Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

sábado, 10 de febrero de 2018

El ministerio de la felicidad suprema, Arundhati Roy | Reseña

Sinopsis: ¿Cómo contar una historia hecha añicos? Convirtiéndote poco a poco en toda la gente. No. Convirtiéndote poco a poco en todo. El ministerio de la felicidad suprema es la deslumbrante nueva novela de la mundialmente famosa autora de El dios de las pequeñas cosas. Nos embarca en un viaje íntimo de muchos años por el subcontinente indio, de los barrios masificados de la Vieja Delhi y las carreteras de la ciudad nueva a los montes y valles de Cachemira y más allá, donde la guerra es la paz y la paz es la guerra. Es una dolorosa historia de amor y una contundente protesta, una historia contada entre susurros, a gritos, con lágrimas carentes de sentimentalismo y a veces con una risa amarga. Cada uno de sus personajes está imborrable, tiernamente retratado. Sus protagonistas son gente rota por el mundo en el que vive y luego rescatada, recompuesta por actos de amor, y por la esperanza. La historia empieza con Anyum –que antes se llamaba Aftab– desenrollando una raída alfombra persa en un cementerio al que llama hogar. Nos encontramos con la extraña e inolvidable Tilo y los hombres que la amaron, incluido Musa, novio y exnovio, amante y examante: sus destinos están tan entrelazados lo estaban y estarán para siempre sus brazos. Conocemos al casero de Tilo, un antiguo pretendiente, en la actualidad oficial de inteligencia destinado en Kabul. Y conocemos a las dos Miss Yebin: la primera es una niña que nace en Srinagar y es enterrada en el atestado Cementerio de los Mártires; a la segunda la encuentran a medianoche, abandonada en la acera en el corazón de Nueva Delhi. A medida que esta novela cautivadora y profundamente humana trenza estas vidas complejas, reinventa lo que una novela puede hacer y ser. El ministerio de la felicidad suprema demuestra en cada página las milagrosas dotes de Arundhati Roy como contadora de historias. 


No sé como voy a empezar a hablar de este libro porque este libro es enorme y esconde un montón de cosas interesantes entre sus páginas. Vamos, no sé ni como empezar a hablar en esta reseña porque no sé que quiero contar primero. Creo que voy a empezar por el principio: cómo llegó este libro a mis manos. Antes de El ministerio de la felicidad suprema yo no había leído realmente ninguna novela de una autora india. Nunca. Había leído algún texto marxista de Anuradha Ghandy y El Ramayana y una novelita mala llamada One Indian Girl, pero nunca la novela de una mujer. ¿Qué ficción escribían las mujeres de la India? Entonces me encontré dos libros de Arundhati Roy en bookmate (esa bellísima e increíbe app que siempre les recomiendo probar) y decidí empezar por este porque lo había leído menos gente.

Es difícil describir El ministerio de la felicidad suprema como es difícil describir la India. Es difícil porque es un libro de más de 500 páginas que tiene entre sus páginas los grandes conflictos de la India desde la partición. Bueno, algunos, nada más. Entre sus páginas se encuentra un pedazo de toda la sangre derramada en Cachemira (Kashmir), ese territorio que tiene en conflicto con Paquistán, la sangre derramada en La Partición, en las frontera India-Pakistán, las revueltas de Guyarat, los linchamientos a los sijs después del asesinato a Indira Gandhi (cuyas órdenes hicieron que el ejército Indio abriera fuego contra los sijs en el Templo Dorado durante una de las fiestas más sagradas de la comunidad sij: la Operación Estrella Azul). Sin embargo, Arundhati pinta una India que es más que sus derramamientos de sangre. Así, pues, vamos a empezar por intentar describir el libro.


La India es tan grande que es imposible contenerla en un sólo libro. Aunque este libro recorre a veces desde el sur al norte, desde Kerala a Cachemira, de este a oeste, desde Guyarat hasta Andhra Pradesh. Con la parada obligatorio en Delhi, por supuesto. Mientras que en el sur de la India florecieron los grandes imperios hindus y el budismo floreció al oeste (especialmente en una época en la que el emperador Asoka decidió unificar todo su imperio bajo la bandera del budismo) y en los himalayas (todo alrededor de Himachal Pradesh) y los sijs estaban en Punyab, Delhi fue la capital de uno de los grandes califatos musulmanes del mundo. Sin embargo, al ver Delhi hoy en día, esa herencia no parece haberse quedado para la historia, no del todo. Rajasthan parece aún más musulman y fue un territorio altamente disputado entre imperios hindús y musulmanes (lo que explica la cantidad de fuertes que hay en esa ciudad, en serio, está llena). 

Chawri Bazar, en Old Delhi, una de las zonas musulmanas
En Delhi, en cambio, apenas quedan algunos recuerdos de la época del califato, sus artes se han ido borrando, su poesía sustituyendo, sus bailes, todo. De repente, a veces, ya no queda más que el recuerdo de las guerras y las conquistas, además, de, claro, algunas reliquias para los turistas como, por ejemplo, el imponente Fuerte Rojo, que uno puede ver caminando recto a la salida del metro Chawri Bazar, la Jama Masjid, cerca del metro Chandni Chowk, que según creo es la mezquita más grande de la India y donde diariamente se interrumpe la entrada a los turistas para los rezos (y que tiene reglas estrictas para turistas: nada de piel descubierta o mangas cortas, a las mujeres les dan abayas coloridas, con estampados floridos, y a los hombres con bermudas telas para que se las amarren a mofo de falda; el cabello de las turistas no les importa mucho si sólo vas a recorrer los patios, pero en el interior hay que cubrírselo), que está a sólo unos minutos del Chawri Bazar, más allá, casi en la frontera de Delhi con Uttar Pradesh, casi a la altura del rio Yamuna, está la tumba de tumba de Humayun, que muchos dicen, es la inspiración para el Taj Mahal. Y al sur, casi acercándote a Hauz Khas, está el Qutab Minar, que es, también, una tumba.

Chandni Chowk
En fin, ya les dejo de sorprender con mis conocimientos turísticos (si van a Delhi y me llevan les hago un recorrido por todo lo que dije, más templos sijs y templos hindus y bazares hermosos y restaurantes afganos increíbles) y procedo a hablarles un poco del libro. Una de las protagonistas nace, precisamente, en lo que es conocido como el Guetto Musulman de la parte vieja de Delhi: un área que rodea al Fuerte Rojo y a la Jama Masjid, entre el Chawri Bazar y el resto de la ciudad. Todo el resplandor de un califato quedó allí. En un barrio que, fuera de los puntos turísticos, les recomiendan a los turistas no pisar. En el Chawri Bazar a los turistas los estafan vendiendo especias carísimas (en serio, les van a parecer baratas si no saben cuando cuestan en el super, pero, en serio, son carísimas) y los van a invitar a pasar a todas las tiendas de textiles habidas y por haber (aunque la especialidad ahí parecen ser los vestidos de novia y todo lo necesario para las bodas) y todos los guías turísticos intentarán hacer que vayas al Fuerte Rojo. Bueno, ahí, justo ahí, ese es uno de los barrios musulmanes.


Anyum nace ahí (aunque entonces no se llamaba Anyum), en esos barrios. (Si se meten no pasa nada, lo más que ocurre es que van a ver más hijabs y más abayas y más niqabs que de costumbre y que si llevan el pelo descubierto y no se ven como jóvenes indias las van a ver con curiosidad, fin). Anyum nace en una familia que estaba esperando a un hijo desde hacía muchos años y cuando la partera anuncia que es un chico, todos respiran aliviados. Hasta la mañana siguiente, cuando la madre de Anyum descubre la verdad: su hijo/a es una hijra. Voy a hacer una pausa porque estoy segura de que no saben muy bien que significa esa palabra. Se usa este término para definir al tercer género de la India. Hoy en día es un término bastante paraguas que acoje varias identidades, aunque su uso se inició precisamente para describir a las personas intersexuales (que nacen con genitales masculinos y femeninos). Mientras que en gran parte del resto del mundo las personas intersexuales eran obligadas a definirse hombres o mujeres en un sistema binario que conocemos como El Género, en la India simplemente les decían hijras y se les consideraba el tercer sexo (ahora género). Hoy en día el término acoje a más identidades, no sólo de personas intersex, sino también de travas o mujeres trans.


Dejando del lado de la clase, Anyum es una hijra. Se vuelve famosa y decepciona a los periodistas cuando les dice que en su casa siempre la quisieron y la trataron con cariño y nunca sufrió maltrato, sino que más bien fue ella la que huyó de casa y los traicionó. Sueña con ser madre más que nada en el mundo, le encantan los vestidos bonitos y se viste con sarees increíblemente vistosos. Los primeros capítulos están dedicados a su vida. Me encantó leer de ella. Sobre todo porque el barrio donde nace y vive es mi barrio favorito en todo Delhi y yo me enamoro de todo lo que huela y sepa y se sienta como India, porque la nostalgia es poderosa.

Conforme avanzan los capítulos, los personajes van siendo presentados con sus historias, una a una, una a una. Cuatro amigos de la Universidad, Musa, Tilo y Naga y otro que acabó siendo burócrata del gobierno, nos van mostrando sus historias entrelazadas, poco a poco. Todas sus historias se entrelazan siempre en el mismo punto, en Cachemira, el mayor conflicto de la India. Cachemira tiene demasiada sangre y demasiada pérdida para meterla en un libro. Cachemira tiene miles de madres que lloran a sus hijos muertos y desaparecidos y cientos de mártires enterrados entre sus cementerios. La historia de Cachemira es una complicada. Les voy a hacer un mini resumen (mini). Resulta que todos los territorios controlados por Inglaterra por ahí se independizaron. Los muslmanes reclamaron un territorio para ellos y así fue como ocurrió La Partición. India y Pakistan (y Pakistán oriental que después se convirtió en Bangladesh tras otro conflicto armado del que no vamos a hablar aquí). Hubo migraciones enormes de hindus rumbo a la India y de musulmanes rumbo a Pakistán y hubo matanzas y sangre y mucha violencia.
Entonces llegó la Partición. En la nueva frontera entre India y Pakistán a Dios se le reventó la carótida y un millón de personas murieron a causa del odio.
Algunos estados permanecieron independientes. La mayoría cayó en las manos de India muy rápidamente y ya sólo quedaba el estado más al norte: Jemmu y Cachemira. Pakistán lo vio con ganas de anexárselo y atacó: al fin, era un estado donde la mayoría de la población era musulmana, especialmente en Cachemira, donde prácticamente no hay hindus. El gobernador por aquel encontes era hindu, sin embargo, no le hacía gracia anexarse a un estado musulman y hubiera preferido ser indpendiente (creo), pero le pidió ayuda a India y se anexó a India. Lo ayudaron militarmente. Sin embargo, el conflicto que se creo sigue hasta el día de hoy. Las aguas se calman algunos años, pero hay guerrilleros ahí y allá que quieren que Cachemira sea libre, otros que quieren anexarse a Pakistán, otros que buscan vida tranquila... En fin. Cachemira es lugar de conflicto y es, precisamente, uno de los grandes protagonistas de la historia.

Mujeres en Cachemira, zona ocupada
Musa es originario de Cachemira, por alguna razón, todas sus historias empiezan y terminan allí. Tilo conoce Cachemira de cabo a rabo, a pesar de ser originaria de Kerala (de una familia siria cristiana), le conoce las partes buenas y las partes malas. Naga es un periodista que no le cae bien al gobierno, es demasiad crítico, demasiado sincero. Entre los tres forman un triángulo de historias que no pueden vivir la una sin la otra y se van entrelazando, alrededor de los capítulos, poco a poco. El ministerio de la felicidad suprema teje una historia que, por momentos, parece quedársele grande. En un libro que agarra todo lo que puede de la India y lo va juntando, pedazo a pedazo, lo más armoniosamente que puede, página a página, para escribir este libro, lleno de pedacitos que cuentan una historia increíble. El ministerio de la felicidad suprema es, ante todo, un libro que cuestiona a la India y la enseña tal y como es, lejos de la imagen romántica que obtienen los turistas. Nos enseña sus múltiples conflictos religiosos y todo un entramado de tradiciones. La India no es ese lugar donde los Beatles fueron a meditar a Rishikesh, ni el lugar a donde peregrina la gente a ver al Dalai Lama, ni ese lugar a donde van miles de turistas a fumar marihuana a Manali y a Kasol. Esos son pedacitos de la India, pero la India es tan grande y tan inmensa, que es imposible describirla.

Las orillas del Ganges, porque es uno de los ríos que hay que visitar
 La India tiene una complicada relación con sus mujeres, una gran deuda por todas las libertades que les han sido negadas. India tiene conflictos religiosos, prejuicios religiosos. India tiene vacas que caminan por la calle y una ley que prohibe matarlas. India tiene tantas cosas, que me enamoré de este libro por ser tan honesto sobre un país que amo y en el que me encantó vivir. Si yo escribiera sobre la India, no sabría donde meter tantas cosas que vi y no vi ni la mitad de las cosas de las que habla Arundhati Roy. Algo que me gusta del libro es que remarca a las mujeres en él, su historia, sus sentimientos. Hace énfasis en las madres de los chicos de Cachemira, a las que les mataron a sus hijos, en las hijras paradas en los semáforos, que la gente evita. Hace énfasis siempre en ellas.
No había nada en la ciudad que perteneciera a las mujeres. Ni una mínima parcela de tierra, ni una chabola a las afueras, ni un pedazo de chapa bajo el que cobijarse. Ni siquiera el sistema de alcantarillado
Surgieron enjambres de mujeres arremolinándose en comisarías y campamentos del ejército llevando en sus manos un mar de fotografías tamaño carné, sobadas y blandas de tantas lágrimas: Por favor, señor, ¿ha visto a mi hijo en alguna parte? ¿Ha visto a mi marido? ¿Por casualidad, no ha tenido usted aquí a mi hermano?
Y ya me detengo, que esta reseña es muy larga y creo que todavía no le hace justicia a un libro que habla de las pesadillas en Cachemira, y las hijras de Delhi y las revueltas de Guyarat. Un libro cuya prosa es hermosa y que no puedo hacer más que recomendarles y recordarles que pueden encontrar en bookmate sin ningún problema en español.

Jantar Mantar de Delhi, otro de los lugares mencionados en el libro
No había ningún guía turístico a mano que le dijese que en Cachemira las pesadillas eran promiscuas. Que les eran infieles a sus dueños, que se colaban dando volteretas, sin rubor, en los sueños de los demás, que no respetaban límite alguno y que eran las mayores expertas en emboscadas. No había fortificación ni edificio vallado que pudiera mantenerlas a raya. Lo único que uno podía hacer con las pesadillas en Cachemira era abrazarlas como a viejos amigos y tratarlas como a viejos enemigos
Si quieren probar Bookmate y leer algo de estos libros, les traigo un código por un mes gratis: NEAPOULAIN. Sólo lo tienen que hacer válido en este link y ya están bien puestos para leer. El código será válido hasta el 31 de julio, así que tienen tiempo pa' pensar, pero no se tarden mucho, ¡que el tiempo corre! Este libro en especial lo encuentran en este link.

jueves, 8 de febrero de 2018

Vegan Mac & Cheese: cocina for dummies

¡Hola! Hacía mucho que no ponía una reseña y la de hoy es nada más ni nada menos que mi versión vegana de macarrones con queso. Yo no soy vegana, lo cual no me quita que pueda disfrutar esta comida de vez en cuando (o de vez en mucho, dependiendo de lo que se deje mi familia, porque mi papá no puede vivir sin carne y mi mamá sin quesadillas con queso). Hace tiempo intenté hacer unos macarrones (no eran macarrones, era penne en realidad) con queso en modo vegano y les traigo la receta por si quieren animarse a probarlos. Nada usado en la receta tiene artículos de origen animal, porque es vegano (ya sé que ya lo dije cinco veces, pero una más no le hace faño a nadie). 


Aclaración: esta receta funciona como para ocho porciones pequeñas (el "queso" o la pastita de salsa) y la pasta para poco menos.

Ingredientes

2 papas (ya cocidas)
entre 5 y 6 zanahorias (ya cocidas)
pasta
sal
laurel
aceite vegetal (en vez de mantequilla o huevo para la pasta) 
cacahuates (también puede ser nuez de la india, pero la idea de usar cacahuates es que sea más barato, porque la nuez de la india es carísimo). 
cebolla
maicena
pimienta
pimentón
chile al gusto

 Preparación:

1. Pon a cocer la pasta. Agarra una olla y pon agua a hervir. Cuando ya estpe hirviendo o a punto de hervir, echa la pasta que vayas a hacer allí. Agrega sal, un poco de aceite y unas tres o cuatro hojas de laurel. Según el tipo de pasta es el tiempo que debes de esperar. En mi caso, queda lista con entre 15 y 20 minutos en el agua hirviendo. Para revisar puedes chechar que ya está completamente suave. Cuando ya este, le quitas el agua y la dejas reposando en un colador.


2. Las papas y las zanahorias ya deben estar previamente cocicas (en agua, para probarlas puedes clavarles un cuchillo y este debe entrar sin esfuerzo). Ambas peladas y cortadas en pedazos. 


3. En la licuadora pones las papas, las zanahoras, un puñado de cacahuates, unos trocitos de cebolla para que sepa bien, sal, pimienta, pimentón/paprika (y realmente con lo que quieras condimentar, yo a veces agrego clavo o tomillo). Agregas agua (puede ser filtrada o no filtrada porque después la mezcla va a hervir) y licuas hasta que no queden grumos. Se supone que esa es la versión del queso de nuestro mac & cheese, que no es queso, sino una tipo crema de papa y zanahoria (el sobrante lo puedes diluir con más agua o consome de pollo si no eres vegano y hacer una crema de papa y zanahoria sin crema).


4. El contenido de la licuadora se vacía en una cacerola (donde ya hayas calentado un poco de aceite vegetal antes) para que hierva. Debes moverlo en círculos para que no se pegue al fondo y no se queme sin pausa.


5. En general no queda demasiado espeso y para la pasta tiene que espesar, así que yo agrego maicena ya diluida en un poco de agua para evitar los grumos y espero a que hierva para que espese. De nuevo, no hay que dejar de mover en ningún momento.


6. Agrego condimento y chile (en este caso piquín) al gusto. De nuevo, revuelvo todo con la cuchara y se retira del fuego. Lo dejamos reposar un momento.


7. En un sartén pones a calentar un poco de aceite y ya que esté caliente, pones la pasta allí. Esto es para que la pasta no se haga pegote (si la receta no fuera vegana usaría mantequilla o una yema de huevo). No dejes que se queme.


8.  Vacías la pasta de papa y zanahoria que hace las veces de queso en esta pasta, revuelves, dejas que se incorpore. Pruebas y si le falta sal agregas, si le falta picante agregas, si le falta pimienta agregas, si le falta... bueno, entiendes el punto. Finalmente, tu versión vegana de Mac & Cheese esta lista y puedes sentarte a disfrutar.


9. Para servirla le puedes agregar algunas verduras, por ejemplo, o ponerla como acompañamiento del plato fuerte. Es bastante rica. Si la intentas, ¡cuéntame que tal tus resultados!

martes, 6 de febrero de 2018

Crítica a Teoría King Kong de Virginie Despentes

El Dios en el que no creo sabe lo mucho que he cambiado de perspectiva desde la primera vez que leí Teoría King Kong y el día de hoy. Cambiaron muchas cosas dentro de mí. Me di cuenta de muchas cosas. Leí muchas cosas. Supongo que el mayor cambio entre el día de hoy y la primera vez que leí Teoría King Kong es que escuché hablar y leí una entrevista a Sonia Sánchez, ex prostituta que aboga por la abolición de la prostitución y leí a Florencia Guimaraes, trava también ex prostituta que este año se sacó el secundario en Argentina (en México eso equivale a secundaria + preparatoria). Pasaron otras cosas, pero esas fueron las dos principales. Creo. Bueno, también es que decidí hincar los codos y ponerme a leer. Me considero con autoridad de criticar este libro por el simple y sencillo hecho de que soy mujer y he leído lo suficiente como para formarme una opinión sobre lo que Virginie Despentes escribe. Y porque tengo ganas de escupir todo lo que me ha hecho pensar este libro a manera de una entrada que quizá pueda ayudarle a alguien a formarse una opinión, empezar algún debate o cuestionarse algo.


Así que, vamos a hablar de Teoría King Kong. Y creo que vale que les de un poco de contexto, empezando por la sinopsis del libro y quién es Virginie Despentes.

Sinopsis: La diva destroy punk de las letras francesas, escritora de novelas en las que las protagonistas ocupan posiciones tradicionalmente reservadas a los hombres (sangre, sexo y rock-and-roll) y de la controvertida y censurada película Fóllame (2000), nos ofrece un ensayo en primera persona en el que se ataca a los tabúes del feminismo liberal: la violación, la prostitución y la pornografía.

Me estoy riendo porque eso es, de hecho, lo que aparece en la contraportada del libro y no sé si ya desde ahorita ponerme a reír o a llorar. Quiero ser seria y que esta crítica parezca seria aunque yo no lo sea, pero es que no se puede cuando la sinopsis me está hablando que habla de atacar a los tabúes del feminismo liberal. Lo de tabúes no sé si sean, pero pretender que este libro es un ataque al feminismo liberal, o si quiera una crítica, es ser bastante optimista cuando básicamente todo lo que defiende, es, precisamente, lo mismo que defiende el feminismo liberal (aka el neoliberalismo sexual). Podemos ponernos a debatir por horas, sobre todo porque puede parecer que si lo está "atacando" (no me gusta esa palabra porque los ataques no propician la critica sana, pero eso dice la sinopsis y estoy segura de que la escribió un vato) cuando critica al capitalismo, pero al final sus pocisiones respecto a prostitución y pornografía son pocisiones que benefician al capitalismo y por ende a los explotadores. (Les juro que abajo explico por qué, ténganme paciencia, esto va a ser largo).


Ahora, hablemos un poco de quien es Virginie Despentes. Es una escritora francesa, definida como diva destroy punk (whatever that means porque yo estoy fuera de onda) y según esto una feminista incómoda (no sé de donde, porque su pocisión pone muy cómodos a los hombres) que pertenece a una nueva generación de narradores franceses. También es ex prostituta. Y listo, ella es la escritora. Ahora sí, sin más que añadir, que ya llevo un buen rato escribiendo, vamos a hablar del libro.

A Teoría King Kong le reconozco, con bastantes reservas, su primer capítulo (no el prólogo), su primer capítulo. Con reservas porque tiene cosas en las que evidentemente no estoy de acuerdo, pero tiene algunos aciertos más o menos: por ejemplo, el reconocimiento de que los trabajos de cuidado, la crianza de los niños y las labores domésticas siguen siendo actividades asociadas a lo femenino y además vistas como actividades "benévolas": que hacemos por lo buenas que somos. De todos modos el análisis respecto a ese punto me parece más o menos superficial y luego luego le nace la idea de capitalizarlo todo (cuando realmente, el capitalismo nos sirve como mujeres de nada y lo mismo); total, que exploten a otro, pero no que te exploten a ti. Eso nunca funciona.

Bueno, vamos a hablar del segundo capítulo, que habla al principio de violencia sexual. Virginie Despentes fue violada cuando hacía autostop, una de sus amigas también. Habla de su proceso como víctima, cosa que no juzgo ni comento porque cada víctima tiene sus propios procesos y la sociedad sólo tiene una imagen posible de víctima. Sin embargo, en algún punto, reconoce a Camille Paglia como feminista (what the fuck) que es, por si no la conocen, La verdadera feminista que destroza a las feministas en el video que le encanta compartir a los machos pendejos. Tiene opiniones de mierda sobre la violencia sexual, aunque si quieren usar un eufemismo, pueden decir que tiene "opiniones controvertidas". Una de ellas, directamente impresa en Teoría King Kong:
Verano de 2005, Filadelfia, estoy frente a Camille Paglia, realizando una entrevista para un documental. Asiento con la cabeza entusiasmada escuchándola: «En los años sesenta, en los campus universitarios, se encerraba a las chicas en los dormitorios a las seis de la tarde, mientras que los chicos podían hacer lo que querían. Nosotras preguntamos: “¿por qué esta diferencia de trato?”. Nos explicaron: “porque el mundo es peligroso; corréis el riesgo de ser violadas”. Respondimos: “entonces dadnos el derecho de correr el riesgo de ser violadas”».
Si se preguntan qué carajos acaban de leer, bueno, yo también me lo pregunto. Aludir a darle libertad a las mujeres pero que los hombres mantengan su supremacía en la que pueden violar mujeres es... un poco inútil. Las mujeres deben ser libres de salir y de no correr el riesgo de ser violadas. Pero bueno, hablamos de Paglia, yo no espero nada de ella y siempre logra decepcionarme; lo que realmente me dio a entender que algo no se cocía bien en Teoría King Kong es que Despentes suscriba la opinión de Paglia (y la considere algo beneficioso por alguna razón).

Ella es Paglia. Si les enseñan un video donde "destroza a las feministas", ¡HUYAN!
Despentes habla de su experiencia y de lo que penso (again, cosa que ni puedo ni quiero juzgar, porque una vivencia individual no engloba a una realidad colectiva y porque son experiencias de cada quien) y en un momento afirma: "la violación fabrica las mejores putas". Y aquí es cuando empezamos a hablar de prostitución. Despentes cuenta su propia experiencia en el mundo de la prostitución que se resume en "tuve una buena experiencia, hagamos esto legal, es revolucionario" (lo cual es en todo sentido, un horror). Hablar de una realidad colectiva con base en una sola experiencia es inconcebible, más cuando uno comprende que Despentes vivió una realidad muy diferente a la de la mayoría de las prostitutas (sin proxeneta, ya para empezar), con la opción de salirse en el momento en que quisiera y conseguir un trabajo (no como miles y miles y miles de mujeres cuya única opción es, literalmente, eso o morirse de hambre). Pero bueno, si vamos a atacar el tema de la prostitución, quiero hablar de diferentes fuentes, en el debate regulación vs abolición (ni voy a tomar en cuenta el prohibicionismo, porque todos sabemos que es una pocisión que se caga en las mujeres y no hay mucho que debatir) se repite unas cuantas miles de veces que hay que escuchar a las putas.

 Y yo escuché (leí) a Despentes, así que la voy a criticar con la otra parte de la moneda. Sonia Sánchez, activista feminista, ex prostituta, que fue explotada sexualmente y ahora es abolicionista de la prostitución. Trabaja con mujeres que buscan salir de la prostitución, escribió un libro con María Galindo (Ninguna mujer nace para puta, disponible en mi carpeta de drive). Tiene una entrevista muy completa en feminicidio.net que les pongo aquí: Sonia Sánchez: 'Ninguna mujer nace para puta', la historia de una sobreviviente de trata y prostitución. En una parte de la entrevista habla de como mucha gente describe el concepto de "trabajo sexual" sin entender realmente que implica o sin definirlo, si quiera. Lo voy a copiar y a pegar aquí:
—¿Cómo defines el trabajo sexual?
—Eso mismo me pregunto: ¿qué es trabajo sexual? ¿Penetración de boca, vagina y ano? ¿Eso es trabajo sexual? Una mujer que realiza un trabajo sexual no es una mujer sino una boca, una vagina y un ano. A eso nos reduce ese trabajo, no somos personas, no tenemos un cuerpo las putas porque un cuerpo es un todo. [...]
Doy talleres a jueces y policías y les digo: “definamos juntos qué es el trabajo sexual y qué produce una puta”. Llamemos a las cosas por su nombre, le choque a quien le choque. En Argentina las que defienden el trabajo sexual dicen que hay que inscribirse como monotributista (autónoma). ¿Contribuir todavía más al Estado por ser explotada sexualmente? Y cuando se factura, ¿por qué concepto? ¿Cuáles son los servicios sexuales? ¿Te digo cuáles son los servicios sexuales en Argentina que se deberían facturar? Hablo con ejemplos del lenguaje fiolo, un lenguaje que tapa, maquilla y distorsiona la realidad. [...]. Ahora, te pregunto, ¿eso puede ser considerado un trabajo? Lo que me hicieron a mí, tan frecuente, un bautismo: ¿eso se puede considerar un derecho? Todo el mundo que defiende el trabajo sexual no describe a qué se le llama trabajo sexual. 
 

Aprovecho para apuntar que el abolicionismo no considera que el trabajo sexual exista, sino que habla de explotación sexual (puesto que la mujer no es el medio ni el trabajador, es la mercancía). Sonia Sánchez es sólo una voz dentro de todo el asunto que se opone a la postura de Despentes. En Teoría King Kong se habla de que una mujer debe tener libertad para prostituirse si quiere. Mi problema con esa afirmación son dos cosas: (1) si hablas de que una mujer tiene derecho a venderse (dicho de manera muy burda) estás afirmando que un hombre tiene derecho a comprarla (como un objeto) y (2) la realidad es que en el mundo de la prostitución la idea de la libre elección es un poco irreal, considerando que muchas mujeres sobrevivientes consideran que no tuvieron elección.



De todos modos, mi mejor manera de criticar la pocisión de Despentes es poner la evidencia sobre la mesa: los derechos y la realidad de las mujeres en países con modelos abolicionistas y países con modelos regulacionistas. No puedo tomar el enfoque de Despentes como algo válido para esto porque por mucho que su experiencia haya sido buena, es una sola experiencia en un mundo lleno de ellas. Es todar un enfoque individualista, más que nada, en el que sólo está preocupada porque a ella le fue bien. Diferentes países han implementado el modelo nórdico, que consiste en castigar al hombre que accede a la prostitución y garantizar los derechos de las mujeres para salir de la explotación. Qué países y qué resultados han tenido se puede consultar aquí: Modelo Nórdico en Traductoras Abolicionistas. Hay en especial una investigación que me interesa mencionar que demuestra que la violencia contra las mujeres disminuye en este modelo.

Pero bueno, también mostraré el otro lado de la moneda. La misma página anterior se ha dedicado a compilar una serie de artículos publicados en distintos medios, pero traducidos por ellas, que hablan sobre la realidad de los países donde se ha legalizado la prostitución. Se pueden encontrar aquí: Legalización (en Traductoras Abolicionistas). Por si acaso alguien me menciona que no vale utilizar los datos de una página abiertamente abolicionista, tengo otra fuente más, en Spiegel, un medio alemán, fue publicado este artículo que expone el fracaso del modelo en Alemania: How Legalizing Prostitution Has Failed?, lo que más me interesa resaltar es que en la tercera parte del artículo se habla de que la trata ha aumentado, siendo las víctimas un tercio más que 10 años atrás (Germany's Human Trafficking Problem).

Con la pornografía el argumento es más o menos el mismo y mis contra argumentos no varían mucho, mucho menos en la parte que alude a la explotación sexual. Aquí considero muy importante mencionar que no considero el hecho de que haya mujeres dirigiendo porno o siendo directoras de playboy nada positivo ni empoderante ni que le está dando una visión femenina a nada (y mucho menos feminista) porque (1) los hombres siguen siendo los clientes (que creen que tienen derecho a comprar el cuerpo de una mujer como si fuera un objeto) y como tal mantienen su supremacía y (2) estas mujeres en situaciones de poder están explotando la sexualidad de otras mujeres, no abogando por ellas, como menciona Ariel Levy en su libro Female Chauvinist Pigs (un libro muy básico, pero que trata bastante bien el punto que hago). He de mencionar aquí que tampoco me importa demasiado la inclusión en el mundo del porno (dejando de lado el canon de la belleza occidental de la mujer blanca y rubia) porque ¿qué? ¿Estamos hablando de la cosificación inclusiva? ¿En serio? ¡No! Cosificación y explotación para nadie, mejor.

La entrada ya me quedó larguísima, pero creo que ataca los puntos que considero importante tratar cuando se habla de Teoría King Kong: para mí es un error tratar a la prostitución como empoderante, también al porno. Me da la impresión de que le estamos haciendo el juego al sistema y al patriarcado. Me gustaría atacar algunos otros puntos, pero me parece que lo haré después porque no quiero saturar a nadie de información. Este libro lo leí el año pasado porque justamente fue una lectura de Libros b4 Tipos (facebooktwitter, instagram goodreads) y al terminarlo me dejó con los sentimientos encontrados, pero no sabía explicar por qué y tampoco sentía que tuviera los argumentos claros como para criticarlo. Bueno, unos bastantes meses después, creo que los tengo y se los comparto.


Nos vemos en el próximo rant feminista.