Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

miércoles, 23 de marzo de 2016

A long way gone, Ishamel Beah | Reseña


My new friends have begun to suspect I haven't told them the full story of my life.
"Why did you leave Sierra Leone?"
"Because there is a war."
"You mean, you saw people running around with guns and shooting each other?"
"Yes, all the time."
"Cool."
I smile a little.
"You should tell us about it sometime."
"Yes, sometime."
Traducción (made in Nea)
Mis niegos amigos han empezado a sospechar que no les que contado la historia completa de mi vida.
―¿Por qué dejaste Sierra Leona?
―Porque hay una guerra. 
―Te refieres... ¿has visto personas corriendo con armas y disparándose los unos a los otros?
―Sí, todo el tiempo.
―Cool.
Sonrío un poquito.
―Deberías contarnos acerca de eso algún día. 
―Sí, algún día.
Sinopsis: This is how wars are fought now: by children, hopped-up on drugs and wielding AK-47s. Children have become soldiers of choice. In the more than fifty conflicts going on worldwide, it is estimated that there are some 300,000 child soldiers. Ishmael Beah used to be one of them.
What is war like through the eyes of a child soldier? How does one become a killer? How does one stop? Child soldiers have been profiled by journalists, and novelists have struggled to imagine their lives. But until now, there has not been a first-person account from someone who came through this hell and survived.
In A Long Way Gone, Beah, now twenty-five years old, tells a riveting story: how at the age of twelve, he fled attacking rebels and wandered a land rendered unrecognizable by violence. By thirteen, he'd been picked up by the government army, and Beah, at heart a gentle boy, found that he was capable of truly terrible acts.
This is a rare and mesmerizing account, told with real literary force and heartbreaking honesty.

Ishmael Beah
Quiero contarles algo sobre Sierra Leona. La mayoría habrá oído del país porque es un país africano en donde hubo una guerra muy sangrienta en donde peleaban niños armados con AK-47s hasta arriba de drogas, comandados por gente que les decía que era la única manera de vengar a sus familias o a sus muertos. O la mayoría sabrá que existe un país que se llama Sierra Leona porque allí hay diamantes. O ni eso. La verdad es que solemos englobar a Africa como un sólo país casi siempre, o a sus habitantes como un sólo tipo de personas.

Sierra Leona es un país relativamente joven. Obtuvo su independencia en 1961, como muchos otros países africanos. En 1992, después de años de inestabilidad política y descontento de los tenme, que no veían con buenos ojos a los criollos en el gobierno, hubo un golpe de estado y empezó la guerra. El Frente Unido Revolucionario, compuesto principalmente por personas de los grupos étnicos de los temnés, se levantó en armas y todo el país entró en caos. Ishamel Beah cuenta la historia, pero no se detiene mucho en ella porque después de todo la guerra es la guerra, dan igual los motivos que hayan llegado a ella. La gente muere, se cometen atrocidades y, si hablamos de África especialmente, los niños acaban cargando armas y luchando como soldados.


Ese fue el destino de Ishamel Beah, también. Tira de sus recuerdos y escribe. Recuerda lo que vio y como lo vio. Recuerda el miedo de la gente, a su familia, de la que se vio separado. A su hermano, con el que sobrevivió bastante tiempo hasta que los rebeldes los obligaron a separarse. Los amigos que encontró mientras estuvo solo y que después se unieron con él a las fuerzas rebeldes. Los muertos ocurren página tras página sin que Ishmael pueda ponerles nombre, pero si les pone cara y sufrimiento. Las muertes se vuelven algo personal en el libro porque sabes que ocurrieron en alguna parte de verdad y alguien las guardó para siempre en sus recuerdos sin poder olvidarlas para poder vertirlas en este libro.

Ishmael habló en un congreso de la ONU sobre los niños soldados y cómo no eran un caso perdido. Se usó de ejemplo para demostrar que podían ser rehabilitados. En su libro se puede notar la frustración que sintió (quizá aun siente) cuando en todas las aldeas le daban la espalda solo por ser un niño. Como no importaba que no tuviera un arma en las manos, de todos modos lo consideraban peligroso. No sé él, pero para mí eso sólo me llevó a pensar que, poco a poco, sin darle opciones, lo empujaron hasta las fueras rebeldes que se aprovecharon de la desaparición de su familia y de su hermano para asegurarle que podría vengarlos y lo convirtieron en un soldado. La historia es desgarradora. Va desde que la guerra tocó personalmente a la puerta de su casa hasta su huída de Sierra Leona, cuando la guerra volvió a estallar después de que él hubiera dejado un centro de rehabilitación. Decidió que era suficiente cuando vio morir a su tío y supo que no podía quedarse allí o iba a morir. 

Freetown
La estructura del libro cambia conforme el libro avanza. Ishmael Beah empieza a contar la historia cronologicamente, como la recuerda. Nos adelanta algunas cosas y algunas escenas, pero la historia va cronológica más o menos hasta su tiempo como niño soldado, donde parece que hace un salto abrupto y va intercalando las escenas como las va recordando. Es el tiempo más confuso, quizá porque abusó de las drogas para poder soportar la guerra, la pelea y sobreponerse a lo que estaba haciendo y lo que los demás estaban haciendo. A long way gone es un libro difícil precisamente porque sabes qué es una historia real y que los que van a sufrir no son los que empezaron la guerra. Ellos estaban hasta arriba y probablemente sólo murieron hasta el final o fueron enjuiciados (aunque después del segundo conflicto a algunos se les garantizó el perdón); los que más sufrieron la guerra fueron los campesinos, los pobres, las mujeres, los niños. 

Este es, al final del día, un libro necesario. Porque por más que nos hablen de los conflictos africanos y lo mucho que sufren los niños en las filas de los ejércitos, nunca sabremos exactamente lo que significa ser un niño soldado. Ishamel Beah sí lo sabe. Él estuvo allí y consiguió escapar. Definitivamente recomiendo el libro porque, libros como este, hay pocos.

lunes, 21 de marzo de 2016

Día internacional de la poesía (ft. mini-reseñas)

¡Feliz día mundial de la poesía! A los mexicanos, también, feliz puente, porque hoy hace muchos, muchísimos años, no se exactamente cuantos, nació Benito Juárez. Hoy vengo a hablar de ese género que, después de los libros de autoayuda, tiene menos popularidad (me estoy inventando el dato según un estudio imaginario que hice en la universidad patito de mi casa, por si quieren saber de donde me lo he sacado) que nada. Tipos de poesía hay muchos, pero la gente siempre suele huir de ella. De hecho, yo tenía una sección en el blog dedicada a la poesía (Hablemos de poesía) que tuve que clausurar y dejar así, cerrada, por simple y sencilla falta de interés


Hoy vengo de nuevo a jurarles que la poesía no es tan mala, que no es malo leerla y no entenderla, porque la poesía no se entiende casi nunca a la primera. Decirles que se lee rápido, para ver si al menos consigo meterles algún poema en los ojos. Contarles que hay muchos tipos de poesía: hay poesía que rima y poesía que no, hay poesía para niños, para grandes. Hay sonetos, como los de Sor Juana. Hay poesía confesional, como la de Sylvia Plath. Hay poesía antigua y contemporánea. Hay cantares antiguos y poesía más nueva. Hay poesía hasta de la era pre hispánica, porque el trabajo de Nezahualcóyotl  y otros poetas Aztecas sobrevive hasta nuestros días. Hay poesía para elegir, pues y, aunque toda se llame poesía, ninguna se parece.

Vengo a hablarles de cuatro libros de poesía que me gustan bastante y que, por supuesto, recomiendo. Les dejo unas mini-reseñas, bastante pequeñas, para ver si por algún milagro del Dios en el que no creo y de Quetzalcoátl (en el que tampoco creo, pero al menos era una serpiente emplumada) alguien se interesa en ellos. 

Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Pablo Neruda


Siempre hablo de ellos porque fueron los primeros poemas que fui capaz de leer enteros sin dormirme. Lo sé, no es la mejor frase para empezar una pequeña reseña sobre poemas. La mayoría conoce el poema 20 y ese poema que comienza más o menos así "me gustas cuando callas porque estás como ausente" (un verso que no me encanta y no me parece lo más romántico del mundo), sin embargo, los otros dieciocho y especialmente la Canción Desesperada suelen ser rápidamente olvidados. Sin embargo, debo decir que cada uno de los veinte poemas de amor y la canción desesperada valen la pena, si quiera por conocer a Pablo Neruda y para que dejen de dedicar ese "me gustas cuanta callas porque estás como ausente" a todas horas y en todas sus relaciones.

Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Neruda fue el único poeta que conocí o sea mi favorito a falta de otros durante mucho tiempo, hasta que Benedetti y Sabines me cayeron en la cara demostrandome que los poemas no necesitaban ser sólo de amor (y que podían hablar de la censura, de la muerte y hasta ser graciosos). Sin embargo, por todo lo que fue, Neruda siempre estará presente en mi corazoncito.

Chicana Falsa, Michelle Serros


Este fue un descubrimiento nuevo y sin duda más contemporáneo. Llevo tiempo buscando literatura chicana, sobre todo si es literatura que ahonde en la identidad de los chicanos (mexicanos nacidos en Estados Unidos) y Michelle Serros, que murió hace unos años, expresa perfectamente su identidad y sus problemas en este libro de poemas. Habla de los estereotipos con los que ha vivido y ha sido marcada toda la vida, de cómo pocos la apoyaron cuando quiso ser escritora, de cómo su familia es muy complicada, porque su tía fulanita no le habla a menganita, pero igual las dos van a las fiestas y a los funerales así que hay que evitar que se sienten a menos de veinte asientos de distancia. Y de los mejores poemas es un poema corto donde cuenta como la confundieron con una mujer de limpieza en un gimnasio y tuvo que enseñar el carnet para que le creyeran.

Estos poemas son poemas muy sencillos y no necesitas drogarte para entenderlos, como a Baudelaire, por ejemplo. Lo digo precisamente porque me han dicho varias veces que no leen poesía porque "no la entiendan". Y con este libro, que además es pequeñito, les aseguro, no van a tener ese pequeño problema.

Recuento de Poemas, Jaime Sabines


Sabines es mi referente en poesía. No creo que deje de serlo pronto. El día que lo oí declamar en Youtube No es que muera de amor, muero de ti, amor, de amor de ti... etcétera etcétera, se volvió mi favorito. Podría decir que se me cayeron las bragas, pero eso suena con mucha falta clase y los mexicanos no decimos bragas jamás. Pero sí. Sabines se volvió mi favorito de favoritos, mi referente en poesía, el poeta del que me aprendí la mitad de los poemas para ser la ñoña que los puede decir (que no declamar) en casi cualquier parte. Podría escribir No es que muera de amor de memoria y nada más se me olvidaría donde van las comas. Más o menos así me enamoré de la poesía de Sabines.

Después de años de leerlo y releerlo, alguien me regaló su recuento de poemas, un libro donde junta y hace una selección de casi toda su obra. Desde los poemas más cortos hasta los más largos, los más famosos y los menos. Los más graciosos y los más trágicos. Así que si se preguntan porqué siempre recomiendo a Sabines ya tienen la respuesta. Él es mi favorito.

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma, de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Soy vertical pero preferiría ser horizontal, Sylvia Plath


Este es el penúltimo libro de poesía que he leído últimamente. Tenía una cita pendiente con Sylvia Plath. Alguien me dijo que después de leerla tendría que consolarme con nutella o cortarme las venas y no se equivocaba. Todo en la poesía de Plath es trágico. Sylvia Plath se suicidó el 11 de enero de 1963, asfixiándose con gas. Ted Hughes, con quien estuvo casada se convirtió, a su muerte, en el editor de su legado. La poesía de Plath es poesía confesional y fue una de las poetas originales en el movimiento. Cuando lees sus poemas, no hay duda de por qué. El primero de esta pequeña recopilación, que habla de la maternidad, es el más obvio. Plath no la retrata como un milagro, sino por momentos lo hace como una carga, una deformación, algo que no todos desean. La recomiendo al último porque creo que es una mujer a la que hay que leer en inglés (aunque yo no lo he hecho). De hecho, siempre he sentido que al traducir la poesía, esta pierde algo para siempre. Las traducciones nunca serán iguales

La recomiendo porque me impresionó mucho. Me dejó un sabor de boca extraño, que pocos poemas me habían dejado antes. Así que en este intento de mini-reseña, les recomiendo especialmente la poesía de Plath. 

sábado, 19 de marzo de 2016

Como (no) escribir una novela young adult

Ya era tiempo de volver a publicar mis recetas para el éxito inmediato escribiendo libros (en general malos). Después de la novela fantástica, las distopías y las novelas románticas probablemente ya están nadando en dinero si intentaron algunas de mis recetas mágicas. Si no son ricos a estas alturas es porque no quieren o porque su dignidad los cagó a palos (o porque no escriben en inglés, eso también puede ser). Así que si quieren ser aun más ricos y famoso o ninguna de mis anteriores recetas para el éxito inmediato los convenció, vengo a dejar una más. ¡Novelas Young Adult! Un género que últimamente es cada día más famoso y que seguramente los dejará en la fama más absoluta y total. Como siempre, todo esto es sátira. No tendría que decirlo, pero hay gente con el sentido del humor en el trasero. 


1. Primero necesitas un protagonista que será también el narrador. Si no quieres escribir en primera persona porque esos narradores están muy vistos desde Stephenie Meyer y tu estás escribiendo un libro malo, pero nunca tan malo como Crepúsculo, pues que el narrador sea en tercera persona, pero siempre desde el punto de vista de tu protagonista. Chico o chica, no importa. Sólo recuerda que tienen que cumplir una serie de características elementales: tener pocos amigos y no ser muy populares (bonus points si desprecian chicos populares), ser "muy maduros" para su edad, y algún hobby extraño, como por ejemplo recordar las últimas palabras que dijo gente famosa o hacer anagramas todo el tiempo. Bonus points si además de eso se califican como raros y son extremadamente tímidos. Bonus points si les gusta el rock de los setentas.

2. Vas a necesitar más elenco, claro que sí. Para empezar, un amigo o par de amigos tan raros como tu protagonista. Que se hagan llamar por apodos extraños, sean de alguna minoría, sean gays o transexuales. Mejor si son los dos últimos, así te las puedes dar de escritor diverso e inclusivo, no importa que la personalidad esté basada completamente en su raza, su género o su orientación sexual y que eso esté mal. Tú eres diverso e inclusivo, punto, no importa que parezca que lo estás haciendo por cubrir una absurda cuota. Para el resto del elenco puedes tener personajes grises que a nadie le importa y un par de padres que no digan ni una línea o digan una sola durante toda la novela. ¿Qué hacen? Nadie sabe. Mejor si están de viaje, así nadie molesta a tu protagonista.


3. Este es quizá el punto más importante así que pon mucha atención: necesitas un interés amoroso. Sí. Es necesario. Chico o chica, según corresponda al sexo y orientación sexual de tu protagonista. También necesita cubrir unas características muy puntuales: ser raro. Esa es la principal, necesita decir cosas enigmáticas, guardar un secreto, tener una familia disfuncional. Quizá basta con que sea un chico que es incapaz de leer un libro o una chica que se aparece a las dos de la mañana en tu recámara para que le ayudes con algo. Que sé yo, escribe lo que quieras. También debe ser "más maduro" para su edad y filosofar cada dos minutos, incluso durante una cena informar en los tacos. Se ganará más a tu público si dice cosas profundas sobre la muerte, el olvido, el destino o el azar, no importa lo metidas con calzador que estén.

4. Demonios, ya vas muy avanzado en la planeación y todavía no tienes trama. Bueno, pues yo tengo una buena noticia: ¡la trama no es necesaria! Lo único que tienes que hacer es poner a tus protagonistas a hacer cosas, hablar de cosas profundas y a veces, cuando te sientas inspirado, darles pequeños conflictos y problemas. ¿Que tu novela tenga un núcleo? No, no es necesario. Demasiado complejo.


5. Lo que sí tiene que tener tu novela es una relación amorosa bien desarrollada. A los adolescentes no les gustan esas tonterías del insta-love, así que procura que se vea realista (lo más realista que sea posible mientras tus protagonistas hablan de la muerte, el olvido, el destino o el azar) y que sea una relación sana, donde no haya maltrato. También procura desaparecer los problemas de los dos protagonistas cuando se confiesen su amor, como si el amor lo solucionara todo. Bonus points si escribes una escena donde se acuesten o lo insinúen.

6. Deja un final abierto, pero no tan abierto. En general que parezca satisfactorio, porque si no tienes una trama muy fuerte, sólo a personajes haciendo cosas en lugares, no lograrás conseguir un descenlace muy cerrado. Cierra con una reflexión del o la protagonista o algo así mientras se prepara para ir a una cita con su amor y ve todos sus problemas literalmente desaparecidos. Queda bien, es tierno, y tus lectores te lo agradecerán. Si no quieres seguir ese modelo, siempre puedes quitar lo de la cita, pero dejar lo demás. 

7. Publica y espera el dinero. No te preocupes: llegará. También recuerda que en algunos casos tu dignidad puede venir a cagarte a palos, pero eso es completamente normal