chale. El resentimiento también puede ser poderoso. 

11. 4 diatribas y media en la Ciudad de México. Debido a que no tengo ni idea de qué me quiso decir Brenda Navarro o si este ensayo tenía tesis (no parece ensayo, pero el ensayo es también el caos, así que es un ensayo), no puedo decir nada más. Ni negativo, ni positivo. 

12. Las historias que nos construyen. El de Jumko también es de los mejores escritos, a mi parecer, en todo el libro. Aborda cosas muy interesantes y me gusta que abiertamente hable sobre no denominarse feminista. Jumko y yo no estamos en luchas iguales, pero esa reflexión pega muy cerca de casa y hace que sienta un poco de parcialidad a querer leer qué tiene que decir al respecto. Sí siento que hay lugares comunes en el ensayo que a mí me generaron cansancio porque ya era el último del libro y eran cosas que se venían repitiendo y repitiendo y repitiendo (a mí no me gusta eso y corres el riesgo de que pase en estos casos, ante eso, la verdad mi sugerencia es no ser yo y leer con calma, porque por suerte, la mayor parte de las veces tiene arreglo). 

Y pues eso fue todo. A mí me decepcionó mucho, no me tranquiliza en lo más absoluto ver que el anticomunismo sigue metido y que se sigue mencionando a Marx sin saber realmente qué dijo Marx. Quizá me enojo, porque yo, para criticar al feminismo como movimiento, me acerco a ver qué está ocurriendo ahí, pero pareciese que nadie se acerca a Marx para ver que dijo Marx (o cualquier comunista que haya escrito en cualquier medio) y repetimos, cual cacatuas, que Marx no consideró a las mujeres. Perdón, yo no puedo con que haya pasado dos veces aquí. 

(Dudo que pase porque ya no dejo que me rodee gente que resuelve las cosas a tuitazos y ahí fue donde ocurrió la situación, pero por si acaso alguien sintiese la tentación de decirme que le estoy cuidando la pija a Marx mencionándolo tanto, dado lo que mencioné al principio de esta crítica: sí a mucha pinche honra). 

Meme de Marx con lentes

Es todo lo que tengo que decir.