Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

viernes, 6 de noviembre de 2015

Recuento de los daños | Octubre 2015

A lo que yo tuve todo el verano hay quien le llama bloqueo lector. Yo le llamo vagancia extrema. Y ni me preocupo. Si las ganas de leer se fueron, ya regresarán. Pues bueno, este Octubre regresaron, pero con ganas, así que este es el recuento de todo lo que leí en Octubre: 

Orange Is The New Black, Piper Kerman


Interesante, pero de ahí no pasa. Me encanta como la serie hace bastantes referencias al libro, aunque es increíblemente diferente. Piper Kerman no me ha acabado de caer demasiado bien en sus memorias, pero evidentemente hace un mucho mejor trabajo que Chapman. Creo que quizá, por el carácter más o menos crítico de Piper en algunas partes de este libro me esperaba un poco más: es cierto que critica al sistema penitenciario, pero lo hace demasiado por arriba y no me acaba de convencer; además de que una vez que lo ha criticado vuelve a centrarse en su situación como si nada, como si nada hubiera cambiando. En fin, es su libro y ella elige contar su historia como quiere. El libro es bueno, es interesante, no demasiado interesante, pero si les gusta la serie y tienen curiosidad, no se lo pierdan. 

Las uvas de la ira, John Steinbeck


Ya algo que no haga dicho en la reseña no creo que vaya a decir en este párrafo. Este maravilloso libro se ganó un premio Pulitzer más que merecido. Es realismo social y retrata perfectamente la realidad de los inmigrantes de la Gran Depresión... y quizá la de los de hoy en día, porque la historia no cambia casi nunca y de hecho, muchas veces se repite. Está inspirado en una serie de artículos periódisticos que escribió Steinbeck (que creo que en alguna parte pueden encontrarse). Me ha encantado y se ha llevado un cinco de cinco en Goodreads aunque a mí eso de calificar por estrellas todavía no me convence. La verdad es que fue una muy buena manera de volver a leer (porque ya había dejado este libro empezado desde Agosto, imagínense). 

The Caged Virgin, Ayaan Hirsi Ali


Creo que lo más relevante de este libro es saber quién es Ayaan Hirsi Ali. Quizá debí de haber empezado por los primeros, o por sus memorias, o por algo más, pero este fue el primero que se cruzó en mi camino, para ver su evolución, pero la verdad es que este me pareció bastante bueno. Los ensayos tienen una estructura bastante desordenada, lo cual es una pena y quizá las opiniones son demasiado radicales, pero la escritora lo fundamenta todo increíblemente. Si este libro habla mal del islam, lo hace con todos los argumentos del mundo y defiende la emancipación de la mujer dentro de la que fue su religión. En fin, volveré a buscar algo de esta mujer, porque me impresionó, para seguir formándome una opinión del asunto. Eso sí, el libro es bueno, pero si alguna vez leen un libro de este tipo, no se queden nunca con una sola opinión. 

Caramelo, Sandra Cisneros


Otros de los libros que me impresionaron muchísimo este mes. Ya conocía a Sandra Cisneros y su peculiar manera de escribir por The House on Mango Street y esta vez me he internado en una novela suya bastante más larga, Caramelo. La historia de los chicos que son mexicanos, pero que nacieron del otro lado de la frontera es increíble. Porque se balancean entre dos culturas, tomando de cada una lo que quieren. Tienen ese orgullo mexicano, pero no quieren ser como los mexicanos de México... Ya lo reseñé y allí lo pueden ver: totalmente recomendado. Siento que casi todo mexicano debería leerlo (y en inglés, que se nota más todavía) porque habla de nuestra cultura, de la particular manera de ser, del estereotipo mexicano que tan bien conocemos. Habla de algo cercano y lo hace increíblemente bien. 

La nostalgia feliz, Amélie Nothomb


Después de Estupor y Temblores y Ni de Eva ni de Adán... (que en realidad fue primero el segundo y después el primero), descubrí que ya podía leer este libro a gusto. Me encantó, tiene el humor de Amélie Nothomb que esperaba, aunque sinceramente no lo he reseñado porque no sé que contar de él. Este es un libro en el que Amélie se reencuentra con su pasado, con Rinri, con su nana y con el Japón de sus sueños. Me encanta y temo que no le haría justicia en una reseña, pero por si acaso no creo que haga falta decir: lo recomiendo. Eso sí, por favor, lean primero Estupor y Temblores y Ni de Eva ni de Adán, este no es el mejor libro para empezar con Amélie Nothomb. Yo próximamente leeré más cosas de ella porque me fascina esta mujer. 

Landline, Rainbow Rowell


La primera decepción brutal del mes. No todos los libros que leo me gustan, eso es obvio, pero tenía una racha bastante buena: no todo me había encantado, pero no había algo que me hubiera costado terminar... pero entonces apareció este libro. Ya lo marqué en la reseña: personajes no demasiado atractivos (cosa que no sería un problema si sus historias valieran la pena y no me los estuvieran intentando vender como buenas personas), trama llena de relleno, trama que no tiene demasiado importancia, una narrativa plana... En general: una completa decepción. Realmente lo lamento porque esperaba algo mejor de esta autora, pero siendo ya la segunda vez que me decepciona, no sé si le daré la tercera oportunidad. Ya lo averiguaremos en unos meses

Voces de Chérnobil, Svetlana Aleksievich


No aguanté mucho a la hora de reseñar el Nobel de este año, ni a la hora de buscar el libro, vaya, ni a la hora de absolutamente nada: me ganó lo ansiaviva que soy internamiente. Así aproveché y taché a alguien más de la lista de los Nobel que me faltan por leer (que sí, son un montón). La verdad es que este libro me encantó y se lo estamparía en la cara a cualquiera que estuviera dispuesto a oírme. De hecho, se lo recomiendo a todo el mundo, aunque no lean no ficción, aunque no lean crónica, aunque no lean texto periodístico y aunque no les guste Chérnobil; creo que con eso ya se alcanzan a imaginar lo mucho que me gustó. Bueno, ya le escribí su reseña (y de paso cumplí con el Reto Nobel 2015 de trotalibros.es) y de nuevo lo recomiendo. Planeo volver a leer a esta autora tarde o temprano.

N.P., Banana Yoshimoto


No sé e que otra manera calificar este libro que no sea un libro raro. Ya lo dije cuando escribí la reseña en La Cueva del escritor. Es un libro muy japonés (absurdamente japonés) que además trata temas que son tabú con toda la normalidad del mundo: suicidio, incesto y, para su año de publicación, la homosexualidad de sus personajes. Con una prosa bastante increíble y una trama absurdamente sencilla que hila a cuatro personajes en una serie de relaciones extrañas. La verdad, si disfrutan leyendo a los autores japoneses, este libro puede gustarles mucho. A mí no me apasionó, pero reconozco que es muy bueno y lo recomiendo, sobre todo a los apasionados de la cultura, en este caso.

La chica del tren, Paula Hawkins


Una agradable sorpresa, la verdad. Lo dije en su reseña: este libro nos presenta a una serie de personajes absolutamente horribles, que son pésimas personas y como resultado tenemos un misterio bastante bueno, un thriller que te mantiene pegado el libro la mayoría del tiempo; aunque algunos han dicho que el misterio empieza a ser predecible cuando el libro empieza a avanzar, pero aún así su resolución no decepciona. Empecé el libro con las expectativas bajas, principalmente porque no quería decepcionarme (y, lo admito, a veces soy una prejuiciosa de mierda), pero las supero bastante bien. No es el libro perfecto y quizá a uno o dos personajes les falta más trasfondo, pero fuera de unos errores de nada, el libro está muy bien.

Boy Meets Boy, David Levithan


Ya lo dije: me alegro un montón de que Levithan mejorara. Porque este es uno de sus primeros libros (creo el primero) y me pareció que la mitad de las cosas estaban sustentadas en un cliché con patas. Así no funciona, por dios. Además que me dio una sobredosis de azúcar, pero eso ya no es cosa de errores graves, eso era sólo porque los personajes derrochaban azúcar, eran tan adolescentes que sentí que necesitaban un buen batazo en la cabeza para reaccionar y dejar la estupidez normal de la edad (que, a pesar de todo, a veces es adorable). En general me pareció curioso, disfrutable, las partes más clichés me dieron risa, pero si quieren empezar a leer a Levithan, este no es el libro. Recomendable si estás interesado en el autor y tienes ganas de desilusionarte porque no todo lo que escribe es bueno.

Life and Death, Stephenie Meyer


No es una broma. Ya lo vieron en el especial de Halloween. De verdad leí esta porquería. Lo siento si se ofenden de que le llame porquería pero no tengo otra palabra para dedicarle. Halagos para nada, pero ni una palabra que tenga una connotación más positiva que porquería, si quiera; lo único bueno es que si tenemos suerte, este serpa un libro autoconclusivo y ya. Me parece incluso una falta de respeto para quienes lo van a comprar y lo van a disfrutar (porque yo, evidentemente, me lo descargué pirata, esto de hacer ricos a los editores de Meyer y a Meyer no me hace gracia) porque es un copypaste de Crepúsculo casi calcado. Hay cambios, claro. Pero... bueno... en fin. Manténganse alejados de él, a menos de que quieran reírse de lo absurdo que es este libro.

Plegarias antendidas, Truman Capote


Este es el último libro de Capote. Al menos, el último que escribió y dejó sin terminar debido a numerosos escándalos y a que se sumió en la depresión. Para mí, nada ha superado todavía su trabajo periodístico en A Sangre Fría, y eso que considero que la mayoría de sus novelas son increíbles, pero no de la misma manera. Plegarias atendidas es un buen libro, pero es un libro, ante todo, inacabado y poco editado, pues publicaron el último manuscrito que Capote dejó parece que sin una revisión mínima y eso hace parecer que la historia no va a ningún lado por momentos, pero aún así se nota que quien escribe es Capote. Por lo demás, los recomiendo para los amantes de Capote, no creo hacerle una reseña porque no sé en realidad que decir para hablar de él. Es de esos libros que no sé si me gustaron o no al terminarlos.

Colaboraciones (en otros blogs)


No sé si lo sepan, y creo que la mayoría no lo sabe a pesar de que los otros blogs donde colaboro están allí abajo, pero yo no escribo nada más aquí. Escribo mucho, pero muchísimo y si lo pusiera todo aquí tendría entradas hasta el año que viene, pero ese no es el plan. Así que siempre he escrito en otros blogs reseñas, artículos, opiniones, noticias y como por aquí no conocen mis otras facetas, desde ahora las incluiré por aquí... Aquí va la lista de lo de este mes: 

En PlusbitsMx:
En La cueva del escritor:
En La hora del té:

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Boy Meets Boy, David Levithan | Reseña


Sinopsis: This is the story of Paul, a sophomore at a high school like no other: The cheerleaders ride Harleys, the homecoming queen used to be a guy named Daryl (she now prefers Infinite Darlene and is also the star quarterback), and the gay-straight alliance was formed to help the straight kids learn how to dance.
When Paul meets Noah, he thinks he’s found the one his heart is made for. Until he blows it. The school bookie says the odds are 12-to-1 against him getting Noah back, but Paul’s not giving up without playing his love really loud. His best friend Joni might be drifting away, his other best friend Tony might be dealing with ultra-religious parents, and his ex-boyfriend Kyle might not be going away anytime soon, but sometimes everything needs to fall apart before it can really fit together right.
This is a happy-meaningful romantic comedy about finding love, losing love, and doing what it takes to get love back in a crazy-wonderful world.

Este es el tercer libro de David Levithan que leo. El primero, uno de sus últimos libros, Two Boys Kissing, me encanta y de hecho cuando lo reseñé hablé bastante bien de él. Con Cada día, tuve algunos problemas pues consideré que tenía mucho relleno, la relación entre los protagonistas sólo se sostenía de un lado y algunas otras cosas. Con este, me doy cuenta de una cosa: David Levithan ha mejorado con el paso de los años. Pero vamos, muchísimo. Demasiado. Exageradamente. Lo malo, claro está es que este es su primer libro. Y es terrible.


Boy Meet Boy tiene lugar en un universo paralelo, de eso estoy segura. Un universo paralelo mucho más open-minded en el 2003 que lo que es el mundo en el que vivo. No es que no hable de la discriminación a los gays, el problema no es ese. De hecho, ningún libro que tenga como protagonistas a dos chicos de la comunidad LGBTI+ tiene por qué hablar sólo de la discriminación como si fuera una obligación. Que hablen del tema y no lo eviten como si fuera tabú se agradece, pero nunca es exactamente una obligación de nadie. Este libro no ignora el tema, simplemente lo trata de manera muy superficial y el mundo en el que se ambienta parece artificial. Como dije, un mundo paralelo donde las cosas son infinitamente mejores. 

Por otra parte, no tiene muchos puntos fuertes. Levithan escribe bien y ha mejorado con el paso de los años. Aquí quizá hay demasiado azúcar, pero no me parece un error, simplemente me parece que no es un libro al que yo le vaya a poner 5 estrellas en Goodreads después de haberme causado un come diabético o algo peor.  A pesar de todo eso, le encontré cierto sentido a lo azucarado de la narración: me recordó a cuando tenía 15-16 años y también me recordó demasiado por qué adoro que hayan pasado esos años: se acabó el "todo es un drama", no más preocuparte por como te vean los demás en la escala social (a menos de que seas un pendejo), no más problemas de ex novios a los que tienes que ver diario. No más

Este libro, es ese mundo, pero elevado a la enésima potencial. Dejando de lado que el quaterback es una chica transexual, hay lesbianas, y hay gays, parece que estoy viendo una película adolescente gringa (que no sea Mean Girls, al menos esa tiene un guion más inteligente). Sí, ese tipo de películas donde todo el mundo es blanco, las porristas y los jugadores de americano son como estrellas de cine y todos son un cliché andante. Esas películas. De los personajes, debo decir que el narrador y dos o tres chicos más o no están tan mal. Pero fuera de eso, hay algo que no cuaja. No es que sean personajes mal construidos, pero parecen hechos a medias, se nota que es el primer trabajo del autor, hay un millón de nombres con los que nunca logre empatizar del todo. No hagan clichés con patas. No funcionan.

Pasando a otras cosas, la historia es en sí insustancial. Hay una trama, hay un climax que se ve venir de lejos y hay demasiada adolescencia suelta. No odio a los adolescentes. Pero me recuerdo a mi misma a la edad de Paul, nuestro protagonista, y quiero ir y golpearme a mí misma. Me pasa lo mismo con Paul: quiero golpearlo al mismo tiempo que me saca una sonrisa nostálgica, pero no mucho más. Me entretuve con el libro, pero simplemente creo que es un libro de esos que pasa desapercibido y no más; de esos que, en unos años, no se va a acordar ni el Dios en el que no creo, ni el diablo, ni nadie. 


Me molestó especialmente que se le diera más importancia al drama de Paul después de besar a su ex (¡UN PERSONAJE BISEXUAL ESTO DEBE SER UN MILAGRO!) que a la situación de Tony. Son dos cosas que ocurren casi al mismo tiempo, y una tenía todo el potencial para ser un buen drama (un drama inteligente) y la otra no. Adivinen cuál eligió el autor para darle mucha más importancia a la hora de crear drama. Sí, a la cliché barato. Al final, retoma la situación de Tony (un adolescente gay con padres cristianos y un poco intolerantes), pero ese arco argumental (que tenía más potencial) queda desperdiciado y sepultado bajo el peso de un deux-ex-machina que lo arregla todo, o al menos, da esa sensación. 

Me alegra que Levithan haya mejorado. Pero debo advertirles algo: si Levithan no les interesa especialmente, este es un libro, ni se preocupen por leer este libro. No tiene caso. No aporta nada a sus libros de calidad y es más bien un cliché azucarado con patas es una preparatoria irreal con una trama desperdiciada. Eso sí, narrado muy bonito (pero con un montón de cosas obvias remarcadas). En fin, ¿conclusión? No muy recomendable. No completamente malo, pero sí irrelevante. 


lunes, 2 de noviembre de 2015

Muerte a la mexicana

El día de muertos es uno de mis favoritos en el año (además, por supuesto, de mi cumpleaños).  Así que esta vez no vengo a hablar de libros, o de películas, o de poemas (bueno, eso quizá sí), o en realidad de nada específicamente literario, sino que vengo a hablar de México, de su día de Muertos, de la muerte a  la mexicana, hasta del Mictlán y de una pequeña parte de mí si me dejan.

Pedazo de ofrenda
El día de muertos, como tal, tiene un origen más antiguo a la llegada de los españoles a costas mexicanas. Con el tiempo se volvió una celebración en la que también participaban las iglesias, pero, en mi propia experiencia, jamás he visto que se le dé demasiada importancia a la religión. Aquí los importantes son los muertos que vienen a visitar. Para la gran mayoría de las culturas indígenas en México, la muerte no tenía la misma connotación que para los católicos. Se podría decir, incluso, que los mexicas (o aztecas) le rendían culto a la muerte, pues consideraban un honor el morir en batalla o morir en sacrificio. Pero esta no es una clase de historia o de antropología (aunque me gustaría), sino simplemente la muerte a la mexicana

Tengo diecinueve años y en diecinueve años nunca he visto que la muerte sea tan fatalista como en algunos libros, nunca he visto que sea tan definitiva, ni tan trágica. La he visto triste y con lágrimas. Sí. He visto a personas de luto y a personas que eligen no seguirlo. La he visto injusta, como acto de justicia y hasta como tragedia nacional. Pero la muerte siempre vuelve, los primeros días de noviembre, y nos recuerda lo mexicanos que somos, ese sentido del humor para acogerla que tenemos y la manera en la que se vuelve una celebración y un fiesta. Supongo que nunca tuvo más sentido decir que aquí, todo lo volvemos fiesta.

Tenemos ofrendas (altares), catrinas, calaveritas, papel picado, pan de muerto (con champurrado o con chocolate), en resumen, tenemos fiesta. Y por supuesto, flor de cempazuchitl para guiar a los muertos en su camino. Hay quien no lo celebra, quien visita Mixquic o Xochimilco o cualquier otro lugar donde las celebraciones son incluso icónicas, hay quien come pan de muerto, pone su ofrenda y recuerda a sus muertos (y a la mejor a los ajenos), hay quien va a ver todas las ofrendas que puede, hay quien hace velaciones (en Oaxaca creo que son comunes), hay quien va al panteón y hay quien se deprime. El día de muertos, a fin cuentas, es para todo el mundo


Usamos a las calaveritas el día de muertos para reírnos de la muerte y de nosotros mismos. Mi maestra de historia en la prepa nos dejaba escribir una cada año y nunca faltaba el profesor ofendido porque lo mencionaban, pero tampoco faltaba nunca el que iba, las leía, y se reía de los chistes hechos a su costa (y a costa, por su puesto, de su muerte). De su origen, se dice que algunos escritores empezaron a usar como burla los largos y ostentosos epitafios utilizados por los nobles y poderosos de la época virreinal, realizando su propia versión, la cual por lo general se trataba de una crítica social dedicada a algún miembro del estado burlándose o bien reclamando a la persona hechos en favor de la comunidad. Después, en el México independiente, empezaron a volverse una tradición y ahora, las calaveritas están en todos lados. 

Quien diga que la costumbre se pierde, no ha visto los concursos de las editoriales, de la cineteca y de muchos espacios culturales, no ha visto la tarea de los estudiantes de prepa, de secundaria, de primaria y hasta de kínder. Las calaveritas siguen tan vivas y aquí mejor les pongo un ejemplo antes de que me empiecen a preguntar de cuál me fumé. 



Pedro Páramo
por Mary Carmen Sánchez Ambriz

Juan Rulfo creó a un tal Juan
personaje muy preciado
que no andaba tan norteado
buscando a un Pedro truhán.

Los muertos alborotados
querían del páramo huir,
aunque se les vio cansados
no lo podían resistir:

medio siglo ha que rumian
en esa ardiente Comala
con el cacique patán
que les da comida mala.

(Original en Tres calaveras literarias)

Quiero hablarles de todo un poco, pero sé que al final los voy a acabar aburriendo. Sé que probablemente no entiendan lo extraños que podemos llegar a ser con la muerte, o lo optimistas, según se vea el caso. Que quizá no sepan porqué en mi lista de cosas que hacer antes de morir, ir a Mixquic y a Xochimilco un día de muertos es algo que me muero por hacer. A los muertos les puedes llorar, pero siempre me ha parecido increíble lo que hacemos nosotros, que los recordamos de esta manera. Alguien me dijo, y a estas alturas ya no sé si tenía razón, que en ningún otro lugar del mundo el culto a la muerte era como aquí. 


"Nuestra muerte ilumina nuestra vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo tuvo nuestra vida. Por eso cuando alguien muere de muerte violenta, solemos decir: "se la buscó". Y es cierto, cada quien tiene la muerte que se busca, la muerte que se [...] Si la muerte nos traiciona y morimos de mala manera, todos se lamentan: hay que morir como se vive. La muerte es intransferible, como la vida. Si no morimos como vivimos es porque realmente no fue nuestra vida que vivimos: no nos pertenecía como no nos pertenece la mala suerte que nos mata. Dime cómo mueres y te diré quién eres."
Octavio Paz, El laberinto de la soledad.
"Hay categorías de muertes y hombres en la categoría de muertos en su cama, con todos los auxilios de los muertos espirituales. Derechito para el cielo."
Rafael Bernal, El complot mongol
“Me muera cuando me muera quiero que mi tumba huela como tu cuerpo ahorita.”
Angeles Mastretta, Arráncame la vida.
Hay quien dice que tenerle miedo a la muerte es inútil, porque de todos modos nos vamos a morir. No sé que tanto sentido tenga, pero a veces parece que nadie piensa en ella a fuerzas, porque la simple perspectiva de no existir es demasiado grande. Cuando era niña me daba miedo, ahora no sé. No pienso en eso. Pero me gusta pensar en esa muerte a la mexicana, en la que los muertos regresan cada año a la fiesta y a la ofrenda. En la que sus familiares se preocupan por ellos, aunque sea una vez al año. No sé. Me gusta esa muerte. Muerte a la mexicana. Así suena menos fatalista, menos definitiva y hasta menos triste.
“La muerte no se reparte como si fuera un bien. Nadie anda en busca de tristezas.”
Juan Rulfo, Pedro Páramo.
La primera ofrenda que se puso en mi casa.
No teníamos sala, o mesa, o nada. Pero teníamos una ofrenda