Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

miércoles, 20 de abril de 2016

Frankenstein, Mary Shelley | Reseña

Sinopsis: Frankenstein es una historia macabra en la que Víctor, un joven ávido de conocimientos científicos, se obsesiona por lograr el mayor reto posible en el mundo científico: dar vida a un cuerpo muerto. Su éxito será su condena, la creación de un monstruo estremecedor que, en respuesta a su rechazo por todos se entrega por completo a saciar una sed de venganza hacia su creador, culpable de su desgracia, y hacia todo lo que éste ama, tornando en muerte todo alrededor de Víctor. El monstruo, enfermo de soledad, solicita una compañera a su creador a cambio de desaparecer para siempre, pero Víctor se niega a ello, provocando así que la única salida hacia la paz y el descanso sea el fin de uno de los dos.

A este libro la cultura popular le ha hecho mucho daño, pero también lo ha mantenido vivo y vigente. Películas malas, monstruos verdes y errores garrafales en las adaptaciones han hecho de este clásico de ciencia ficción lo que es hoy (o clásico de terror, pero así como terror, terror...). Mary Shelley pretendía escribir una historia que diera miedo, sí, pero Frankenstein es mucho más que eso y ¡además!, es producto del romanticismo inglés, uno de los movimientos que más he leído en mi vida. Mary Shelley tenía más o menos dieciocho o diecinueve años cuando escribió esta novela (así que si quieren publicar, ya saben, van atrasados con respecto a Shelley en el mayor de los casos) después de que Lord Byron (el poeta, padre de la bad-ass Ada Lovelance) desafiara a un pequeño grupo a crear la historia más terrorífica que se les ocurriere. Entre ese grupo estaba Mary Shelley y su esposo, Percy Bysshe Shelley, además de John Polidori y algunos más. Además de Polidori y Shelley, no se sabe si alguien más logró cumplir la apuesta (cosa curiosa, pues si le hacemos caso a lo que dice Mary Shelley en el prólogo, fue casi la última en comenzar).

Mary Shelley, más bad-ass que tú
Frankenstein o el moderno Prometeo es una historia escalofriante sin necesidad de fantasmas, vampiros u otras criaturas. Frankenstein sólo cuenta con la criatura, que ni es verde, ni tiene colmillos, ni es un monstruo sanguinario desde su nacimiento, ni se llama Frankenstein. ¿Ya ven por donde van los tiros cuando digo que la cultura popular le ha hecho un drama tremendo al libro? La novela le da muchas vueltas a la creación de la vida y a que tanto derecho tenemos a crearla a nuestro antojo y comportarnos como dioses. Porque ciertamente, aunque no recuerdo verlo escrito en el libro tan claramente, el joven Víctor, al tener la idea de crear la criatura, parece creerse un dios, capaz de traer vida de la nada. Sin embargo, no se detiene a pensar en lo que está haciendo nunca. El fin es la creación de la vida... ¿y después?  Cuando la criatura por fin tiene vida, Victor la contempla, horrorizado por su fealdad y huye, dejándola sola y a su merced.

Más tarde, la criatura encara a Frankenstein, preguntándole por qué lo creó y pidiéndole que, si no va a ser aceptado por los hombres, le cree una compañera de la misma manera que lo creo a él. ¿Quién es más humano al fin y al cabo? ¿Frankenstein o la criatura? Victor quiere llevar la ciencia a sus límites y lograr lo imposible, sin preocuparse por la ética, la moral. Lo que está bien y lo que está mal. Para él el único fin en un principio es crear la vida. Y la criatura, ya creada, quiere amor, aceptación; cosa que nunca obtiene porque, debido a su fealdad, todos salen huyendo de él. No sé puede decir que Victor sea la persona más inteligente del planeta. De hecho, creo que es bastante imbécil eso de crear una criatura con una fuerza sobrehumana que podría ser peligrosa y luego abandonarla. ¡Denle el premio al más inteligente a este idiota!

¡Pero no lo abandonas ni causas miles de muertes!
Bueno, no miles, sólo como tres.
La narración de la novela se divide en tres partes: cartas de Robert Walton a su hermana, donde incluye la narración de Victor y la de la critura (que se expresa de manera elocuente para no haber tenido ningún maestro y sólo tener dos años de vida). Mi parte favorita son los capítulos que narra la criatura, aunque quizá inverosímiles por el lenguaje que utiliza, nos muestran su búsqueda de comprensión, amor y, finalmente, cómo se convierte en un ser despiadado que nada tiene que perder. Mary Shelley hizo un muy buen trabajo con la novela y no hay duda de porqué sigue siendo un clásico y lo seguirá siendo. 

¿La recomiendo? ¡Por supuesto! Creo que todo el mundo puede disfrutarla... excepto si están buscando una versión novelada de las adaptaciones de Frankenstein, eso no hay. Victor de hecho, se niega a contar nada sobre su trabajo en la creación de la criatura porque no quiere que nadie replique su trabajo o lo vuelva a intentar, así que, aunque hay terminología científica, nada de descripciones detalladas de Victor en su laboratorio. Como conclusión, libro muy interesante que deberían leer. Pero como no soy nadie para decirles que debería leer, lean lo que quieran (y ojalá sea este libro).

lunes, 18 de abril de 2016

Besos entre líneas, May R. Ayamonte, & Esmeralda Verdú | Reseña

Derecho del lector número 69: Derecho a leer lo que te salga de los bajos fondos por las razones que te salgan de los bajos fondos.
―Declaración de intenciones.

Sinopsis: Emma es una joven cuya vida no es nada fácil. Cuando tenía seis años, su madre murió en un accidente de coche y su padre, al que tiene que cuidar los fines de semana, sufrió grandes secuelas físicas e intelectuales. Entre los estudios y sus responsabilidades familiares, Emma no tiene mucho tiempo para hacer lo propio de su edad. Pero por suerte hay algo que anima sus días: la literatura. Los libros, su blog y su nuevo canal de Youtube son su refugio, y mientras todas las personas de su entorno tienen vida social, Emma prefiere pasar las horas en la biblioteca.Todo cambia cuando Eric, el chico que acaba de llegar al pueblo, entra en su vida. Eric es guapísimo y arrollador, pero también esconde muchos secretos y un pasado oscuro por el que tiene que cumplir condena haciendo trabajo comunitario.¿Podrá Eric sacar a Emma de la burbuja en la que vive? ¿Por qué la relación con Eric es tan complicada y confusa? ¿Por qué es tan hermético y enigmático? ¿Qué oculta?

En teoría debería ser bonito cuando dos bloggers (o vloggers) publican una novela y cuando dos aspirantes a escritoras logran poner su libro en las librerías. O mejor dicho, eso todavía es bonito. Lo malo viene cuando al abrir un libro te encuentras una sarta de clichés y errores que no perdonas en ninguna clase de libro. Cuando abro un libro, lo valoro con la misma vara con la que valoro a todos mis libros. Nunca bajo mi escala si el libro es infantil o juvenil (porque eso además sería insultar a los consumidores de esos libros, atreviéndome a decir que quizá sus libros sean menos inteligentes) o por cuestiones del género: romance y ciencia ficción, mi vara mide igual todo. Personajes, trama, redacción... al menos. Pero bueno, vamos a cortar el choro porque si no nunca acabo la reseña. Como dijo Jack el destripador, vamos por partes (a destripar la novela).

Empecemos por la construcción... o más bien no construcción de los personajes (porque como Emma dice, hay personajes y personajes). La más vistosa es Emma, por supuesto, que es la protagonista y la narradora. Bueno, les aseguro que una bacteria sin chiste es más graciosa que ella, más profunda y con el doble de conflictos morales. Emma no genera empatía, no es un personaje que de menos parezca humana (diría que es alien, pero estoy segura de que los alienígenas son más listos, sólo tienen que ver a al Doctor). Es plana, sin chiste y con un trasfondo trágico que se nos recuerda para haber si así nos da más lastima. Tiene una falta de congruencia grave con su personaje y una doble moral de cuidado... lo cual sería interesante si se abordara y le diera un conflicto. Pero no. Eso era demasiado complicado.

Emma es esa clase de personajes frikis de los libros que parece que fue creada para agradar a su público específico: el estereotipo de la chica lectora. Es bloguera, adora los libros y la mitad de las cosas que dicen parecen sacadas de una cuenta de twitter que podría llamarse @commonbookworm. ¿Oler los libros? ¿Adorar portadas? ¿Pensar en ponerle nombres de libros a sus sobrinos? Lo cumple todo. Al final, lo único que Emma y yo tenemos en común es que leemos mucho (no compartimos demasiados gustos, eso sí) y tenemos un blog. Por el resto, somos diametralmente diferentes. ¿Por qué insisten en crear un personaje que represente todo un estereotipo? Emma es el de la chica lectora. ¡Reconozcan la diversidad! Hay muchos tipos de lectores, hay muchos gustos, dénse una vuelta por la blogósfera y lo descubrirán.


Su familia flota alrededor de ella. Su tía Anne parece tener una personalidad que cambia según la escena o las necesidades de la trama y tiene momentos que se parecen demasiado a Itati Cantoral haciendo de Soraya Montenegro gritándole a la lisiada que hacía besando a su Nandito. El resto del tiempo parece una persona normal, un personaje que está allí sólo porque Emma es menor de edad y, evidentemente, necesitaba un tutor. David, la pareja de Anne, se limita a estar allí. A veces dice cosas. No estoy muy segura de cuál es su punto en la novela. 

El padre y la hermana de Emma son adornos que las autoras usan para recordarnos su trágica vida. También entra en ese punto la madre de Eric. No sirven para nada más. Las amigas de Emma también son accesorios que escriben whatsapps especialmente incomprensibles (sobre todo Esther, alguien regálele un diccionario, por amor a Merlín) que sirven para distintas cosas, como decirle que Eric es guapo, que Eric es un idiota o ser sus fans número uno de blogger. A veces tienen otras pequeñas utilidades. Con el resto de los personajes es así: compañeros de clase que consideran leer "un peñazo" (sea lo que sea eso, no estoy tan versada en españolismos), maestras contra las que puede defender la literatura juvenil... Y por supuesto, Eric.


Eric no es el único guaperas del libro. También está Gabriel. Pero disculpen que lo ponga en un paréntesis, porque Gabriel y yo tenemos un tema pendiente que vamos a tratar más abajo. Así que, pues, vamos con Eric. Es guapo. Perdí la cuenta de todas las veces que lo menciona Emma, pero si beben un trago de la bebida alchólica de su preferencia cada que Emma o cualquier otro personaje diga que está guapo (cuenta cualquier expresión que se use para decirlo). Antes de la décima página, van a andar happy y al final probablemente sufran un coma etílico. Pero ser guapo no es la única cualidad de Eric. No. También es el cliché de protagonista malote, está poco desarrollado y una ameba tiene más sentimientos y profundidad. Eric ―o el pasado que querían darme May y Esme― se prestaba para conflictos internos, personajes que no son lógicos, conflictos morales y una clara crítica social. Pero eso todo se desperdicia por escribir un romance mal desarrollado y hasta problemático. 

¿Romance? Sí. Las situaciones problemáticas no están al nivel de After, quizá. Pero eso no las disculpa. Más bien, este libro lo que tiene es micromachismo para aventar como confeti para arriba y es por eso que quizá sus autoras creyeron que no había nada mal. Quizá no lo notaron. Pero este libro se rige por algo así que podríamos llamar... la heteronorma. Vamos, algo parecido. Los comentarios de los personajes, más algunos cuantos de Emma haciendo de narradora, dejan un mal sabor de boca. Todo el mundo asume que si Emma va a ver a Eric es porque es su novio, aunque ella repita varias veces que es un amigo, todo el mundo asume que entre Gabriel y Emma pasa algo porque pasan tiempo juntos y solos. O sea, parece que para al menos el 90% de los personajes de este libro, un hombre y una mujer no pueden estar solos sin que «pase algo». También aparecen leves insinuaciones a que las mujeres deberían cuidarse porque los chicos no son de fiar y otras cosas.  A mí no me venden esas ideas, pero pónganse a pensar un poco, ¿a las chicas adolescentes que apenas se están formando un criterio? ¿Esas qué? 

Ya he repetido hasta la saciedad que se pueden escribir todas las situaciones, problemáticas o no, que se quieran, pero idealizarlas o romantizarlas no. Y hablando de eso, hay algo en el primer capítulo que me dejó fría y no me hizo reír demasiado a pesar de todo el chiste que le hice para que, bajita la mano, se diera cuenta de lo pendejo que era. Eric acaba de conocer a Emma, ni siquiera sabe su nombre, no sabe nada de ella, pero ella está allí, así que él la pone contra la pared y la besa contra su voluntad. No sé Emma, pero si un tipo me hace eso, me quedó congelada... o lo pateó en los huevos o me resisto. La joya del pastel llega cuando un policía nota la escena y se acerca. Le pregunta a Emma: «¿Te está molestando [Eric]?» Y ella como si nada dice que no. Bajita la mano parece un insulto porque a mucha gente si le gritan cosas desagradables en la calle, a muchas mujeres si las tocan en el transporte público. Muchas veces esos casos llegan a los medios (como el de Andrea Noel, que incluso recibió amenazas de muerte), pero por alguna razón que se me escapa, Esmeralda y May, las dos autoras, decidieron que era... ¿romántico? Porque así lo da entender Emma. Romántico, los huevos que no tengo, porque además todo es una treta para que Eric le plante mariguana a Emma. Maravilloso. Y luego las amigas de Emma diciéndole que a ellas les gustaría que lo besara alguien tan guapo y Emma diciendo que «le parecía gracioso, pero lo de la mariguana había sido mucho». 

No me jodan. Es que se me sale lo feminista exaltada, la que no puede creer que esas situaciones todavía lleguen a los libros juveniles. Chale. Que los libros juveniles ya no tengan ese tipo de mierda romantizada entre las páginas. Urge legislar. Acá les dejo otro ejemplo de lo que estoy hablando
Siguiendo con mi vena feminista, para no perder el norte, vamos a otro asunto problemático. Eric y Emma recalcan muchas veces que «ella no es como las demás chicas». Primero, la frase carece de sentido porque yo tampoco soy como las demás chicas, nadie es como las demás chicas. Todas las chicas somos diferentes, no vinimos al mundo con un manual que nos enseñara a «ser chicas». Y segundo, porque... vamos: qué horror ser como las demás chicas, sí. Un horror. Como las chicas somos horribles y estamos alienadas con el sistema y jugamos con muñecas... Que horror. No promuevan esa clase de cosas, por favor.

¿Con qué seguimos? Siento si ya los aburrí, pero es que hay tantas cosas que decir sobre el libro que no sé por donde, ya no empezar, seguir. Pero bueno, ya que estábamos hablando del romance más arriba, vamos a hablar del triángulo amoroso. Como decía Ale (del canal sputnik) hace unos días: que ya no haya novelas juveniles con triángulos amoroso, urge legislar. Es un cliché gastadísimo que ya ni gracia hace, ya ni expectativa genera. ¿A quién le pasó eso en la prepa? ¿Cuándo se tuvo que decidir entre dos chicos esculturales, guapos y carismáticos? Yo no. ¿O es que sólo vende por la masturbación mental que produce?

El triángulo amoroso en cuestión se llama Gabriel, tiene un canal de BookTube y es mexicano. No shit. Es un canal relativamente famoso y a Emma se le caen las bragas por él desde la primera vez que lo ve. Su historia no pasa de unos besos, porque los lectores sabemos que la relación no tiene futuro (y hasta Emma lo dice), pero en un corto espacio de tiempo Emma me hizo preguntarme, con su visión de Gabriel, si así es como May y Esme ven a todos los mexicanos. Es una caracterización muy pobre, que casi hace que me de un síncope. Al parecer, según este libro, los mexicanos decimos mucho neta y chido. Por ahí también se les fue un wey. Nuestro vocabulario entero tiene esos modismos repetidos hasta la saciedad, según el libro; la neta es que neta que nunca había visto tantas veces neta en frases tan cortas. Neta. Neta que está chido decir neta aunque suenes con un fresa mirrey, pero neta si quieren otros modismos hay mil más: pendejo, morro, vale verga (la vida), pinche, desmadre, cómo chingas, a la chingada, vato (en algunas partes), pistear, chupar, madrazo, hasta la madre, ni madres, cabrón.

Pero ¡dejen ustedes que sea sólo un problema de vocabulario! Gabriel es un personaje como todos los demás: tan anodino que hasta el cereal que me tomé de desayuno tenía más personalidad. Pero también es algo profundamente desagradable y por momentos hasta insultante. Dejen busco el momento en el que casi aviento el libro por la ventana (lo cual habría sido triste, porque estaba en mi kindle, y patético, porque vivo en una planta baja).


¿SANGRE CALIENTE? ¡Emma debe tener la sangre muy fría, entonces! Y los mexicanos, bueno, latinoaméricanos, somos unos locos con la sangre caliente que vamos repartiendo besos por doquier. Parece que las dos autoras se vieron una novela o Nosotros los nobles o algo así y decidieron crear a Gabriel porque era algo exótico. Hay muchas menciones a su acento y a lo bien que se oye; ¿disculpa? ¿Mi acento te parece exótico, pendeja [Emma]? No me chingues. ¿La gente quiere que hable porque mi acento es muy bonito? Uy, perdón, creí que era porque tenías interés en lo que tengo que decir. Los acentos son bonitos. Sí. Se te puede caer las bragas por alguno (hola, acento escocés), nadie dice que no. Pero nunca jamás le digas a alguien que si no puede hablar porque quieres oír su acento. Su acento y su voz no están ahí para complacerte. Gracias. 

Dicho eso, lo próximo que voy a hacer será crear un personaje español que baile flamenco y diga coño y cojones todo el día. También tengo una idea para un argentino vestido de gaucho que sólo diga che y boludo y un italiano de acento gracioso, bigote y de profesión, mafioso. ¿Ven por donde van los tiros? No hagan personajes así, los estereotipos pueden ser ciertos, pueden no serlo, pero una persona es siempre mucho más que un estereotipo.


Y hablando de eso... vamos a hablar largo y tendido (quizá no tanto) del padre y de la hermana de Emma, Sebastián y Lys, respectivamente. Lys sufrió anorexia y depresión (se nota que las dos autoras no investigaron de una cosa ni de otra) y se le curó mágicamente porque Emma le dijo unas palabras mágicas. La protagonista de Segunda estrella a la derecha está llorando en este momento (¡miren! ¡yo también sé hacer referencias literatias!). La cosa con Lys es que cada que aparece se menciona su anorexia, lo duro que fue para Emma o para la familia o lo triste que fue. Lys, antes que ser la hermana de Emma, es un accesorio que nos recuerda sus tragedias, lo triste que es su vida y que, antes de ser una persona, es una enfermedad. Y una mierda.

Con su padre ocurre lo mismo. Sólo que su enfermedad o condición no tiene nombre, síntomas que tengan sentido o nada coherente. Emma dice al principio del libro que, a pesar de que su padre está discapacitado, es una persona como cualquier otra. Si Emma se iba a poner educativa, a lo mejor debería saber que discapacitado es una palabra que últimamente no es muy popular y hay términos más correctos y no sé... haber sido congruente con eso. Pero durante todo el libro, el padre de Emma sólo existe para recordarnos la trágica vida de nuestra no tan querida protagonista, ser un estorbo o proveer la excusa para que Emma vea a Eric. ¿Crítica social? Ni sus luces. Esa me la perdí.  


Ah, también como en novela juvenil promedio hay un personaje del colectivo LGBTI+ para demostrarnos que Emma es inclusiva y no tiene prejuicios. Eso a todos nos parece genial, pero desde el momento en que sale el tema, en cada aparición que hace el personaje se hace aunque sea una mención a su orientación sexual (comos si eso nos definiera como personas) y hay algo aun más problemático todavía. Emma asume que, como a su amiga le gustaban más las protas femeninas, era obvio que era lesbiana. Bajo esa lógica, como a mí se me caen las bragas por Hermione Granger y Violetta, obvio también soy lesbiana; van a ver la cara que ponga mi novio cuando se lo diga. Pero,¡ey!, esperen: también me gusta mucho Angelo, de Dos Velas para el Diablo. Claro. Es que soy bisexual. La comparación puede caer en el montón de todas las cosas desafortunadas del libro, pero no deja de ser un intento de decir: «¡ey, somos inclusivas!». Por favor no hagan eso. Demuéstrenlo sin hacer todo un revuelo de eso o sin intentar educar a la gente metiendo una escena totalmente innecesaria en la que Emma nos da un discursito pedorro con voz en off. ¿Por qué no lo dejan caer de una manera completamente natural? No es que yo le fuera a dar galletitas a Emma por ser una buena persona y aceptar a su amiga.


¿Trama? Pues vamos a hacer como que hay una. Sin comentarios. Ni núcleo, ni chicha, ni nada de na'. Sólo a veces pasan cosas. Algunas tienen que ver con Eric, otras con Emma y su trágico pasado, otras con blogs y booktubers. ¿Qué hacen todas las escenas juntas? Una masa sin forma, porque no tienen ningún propósito en común. 

La redacción da pena. Cosas sintácticamente imposibles, frases que tienen un sentido completamente diferente al que pretendían y una absurda falta y exceso de comas en todas partes. Falta, porque muchos sustantivos tienen adjetivos de lo más raros y extraños por no tenerlas (como nombres inseguros, donde el inseguro debería haber sido para Eric, no para el nombre), y exceso porque hay un montón de enumeraciones que tienen las comas justo donde no van. Cuando me venden un libro, considero una total falta de respeto que parezca tan falto de edición. Si a las autoras se les pasaron todos los errores, ¿por qué no hubo correctores de estilo, editores, alguien? Además, el libro tienen una cantidad grosera de explicaciones innecesarias y relleno. A veces se convierte en un manual de cómo bloguear o como grabar videos. ¡Show, don't tell, carajo! ¡¿Quién les hizo tanto daño que no siguen ese consejo!?

Tengo la loca teoría de que las autoras buscaron una cuenta en twitter que se llamara @commonbookworm y otra que se llamara @commonwhitegirl y sacaron el 90% de las frases pendejas de su novela de ahí.


Referencias literarias hay un montón. Bueno, no sólo literarias, a toda clase de cultura pop. A veces hay hasta cinco libros mencionados por páginas y textos que dicen porque a Emma le gustó. Tantas referencias me hicieron pensar que a la mejor era sólo un experimento social de Planeta para meter toda la publicidad posible a libros a ver cuanta gente caía y los compraba. Son tantas referencias que se puede beber un trago de la bebida alcohólica de su preferencia y terminar con un coma etílico de bastante gravedad. Casi como Persona Normal de Benito Taibo (¡qué también aparece nombrado!), pero con libros YA y Jane Austen (autora no. 1 para referenciar en novelas románticas y sonar mamador; cómo se ha de estar la pobre retorciendo en la tumba...). Ah, y Bukowski, que es Bukowski y es trash fiction y parece que sólo está ahí para hacer profundo, único y especial a Eric.

Ya me quedó esto como biblia, así que aquí le paro. Que quede claro que no recomiendo el libro por todas las razones expuestas arriba, que me gustó rantear con él (sí, me gusta rantear, es mi único superpoder), que lo leí porque me salió de los bajos fondos y que a pesar de todo, me divertí criticándolo. Que quede claro, también, por si hay desubicados, que las dos autoras me dan exactamente igual, que les deseo que les vaya bien en su carrera y que, por favor, mejoren. Que para eso están las críticas. A los editores del libro son a los que no les deseo nada, porque se nota de manera muy evidente que este libro no lo corrigió nadie y que ni siquiera se preocuparon por el contenido. Hasta el próximo libro malo, queridos.


sábado, 16 de abril de 2016

The Lizzie Bennet Diaries | Webseries

"Indudablemente, la madre de todas las webseries literarias"
― Yo... y todo Internet (más vale).

Hace unos meses hice una entrada recomendando webseries literarias y hace un tiempo la repetí porque había encontrado más que estaba viendo. Sin embargo, no tenía un exceso de espacio para analizar la historia y hablar mucho, así que siempre se me quedó este gusanito. Sobre todo con esta serie, que es mi primera webserie en la historia y es además la madre de todas las webseries y si quieren ponerse exquisitos, la mejor adaptación de Orgullo y Prejuicio en mi opinión. Quizá sea un poco excesivo pero estoy segura de que sé de que hablo; tan segura como que hay un unicornio enfrente de mí ahora mismo.


Pero bueno, si no saben lo que es una webserie probablemente ya me están mirando con cara de loca. No se preocupen, denme un momento para ajustarme los lentes, carraspear cual Umbridge y decirles que una webserie es una serie pensada para ser distribuida a través de internet, por ejemplo, YouTube o vimeo. The Lizzie Bennet Diaries en particular está pensada con formato de vlog en donde Lizzie (y variedad de otros personajes), le hablan a la cámara mientras cuentan su historia. Es una adaptación moderna de Orgullo y Prejuicio, por si a estas alturas de la vida no se habían dado cuenta. Los creadores son Bernie Su y Hank Green; sí, ese Hank Green. ¡Sí, el de vlogbrothers! ¿Aún no? ¿Quién en serio no conoce vlogbrothers? Bueno. El hermano de John Green. ¿Ya?

La serie la protagonista la maravillosa y perfecta Ashley Clements como Lizzie Bennet, un papel que nunca le había quedado mejor a nadie (no, no soy fan de Keira Knightley... ¿se escribe así?). El resto del cast más o menos habitual lo completan Julia Cho como Charlotte Lu (en el libro Charlotte Lucas), Laura Spencer como Jane Bennet ( y ahora la pueden ver en The Big Bang Theory... ¿alguien sigue viendo eso?) y a Mary Kate Wiles como Lydia Bennet... la mejor Lydia que nunca podrá ver en ninguna adaptación de Orgullo y Prejuicio. El resto del limitado cast lo completan Mr. Collins, Bing Lee (la versión de Charles Bingley), Wickham, Mary Bennet, William Darcy y su hermana, Gigi, Fitz y Caroline. Como verán, no es que la webserie tenga una multitud de personajes... Pero créanme, no necesita nada más.


Al ser una modernización de un clásico del siglo XIX, hay muchos cambios, aunque la esencia de mantiene. No importa que en el tiempo de esta Lizzie Bennet no existan los matrimonios arreglados, la madre de las tres Bennet está desesperada por que sus hijas se consigan un buen partido. No importa que al menos las dos mayores tengan masters o estén por sacárselos; no, ella quiere conseguirles un marido, casarlas lo más pronto posible y que le den nietos. A ella y al Sr. Bennet jamás los vemos en cámara, pues ninguno de los dos sabe que su hija Lizzie sube la mitad de su vida al internet (porque probablemente no lo aprobarían).

Sin embargo, nos enteramos de todo lo que ocurre incluso cuando no vemos a los personajes porque Lizzie lo interpreta todo con costume theather. Hace a su madre, a Darcy, a Bing. Y no es la única, Charlotte, Jane y Lydia son sus asistentes habituales. Esa es una de las cosas que hace a la serie tan especial, además de que es la madre de las webseries literarias y... ¡la interacción con el público!


Al parecer, la interacción con el público ha sido algo con lo que ha estado jugando Pemberley Digital, la empresa que se creo para producción y creación de proyectos como este después del éxito, es con la interacción del público. Como en el universo de Lizzie Bennet también existen los videos, cada cierto numero de episodios hay videos Q&A (Question & Answer) donde Lizzie responde preguntas que fueron hechas en Yotube, Twitter y demás redes sociales (sí, todos los personajes tenían cuentas de Twitter donde podías descubrir cosas extra de la historia, esta es la de Lizzie Bennet).

Los hechos son bastante fieles a la novela original; todo se adapta, por supuesto. En vez de un baile al inicio, hay una boda. En vez de que Lizzie visite la mansión Pemberley, visita Pemberley Digital en San Fransisco, la empresa de Darcy. Y la señora Gardiner, en vez de ser su tía, es la responsable de su tesis de maestría y, sí, también es la persona por la cual Lizzie y Darcy están juntos. No quiero soltar muchos spoilers de la novela por si no la han leído (¡¿quién no ha leído Orgullo y Prejuicio?!), pero aun cuando es tan fiel, hay cambios. Lo bueno es que los cambios son para bien y tienen que ver con Lydia.

Una de las cosas más maravillosas del vlog es que cómo dice Lydia alguna vez: "Este es el diario de Lizzie y ella ve lo que quiere". Tenemos un unreliable narrator y tenemos que elegir si creerle o no. Todo lo que vemos, lo vemos a través de sus ojos y muchas veces tenemos que aceptar que Lizzie exagera, está teniendo ataques de pánico (heredados de su madre) o está negando lo evidente. Algunas veces tenemos otros puntos de vista, como a Charlotte y Jane ejemplificando escenas de Lizzie y Darcy que la dueña del vlog niega o a Lydia convenciendo a Charlotte de que la deje subir algún video.


Además, al ser el vlog de Lizzie, si ella se va de viaje o está en Netherfield por una temporada, perdemos de vista a otros personajes. Para eso, Pemberley Digital ideó algo maravilloso. Lydia, a quien le encantan las cámaras (y sobre todo, la atención), acaba subiendo videos a un canal llamado The Lydia Bennet (donde aparece su prima Mary y Kitty, su gato), que sólo se mantiene cuando Lydia no puede aparecer en los videos de Lizzie. Al resto de los spin-offs los completan Maria of the Lu, la hermana de Charlotte y Domino (con Gigi Darcy). Y unos cuantos extras por allí que incluyen a Mr. Collins diciendo palabras de más de tres sílabas.

Probablemente si les gusta Orgullo y Prejuicio ya la conozcan, pero si no, al menos es buena manera de que conozcan el libro. ¡Y lo pueden ir leyendo conforme avanza la serie! (Sólo ideas, estoy en mi modo cursi y tengo ganas de que todo el mundo esté igual). La verdad es que a mí Orgullo y Prejuicio... pues me gusta, claro, pero hay días que me da igual (nada como Cumbres Borrascosas, ese es mi clásico de cabecera) pero The Lizzie Bennet Diaries lo puso en una perspectiva diferente, más moderna, en una época en que las mujeres podía optar a otras cosas que no fueran el matrimonio (pues en el libro, Elizabeth es la única mujer que se atreve a declarar que se casará sólo con quien ella quiera) así que definitivamente me atrajo un poco más.

No sé si ya se las habré vendido, pero al menos espero haberlos convencido de darle una oportunidad. No mucha gente conoce la maravilla de las webseries y la verdad es que son increíbles: son fáciles de seguir (si sabes inglés, ejem, aunque esta en especial tiene subtítulos en español y otros idiomas en Youtube), sus capítulos son cortos y si los actores son buenos, la serie puede ser muy divertida. Decidí que también usaría mi blog para, ocasionalmente, contarles acerca de webseries que veo. Eso es todo por hoy.