Sinopsis:
Zélie Adebola
recuerda cuando la tierra de Orïsha desprendía magia. Pero todo cambió
la noche en que esta desapareció. Por orden del rey, los maji fueron
perseguidos y aniquilados. Ahora, Zélie tiene una oportunidad de
devolver la magia a su gente, pero para ello deberá ser más rápida y
astuta que el príncipe heredero del trono, que está dispuesto a todo con
tal de erradicar la magia para siempre. El peligro acecha en Orïsha,
donde los leopardarios de nieve campan a sus anchas y los espíritus
vengativos esperan escondidos bajo el agua. Sin embargo, el mayor
peligro puede ser la propia Zélie en su lucha por controlar sus poderes.
Hablando de reseñas que llegan un año tarde. Aquí está esta. Llevo un año diciendo que la voy a hacer y nada más no me pongo a ella. Pero bueno, ya que fue uno de los libros más notables que leí de fantasía hace tiempo, no podía no hacerla en algún punto de mi vida. Quiero hablar varias cosas de él, así que me tendrán que disculpar que la entrada quede un poco larga, pero voy a intentar sintetizar todo lo más posible. Lo primero que tienen que saber es que lo leí originalmente en inglés y que es algo que recomiendo si andan practicando nivel avanzado (porque es muy largo y hay un montón de términos fantásticos en la construcción del mundo que presenta Adeyemi). Dejando eso de lado, vamos a la reseña y, como dijo Jack el Destripador, vamos por partes (no, nunca voy a cambiar de chiste).
La posibilidad de construir mundos fantásticos alejados de la Europa medieval/renacentista
Ya habíamos hablado de eso en reseñas pasadas con libros distópicos o híbridos entre la ciencia ficción y la fantasía, tal como son Mexicoland de Jaime Alfonso Sandoval o Quien teme a la muerte de Nnedi Okorafor, la construcción de mundos fantásticos alejados de lo que estamos más acostumbrados a ver; de hecho, hablando exclusivamente de fantasía épica, que es para lo que pinta esta saga de Tomi Adeyemi, también podemos recordar La saga de los confines de Liliana Bodoc. Sin embargo, finalmente, los ejemplos que se alejan del modelo más común (aka Europa Medieval o cosas que se le parecen un poquito) ni son mayoría ni son los libros con más público del mundo, tiene que luchar por su lugar.
Una de las primeras cosas que me sorprendió de Hijos de sangre y hueso es lo cuidado que está el mundo creado por Tomi Adeyemi, con todos sus estratos sociales y todas las cosas que refleja de nuestro mundo real (habla bastante del racismo como subtexto, pero vamos a recuperar eso más adelante). Sí, Hijos de sangre y hueso es un libro largo. Es un pequeño tocho, más o menos. La razón de esto es que es una novela coral con al menos cuatro personajes protagónicos que alternan sus puntos de vista, pero porque además la autora pone mucho cuidado a cómo y de qué forma va introduciendo la historia. Orïsha es un universo inmersivo: tiene sus reglas, su magia, sus profecías y sus tradiciones. Adeyemi va con cuidado, introduciendo cada elemento de la manera que ella quiere y en el momento oportuno. Creo que para eso funcionan perfecto las perspectivas de los personajes de las que quiero hablar más adelante.
Volviendo a Orïsha, es obvio desde el primer momento que existe una clase oprimida: los diviners. Todos son fácilmente identificables porque tienen el cabello blanco (o sea, se ven a la distancia). Por lo que sabemos al principio del libro, fueron masacrados años atrás y los únicos que quedaron fueron los niños pequeños, que aun no sabían hacer magia. También, la magia ya no existe como tal, pero existen historias que dicen que hay una manera de hacerla volver a Orïsha. Las leyendas y los mitos del mundo se conjugan perfecto con la historia y le dan más profundidad todavía. Además, aun cuando estamos en un mundo fantástico, se puede apreciar perfectamente en el subtexto como se tratan muchos temas que conciernen al mundo de 2019, especialmente a la autora, Tomi Adeyemi. La sociedad que construyó está altamente estratificada y se puede ver cómo los poderosos se aprovechan de los más débiles, algo que no es para nada algo que existe sólo en la ficción.
Pero bueno, vamos a los personajes.
Un reparto coral que nos da perspectiva
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Pueden encontrar a @JoPainter, artista de esta ilustración, en este link. |
En este caso, que los capítulos alternen entre las perspectivas de varios personajes funciona perfectamente para entender cómo funciona el mundo y ver cómo varían sus perspectivas. Zélie, una diviner, es la primera a la que conocemos. Es un personaje al que quiero mucho porque es un personaje que quiere cambiar el mundo sin importarle nada, que además tiene como prioridad sobrevivir en un mundo dónde le han dejado muy claro que no importa. Viaja junto con su hermano, Tzain y se topa con Amari, princesa de Orïsha, que deja atrás todo lo que tiene y en lo que le han dicho que deben creer porque cree que el mundo puede cambiar y puede ser mejor y que se topa con el mundo real de un zarpazo y se da cuenta de que quizá no es lo que esperaba. Sin embargo, mi absoluto favorito es Inan. Como personaje. Como persona tengo ganas de agarrarlo a zapes mil veces.
Pero bueno, vamos a hablar de Inan. Inan es un príncipe. Su vida se basa en hacer lo que sea necesario para proteger el destino de Orïsha y que está dispuesto a hacer lo que sea si cree que es por un bien mayor, especialmente por qué así lo educaron. Me gusta el personaje porque a lo largo del libro se ve como Adeyemi lo hace ir poco a poco cuestionando todos sus ideales, lo que cree y lo que le han inculcado. No quiero spoilear el libro, así que sólo les diré que Inan cuestiona hasta su identidad y es uno de los personajes que más evoluciona y que se ve con uno de los mayores potenciales para seguir evolucionando (para el camino del bien o para el camino del mal, la verdad es que Inan es un personaje que cree que es bueno y que todo lo que hace está bien porque está salvando el destino del imperio..., algo que da para crear villanos muy interesante, pero no tengo ni idea de para qué lado se puede inclinar la balanza en los siguientes libros, podría ser cualquiera, podría ser las dos cosas).
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Cada que Inan pulled some shit (todo el libro) |
Y ya que se los presenté a todos, me gustaría contarles cómo esta historia me gustó sobre todo porque mezcla algunos elementos de coming-of-age con el viaje del héroe y la fantasía épica. El hecho de que todos los protagonistas sean adolescentes le proporciona a la autora un montón de espacio para explorar quiénes son y en qué clase de personas quieren convertirse, cuestionan su identidad, sus creencias, se adaptan. Recuerdo que durante mis años adolescentes sufrí mucho para descubrir quién quería ser o en quién quería convertirme y estos personajes hablan mucho de ese conflicto interior al mismo tiempo que tienen que enfrentarse a un mundo opresor que buscan cambiar.
Y concluyendo con esto
Hijos de Sangre y Hueso me recordó por qué me gusta la fantasía y por qué me gusta esta clase de fantasía épica. Creo que es un libro muy bueno y, como primera parte de una trilogía, es magistral. Tiene una trama que cierra, pero deja los suficientes hilos argumentales abiertos como para que tengamos curiosidad de preguntarnos qué ocurre después. Los personajes están muy bien formados, son personajes cuyas motivaciones entiendes aunque quieras matarlos a zapes (Inan, te estoy viendo), hay un núcleo narrativo, a pesar de las 600 páginas del libro no hay mucho relleno ni escenas inútiles (creo recordar que hay un par de cosas que me olieron mucho a relleno, pero en su mayoría todo tiene un propósito para presentar algo sobre el mundo o los personajes) y es una propuesta increíble de fantasía.
Como punto a aparte en mi conclusión, quiero hablar de algo que me viene molestando mucho últimamente. Algo que me desespera es la siguiente pregunta: ¿por qué todos los libros actuales tienen que tener romance?, ¿qué no puede haber libros sin romance? A ver, entiendo el fastidio cuando lo único que nos ofrece el mercado editorial es romance forzado o relaciones abusivas pintadas como ideales. En el caso específico de este libro creo que el subtexto romántico le añade profundidad a los personajes y hace los conflictos más grandes (aunque realmente es algo extra, el libro podría haber vivido sin ello). Mi molestia con esa pregunta es porque suele implicar que el romance es algo *menor* o que es *malo* o que es *algo de chicas y nosotras no somos como las demás chicas*. Ya tuve esa fase en mi vida. Ahora me da igual. ¿Hay romance en un libro que me gusta? Es lógico, sobre todo si sus protagonistas están hechos a imagen y semejanza de los seres humanos. Nos enamoramos, tenemos malas relaciones, tenemos buenas relaciones, nos desenamoramos. Es algo común y que ocurre, por eso en general las subtramas románticas me dan igual y, como digo en el caso de este libro, creo que es algo que añade al conflicto principal sin volverse la parte central de una historia que, evidentemente, se trataba de salvar el mundo y encontrarse a uno mismo. ¡Además, sinceramente, qué esperan cuando hay adolescentes en la historia! Se siente todo al triple, un charco se vuelve un océano y uno apenas está aprendiendo a lidiar con eso de sentir cosas.
En fin, como conclusión (perdonen mi párrafo paréntesis sobre el romance y cómo lo rechazamos), quiero recomendarles este libro. No sólo si les gusta la fantasía, no, le estoy recomendado este libro a todo el mundo. A todos. Es una lectura que deberían hacer, primero, porque muestra otros mundos fantásticos posibles alejados del imaginario de toda la vida; segundo, porque es un buen libro. Ahora sí, nos vemos en la próxima reseña.
P.D.: ¿Saben que necesita Orïsha? Que revolucionarios commies derroten al gobierno. Y esta es claramente una nota para que Eng me asesine.