Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

viernes, 24 de mayo de 2019

Algunos libros feministas que he leído

¡Hola! Ya volví con las entradas de compilaciones de varias lecturas. A veces, cuando las reseñas no son muy largas, se me hace mucho más fácil juntarlas para que ustedes tengan más reseñas por menos. Además, les voy a contar un secreto: me encanta lo larga que es mi entrada de reseñas y a veces, me gustaría que lo fuera todavía más. Como este año cumplo diez años con el blog (en octubre), me llena de orgullo ver el trabajo de diez años condensando en esa entrada. Compartir las lecturas ha sido una de las mejores cosas que me ha pasado en internet. Y sí, leo muchas cosas muy diferentes, leo de muchos géneros, leo de muchas partes del mundo, leo un montón de cosas. Por eso de repente me gusta compilar las lecturas en una entrada porque mi ritmo de reseñista no puede con mi ritmo de lectora


En fin, y entre tanta cosa que leo, leo libros feministas. Y sí, ya sé que soy más marxista que nada y que un día en Halloween voy a aparecer vestida como el fantasma del comunismo que recorre Europa, pero de todos modos leo libros feministas. Es la costumbre. Quiero ver que se escribe, quiero ver qué me puede servir para hacer entradas sobre autoformación y recomendar lecturas. Así que aquí les traigo tres con sus puntos fuertes y sus puntos débiles.

¿Quién le hacía la cena a Adam Smith?, Katrine Marçal


Sinopsis: Adam Smith, el padre de la economía moderna, escribió que no era por la benevolencia del carnicero y el panadero que podíamos cenar cada noche, sino porque se preocupaban por su propio bienestar; así, el ánimo de lucro hacía girar el mundo y nació el Homo economicus. Cínico y egoísta, el Homo economicus ha dominado nuestra concepción del mundo desde entonces y su influencia se ha extendido desde el mercado a cómo compramos, trabajamos y flirteamos. Sin embargo, Adam Smith cenaba cada noche gracias a que su madre le preparaba la cena, y no lo hacía por egoísmo, sino por amor. Hoy, la economía se centra en el interés propio y excluye cualquier otra motivación. Ignora el trabajo no pagado de criar, cuidar, limpiar y cocinar. E insiste en que si a las mujeres se les paga menos, es porque su trabajo vale menos ¿por qué si no? La economía nos ha contado una historia sobre cómo funciona el mundo y nos la hemos creído hasta el final. Pero ha llegado el momento de cambiar esa historia.

Creo que este libro funciona muy bien para empezar a entender lo mal que funciona la economía dentro del capitalismo y lo invisibles que a veces son las mujeres en ella. Para quien sabe de economía quizá pueda parecer redundante (creo, a mí me cuesta entender de economía). Creo que su mayor valor son sus explicaciones claras sobre el modelo de la economía actual (el capitalismo) y el papel de la mujer en él. Explica las bases de lo que planteó Adam Smith hace muchos años y en esas explicaciones es obvio porque mi bebé Marx tenía razón porque nos estamos yendo al precipicio. Me pareció una lectura muy promedio que sin embargo de repente sí habla sobre lo invisibles que son las mujeres en la economía. Por ejemplo: 
La niña de once años que todas las mañanas recorre quince kilómetros en busca de leña para su familia desempeña un papel enorme en el desarrollo económico de su país. A pesar de ellos, su trabajo no es reconocido. La chica es invisible en las estadísticas económicas. En la magnitud del PIB, por la cual medimos la actividad económica de un país, ella no cuenta. Su actividad no se considera importante para la economía o para el crecimiento económico. Parir niños, criarlos, cultivar el huerto, hacerles la comida a los hermanos, ordeñar la vaca de la familia, coserles la ropa o cuidar de Adam Smith para que él pudiera escribir “La riqueza de las naciones”; nada de esto se considera “trabajo productivo” en los modelos económicos estándar. Fuera del alcance de la mano invisible se encuentra el sexo invisible.

Me gustaría que hubiera hablado un poco más de la precarización de aquellos trabajos que son vistos como femeninos (aka la división sexual del trabajo) y que reconociera a quienes sí han hablado de mujeres y economía (un vistazo a El origen de la propiedad privada, la familia y el Estado de Engels hubiera estado muy padre porque justamente Engels ahondaba en cómo la mujer, para el capitalismo, era un ser improductivo mientras estaba confinada a lo doméstico) y ya. Las partes que valen la pena del libro son precisamente las que dejan ver lo surreal que es el capitalismo, pero lo que propone la autora ya no me gusta tanto. Siento que se queda en el reformismo y no plantea nada realmente revolucionario. Cambiar el sistema no sirve de nada si el mismo sistema está basado en la explotación del hombre por el hombre (hombre as in la raza humana, porque el lenguaje no es precisamente versátil).

Por otro lado, tantos años y sigo sin entender por qué el tema del techo de cristal es tan relevante. En todos lados, cuando se habla de feminismo y economía, se habla de cómo las mujeres son la minoría en los puestos de poder y hay menos SEO mujeres que hombres. Para mí la lucha para romper el techo de cristal nunca ha sido algo que sea prioritario en mi vida porque pues... ¿para qué? ¿Para hacer la explotación más equitativa? La cosa es que los hombres y las mujeres que están hoy en esos puestos no velan por los intereses de ninguna clase trabajadora, sino por los de la suya. En fin, este es un comentario al aire, porque claro, en algún punto el libro trata el tema del techo de cristal y a mí pues eso no me va ni me viene a estas alturas de la vida.

Bueno, como conclusión: creo que para entender cómo funciona la economía no está nada mal pero que en sus propuestas es muy "¡vamos a reformar el capitalismo!" y para qué querríamos reformar un sistema que no funciona en vez de dinamitarlo... yo sólo digo. Si quieren hacer una lectura crítica, por supuesto que recomendado.

Tsunami, Varias Autoras


Sinopsis: Si antes se unificaban los pensamientos de las mujeres feministas en las llamadas olas (primera, segunda, tercera, etc.), aquí hay mujeres de varias generaciones, formas de pensar, ocupaciones y, no obstante, el sentimiento es que, en estos tiempos, nuestras voces se suman en crescendo hasta que ola tras ola más bien se crea un verdadero tsunami. A la vez, cada voz en esta antología explora distintas facetas del ser mujer (y todo lo que esto puede significar corporal, material e ideológicamente) de forma singular. A través de estos textos esa palabra cambia, se busca pensar nuestra representación —o la falta de ella—, las definiciones y etiquetas que nos son impuestas, se trazan la violencia histórica y cultural, pero también delineamos nuestras resistencias. En un momento donde la visibilización se ha vuelto una obsesión, se busca hablar incluso de que a veces el no ser vista puede ser la mejor forma de ser libre. En un momento histórico de denuncia de violencias (con iniciativas o movimientos como #MiPrimerAcoso #MeToo y #TimesUp) también se busca pensar cómo no hacer que estos momentos se puedan a su vez volver esencialistas. Y, siempre en medio, la palabra como herramienta política. Sus riesgos. La palabra, volvemos siempre a la palabra.

Este es un libro con una compilación de ensayos bastante diversa que hablan de que la cuarta ola feminista no va a ser una ola sino un tsunami (de allí el título). Tengo opiniones encontradas acerca del libro como un todo porque siento que todos los trabajos varían en calidad. Por ejemplo, entre los más notables se encuentra Mientras las niñas duermen de Daniela Rea que es un diario precioso sobre la maternidad y que nos obliga a pensar sobre cómo vemos la maternidad y cómo es la maternidad en lo privado y en lo público. Ese texto se merece todas las estrellas del mundo, se los juro. Me llegó al corazón y fue lo mejor del libro con creces.
En la mitad de la pantalla escribo sobre una mujer que fue torturada y violada por militares, en la otra mitad tú ves caricaturas. A veces, más que hija, eres mi compañera.

Daniela Rea
 Por otro lado, también el texto de Yásnaya A. Gil también resulta muy interesante, en el que habla sobre las lenguas, los requisitos del estado (este y otros) para que alguien sea reconocido como índigena, del racismo y, en medio de esto, del feminismo y lo que representa. El texto de Sara Uribe me pareció que tenía mucho potencial aunque creo que las conclusiones fueron muy abruptas, pero ese es sólo un sentir, luego yo también hago esas cosas, qué puedo decirles. No soy fan de la propuesta de Verónica Gerber, aunque entiendo de dónde parte. En digital la verdad es que no es algo que se aprecie al 100%, también, lo cual es triste, porque quizá en papel lo hubiera apreciado un poco mejor. Sobre lo no tan bueno, creo que sólo tengo que decir que el texto de Margo Glantz no tiene ni pies ni cabeza y está pensando desde una perspectiva muy privilegiada en el sentido económico. En fin, les recomiendo que lean el libro si van a hacer lectura crítica y porque trae Mientras las niñas duermen de Daniela Rea, que lo vale completamente. Les digo, millones de estrellas a ese texto.

Por o demás creo que faltó cohesión entre todo, pero es interesante ver desde qué miradas tan diferentes se plantea un tsunami feminista. Y para acabar los dejo con otro fragmento: 
No nací madre. Tampoco me hice madre cuando naciste. Me he ido haciendo poco a poco, cuando me despierto por las noches a que me exprimas el pecho, la sangre, la energía. Cuando lloro porque tú lloras. Cuando me voy de la habitación y te dejo llorar porque no sé cómo calmarte. Y también en madrugadas como esta en que logré dormirte en mis brazos y yo aún sigo viva.
Este libro lo leí en bookmate y lo pueden leer en este link. Si no tienen bookmate y quieren probarlo, pueden obtener un mes gratis usando el código NEAPOULAIN en el siguiente link. La suscripción está bien barata últimamente para que puedan tener acceso a todo su catálogo, recomiendo ampliamente probar, sobre todo si leen mucho ¡y no les alcanza para los libros!

Rabia somos todas, Soraya Chemaly


Sinopsis: Desde niñas aprendemos que debemos contener la ira y no dejarla salir, aunque lastre nuestro cuerpo y nuestra mente de maneras insospechadas. Y sin embargo, tenemos una multitud de razones legítimas para sentirnos enojadas: desde los actos de misoginia más crudos y violentos, hasta el sutil goteo del sexismo cotidiano que fortalece las normas de género más insidiosas de nuestras sociedades.
En Rabia somos todas, Soraya Chemaly sostiene que nuestro enojo no sólo está justificado, sino que es parte fundamental de la solución: cuando somos conscientes de él, se convierte en un instrumento vital, un radar para señalar la injusticia y un catalizador para el cambio.
Construido con las mejores herramientas del periodismo de investigación, el testimonio personal y el manifiesto feminista, Rabia somos todas es un libro indispensable que da voz a las causas, expresiones y posibilidades de la ira femenina.

Este libro lo envió Oceáno a mis manos por ser parte de Libros b4 Tipos. De todos modos, esta reseña pequeñita es muy honesta y los anima a leer de manera crítica siempre.

Creo que el mayor problema de este libro es que no sabe qué clase de libro quiere ser: ¿un análisis de la ira femenina y de cómo, al socializar, nos enseñan que las "buenas" mujeres no se enojan?, ¿una lista de las cosas que hacen que las mujeres están furiosas con mucha razón?, ¿un libro de autoayuda sobre cómo usar tu enojo para cambiar el mundo? Ok, ese es sólo el último capítulo y esta es la única vez que lo voy a mencionar: me parece una conclusión del libro que se centra en lo individual y no en lo colectivo y olvida que sí, las grandes revoluciones que han triunfado (véase, Rusia), lo hicieron porque la población estaba enfurecida pero no sólo eso, también estaba organizada. Para hablar de la liberación de las mujeres, hay que centrarse en el trabajo colectivo para que, colectivamente, se mejore la vida de todas las mujeres. Por lo demás, voy a hacer como que este capítulo no existió y yo salé del 9 a las conclusiones.


Muy bien, ahora, hablando del libro: entiendo el punto, entiendo el propósito de muchos de los capítulos y entiendo los temas de los que habla porque son temas de los que se habla en internet y muchas son cosas que muchas mujeres viven. Sin embargo, en su mayoría son cosas que están hasta el frente de la agenda de los Estados Unidos, pero no de la agenda en México. Aquí al frente tenemos 9 feminicidios diarios. Por supuesto que hablo de toda la discriminación, pero tengo prioridades, como que no maten a las mujeres. Por otro lado, en la mayor parte de los Estados Unidos, el aborto es legal (mayor parte, porque se siguen haciendo contrareformas terroríficas en el sur) mientras que en México, la mayoría de las mujeres aborta de manera clandestina porque el único lugar donde es completamente legal es en la capital. Soraya Chemaly y yo no compartimos entorno y tampoco manera de verlos; entonces, lo que ella lleva a lo general, para mí no es lo que está ocurriendo en México. Eso me pasa desde hace mucho cuando leo teoría feminista, sobre todo con las gringas. Por ejemplo, leo a Andrea Dworkin y, aunque disiento en muchas cosas con ella, hay cosas de su análisis que me gustan para hablar del abolicionismo del porno y que funcionan incluso en el tercer mundo porque su análisis no está anclado hasta el fondo en los Estados Unidos (aunque hay partes que sí, sobre todo parte de su trabajo con McKinnon). Pero bueno, otro ejemplo que me gusta mucha: Kollontai. Yo leo a Kollontai y siento que sigue teniendo validez y que muchas cosas que escribió (no todas, luego las proyecciones al futuro le fallaban) aun pueden aplicarse si, al momento de hacerlo, se toman en cuenta las circustancias particulares de estar en México casi 100 años después.

Con Soraya Chemaly no me ocurre: su análisis está muy unido a la identidad gringa. Además, ¿recuerdan lo que les conté del techo de cristal al principio de la entrada? También pasa aquí. El párrafo puede volver a hacer aplicable. Otra cosa criticable es que usa el oximorón de pornografía ética... ¡¿cómo va a ser ético algo que está basado en la explotación sexual?! ¡¿Cómo podemos llamarle ética a cualquier clase de explotación?! En fin, ¿lo recomiendo? Pues... si les interesa. O sea, siento que no es un libro que sea prioridad en un contexto como en el que vivimos, México, tercer mundo, sur global, pero que puede ser interesante si se lee de manera crítica.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Runaways (Vol. 1), Brian K. Vaughan & Adrian Alphona | Reseña


Yo me iba a tranquilizar con las reseñas de cómics porque para empezar no atraen tantas visitas como las otras y la mejor obra que hacen a veces es hacer que me dejen de seguir fans de cómics creepys que se dan cuenta de que no les caigo bien porque hablo de cosas cómo derechos de las mujeres y liberación de las mujeres y uso memes marxistas. Pero luego pasó algo muy divertido en el canal de Hitzuji en su video dónde contaba qué cómics había conseguido en el Free Comic Book Day (al que la acompañé):
Y bueno, no iba a dejar pasar esta oportunidad. (Ahora Raquel es claramente un unicornio como la criatura mitológica que es). Les juro que a veces me sigue sorprendiendo la cantidad de vatos cualquiera que creen que viven en un universo cómo The Big Bang Theory (serie misógina y pendeja allá donde las haya) donde las mujeres no han abierto nunca un cómic. Bueno, creo que hay una en la última temporada, pero la verdad es que no sé qué ocurre ya en esa cosa que se atreven a llamar serie y si hay una, pues seguro que va a ser un cliché con patas como el resto de la serie. Pero bueno, siento decepcionarlos, el mundo no es como The Big Bang Theory: las mujeres leemos cómics (y si siguen insistiendo que no pueden conseguir novia porque ninguna mujer lee comics, deberían replantearse su vida porque probablemente lo que no saben es ligar o ser decentes). Así que en vez de calmarnos hablando de cómics voy a seguir hablando de ellos porque why the fucking hell not.
Sinopsis: All young people believe their parents are evil ... but what if they really are? Meet Alex, Karolina, Gert, Chase, Molly and Nico - whose lives are about to take an unexpected turn. When these six young friends discover their parents are all secretly super-powered villains, the shocked teens find strength in one another. Together, they run away from home and straight into the adventure of their lives - vowing to turn the tables on their evil legacy. 

Hoy voy a hablar de un cómic (bueno, el primer run) de Marvel que me gusta mucho porque... en su tiempo fue una idea bastante interesante e innovadora y que tiene mis tropes favoritas en el mundo: un grupo disfuncional de superhéroes (hola, The Umbrella Academy, hola, Doom Patrol). Estoy hablando de Runways. Es una idea curiosa, se acaba de estrenar una serie (no sé cuando, apenas puedo seguirle la pista a las películas de Marvel que se estrenan y ni las veo todas) y la escribe Brian K. Vaughan y mi propósito era ya por fin empezar Saga este año (un cómic multipremiado). Salí enamorada, especialmente para ser de un cómic de Marvel.

Marvel fue la primer gran editorial de cómics que conocí y en la que me adentré cuando se trataba de superhéroes. En mi opinión es bastante más amigable que DC en algunos aspectos, pero también sufro mucho por la inconsistencia de las series, los continuos cambios y la imposibilidad de comprometerse a algo que tienen. Me odio demasiado y leo un montón de series que publican. Y cuando quiero decir un montón es un montón. Hay días que acabo preguntándome cómo es posible que dejen salir a la luz algunas de las ideas que tienen (¿su nueva serie de Thanos? No soy fan de la idea. ¿Civil War II? Why? ¿Secret Empire? ¿En serio les pareció una buena idea?). Bueno, Runaways gracias a dios no está en esa lista (un día voy a juntar todos los cómics decepcionantes que he leído en una entrada, se los juro) sino que me pareció una idea increíble, muy bien ejecutada (al menos durante el primer run, las primeras 18 grapas o los tres primeros volúmenes compilados) y que me dio mucha nostalgia por lo que recuerdo de los early 2000. En la época que Runaways se publicó por primera vez, yo era una niña todavía, pero crecí para ser una adolescente muy parecida a los protagonistas de la serie (cambiando lo goth por emo y listo, ya estaba). Yo soy una sucker de la nostalgia y todos los productos culturales que apelen a la mía van a tener mi atención (aunque dados mis estándares, sólo la mantienen cuando son buenos productos, porque nadie tiene tiempo para perder con tonterías). Runaways llegó justo a mi nostalgia.

Bueno, ¿quiénes son los protagonistas? Es un grupo de adolescentes entre los diecisiete y los once años que un buen día descubren que sus padres son supervillanos. No sólo eso, presencian un asesinato. Tienen que decidir qué hacer: ¿entregarlos?, ¿qué evidencia le van a entregar a la policía?, ¿buscar explicaciones?, ¿dónde?, ¿enfrentarse a ellos? ¡Son sus padres! Desde el primer momento me gusta que el cast principal es diverso en personalidades tanto como se puede. Gert, Chase, Alex, Nico, Molly y Karolina son muy diferentes entre sí y tal parece que apenas si se soportan. No comparten muchos intereses y lo único que los une es que sus papás son miembros de la misma organización de super villanos que controla Los Ángeles. (Puntos para Vaughan por situar esta historia lo más lejos posible de Nueva York y todos los superhéroes de Marvel que rondan por ahí, que, aunque hacen varias apariciones, permiten que los protagonistas vayan muy a su aire).
 
Estas 18 issues (3 compilados) dan la sensación de ser una historia autoconclusiva, donde se atan todos los cabos posibles y con un final bastante satisfactorio, debo decir. Eso me gusta porque deja suficientes elementos para retomar la historia con alguna otra trama, pero no queda todo suelto. Brian K. Vaughan sabe atar sus historias. El arte está a cargo de Adrian Alphona y pues... qué decirles... o sea, nada mal con él, sólo no fue el arte favorito de todo lo que he leído en los últimos dos meses. De todos modos, el estilo le queda al comic, así que yo quedé conforme. Ya les puse allá las portadas por si buscan y no saben cuáles son, pero bueno, se componen de Pride & Joy, Teenage Wasteland (que un volumen de Ms Mavel se llama así y no tengo pruebas, pero tampoco dudas de que es un homenaje a este) y The Good Die Young (so emo I felt apart).


Cosa que me gusta mucho es que en general me gustan los coming-of-age como estos: entre padres super villanos, poderes que no entiendes y toda una organización cuyos planes no conoces, los personajes están creciendo y siendo adolescentes. Me encanta juntar lo coming-of-age con la fantasía y a ciencia ficción, disculpen ustedes. De entre ellos, mi favorita es Nico Minoru, una adolescente gótica con poderes de hechicería y frases emo (o sea, lo emo wasn't a phenomenon yet, pero estaba a punto). Gert y Chase también me encantan y Molly me fascina. Respecto a Alex y a Karolina soy más neutral, pero el diseño de la segunda es una de mis cosas favoritas. De hecho, quería ponerles más imágenes del cómic pero internet es un vórtex que literalmente se tragó casi todas las cosas de este run, excepto algunas imágenes demasiado pequeñas y las portadas (que ya puse tres).

¿Conclusión de esta reseña? LES RECOMIENDO ESTA SERIE. Ahorita estoy leyendo el segundo run y ya les vendré a contar pronto que tal. Ahora, muchos muchos años después, está en las manos de Rainbow Rowell (lo cual no me tranquiliza demasiado porque tengo malas experiencias con ella, pero ya veremos) y está nominada a un Eisner Award, así que seguro me tienen por aquí platicándoles cosas de ella muy pronto. Como siempre, si no la encuentran disponible en ningún otro lado, getcomics.info los salva. Nos vemos en la reseña que viene.

Y ya dejen de creer que las mujeres no leemos algún género, leemos todo.


lunes, 20 de mayo de 2019

Doom Patrol, Gerard Way & Nick Derington | Reseña

Volvimos a los cómics, básicamente porque eso es de lo que más leo últimamente. Y PORQUE ME GUSTA HABLAR DE CÓMICS (además de nunca ver las películas que hacen sobre ellos, eso también). La víctima de hoy es Doom Patrol (específicamente creo que el volumen 6) o, bueno, para que nos entendamos, el último lanzamiento que tuvo en el imprint de Young Animal. Los leí porque son de Gerard Way (sí, no soy muy original, la verdad) y porque andaba buscando algo de DC que me gustara. Creo que resultó bastante bueno que nunca haya leído los de Grant Morrison (no tengo con que comparar) y estos me gustaron bastante por una razón en especial de la que voy a hablar más abajo... pero bueno, vamos por partes.  


La Patrulla Condenada es un grupo de superhéroes según Wikipedia, "marginados con unos poderes que jamás pidieron". Entre sus personajes se encuentr Robotman, que es básicamente un cuerpo robótico dentro de un cuerpo metálico; Negative Man, un piloto afectado por la radiación; Flex Mentallo, un superhéroe con muuuuucho músculo; Crazy Jane, que convive con 63 personalidades, cada una de las cuales tiene un poder diferente, etcétera, etcétera, etcétera. Nada más para ponerlos en contexto. Ahora sí, vamos a hablar particularmente de estos dos tomos de Doom Patrol.

Vol. 1: Brick by Brick


Sinopsis: The spirit of Grant Morrison's groundbreaking Doom Patrol is captured in this debut series starring the cult-favorite misfits as a part of Gerard Way's new Young Animal imprint.
Flex Mentallo, Robotman, Rebis, Crazy Jane, and more are back to twist minds and take control. This new take on a classic embraces and reimagines the Morrison run's signature surrealism and irreverence. Incorporating bold, experimental art and a brash tone to match a new generation of readers, Gerard Way's Doom Patrol establishes radical new beginnings, breaks new ground, and honors the warped team dynamic of the world's strangest heroes.
This abstract and unexpected ensemble series nods at the Doom Patrol's roots by continuing to break the barriers of the traditional superhero genre.

Cuando empecé a leer cómics de manera usual, me frustraba demasiado no saber por dónde empezar series. O empezar algún reboot o relaunch y darme cuenta de que de todos modos no entendía nada (The Mighty Thor, aka cuando Jane Foster fue Thor, te estoy viendo). También me frustraba tener que abusar de la Wikia para enterarme de todo (a ver, que podía buscar algún personaje, pero no podía pasarme la vida buscando para entender unas cuantas referencias), pero bueno, se hacía lo que se podía y con el tiempo me acostumbre. Con Doom Patrol me gusta esta introducción porque no importa si conoces desde hace años a los personajes o no los conoces (léase, yo, que vivía dentro de un bunker y nunca había leído ningún run de ellos), porque las seis grapas se dedican a ir re introduciéndolos poco a poco. Además, se introducen nuevos personajes y se va marcando la pauta de la dinámica que van a tener.

Una de las cosas que más aprecio de este cómic es que no se toma tan en serio a sí mismo. O sea, entiende que para que una historia puede ser compleja a la vez que divertida, imaginativa, llena de detalles absurdos y no lo que tradicionalmente se toma cómo serio (de lo que hablé cuando hablé de Watchmen: historias oscuras, muy violentas, con la idea de que son muy adultas, etcétera). Me encanta, por ejemplo, cuando Casey descubre efectivamente quién es y de dónde viene porque Danny, La Calle (Danny, The Street) se lo muestra: es un personaje de un cómic creado por Danny, La Calle. Me gusta justamente ese detalle porque me da guiños a lo que es la metaficción. Es un cómic hablando de un cómic de superhéroes que se creó para entretener a la gente en Danny, La Calle. Casey no deja de ser real por ser un personaje (finalmente, ahora es de carne y hueso y siente y es humana), pero aún así no deja de representar lo mismo que representaba cuando estaba dentro de las páginas de un cómic. ¡ME ENCANTA TODO ESO! Pero bueno, sólo estoy hablando de Casey Brinke. Hay que hablar del resto.


Me encantan los personajes y el hecho de que Gerard Way se de el tiempo de irlos introduciendo, de que cada uno tenga su momento, de que los vayas conociendo y familiarizándote con ellos o que, simplemente, los vayas reencontrando poco a poco. Acabé el cómic apreciándolos mucho a todos, especiamente a Cliff Steele, el hombre robot y a Crazy Jane y a todas y cada una de sus personalidades (sí, incluso a las personalidades que son villanas). Por lo demás, creo que sí me hizo falta que hubiera una trama más formada que no fuera sólo "volver a reunir a la Doom Patrol", pero no me quejo mucho de ello. Siento que narrativamente hay mucho potencial aunque de repente la historia va muy a trompicones entre grapa y grapa. Ojalá eso mejoré más adelante.


El arte de Nick Derrington es muy bueno, me gusta mucho el diseño sencillo de los personajes (¿ya dije que adoro a Casey?), las escenas vistosas; de hecho, Tamra Bonvillain, que fue la colorista, hizo un excelente trabajo (according to my inexpert ass). Siento que lo visual se complementa perfectamente con el texto, cosa que luego no me pasa (cuando siento que el arte no queda con la historia, cuando no me gusta, cuando directamente prefiero el arte a la historia, etcétera) y le ayuda a la trama (que quizá peca de demasiado sencilla cuando la vez como un todo, pero bueno, ese detalle en sí sólo es apreciación). Este volumen deja unas cuantas incógnitas para el segundo, así que, ¿vas a ese?

Vol. 2: Nada 


Sinopsis: Flex Mentallo, Robotman, Rebis, Crazy Jane and more are back to twist minds and take control. The most prevailing question in Vol. 2? What is S**t, and why is everyone eating it? Cliff doesn't like it, but Casey can't get enough. Sure, Cliff doesn't like a lot of stuff, but that doesn't mean he's wrong to be suspicious this time around. Meanwhile, we find out where Lotion the cat got off to, and how his journey has changed him. Life on the streets has made him an entirely different animal!
The spirit of Grant Morrison's groundbreaking DOOM PATROL is captured in this debut series starring the cult-favorite misfits as a part of Gerard Way's new Young Animal imprint. Collects issues #7-12.

10/10, adoro este volumen, es lo mejor del mundo. Ok, quizá no. Pero me gusta mucho por que es muy meta. Nada es una de las historias más raras que he leído en la vida, yo creo que drogarme con ácidos sería menos raro (pero no sé porque no planeo experimentarlo). Bueno, entre otras cosas, Nada juega mucho con la metaficción, la relación entre la ficción y la realidad, asumiento que es una obra de ficción. Hay muchas obras muy famosas que juegan con la metaficción, por ejemplo, La Torre Oscura de Stephen King es una saga que lo hace (donde incluso el mismo escritor se vuelve un personaje) o Mal día en Río Seco de Chris Van Allsburg, que es un libro para niños perfecto para explicar qué es la metaficción (prometo un día contarles más sobre ese libro). La metaficción existe en todas partes, por ejemplo, en el cine, uno de los ejemplos más claros de metaficción es cuando las obras rompen la cuarta pared (por ejemplo, Las locuras del Emperador). ¿Y en los cómics? Igual es algo común. Por ejemplo, Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons tiene una historia dentro de la misma historia (y justo acabo de hablar de él) y en Maus de Art Spiegelman podemos ver el proceso de la creación de la novela gráfica dentro de la misma. Nada es una historia que para hablar de metaficción recupera también la cultura del fanfiction (las historias basadas en otras) y que habla de las posibilidades dentro de lo fantástico (y la ciencia ficción, claro) de volver real las historias que un día fueron sólo ficción (no quiero hacerles un spoiler, pero, por ejemplo, el caso de Casey Brinke del primer tomo es muy obvio).


Bueno, básicamente, esa es la razón por la cual adoro este tomo. No hay más. Pero también tiene otros asuntos positivos. The Brotherhood of NADA me encanta como grupo de villanos, aunque siento que aquí se quedaron cortos un poco, quizá por el espacio, porque este es un tomo que va directo a un evento entre todos los personajes del imprint de Young Animal (Doom Patrol, Shade, Cave Carson y Mother Panic) y la Liga de la Justicia, llamado Milk Wars (y que sólo leí porque el tema principal tenía que ver con una leche que te lavaba el cerebro, era tan surreal que cómo no iba a leer yo esas ideas). En fin, de todos modos, entre los dos, este es mi favorito (aunque hay gente que prefiere el primero, la verdad es que es todo muy subjetivo en la vida). Me gusta el juego entre la realidad y la ficción, sobre todo cuando el villano principal del tomo es un villano que no puede usar su imagen porque no tiene el copyright de ella, por ejemplo. 


Además, este tomo va cerrando varias de las interrogantes que dejó el primero, como quién es la roomie de Casey, qué le ocurrió a su gato, cómo acabó Jane creando un culto, que le pasó a Danny, La Ambulancia mientras era un ladrillo... O sea, me gusta que los cabos sueltos se vayan atando, es una señal de que al menos los escritores saben por donde van. De nuevo, el arte de Nick Derrington me gustó mucho y hay trabajo de algunos otros artistas que también me pareció bastante bueno, igual que el trabajo de Tamra Bonvillain como colorista

Los recomiendo mucho. Los pueden encontrar en getcomics.info si quieren darles una revisada (para descarga o como lectura online). Esto fue todo por esta entrada y nos vemos en la siguiente reseña.