Sinopsis: Trece visiones del futuro. Trece historias poderosas que dan una idea de la variedad de voces, temas y técnicas de los autores chinos de ciencia ficción: las hay inquietantes, irónicas, distópicas, emotivas... Algunas han recibido premios y elogios de la crítica, otras han aparecido seleccionadas en distintas antologías y otras son simplemente favoritas de Ken Liu. Completan la colección varios ensayos de los propios autores sobre la ciencia ficción china y la introducción de Ken Liu. Incluye "Entre los pliegues de Pekín", de Hao Jingfang, premio Hugo 2016, y tres relatos del premio Hugo 2015 Liu Cixin.
Esta es una colección de relatos de ciencia ficción de autores chinos; la compilación y la traducción al inglés la hizo Ken Liu. Al español se encargaron Manuel de los Reyes y David Tejéra Expósito (y me queda la duda de si fue traducción indirecta, lo que parece probable, lo anotaré para investigarlo. La colección incluye a trece autores en los que me detendré un poco de uno en uno porque creo que es la única manera hablar de estar antología (sobre todo en la disposición que Ken Liu eligió para presentar los relatos), además de unos ensayos al final y una introducción de Ken Liu que usaré como punto de partida para la reseña.
La ciencia ficción es la literatura de los sueños, y los textos oníricos
siempre nos dicen algo acerca del soñador, de que interpreta los suños y
de la audiencia.
Desde el principio el libro obliga a que el lector confronte sus propias ideas (o falta de estas) sobre la ciencia ficción china. Este tipo de antologías, que unen a escritores que comparten cultura, siempre despiertan ideas preconcebidas desde lo que creemos que debería ser el imaginario del lugar en el que nos encontramos. De la misma manera que parece que le exijimos a los autores mexicanos que usen un decorado mexicano en sus historias (lo que cada quien considere mexicano, que es demasiado subjetivo: ¿qué es lo mexicano, exactamente, cuando somos un país tan diferente de punta a punta?), parece que esperamos que los autores chinos escriban siempre lo que creemos que es China. Y es cierto que autores que escriben anclados a una misma cultura muchas veces comparten preocupaciones e intereses similares que luego aparecen una y otra vez en sus textos, pero no podemos limitar a esperar una idea pre concebida. Es más, ni siquiera podemos creer que tan solo trece visiones diferentes nos darán un panorama demasiado amplio sobre lo que es China y su literatura de ciencia ficción. Ya lo dice Ken Liu y lo explica mejor que yo:
Conocer China a través de las noticias sesgadas de los medios occidentales o asegurar que se «entiende» a país por ser inmigrante o haber sido turista es lo mismo que vislumbrar una mancha borrosa a través de una pajita y afirmar que se trata de un leopardo. [...]
La realidad política de país y su complicada relación con Occidente hace que a los lectores occidentales les parezca normal interpretar la ciencia-ficción china bajo el prisma de los sueños, esperanzas y fantasías occidentales sobre la política china. [...]
Dar por hecho que las preocupaciones políticas de los autores chinos son las mismas que las que los lectores occidentales esperan de ellos es, como mínimo, arrogante y, lo que es peor, peligroso. El mensaje que los esritores chinos intentan comunicar es universal, se refiere no solo a China sino también a la humanidad en su conjunto, [...].
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Ken Liu
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Siento que por momentos se dirige mucho más a a la audiencia que leerá en inglés y que viven en ese eufemismo que llamamos países desarrollados, pero también ocurre en México: nos sorprendemos cuando cosas de otras latitudes resultan tener narrativas que también nos interpelan y resultan, además, ser diferentes de lo que imaginamos (en español, por ejemplo, cuántas veces no habré visto a los españoles leyendo a los autores de América Latina buscando desesperadamente lo que ellos creen que es "lo latinoamericano" cuando aquí no tenemos respuesta a esa pregunta). En fin, no sean como los que andan descubriendo el hilo negro de los generos imaginativos cada tres segundos y no digan "no es sólo ciencia ficción *inserte aquí una cultura, la que quiera*, sino que trasciende hasta crear una visión universal y humana" (que en sus ratos libres se juntan con los que acaban de descubrir por enésima vez que la ciencia ficción "no son sólo máquinas, sino también se refiere a lo humano").
Así pues, tenemos trece visiones distintas por siete autores distintos y no puedo englobar del todo por lo diferentes que son (China es muy grande), por lo que opté por hacer un pequeño apartado para cada autor.
Chen Qiufan
—¿Sabes si hay algo de real en todo esto? —murmuro.
—Claro. Tú. Yo. Nosotros somos de verdad.
Este autor me produce sentimients encontrados. Por un lado, tiene dos historias muy interesantes y una que no me gustó en lo más absoluto. Es normal, después de todo: a veces resulta imposible que todas las historias de un autor te gusten. Sin embargo, los sentimientos encontrados me los causa el porqué. Pero vayamos por partes (como dice Jack El Destripador y hace tanto que no hacía este mal chiste que me lo tienen que perdonar esta vez).
El Año de la Rata nos presenta un mundo donde todos aquellos que no sean útiles productivamente (oh, bello capitalismo) acaban cazando... ratas. Ratas especiales, extrañas, pero ratas al fin y al cabo. Hay toda una máquina propagandística que se asoma de fondo (nada raro, el mundo en el que estamos paraditos en la realidad está atascado de propaganda por los cuatro costados) hablando de como es un servicio hacer ese trabajo. Hasta que, claro, lo de las ratas se complica y parece que surge una nueva civilización con ellas. Una historia muy interesante, que en general me gustó. Me pareció una buena apertura a la antología y me dejó con curiosidad de qué había más allá.
Por el contrario, El pez de Lijiang me fascinó. El juego con lo virtual y nuestras percepciones es algo ante lo que soy débil, lo admito. El juego de si lo que estás viendo es real o es tan solo una proyección de algo que no está allí. Parece, pero quizá no lo es. Qué tanto pueden engañarte los sentidos o por qué nos interesa crear mundos artificiales antes que preservar lo que existe (y esta especialmente fue una pregunta que me hice yo mientras leía, no la alcancé a ver de todo en el subtexto, pero creo que es un muy buen punto de partida para platicar de algunos detalles del cuento). Mi favorito entre los tres de Chen Qiufan.
La flor de Shazui no me gustó en lo absoluto y me encantaría no tener que gastar tiempo en ella. Sólo quiero decir que no me gusta cuando los hombres escriben de mujeres en prostitución y son incapaces de describirlas más allá de los objetos. Incluso si son sus protagonistas quienes lo hacen. Me incomoda. Y quizá debería incomodarme, quizá ese sea el propósito, pero... a estas alturas, ¿para qué de nuevo si hay tantos ejemplos? Por supuesto no es el único tema del tiempo, pero la sensación que me quedó fue tan... ¿por qué otra vez?, ¿por qué no otras visiones? En fin. No fue lo mío.
Xia Jia
—Sí, me gustan los poemas —responde la murciélago al tiempo que asiente—. Cuando los poetas ya no están entre nosotros, los poemas se vuelven aun más valiosos.
—¿Los poetas ya no están entre nosotros? —pregunta el dragón equino, preocupado—. ¿Afirmas que ya nadie escribe poemas?
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Xia Jia
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Ella es mi nueva escritora favorita de esta antología. No es la única, pero me maravillaron sus cuentos, me parecieron super interesantes, bonitos, la prosa de la traducción en los tres está super cuidada y detallada. Dos de los cuentos, además, tienen un tono que me recuerda mucho a las leyendas, a los cuentos de hadas y a cierta prosa que suelo encontrar mucho en la fantasía. Y el otro igual es impresionante.
Cientos de fantasmas desfilan esta noche me recordó a cuentos de fantasmas contados al anochecer. No precisamente a esas historias de miedo con giros inesperados, si no historias misteriosas con personajes adorables por momentos a los que uno se apega demasiado rápido y que calientan el corazón con la manera en la que hilan sus palabras. Más o menos a esa sensación me refiero cuando hablo de los fantasmas que pueblan este cuento y de las historias que va dejando caer, una a una, para ser recogidas por quien las está leyendo.
El verano de Tongtong es el cuento que he visto más mencionado de todos y al parecer uno de los más aclamados de a antología. Entiendo por qué: técnicamente me pareció impecable la historia desde los ojos de una niña y su tema es universal (cada cuánto volteamos a ver hacia la vejez y nos preocupamos por los cuidados). No fue mi favorito (por meros intereses literarios, porque los tres cuentos de Xia Jia son bastante buenos), pero Tongtong y su abuelo son personajes que estarán siempre en mi corazón y me parece que la visión de Xia Jia puede ser usada para dialogar sobre el tema de los cuidados yla vejez desde la ficción.
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Dragón equino
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El paseo nocturno del dragón equino fue mi favorito. Me pareció una historia de fantasía, tiene mucho de su estética, de sus temas y de algunas de sus fórmulas entre sus palabras aunque estemos hablando de máquinas. Creo que demuestra cierto tipo de hibridaciones que son muy posibles dentro de a literatura imaginativa o haciendo uso de la literatura imaginativa. Seguimos un paseo del dragón equino, acompañado de historias y de las esperanzas de una criatura que se ha quedado en un mundo abandonado.
Ma Boyong
—Mientras haya dos palabras o incluso dos letras en el mundo, será posible continuar intercambiando ideas. ¿Sabes código morse?
De este autor hay sólo una obra en la antología, lo cual me pareció muy limitado para hacerme, aunque fuera, una visión limitada sobre él. En su introducción se menciona que escribió una novela corta del género wuxia (del que hablé en una reseña de una obra china muy diferente aka Mo Dao Zu Shi) en donde abordaba la historia de Juana de Arco y me quedé con curiosidad de saber más sobre eso. Por lo que pude investigar esta historia y otra contribución que aparece en la siguiente antología de Ken Liu (Estrellas rotas) son las únicas que han sido traducidas oficialmente, pero NovelUpdates, ese paraíso de los grupos amateurs de traducción chino-inglés tiene un pedazo de una obra histórica de suspenso titulada The Longest Day in Chang'an, que incluso tiene adaptación a un drama. Lamentablemente la traducción está incompleta desde 2020.
En Planetas invisibles publicó La ciudad del silencio, un homenaje obvio a 1984 de George Orwell. No me cae bien George Orwell. Me da risa, sí, cuando la derecha lo considera un duro crítico contra el comunismo (porque también tuvo formación marxista y se consideraba a favor del... socialismo democrático; en fin, luego hablamos de sus visiones políticas). Tampoco me gusta 1984. Me incomodan sus aproximaciones al amor y a las relaciones sexuales. Tanto como me incomodaron de nueva cuenta (al menos las segundas) en la manera en que Ma Boyong se aproximaba a ellas (fue un elemento que me resultó demasiado 1984 para mi gusto); era, además, imposible ignorar las conexiones cuando Ma Boyong las hacía tan obvias en todo sentido (incluso mostrando a personajes que escuchaban pasajes de la novela). Sin embargo, algo que me pareció muy inteligente en el cuento era como el escritor sorteaba las limitantes del lenguaje en las que vivían sus personajes. Dentro de todo me pareció una buena historia y una propuesta interesante, aunque no me voló demasiado la cabeza.
Hao Jingfang
Cuando haya terminado de contarte estas historias, cuando hayas terminado de escuchar estas historias, ni yo seguiré siendo yo, ni tú seguirás siento tú. Esta tarde, por espacio de un breve instante, nos hemos fundido en un solo ser. Después de esto portarás en mi interior una parte de mí, al igual que yo habré de portar parasiempre una parte de ti en el mío [...].
Ella es mi segunda nueva autora favorita de la vida. Las dos historias suyas en la antología me parecieron de una calidad infinita en cuanto a narrativa y las disfruté muchísimo. La autora es conocida por tener un Hugo (a historia corta, me parece); de hecho, es por una de estas historias publicada en esta antología. A ella sí la han traducido un poco más por lo que me consta. Pero vamos a lo que vamos.
Planetas invisibles es el primer cuento de Hao Jingfang y también el que le da el nombre al libro completo. El cuento es una sencilla plática entre dos personajes que hablan de distintos planetas y civilizaciones existences. Me gusta la idea de hablar de los planetas como hablar de historias, narrarlos en voz alta para conocerlos. Es mi cuento favorito de ella porque me recordó de repente a Las mil y una noches (aunque podrá parecer que no tiene nada que ver, pero a veces mi cerebro hace esas conexiones maravillosas). Además habla como después de una o muchas historias no somos los mismos y nos quedamos un tantito con la esencia de quien nos las está contando.
Entre los pliegues de Pekín es un cuento perfecto para aquellos que disfrutan de los escenarios distópicos y que me parece muy bien de que se trata crear uno (todavía tengo pesadillas con aquellas cosas a las que los gringos del boom llamaron distopías). La ciudad se divide y cambia y somos testigos de un viaje para entregar una carta de un lado a otro. Las diferencias de clase son las que determinan en qué parte de los pliegues de Pekín naces y hasta donde puedes moverte. Aborda el problema de la movilidad entre cases (imposible, prácticamente) y nos muestra como cada una defiende, después de todo, los intereses de su clase, sea esta cual sea. Me encantó esta historia.
Tang Fei
No tengo mucho que decir de Tang Fei. Sí creo que su historia no está a la altura de las que la preceden, pero tampoco es mala. Es más bien una cuestión de de posición dentro de la antología. Chica de compañía simplemente fue un poco víctima de su lugar en la antología, pero no me pareció un mal cuento. No me disgusta la idea que trata en ella (recuerda muy evidentemente a Sherezade cuando habla de una chica que vende historias) ni como juega con la idea de la prostitución al engañar a su lector alimentándolo con ciertos estereotipos que uno espera de estas narrativas para al final darle la vuelta, reconocer el engaño obvio y mostrar la realidad del cuento (de verdad que juega mucho con las expectativas que un montón de escritores señoros que les gusta escribir de "chicas que compañía" nos han alimentado durante décadas en sus historias y eso me parece maravilloso).
Cheng Jingbo
Sonrió y me besó con ternura en la frente. Nadie fue testigo de esta despedida, y por ello, en las historias que habrían de contarse después, la reina murió tras ingerir por error una seta venenosa en la Ciudad Liviana. Pero yo vi con mis propios ojos cómo mi madre se encaramaba al hombro de aquel robot gigantesco, se colaba por una de sus orejas y desaparecía.
Y esta es mi tercera autora favorita del momento. Sólo hay una historia suya en la antología, pero creo que me ayudó a crear una imagen bastante interesante de su narrativa y de su estilo (ojalá poder volver a leerla pronto, me encataría encontrar otras visiones suyas en la literatura). Además, este es el cuento al que, en las reseñas, se le "acusa" de ser más "fantasía que ciencia ficción" como si eso fuera algo malo. Me parece que quienes lo hacen no entienden a hibridación a la que está apostando Cheng Jingbo o consideran que dentro de la literatura de género o imaginativa hay unos géneros que son mejores que otros. Sea cual sea el razonamiento usado, me parece que el tono de queja con el que leí que se expresaban sobre las influencias de la fantasía en la historia de Cheng Jingbo sólo servía para rodar los ojos. Pasemos, pues, a la historia.
La tumba de las luciérnagas es un cuento de hadas en un viaje interplanetario. No tengo otra manera de describirlo. Creo que le gustará a todo aquel que le gusten ese tipo de historias. La narración de Cheng Jingbo es muy cuidada. Siempre me pregunto qué se pierde al traducir, pero por el cuidado que también se nota que pusieron los traductores, me imagino que es una de esas escritoras increíblemente preocupadas por el lenguaje en las historias. Me atrevo a decir sin pena (y créanme que fue muy difícil escoger entre tan buenos cuentos que hay) que este es mi cuento favorito. Haberlo elegido, por supuesto, responde a mis intereses y a lo que busco en los cuentos, pero lo recomiendo muchísimo.
Liu Cixin
—[...] Nuestra civilización es muy antigua, sí. Pero nosotros no tenemos la culpa. Da igual cuánto se esfuerce uno, todas las culturas deben envejecer algún día. Todos nos hacemos mayores, incluso vosotros.
Seguramente este nombre les suene. Liu Cixin escribió El problema de los tres cuerpos y es bastante conocido también fuera de China. Para mí, sin embargo, era un autor completamente nuevo que no conocía más que de nombre. Nunca lo he leído, no lo conocía. Conocerlo en esta antología me pareció bastante adecuado para mí, además. Los cuentos me gustan y podía ver dos historias suyas diferentes en tono y en temas para hacerme una idea más o menos amplia de su obra.
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Liu Cixin
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El círculo es una historia donde, por medio de una formación de soldados, Liu Cixin explica a la perfección cómo se hacen cálculos tan enormes que no pueden ser procesados con facilidad. Explica el funcionamiento de las compuertas de los circuitos y brevemente podría considerarse que monta un sistema digital, pero en modo analógico. La historia es buena, yo tuve pesadillas con la única materia que reprobé espectacularmente en mi vida (Microcontroladores; siempre tuve problemas para electrónica y más si era digital, donde la única excepción fue Arquitectura de computadoras, que sí me gustaba), pero la historia es buena. No es mi favorita por motivos muy personales, pero para aquellos interesados en las matemáticas, Liu Cixin explica conceptos medio complicados de una manera muy literaria al tiempo que enhebra la historia de una traición. Es una combinación extraña, pero muy buena.
Finalmente, la última historia de la antología es Cuidando de Dios, una historia donde aparecen un montón de ancianos en la tierra y, diciendo que son Dios, demandan que sus hijos los cuiden. Cuando la historia se va desarrollando, nos hace cuestionarnos qué ideas tenemos sobre una divinidad (el cuento no da ninguna respuesta, pero creo que se puede dialogar con él en ese sentido) y qué ideas tenemos sobre lo que significa cuidar de otro. Tengo sentimietos encontrados cuando se habla de las cosas bonitas del cuidado. Es cierto que sí: es lo que ha hecho humanidad a la humanidad y lo que ha conseguido que la civilización siga. Todos hemos cuidado de otros o, al menos, deberíamos haberlo hecho (no hay que olvidar que es algo feminizado y visto como algo indigno) y, quizá, en algún momento, también cuidamos a otros porque esperamos que, cuando llegue el momento, alguien cuide de nosotros. De los dos cuentos de Liu Cixin, es este mi favorito sin lugar a dudas (mi interés en el tema de los cuidados al otro se impuso aquí, por supuesto).
Viaje interplanetario (conclusiones)
El libro cierra con tres ensayos. Liu Cixin, en el suyo, menciona lo que los lectores hicieron por su obra, El problema de los tres cuerpos, en internet y como dialogaron con ella en las comunidades que crearon (sobre todo en weibo, red social china). Se abordan cosas que atañen al genero y a cómo escribir ciencia ficción desde china en los otros dos, de Chen Qiufan y Xia Jia. Me parece que aportan una visión muy interesante sobre el libro (no se escribe fantasía, terror o ciencia ficción sólo en la ficción, sino que también se ensaya sobre el tema) y le agregan profundidad al libro en sí. No quiero detenerme ya mucho en ellos porque creo que dije lo que quería decir dándome el tiempo de hablar de cada cuento en particular. Me interesaba, con la reseña, presentar mi lectura de estos, que es muy íntima y personal. Sólo puedo cerrar recomendándoles el libro.
Si lo buscan, lo tiene Alianza Editorial en español, aunque no sé que tal esté su disponibilidad en diferentes países de habla hispana, tendrán que investigarlo ustedes. Si tienen un poco de interés por la ciencia ficción, creo que esta es una lectura muy interesante.