Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

domingo, 22 de noviembre de 2015

#NaNoWriMo2015: Por qué escribo


En vez de estar escribiendo para el NaNoWriMo que es lo que debería estar haciendo ahora mismo, voy a contarles una historia de amor, probablemente una aburrida, pero la más importante para mí. Esta historia de amor se remonta a cuando yo tenía cinco años, casi seis, y, como mi madre se empeña en recordarme cada que le enseño lo que le escribo, yo escribía la palabra "hada" como "ada" y le plagaba las historias a Walt Disney. ¿Ya adivinaron que historia es? Si la historia de por qué escribo, o en otras palabras, la historia de por qué me enamoré de escribir.

En la primaria teníamos un cuaderno donde podíamos escribir historias o podíamos usarlo como diario; la maestra no lo leía, sólo revisaba que, de hecho, hubiéramos llenado muchas páginas. La cruda realidad es que era el cuaderno de música, pero jamás tuvimos clase de música ese año, así que nadie sabía exactamente en qué utilizar un cuaderno que ya nos habían pedido (al menos, ese, porque el de los pentagramas se quedó sin usar un año entero). La mayoría de los niños tenían problemas para decidir que escribir y se pasaban media vida pensando y dos minutos escribiendo. "Pero maestra, es que no hice nada interesante el fin de semana", "Maestra, no sé que escribir", "Maestra, ¿cómo se escribe un cuento?" A mí me parecía curioso porque yo llenaba las páginas sin ningún esfuerzo con una historia malísima que era un plagio descarado de la bella durmiente (con "adas madrinas" en vez de "hadas madrinas"); cuando terminé esa historia, plagié a Blancanieves y cuando acabé esa, plagié La bella y la bestia, y luego la de la princesa a la que su madrastra echaba de casa y convertía a sus hermanos en cisnes, y después a Barba Azul, y prácticamente toda historia de Hans Christian Andersen, los hermanos Grimm o Perrault ya hubieran escrito antes.

Lo sé, yo era la original andante. Nunca la acabé, porque la princesa de turno siempre se casa, era feliz para siempre, comía perdices y tenía una hija que continuaba con la historia. A mis seis años yo había visto muchas películas y leído muchos cuentos clásicos y no se me ocurría que, para empezar, el destino de una princesa pudiera ser diferente. Lo cierto es que las primeras lecturas influyeron mucho a la hora de escribir mis primeras historias. Después recuerdo que vi Aladino y escribí una historia que estaba ambientada en una mezcla de la India y Arabia. Y así con cada cosa que veía o leía.

Esa era mi letra. Y ese es un pedazo del plagio de HP
Por ese entonces, se me ocurrió que yo podría escribir algo como Harry Potter. Lo sé. Magnífica idea. Yo tenía creo que doce años e iba a cumplir trece. Mi protagonista era una chica de cabello negro, ojos oscuros y se llamaba Anne Garrew. La historia estaba ambientada en México y como a mí se me ocurrió tener personajes llamados Anne, William, Patrice, Paulette, Renée, etcétera todavía no lo entiendo. La historia era pésima en todo sentido. Sin embargo, por ese entonces, cuando yo estaba a punto de tirar la toalla con la historia leí El Disco del Tiempo de María García Esperón, que en un momento se convirtió en uno de mis libros favoritos por aquel entonces y decidí ponerlo entre mis libros favoritos en Hi5 (sí, niños, por ese entonces la gente usaba esa red social del averno).


María García Esperón y mi madre fueron las primeras personas que me apoyaron para que siguiera escribiendo. Mi madre sabía que mi historia era mala. María no sé, probablemente. Yo escribía francamente mal, tan mal que Crepúsculo al lado parece una comparación; y tantito peor: decidí inmortalizar mis obras en el internet. Sin embargo, tenía doce años y era obvio que no iba a vomitar un premio Nobel escribiendo mi primera novela o mis primeros cuentos. Desde entonces estoy enamorada perdidamente de la escritura, de lo que puedes crear sólo con palabras, de ponerles cara, rostro y forma a las historias que hay en mi cabeza.

Es eso. Por eso escribo. Por amor.

Escribo para evadirme o para contar realidades necesarias. Para tratar temas simples o complejos. Escribo porque, para mí, escribir es como respirar: no concibo mi existencia sin esa actividad diaria (o casi diaria). A lo largo del tiempo he animado a muchas personas a escribir y muchas me han animado a no dejarlo jamás. Todavía recuerdo a mi maestra de español de secundaria quitándome las hojas que escribía en clase en vez de hacer los apuntes y devolvérmelas días después diciéndome que por favor no lo hiciera en clase, pero que conocía un concurso de cuento y que podía participar (perdí). Recuerdo que mis amigos siempre leyeron lo que yo escribía, unos con más interés que otros. Nunca he tenido ese problema de separar mis dos identidades, la que escribe y la que no. Amo escribir y amo decírselo al mundo.

Así que ya que estoy en el desesperado intento de escribir 50,000 palabras en un mes, y seguir escribiendo miles de historias después de eso, vine a contarles esta historia y, de paso, a decirles, que sólo necesitan un empujón para empezar la historia que siempre han querido.


viernes, 20 de noviembre de 2015

Letras mexicanas: recomendaciones de libros

San Miguel de Allende, Guanajuato.
Hoy es 20 de Noviembre, la causa de que haya niños nombrados Aniv de la Rev (por favor, ya no le pongan a sus hijos lo que viene en los calendarios), el Aniversario de la Revolución. En realidad nadie se pone de acuerdo en exactamente para qué demonios sirvió la Revolución viéndola con una perspectiva de 115 años y yo no soy una experta en el tema (lo mío es la conquista y lo pre hispánico, por favor), pero aprovechando que algunos se acuerdan de sacar lo patriótico que les quedó de Septiembre, yo traigo... ¡libros mexicanos! Y quiero hacer la aclaración de que estos no son sólo libros escritos por mexicanos, sino libros que, además, hablan de México de alguna u otra manera. Unos quizá más directo que otros, pero todos con una atmósfera mexicana. 

El llano en llamas, Juan Rulfo


Me costó mucho escoger entre este libro y Pedro Páramo, porque los dos son maravillosos, los dos se merecen estar entre mis recomendaciones, pero no quería repetir autor. Así que fue esta gran colección de historias lo que finalmente acabé eligiendo. Según mi papá, Juan Rulfo es el mejor escritor mexicano que existe. Yo discrepo, diciendo que hay muchos maravillosos y que todavía faltan muchos por surgir, pero admito que Rulfo, pese a tener tan poca obra, es muy diferente a cualquier otra cosa que yo haya leído en toda mi vida. Rulfo suele concentrarse en la vida en el campo y en las pequeñas y grandes desgracias que le acontecen a los campesinos y suele hacerlo muy bien; tiene una maestría increíble para hablar de la desgracia sin tapujos y hacerla cercana, nuestra, real y tangible.

Ojos llenos de sombra, Raquel Castro


¿Saben por qué compré este libro? Porque quería comprar una antología de cuentos de terror de Gran Angular y un comic que publicó SM y había una oferta del 3x2. Así que este fue el libro que acabó en mis manos porque la sinopsis se veía interesante. Ojos llenos de sombra habla de un montón de mundos que me suenan lejanos y transcurren en la misma ciudad en la que vivo. El mundo de la onda gótica, la música y la música gótica, todo aderezado con referencias a videojuegos porque la protagonista, hija de un papá bastante friki, carga con el nombre de Atari (y sus hermanos son Luis y Mario). Es un libro bastante fresco, que habla de descubrir quién eres, lo qué quieres y siempre anteponer tus deseos y tu futuro a lo que otras personas quieren o esperan de ti. 

Copo de algodón, Maria García Esperón


Por supuesto, si hablamos de libros que representen a México, este tiene que estar presente. ¿Por qué? Habla de mi época preferida de la historia mexicana: los últimos días del imperio Azteca (uno de los imperios más grandes y majestuosos que ha visto el mundo, pero también uno de los más sangrientos) y la llegada de Hernán Cortés a Tenochtitlan. Creo que cuando hablamos de este tema se tienden a hacer juicios a ambos lados sin entender el momento o el lugar en el que todo ocurría y este libro nos permite visitarlo todo desde los ojos de una niña, la hija de Moctezuma Xoyocotzin, esposa de Cuitlahuac y después Cuauhtémoc, los últimos tlatoanis de los Aztecas. Creo que cuando hablamos de los Aztecas debemos reconocer su nobleza, su tolerancia y su destreza como guerreros sin olvidar que eran un pueblo sangriento y que, frente a los españoles, se quedaban cortos como estrategas. Siempre he creído que, como parte de un país que todavía vive a la sombra de una conquista que aconteció hace quinientos años, entender esa parte de nuestra historia es fundamental y una de las cosas que me gustan de María es que se las arregla para hacerlo en un libro infantil, ilustrado, precioso, y desde los ojos de una niña. 

Vivir la vida, Sara Sefcovich


¿Qué es vivir la vida sino una sucesión de absurdos y de conversaciones y de cosas y de viajes y de amigos que vienen y van y de bodas? Me acabo de inventar esa frase, pero a E. Susaba M. de Lara viuda de Reyes Luján y de la Vega y la Vega, le queda perfecta. E, porque le dio la gana llamarse Elsa, como su ídola, Susana porque así tuvieron a bien bautizarla sus papás, M. de Lara porque decidió no usar el apellido de su padre y honrar el de su madre. Viuda de Reyés Luján porque aunque ese marido no este muerto, como si lo estuviera y vuida de la Vega y la Vega porque ese sí de verdad se murió. Este libro es delirante. La protagonista no es que sea tonta, es que es ingenua, es que vive la vida a su manera. Va de un lado a otro y un día se rapa y al otro sale con la cabeza metida en una bolsa de papel a la calle por vergüenza. Tiene tres hijos de los cuales uno de la habla como si le hablara al aire, otra odia a todo el mundo y el otro tiene la decencia de mostrarse amable. Un marido que mejor si estuviera muerto y otro que de verás lo está (con viudo incluido). Este libro es maravilloso y si no les interesa con la parrafada que me acabo de echar, ya no sé como verdérselos.

La región más transparente, Carlos Fuentes


Si hablamos de la revolución, este libro es casi obligado. Casi, porque me costó muchas neuronas agarrarle el gusto y entender el delirio que supone sin perderme entre sus páginas. Y antes de que me ponga muy poética, porque es a lo que me inspira este libro, quiero decirles que no habla de la Revolución, sino del México post revolucionario, cuando los caudillos empezaban a desaparecer y las consecuencias, para bien o para mal, empezaban a hacerse tangibles. Este es un libro costumbrista que siempre me pareció honesto de una manera muy cruda, pero también con cierta esperanza. Porque, qué le vamos a hacer, aquí nos tocó vivir, en la región más transparente del aire. 

Sólo quise poner cinco y creo que dejé muchas cosas fuera, Haré otra edición cuando menos lo esperen, porque faltan M. B. Brozón, Elena Poniatowska, Toño Malpica, Benito Taibo, hasta Ángeles Mastretta, José Emilio Pacheco, Élmer Mendoza, Octavio Paz, Fransisco Hinojosa y todos esos nombres que no caben en sólo cinco recomendaciones. 

Exceptuando la primera foto, que me encontré en internet, todo el resto son mías; sí, esos son mis ejemplares, así de manoseados, así de usados, así de viejos. Porque un libro no es un objeto de culto, sino un libro es para abrirse, leerse, manosearse, usarse, rayarse, destruirse, cuidarse o no cuidarse. Esos son mis libros y siempre he estado orgullosa de ellos. 

miércoles, 18 de noviembre de 2015

A Little Life, Hanya Yanagihara | Reseña


Sinopsis: When four classmates from a small Massachusetts college move to New York to make their way, they're broke, adrift, and buoyed only by their friendship and ambition. There is kind, handsome Willem, an aspiring actor; JB, a quick-witted, sometimes cruel Brooklyn-born painter seeking entry to the art world; Malcolm, a frustrated architect at a prominent firm; and withdrawn, brilliant, enigmatic Jude, who serves as their center of gravity. Over the decades, their relationships deepen and darken, tinged by addiction, success, and pride. Yet their greatest challenge, each comes to realize, is Jude himself, by midlife a terrifyingly talented litigator yet an increasingly broken man, his mind and body scarred by an unspeakable childhood, and haunted by what he fears is a degree of trauma that he’ll not only be unable to overcome—but that will define his life forever.


Alguien me recomendó este libro pero se olvidó de advertirme que me iba a romper el corazón en un millón de pedazos y que era demasiado triste. Aunque desde que vi la portada y leí la sinopsis supe que, de alguna manera, mi kokoro se iba a romper en mil pedazos y yo iba a necesitar cajas enteras de kleenex y tuve razón: Hanya Yanagihara deja a cualquier otro autor de ficción que yo conozca como un amateur en esto del maltrato personajil. Y créanme, no estoy exagerando, aunque me gustaría. No sé exactamente dónde empezar al reseña ni como hacerle justicia a este libro en sus partes buenas, malas, no tan malas, no tan buenas y regulares. Era obvio que en poco más de 800 páginas (según lo que calculo mi kindle) me iba a encontrar de todo. Absolutamente de todo.

Un mejor título, evidentemente
Bueno, voy a empezar por decirles que el mérito de este libro no es la tragedia o que nos ponga en modo demasiado sentimental. En general un libro que apela a mi ternura o a mis sentimientos por medio de la tragedia sin ninguna otra cualidad no es lo que yo consideraría un buen libro. Aquí ocurren muchas cosas malas, más de las que deberían estar permitidas en la vida de cualquier persona, pero el libro no es solamente eso y no sé si busca conmoverme o si simplemente es algo que me ocurre porque empatizo con los personajes.

Es una novela complicada por los temas que trata y creo que, inexactitudes a un lado, lo hace con bastante respeto. Desde la violencia en las relaciones de pareja, familias rotas, abuso y otras tantas cosas, todo está tratado con respeto, pero nada de manera políticamente correcta. Para la autora y sus personajes, todo simplemente, es. No le hace juicios morales a sus personajes, pero ellos sí que lo hacen, intentan convencerse de que lo que hacen es correcto, aunque esté mal, porque sienten que no pueden hacer nada más o, dadas sus circunstancias, creen que es lo mejor que pueden esperar. Así que sí, los personajes están construidos de manera increíble, con contradicciones humanas, errores humanos y sentimientos. Como diría alguien que conozco: son personajes tridimensionales, nada de cosas planas como alas de mariposa (mis comparaciones se vuelven peores día a día).

Hanya Yanagihara
A primera vista no me parece que sea un libro sobre la admistad, aunque esta juega un papel muy importante. Willem, Jude, JB y Malcom forman un grupo de cuatro bastante variado que se conocen desde la universidad y que están unidos simplemente porque fueron compañeros de cuarto. Nunca tenemos una explicación clara de por qué siguen siendo amigos tantos años después, pero podemos intuir ese por qué en la manera que tienen de preocuparse por los demás. He leído que se ha vendido como la novela gay o LGBTI+ o lo que quieran del año, pero creo que va mucho más allá de eso y que, en cierto modo es una clasificación equivocada (pero sí, hay gays y bisexuales y sabrá dios qué).

Jude es el pivote que une a todos los demás y que, en sí, une toda la historia. En el camino conocemos los problemas de JB, los dilemas de Malcom y la vida de Harold, un antiguo profesor de Jude, pero en general, la historia se la roba Jude y, por supuesto, la manera en que Willem se mueve en torno a él. Jude puede ser un personaje cansado (de hecho, les aseguro que si beben un trago cada que Jude dice "I'm sorry" o se disculpa de alguna manera, acaban con coma etílico... pero es un drinking game muy cruel. No lo hagan). También puede ser muy difícil empatizar con él, es cerrado, privado, miedoso y siempre tiende a pensar que va a pasar lo peor.

Todo eso tiene una explicación, claro, y desde que Hanya deja ver las primeras pistas uno se puede pasar todo el tiempo preguntándose cómo pasaron en realidad las cosas. Sin embargo, que yo les diga que todo tiene una explicación no los va a hacer mágicamente leer el libro o seguir si en determinado momento resulta ser un libro aburrido. Pero la manera de contar las historias, la manera en que los personajes nos muestran su personalidad no es en absoluto aburrida y nos deja las incógnitas suficientes como para preguntar qué pasa después, pero no para no tener ni idea de a qué demonios nos estamos enfrentado.

Yo, leyendo el libro. Todas las páginas
Pasando a cosas más técnicas... pues este es el primer libro de este grueso que leo en inglés. He de decir que a mí no me pareció complicado, pero ya tengo bastante práctica y soy más o menos un C1 en inglés (según la página de Cambridge porque aun no me digno a hacer el examen). Y como yo no puedo evaluar mucho la prosa en inglés (a menos de que sea plana cual sabana), pues diremos que está bonito y conmovedor. Yo me lavo las manos.

Hay cosas sacrificadas for the sake of the story, como la explicación detallada de como llegan a ser ricos, existosos o simplemente por qué les va bien en la vida a veces y a veces mal. Creo que la vida es así y son cosas que pasan. Podría decirles que en realidad este libro es una gran suma de tragedias, pero no es cierto. Sí hay una gran cantidad de desgracias y cosas tristes, pero también hay cosas buenas y, si nos ponemos a pensar, quizá las cosas malas siempre resaltan más por su propia naturaleza, pero en toda una gran cantidad de desgracias y en una vida difícil, de verdad hay momentos felices. 
Why wasn’t friendship as good as a relationship? Why wasn’t it even better? It was two people who remained together, day after day, bound not by sex or physical attraction or money or children or property, but only by the shared agreement to keep going, the mutual dedication to a union that could never be codified

Hay un detalle que creo que vale la pena mencionar y que me llamó mucho la atención: la historia tiene cierto aire atemporal, puesto que nunca se mencionan acontecimientos reales o personas reales. El único contacto que tenemos con la sociedad en general es Willem, sus películas (con nombres terribles en la mayoría de los casos), los premios, las exposiciones de JB y los libros que publica Harold. No hay una rango de años entre los que ocurra la historia, puesto que nunca es mencionado, pero tenemos computadoras, televisiones, celulares e internet. Creo que el aire atemporal de la historia le da algo especial y además nos hace más fácil seguir la vida de los personajes durante más de veinte años.

¿Recomiendo este libro? Claro que sí. Sé que quizá no a todo el mundo le guste, porque no es un libro fácil, o sencillo, pero creo que es una buena historia y que vale la pena leerla.