Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

domingo, 7 de junio de 2020

Leí Inuyasha completo en el 2020

Sinopsis: Todo inicia en el periodo Sengoku, cuando Inuyasha, un hanyo (mitad yokai, mitad humano) persigue la esfera Shikon no Tama a fin de lograr convertirse por entero en un yokai. Pero Kikyo, la sacerdotisa guardiana de la poderosa esfera, le dispara con sus últimas fuerzas una flecha capaz de sellarlo. Ella muere y es incinerada junto con la esfera, mientras que Inuyasha duerme sellado durante 50 años, hasta que un buen día Kagome, una adolescente de la época actual, increíblemente viaja al pasado y lo despierta. Con esto inicia la búsqueda de los pedazos de la Shikon no Tama, ¡y las aventuras de Kagome e Inuyasha!

Cuando me pregunten qué hice durante la cuarentena en los tiempos del COVID-19, voy a decir que leí Inuyasha completo. Es verdad. Más o menos. Empecé a leer Inuyasha el 27 de febrero, me encerré el 16 de marzo, justo después del estreno de Heroes Rising y La Mole, y terminé de leer el 15 de Mayo. 56 tomos enteros. (En Panini se están publicando dobles para que no salgan tantos, si es que les interesa). Desde leer los dos primeros en espejo porque aparentemente así se publicaron algunos en Estados Unidos (o sea, leídos de izquierda a derecha, al revés de lo que es común en el manga), cambios de traducciones porque lo leí en fantraducciones al inglés, escaneos muy buenos (la mayor parte del manga estaba muy muy bien escaneada), escaneos muy malos (recuerdo que había un tomo especialmente infame) y todo lo que involucra leer manga en internet. Leí todo Inuyasha. Esperen, voy a buscar cuántas páginas son. *Una búsqueda infructuosa de Google después* No lo encontré, pero bueno, leí 558 capítulos de usualmente 15-18 páginas así que se puede hacer el cálculo.


Nunca había leído un manga tan largo (y miren que leo shonens eternos que a saber si terminen un día) y este fue todo un ejercicio de paciencia y constancia. Rumiko Takahashi hubiera podido seguir escribiendo Inuyasha por siempre. No tengo pruebas, pero tampoco dudas. En fin, lo leí y eso. 

Ahora, ¿por qué Inuyasha? La respuesta 100% sincera es que me gusta una cosplayer a la que conocí por hacer a Sesshoumaru. La respuesta larga también incluye que quería conocer el trabajo de Rumiko Takahashi, que es una mangaka muy aclamada porque así como me ven, nunca había leído algo de ella. A esa respuesta le pueden agregar que en mi vida las mujeres tiene la ventaja a la hora de que yo elija cualquier lectura (lo digo sin pena: sí me fijo en el género porque creo que comparto muchas perspectivas con las mujeres). 


Ahora bien, vamos a poner a Inuyasha un poco en contexto: el manga se publicó de 1996 a 2008. Eso son doce años. La influencia noventera es clarísima en todos sus tomos. Creo que, a pesar de los años, es una obra de ficción que envejeció bastante bien, dadas las circunstancias. Podríamos creer que ya es el siglo XXI, pero el otro día estaba hablando con la esposa de cómo han evolucionado las lecturas románticas. Crepúsculo tiene apenas quince años (con sus celos y su panfletada mormona de que no hay que tener sexo antes de casarse que fueron los dos últimos libros y esa obvia relación de poder entre un tipo de más de 100 años que cree saber todo lo que es bueno para una adolescente sin escucharla). 50 sombras y After menos aún (wow, que romántico el abuso). Hace diez años, los fanfics que leía veían románticas un montón de cosas que no lo son. Dormiens, de Dryadeh, uno de los míticos en español, tiene un aviso al principio: "esto nos parecía romántico antes, no lo es". Al final, son un montón de historias donde las mujeres no tiene agencia (narradas por ellas y escritas por ellas, pero no deja de ser ese ideal romántico dañino). Así pues, a la hora de mirar hacia Inuyasha y el romance que trae todo el manga entre as aventuras, no queda más que aceptar que sí, no envejeció tan mal. Pero antes de meterme en eso, voy a hablar un poco más en general.


Inuyasha es un manga cuya protagonista es una jovencita, Kagome/Aome (porque vaya que no suena bien en español y estoy acostumbrada a leerlo como Kagome, por leer en inglés, pero a oirlo Aome, porque la serie la veo en español) que viaja en el tiempo a través de un pozo que se encuentra en los terrenos de su hogar. Retrocede hasta el periodo Sengoku. En español, en el anime, dice el periodo de las guerras civiles. Y sí. El periodo Sengoku en Japón sólo puede resumirse en CAOS TOTAL Y ABSOLUTO. Abarca del 1467 hasta 1568. Cien años de caos total. (Aunque la paz no llegó hasta 1615 con el periodo Edo). Por supuesto, ese es el escenario perfecto para Inuyasha: un mundo donde todos están en guerra y, en el manga, los monstruos están a la orden del día.

El manga rescata muchísimos elementos del folclore japonés (digo, esto es común en sus obras, pero si no se han sumergido tanto luego no lo conocen). Inuyasha es un hanyu: mitad demonio-perro (yokai), mitad humano. Busca la perla de Shikon (o Shikon no Tama, depende de que traducción lean) para convertirse en un yokai completo (pero pasan cosas y acaba muerto/dormido clavado a un árbol de la mano de su amada, porque si a Rumiko le gusta algo, es el drama). Kagome lo despierta muchos años después, la perla se rompe en pedazos y tienen que recomponerla. Como dije: un caos. Entre todo esto, un demonio (aka Naraku) los busca porque un asunto tiene con ellos. Jé.


Ese es el escenario en el que se desarrolla la historia. Hay quien dice que es muy repetitiva y sí. Los personajes suelen volver a caer en errores similares al pasado, se vuelven a enredar de mil maneras diferentes en las mismas situaciones. Al principio no lo vi tan claro, pero una de las cosas de las que me di cuenta es que su desarrollo era lento (no malo) e iban saliendo cambiados cada vez. Quizá no lo suficiente para no volver a tropezarse contra sí mismos, pero sí es algo que se va haciendo cada vez más notorio conforme avanzan los capítulos. El desarrollo es lento y les cuesta, lo que lo hace más satisfactorio. Cada personaje está construido con muy buenas bases y es posible ver su evolución. Creo que el caso más obvio es Inuyasha, que aprender a ser más templado conforme el manga avanza (aunque, claro, con su toque). Mi favorita absoluta es Kagome/Aome: qué heroína. Me encanta su vulnerabilidad, cómo le exige responsabilidad emocional a Inuyasha, como explora sus sentimientos, como es valiente. Me encanta. Sobre eso, más adelante.


Sobre más personajes, Kohaku es de mis favoritos, con toda la historia trágica que carga detrás; Kagura, ambiciosa por excelencia; Sesshoumaru, que es típico hermano mayor con ganas de joder y tiene un rango sentimental que va de 0 a 1000 en menos un segundo (si me siguen en tuiter y tuvieron que sufrir mis Sesshoumaru appreciatin posts mientras leí Inuyasha, ojalá todavía no me odien). Para un manga tan largo, el cast es también igual de largo y si me paro con cada personaje no acabaré nunc y la entrada ya está larguísima, así que voy a las cosas que me interesa rescatar.

Kagome como heroína: me gusta porque no es un personaje perfecto. No sigue este prototipo de las "chicas fuertes" como lo es Katniss Everdeen (que entiendo por qué gusta y es importante, pero no es lo que busco), pero no deja de ser una heroína en todo su derecho. Tiene muy buenos momentos en los que salva a sus amigos o a Inuyasha o así misma que son maravillosos. Muchas veces me quejo de que en el shonen, los señoros mangakas no saben escribir mujeres o les cuesta más (hay excepciones a las que miro con reserva, tipo quiero ver qué más desarollo les da Horikoshi a las de My Hero Academia, porque potencial tienen, sólo les falta algo), pero lAs mangakas siempre lo bordan. Un ejemplo perfecto de ello es Hiromu Arakawa con Fullmetal Alchemist y todo ese cast de personajas como Winry, Olivier, Lust... Rumiko Takahashi también tiene grandes personajas. Ya no solo las heroínas. Sango es magnífica. Kikyo, con todo lo que me desespera y me cae mal, está bien construida para representar el estancamiento de la muerte (que no sé si eso pretendía Rumiko, pero eso le salió y yo en esta vida apoyo como nadie la muerte del autor: una vez que tu obra está en el mundo, es de los lectores). Kagura es impresionante. Rin es una niña maravillosa. Kaede me gusta mucho también. Incluso lo poco que sale la mamá de Kagome me encanta.


La relación entre Kagome e Inuyasha (e, indirectamente, Kikyo): creo que es El Drama de Inuyasha. No hay otro. Me gusta mucho la relación entre ambos y cómo se construye, pero, ojo, no porque sea perfecta. Inuyasha es celoso, no tiene responsabilidad emocional, está inmerso en un círculo vicioso con Kikyo que afecta todo lo que está a su alrededor. A pesar de eso me gusta que Kagome pone los puntos sobre las íes: le exige más responsabilidad emocional (cosa que tiene desde resultados catastróficos hasta decentes), busca entender a Inuyasha pero también a sí misma (es decir, tiene agencia) y le da importancia a sus sentimientos. Hay unos capítulos que me gustan mucho donde piensa mucho en lo que ELLA quiere. Al final, me gusta no porque sea un ideal romántico o porque sea una relación perfecta, sino porque cambia, evoluciona y Kagome siempre hace muy claros sus deseos y respeta lo que ELLA quiere antes que nada. (Así que sí, no es perfecta, peca de muchos ideales románticos de la época, pero la heroína tiene voz y voto).


El arco de los siete guerreros. Miren yo no quiero hacerles spoilers, pero si saben de que hablo, sólo digo que mi opinión es que es uno de los mejores arcos del manga y anime que existen. También me encantan el desarrollo over-all de Kohaku, el uso del folclore japonés, y los momentos que ocurren en el presente (siempre usados para hablar de la relación entre Kagome e Inuyasha, que pasan de no soportarse a soportarse, a ser amigos, a estar enamorados y ser amigos, etc).

Quiero detenerme aquí porque la entrada ya es muy larga, pero sí les recomiendo conocer la obra de Rumiko Takahashi. Es una mangaka de la que tenía muy pendiente hablar en el blog. Como nota aparte, si quieren saber dónde leerla, no se olviden de pasar por el canal de Telegram. También, no suelo hace esto, pero recuerden que tengo un ko-fi linkeado y donde me pueden donar. Las donaciones siempre se usan para pagar el dominio del blog.

lunes, 1 de junio de 2020

Nuestro mundo muerto, Liliana Colanzi | Librosb4Tipos

Sinopsis: Una mujer en una misión de colonización en Marte, un joven poseído por el impulso asesino de un indio mataco, un chico que dice comunicarse con gente del espacio, una nana ayorea a la que le gusta comerse los piojos y asegura que los muertos nunca se van. En los bordes de la ciencia ficción, lo fantástico y lo pesadillesco, estos cuentos exploran, con una mirada alejada de todo exotismo, la idea de la muerte en las grietas del mestizaje, allí donde la idiosincrasia indígena y su historia de explotación chocan con la vida moderna y urbana.

Seguro que si están por este blog ya conocen a Libros b4 Tipos porque hablo mucho de nosotras. Resumen rápido: somos una colectiva de trece morras mexicanas que nos dedicamos a leer y promocionar literatura escrita única y exclusivamente por mujeres. Esa es una de las razones por las que en el blog las mujeres siempre tienen preferencia (aunque curiosamente leo muy 50/50 sin fijarme en el género de los autores, siempre con las mujeres por arriba, pero bueno, conozco a quien no lee ni una sola mujer escudándose en el "no me fijo en el género). Aquí en el blog, dejando de lado mis lecturas, son las más reseñadas, las más promocionadas y las más todo. Además, en Libros b4 Tipos este años estamos explorando distintos géneros y corrientes de la literatura del imaginario (la ficción) en países como América Latina y en mayo leímos fantasía. O sea, leímos Nuestro mundo muerto, de Liliana Colanzi.

Al principio esta reseña iba a salir antes de que lo comentáramos en vivo, pero luego se acercó la fecha y preferí esperar. Platicar los libros siempre me da otra perspectiva sobre ellos y las charlas con las beforas siempre son super interesantes. Por eso la espera.

Quiero empezar la reseña haciendo un paréntesis (apenas al principio y yo ya me estoy yendo por la tangente): por qué leer a las latinas. ¿Saben? Me ocurrió algo muy curioso ayer. Pedí recomendaciones de escritoras de fantasía (cualquier subgénero dentro de) haciéndo énfasis en que era mejor si eran latinas (porque es algo que estoy buscando activamente). Sí me hicieron varias recomendaciones, entre ellas autoras que ya leí y que no he leído (ya anotadas), pero fueron pocos los que recordaron a escritoras latinas y mayoría los que recomendaron a gringas y europeas (eso sin contar a los que directamente no leyeron el tuit principal y me dejaron escritorOs). ¿No conocemos más? ¿Se publican tan poco las escritoras en los márgenes que no las vemos? (No sólo hablamos de latam, sino de África, Asia). Este párrafo es un llamado a que veamos más allá. Europa tiene tradiciones fantásticas increíbles (no todo es la tradición inglesa, que ya de por sí es muy vasta y maravillosa) a las que prácticamente no se mira (Europa del Este, por ejemplo). Y si a esas no las vemos, pues Latinoamérica, con una tradición fantástica enorme, acaba en el olvido

(Como quien dice DESCOLONICEN SUS LECTURAS, LÉANOS A NOSOTROS Y SOBRE TODO, A NOSOTRAS).
  

Ahora sí, vamos ha hablar de Liliana Colanzi. Esa introducción era necesaria para mí porque creo muy puntual decir que si vienen buscando la fantasía urbana clásica (de épica hablamos luego, en marzo fue que leímos a Liliana Bodoc) de los libros de moda, aquí no la van a encontrar. Los cuentos de Liliana Bodoc son cuentos basados en el propio folclore de Bolivia, en su cotidianidad, en sus experiencias. De nuestras experiencias, en las que se mezcla el ser "el otro" (que fue colonizado y todavía vive con las consecuencias de ello, por lo cual resulta insensible decir "superen la conquista"), las propias estructuras de poder en América Latina (que son parecidas de país a país, pero no iguales), el género (ser mujer en nuestros contextos, muchos y variados, muchas veces en la misma periferia), la raza (latino no es una raza, aclarando, pero sí nos define mucho el color de piel, especialmente en convivencia con la clase) y, por supuesto, la clase.

Hace dos años ya (creo, puede ser más) publiqué un ensayo en un libro llamado Infiltradas (que pueden comprar en lektu en digital o siempre pueden escribirme si no tienen posibilidades de comprarlo; está apenas a 77 pesos y Palabaristas es una editorial independiente que se portó muy bien con nosotros) en el que hablaba como la literatura de género (fantasía, ciencia ficción, terror) en la mano de las escritoras latinas tendía a reflejar nuestras realidades. Hable, por ejemplo, de Liliana Bodoc retratando la violencia conquistadora en La saga de los confines (en el área de la fantasía), de Mariana Enríquez con su cuento de Las cosas que perdimos en el fuego y las mujeres quemadas de Agentina y de Martha Riva Palacio y la crisis de feminicidios retratada en Frecuencia Júpiter. Fueron sólo tres ejemplos pero sigo muriendo en la colina de que leer a las escritoras de este lado del charco nos mueve muchas perspectivas. 

Con Liliana Colanzi me pasó lo mismo. El primer cuento, El ojo, me voló la cabeza. La relación madre/hija, sin ser algo que yo haya experimentado, si es algo con lo que vi a muchas identificarse. La culpa narrada. Nuestro mundo muerto (el cuento) me recordó a la desesperación con la que se persigue el sueño de irse al extranjero, en ese caso, el espacio (además que abre un debate muy cañón sobre la idea de la posibilidad de colonizar el espacio). Pero no es sólo eso. Alfredito fue uno de los cuentos que más gustaron colectivamente porque a todas nos recordó a los funerales que nos ha tocado vivir (lamentablemente, para quienes nos ha tocado). Las leyendas e historias de Bolivia, las tradiciones, las creencias acompañan los cuentos de Liliana Colanzi, del primero al último (en menor o mayor medida). El colonialismo y los temas de género están allí, presentes, en las historias.

Suele ser calificado como un libro raro y difícil de entender (aunque creo que el propósito no es entender de pé a pá cada cuento, sino disfrutar de la atmósfera que deja la escritora con sus palabras). Es algo que he visto repetido y repetido cuando se trata de escritoras de este lado del charco (y luego lo dice gente que igual leyó a Cortázar que no se queda detrás siendo raro y les mama, en fin la hipotenusa) pero con esta reseña les quiero pedir que no se asusten ante lo raro o lo diferente. Exploren dentro de la literatura, es vasta, hay de todo. Uno de los más grandes placeres que me ha dado leer es conocer un chingo de cosas y visiones del mundo.

¿Les recomiendo los cuentos de Liliana Colanzi? Sí, mil mil veces. Especialmente si les gustan las cosas raras o los híbridos entre la fantasía, la ciencia ficción y el terror, si quieren conocer qué cosas escribimos en América Latina, si quieren conocer a una autora Boliviana (en mi caso es la primera dentro de la ficción que leo, aunque ya antes leí el testimonio hablado de Domitila Barrios de Chúngara). ¿Dónde lo pueden conseguir? En México lo publica Almadía, en Argentina lo publica Eterna Cadencia, en Perú, Santuario Editorial (si no me equivoco) y en Colombia, El Cuervo. No sé más. Si no son de alguno de esos países e igual quieren conseguirlo pueden escribirme y vemos alguna manera (hablando del acceso a los libros...). 

Para acabar la entrada, les dejo la transmisión en vivo de Librosb4Tipos sobre el libro. Dura una hora y media así que pueden ponerla de fondo mientras hacen algo más.
   

lunes, 11 de mayo de 2020

Olor a menta, Myriam M. Lejardi | Reseña


Sinopsis: A Alexis le gusta ligar con cualquier persona que se esté quieta el tiempo suficiente, entrar en una habitación y que todos lo miren, los caramelos de menta y las chaquetas de cuero. Por eso, cuando muere y su egocéntrico ectoplasma queda ligado a Valeria, la única capaz de verlo y oírlo, se cabrea un montón. En una historia de últimas y primeras veces, descubre cómo dos caminos pueden cruzarse para siempre sin llegar a tocarse jamás.

Yo casi nunca reseño novedades, pero a veces, cuando lo hago, es porque las autoras son mis amigas. Jé. Hablemos Myriam, mi larga relación con ella y cómo pasamos de que yo leyera secretamente su fanfic a gritarle por Telegram. Les prometo que es una historia graciosa. Corte a Andrea a los quince años. Dieciséis, quizá diecisiete. Era tan edgy y tan emo por dentro que yo mi personalidad apenas me soportaba y leer un fanfic de una tal Metanfetamina, titulado Mortífago, de los adolescentes más edgys que había conocido jamás me llenaba el alma.

Mortífago es un recuento de la saga Harry Potter desde el punto de vista de los Slytherin. Draco Malfoy y sus amigos, más o menos. Lo narra un tal Theodore Nott que en la saga original aparece como tres veces, tiene un par de datos interesantes y nos presenta a un cast de personajes de los que a duras penas conocemos los nombres y unos cuantos rasgos de la personalidad. Cuando yo me puse a leerlo en serio, iba en el baile de navidad de cuarto año y la cosa era como Skins pero con magia. (Siempre fue como Skins pero con magia, sólo que después se le añadieron cosas turbias, sangre y muerte). En ese entonces la primera temporada Skins era mi vida porque siempre era reconfortante pensar en adolescentes que lo pasaban peor que tú (y ver que estaban guapos, para alegrar la vista). En fin, después de años de leer y comentar acabas buscando a los autores en tuiter y hablando con ellos (veo gente que se sorprende de eso, pero para mí es cualquier cosa, perdón lol) y te haces su amiga y comentas tus ideas y acabas extremadamente emocionada cuando publican su primer libro. Ese es el resumen más o menos de por qué leí Olor a menta tan rápido. La otra razón es que me gustan los fantasmas.


Como se trata el tema fantasmal en la literatura siempre me llama la atención. (No en vano reseñé El fantasma de la casa del lago de Ana Romero hace muy poco, que curiosamente trata temas parecidos, pero no tiene ni punto de comparación porque maneja todo de una manera diferente..., lo cual es lógico, considerando las diferencias culturales de sus autoras). Myriam presenta una propuesta interesante con Alexis y con Valeria. Alexis muere y se queda atado a ella, una bebe que sólo berrea y no habla. Sólo ella puede verlo (digamos, es su vínculo con el mundo), hablar con él y él, como buen adolescente inmaduro que acaba de morir, no está muy encantado con la perspectiva hasta que Valeria empieza a crecer.

¿Por dónde empezamos con la novela? Los personajes son divertidos. Valeria y Alexis son muy entretenidos de leer (genuinamente caen bien, especialmente ella), hay una hermana, un youtuber gamer que nunca usa pantalones y un gato llamado Miau Tse Tung (exijo que tenga un hermano llamado Cat Marx, aunque también aceptaría Stalingato/Leningato...; por favor no pongan detalles de comunistas en sus libros, esto es lo que pasa). Son dinámicos, bien perfilados..., o sea, son esa clase de personajes que no están planos como hoja de papel. Tienen sus motivaciones, su propósito en la historia..., todo. La premisa es relativamente sencilla (es de lo que yo llamo libros sandwich: lo que me leo entre una lectura pesada y otra; consideren que digo esto porque Engels me parece entretenidísimo y Lenin un paseo por la pradera), fantasma está atado a chica, chica le gusta fantasmas, fantasma le gusta chica, uy, no pueden tocarse.

¿Creían que no pondría una imagen de un gato comunista?

La novela es divertida, ligera, tranquila, no me sorprendió mucho porque conozco a Myriam. Me entretuvo, me hizo reír. Me hizo querer mucho a Valeria. Su rareza es encantadora (toda ella es encantadora). No es lo mejor que le he leído, pero consideren que he leído básicamente todo lo conseguible de Myriam y su versión de escritora en este libro es mucho más moderada, tranquila y con no tanto espacio para meter tanta movida (como dice ella). Pero si esto les pareció buenísimo (los estoy viendo en sus reseñas, en sus reviús de goodreads y en sus hilos-reacción de tuiter) pues lo único que tengo que hacer es señalarles el resto de su trabajo y decirles que en mi opinión es incluso mejor y maravilloso y todo es increíble. Porque Olor a Menta es bueno, eso sí. Podrá no ser mi obra favorita (pocas cosas van a superar mis ataques de risa leyendo Futuro Perfecto), pero de todos modos lo recomiendo con ganas.

Mi parte favorita de la novela es todo el rollo de que Alexis, como fantasma, olvide cosas. (No es novedad, ya pasa en Dos velas para el diablo y seguro en cuarenta libros más, pero).  ES TAN SATISFACTORIO VERLO COMO LECTOR. Es un detalle que en las historias de fantasmas me encanta: el que poco a poco pierdan su esencia (con plus points si además al principio o en alguna parte de la historia se les va el pedo y no entienden que son fantasmas). Y miren que si fuera por mí les contaría poco a poco el libro para explicarles por qué me gustó pero no es el punto. El punto es que lo lean.

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¿Y dónde lo voy a leer? Bueno, lo publica la editorial Grupo Amanecer. Si son de latinoamérica (o cualquier parte del mundo que no sea España), lo pueden comprar en digital (que sé que ustedes son la mayoría de mi público, veo los analytics, háganme señales de humo aunque sea) y si son de España, pues con la editorial lo consiguen en físico. Es una novela pequeñita, es perfecta como lectura ligera entre dos libros de esos que te machucan el cerebro (Marx, te estoy mirando a ti) y si les gusta el romance paranormal, pues es una buena apuesta por él (supongo, no es de mis géneros más atendidos últimamente). Myriam tiene una prosa muy divertida aquí incluso cuando te está contando cosas que probablemente te hagan llorar (no sé, soy una piedra, es complicado hacerme chillar).

No sé para que demográfico esté planeado este libro (lo siento, no me fijo en eso, me vale tres pitos generalmente), pero me pareció que puede encajar bastante bien en juvenil, cosas de adolescentes (estaba hablando con Myriam de que muchas veces la LIJ de Latam me parecía más escandolosa que dos adolescentes, uno de ellos fantasma, que querían coger y no podían..., pero es que bueno, tenemos Orfeo o Frecuencia Júpiter, por ejemplo, que son más crudos en otros aspectos, pero otro día les hablo de eso porque creo sinceramente que nuestro entorno permea mucho sobre nuestra industria editorial y yo estoy haciendo una reseña, no un ensayo). Pero si quieren el libro para adolescentes, pues de mi parte es un gran SÍ. Además aprovechen que por fin nos publicaron a Myriam, yo estoy así:


Y bueno, antes de que esto se haga eterno: les recomiendo leer a Myriam. Así, en general. No sólo esto, sino todo su trabajo. Que para algo gran parte está en fanfiction.net. Tiene propuestas interesantes, cosas padres, lágrimas, tragedia y, en el caso de este libro, dos personajes divertidos que probablemente les van a caer bien.