Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

miércoles, 22 de julio de 2015

Sense8 (o qué fuman las Wachowskis antes de escribir un guion)

Corrección al 2020 (aka el año que recordé que escribí esto): se cambió por las Wachowskis para que coincidiera con el género de ambas hermanas. (Cuando se escribió originalmenta la entrada, una de ellas aun no había iniciado o anunciado su transición). 


La serie es la sensación, eso ni como negarlo. De repente, cuando empezó a pasar la fiebre por la tercera temporada de Orange Is The New Black, la serie estrella de Netflix, Sense8 empezó a salir en todos lados. me harté de verla hasta en la sopa, y como vi a todo el mundo hablar bien y mal de ella (y tenía la firma de los Wachowskis), decidí que la vería porque el concepto, que no acababa de entender, era interesante. 

Debo decir que, para bien y para mal, me llevé una grata sorpresa. Lamentablemente, sigo sin saber qué se fuman las Wachowskis para escribir estas historias, pero volvieron a ganarse mi respeto (ese que perdieron cuando yo vi la segura película de Matrix), así que si vienes buscando averiguar eso, cierra la ventana. Aquí no vendemos droga o promovemos su consumo, por muchas menciones que tenga (en serio, cuenten cuantas veces  hago alusiones a eso). Sense8 tiene un buen concepto, no es para nada una serie mala y tiene un reparto de personajes bastante variado que tiene mucho que ofrecer

Tiene su propio ritmo, supieron darle una consistencia, aunque también sus problemas radican en la cantidad de personajes y en que cada uno tiene, para bien y para mal, su propia historia. Escenarios como la Ciudad de México (grande la escena en el Museo Anahuacalli), distintas partes de Europa, Inda, Corea y hasta África son los que se dan lugar y los que nos cuentan ocho historias diferentes. Sí, ocho. Oyeron bien, no es un chiste. ¿Ya adivinan cuál es el pequeño problema de esta serie? 

No es que abarque mucho, no. Es que son tantos los personajes que el inicio es lento, para darle consistencia a la historia. Pudieron haberlo hecho más rápido, pero reconozco que la historia no habría sido la misma. Nos dan tiempo de conocer a los personajes, empatizar con ellos. Sin embargo, por ello sacrifican el dinamismo y eso puede llegar a cansar. Hay que tener paciencia con la historia y reconocer que no está hecha con las patas. Cada trama está cuidada, cada personaje tiene su importancia y si unos resaltan más que otros en algunos capítulos es porque hacer una historia coral es sumamente difícil.

¿De qué trata la historia? De ocho personas normales, en distintas partes del mundo, cada uno con sus propios problemas, que de la noche a la mañana descubren de de alguna manera (pspíquica) están conectados entre sí y pueden verse, pueden saber dónde está el otro e incluso descubrir las partes más escondidas de la personalidad de cada quien. Para todo lo demás, sólo vean la serie.

No confiaba demasiado en el elenco (de todos, sólo había visto a Doona Bae trabajando en Cloud Atlas, con los Wachowskis ya) y tenía miedo de que las historias estuvieran estereotipadas. Pero no, tratan con cada cultura con el respeto que se merece, rompiendo los clichés (¡no todos los días veo a los latinos retratados así, especialmente, no a los mexicanos!) y tratando temas bastante delicados con una normalidad sorprendente. Mientras que en la India nos muestran a una mujer inteligente, cientifica e independiente, pero también religiosa y creyente, tenemos en Corea del Sur a una mujer que sufre aún por su género y se ve relegada. Es un dato que me pareció curioso, porque a menudo las mujeres en la India suelen tratarse como "oprimidas" y "víctimas" y se olvida que la desigualdad de género llega hasta el primer mundo.


Disfruté especialmente con Lito, por la manera en que está representada su historia: ese miedo perfectamente normal a ver su carrera arruinada si sale del closet y las decisiones estúpidas que toma en base a eso. Me fascina una de sus escenas en solitario, cuando llega a su punto más bajo y ya no le queda más que subir. Sin embargo, el favorito definitivo se lo lleva Wolfgang, el alemán, con un pasado que parece perseguirlo. Me fascina una de sus escenas en el último capítulo de la temporada, nos deja ver realmente con que clase de monstruo estamos tratando, y, sin embargo, siempre nos recuerda lo extremadamente leal que es con sus amigos. 


Recomiendo bastante la serie para alguien que quiera explotarse el cerebro y encontrarse con un montón de personajes variados. Muchos han alabado a Nomi y a Amanita (definitivamente, hacen una pareja con una química increíble); especialmente, creo que el papel de Jamie Clayton es muy bueno en toda la serie, aunque durante los primeros capítulos el guion no le ayuda demasiado precisamente. Deseo ver más de ella y de Sun, quien, lamentablemente, acaba la temporada en un destino incierto. También tenemos a Cepheus, que es el chico bueno, con unos increíbles principios y que me hace creer en esa frase de "los buenos somos más". 

La historia en sí es complicada y no sabemos demasiado sobre los sensates (personas como nuestros protagonistas) porque vamos descubriendo qué es todo el asunto conforme ellos lo van haciendo. A algunos quizá eso no les parezca lo más atractivo, pero creo que es así cómo se nota que quien escribió el guion sabe qué clase de historia quiere contar. Se enfocan en construirla, en plantar cada una de las piezas para dejarlas caer en el último momento. Creo que el final es perfecto para una segunda temporada, pues cierra algunas tramas y deja otras interrogantes por resolver, además de muchas preguntas acerca de la naturaleza de los sensates

Ojalá a Netflix le de por renovarla y a la gente por verla. Porque una serie sin público, pues poco es. Desde ya, yo la recomiendo.

lunes, 20 de julio de 2015

La casa en Mango Street, Sandra Cisneros | Reseña

Sinopsis:
La casa en Mango Street es la extraordinaria historia de Esperanza Cordero. Contado a través de una serie de viñetas —a veces desgarradoras, a veces profundamente alegres— es el relato de una niña latina que crece en un barrio de Chicago, inventando por sí misma en qué y en quién se convertirá. Pocos libros de nuestra era han conmovido a tantos lectores.

La casa en Mango Street es un libro diminuto. Pequeñísimo. Apenas tiene 110 páginas según Goodreads y se lee muy rápido, pues está dividido en pequeñas viñetas que retratan, desde los ojos de Esperanza, como es la vida en Mago Street y cómo es su vida. A partir de las viñetas la vemos hacer amigas, enfrentarse al mundo exterior, a Mango Street y decirnos que su nombre no le gusta. Todo visto desde su inocencia, claro, las idas y venidas de sus vecinos, cómo llegan y se van.
Sandra Cisneros es chicana. Latina originaria de Estados Unidos, gente con costumbres propias (lo más famoso, el Cinco de Mayo), que no son propiamente ni americanos, ni mexicanos. Retrata ese ambiente en un libro tan pequeñito que, de alguna manera, te hace sentir parte. Las viñetas casi siempre son pequeñas y conocemos a multitud de personajes. Unas chicas se casan por sólo huir de su padre y se encuentran con un esposo que no las quiere dejar salir a la calle; otras viven encerradas porque sus esposos creen que son demasiado bonitas y podrían huir... Otros viven con la añoranza de regresar a sus ciudades de origen a sus pueblos, a los lugares donde de crecieron y se niegan a aprender inglés del todo. Las historias se entrelazan todas en los ojos de Esperanza, que simplemente nos cuenta cómo son las cosas en un entorno al que no quiere pertenecer. 

La casa en Mango Street no es una casa que pueda llamar casa, según ella, que ya se ha enfrentado a las miradas de pena al señalar los lugares en los que ha vivido. Necesita una casa blanca, con jardín y árboles, para poder llamarla casa. Por lo pronto, está en Mango Street y una parte de ella siempre se quedará en Mango Street.

Los ojos tienen miedo del barrio, dice, pero es que no lo conocen. Allí todo es, dentro de lo que cabe, tranquilo. Un chico les da un paseo en un coche robado y los hace bajar cuando oye las sirenas,  un viejo paga dólares a cambio de besos. Allí es donde Esperanza ve nacer su pubertad y su adolescencia. Por su manera de narrar, todos los personajes se vuelven de carne y hueso a tus ojos, todo se vuelve creíble, las situaciones, que podrían ser tan desgarradoras (y muchas veces lo son), se narran con sencillez, porque Esperanza no tiene otro modo de narrar las cosas. 

Retrata muy bien un modo de vida que yo apenas conozco de palabras. La mitad de la familia de mi mamá está en Estados Unidos. Y llegaron así como Esperanza, probablemente a un lugar mucho menos acogedor que Mango Street

Como detalle, me encantó encontrarme entre las páginas con ese:

dos y dos son cuatro
cuatro y dos son seis
seis y dos son ocho
y ocho dieciséis.
 

Una versión diferente a la que conozco, porque todas las versiones son distintas, pero es un juego que conozco de toda la vida y que se seguirá jugando, pase lo que pase. 

El libro, en general, me ha encantado. La voz narrativa es definitivamente su mejor cualidad, una delicia. Esa inocencia (y un poco pérdida de ella) a la que se enfrenta Esperanza, ese mundo en el que vive y nos presenta cómo si no fuera la gran cosa todo lo que pasa con su familia. Viven en un barrio donde dos cada de tres noches alguien muere baleado, y si no es allí, al menos es cerca. A veces no los reclaman, porque su familia está lejos, muy al sur. Esas familias que nunca sabrán que fue de los suyos, porque un día se fueron al norte y nunca volvieron a saber de ellos. 

A ver, por si no lo he dejado ya suficientemente claro: el libro es precioso. Precioso en mayúsculas y con neón. Yo me lo leí en una madrugada, pero como eso no suele ser identificador de nada (porque yo me leo hasta malos libros en poco tiempo), pues diré que, el tiempo que estuve leyendo, no sentí deseos de levantar la vista.  

De verdad, se lo recomiendo a todo el mundo. A quien quiera oírme. Es un libro que no es del todo feliz, con muchas partes desgarradoras, que te deja con sentimientos encontrados. Porque algo tan triste no puede ser tan bonito.

sábado, 18 de julio de 2015

El libro de los portales, Laura Gallego | Reseña

Advertencia: Hay spoilers menores (algunos más grandes) todos marcados dentro de la reseña. Si quieren leerla y pasarlos por alto, no hay problema. 

Sinopsis: Los pintores de la Academia de los Portales son los únicos que saben cómo dibujar los extraordinarios portales de viaje que constituyen la red de comunicación y transporte más importante de Darusia. Sus rígidas normas y su exhaustiva formación garantizan una impecable profesionalidad y perfección técnica en todos sus trabajos.
Cuando Tabit, estudiante de último año en la Academia, recibe el encargo de pintar un portal para un humilde campesino, no imagina que está a punto de verse involucrado en una trama de intrigas y secretos que podría sacudir los mismos cimientos de la institución.

Leí este libro hace bastante porque me lo compré en una FIL Zócalo, teniendo aún fe en Laura Gallego. Este libro es la muestra total de por qué sus libros más cortos me parecen magistrales y no he querido volver a abrir Memorias de Idhún para encontrarme con que una parte más crítica de mí les encuentra errores. No es el mejor libro de Laura Gallego y de hecho me dejó sin saber que pensar. Tiene puntos fuertes, pero los puntos débiles acaban rebasado el libro por todos lados y es casi imposible encontrarle algo que lo rescate. Pero bueno, ¿por dónde empezamos? 

La sinopsis que puse arriba es un poco mentirosa, debo aclarar. Al menos al final. Quizá el propósito de Laura Gallego era que en su libro se mostrara como se tambaleaba una institución, pero realmente no vi eso en ninguna parte. Sin embargo, no planeo ponerme a spoilear el libro en el segundo párrafo de la reseña, así que vamos en orden. 

Uno de los puntos fuertes es la construcción de un Reino que vive a base e portales. Laura Gallego sabe construir mundos fantásticos y este, aunque más flojo que otros que he conocido, no es la excepción. Toda su teoría con base en los portales es maravillosa y la trata como ciencia, no como magia. Muchos podrán decir que no es ciencia, es magia, pero creo que deben recordar que no lo vemos desde el punto de vista de nuestro mundo, sino del mundo en el que habitan los personajes. Toda la institución de la Academia está bien montada, aunque tiene detalles que se tambalean si los sobre analizas. Algunas cosas, como el hecho de que se nieguen a innovar en las formas de los portales probablemente se deba a lo arcaico de la institución. En fin, un punto por la construcción del mundo.

En el área personajil hay de todo. Tabit es un personaje sólido, pero eso es porque no tenemos oportunidad de ver un gran trasfondo de él hasta más o menos la mitad de la novela y no nos explica su pasado hasta prácticamente el final (y se empieza a tambalear por allí mismo). Pude, más o menos, identificarme con algunas partes de su poca personalidad, lo que me dice que Laura Gallego fue capaz de hacerlo tridimensional, pero que le faltó mucho al personaje para que me lo creyera, pues al momento de verlo en una escena más dramática, todo se cae a pedazos. Es sacar a Tabit del ambiente general de la novela y arrojarlo al drama cuando el personaje pierde demasiada fuerza.


Sus amigos no aparecen mucho y están caracterizados según detalles obvios: como el chico que le cuesta trabajo aprobar todo, la chica medio rica medio estudiosa... Parecen sacados de película adolescente y metidos en un mundo medieval en una Academia de Portales. Los arquetipos son medianamente perdonables a su poca participación en la novela. 

Caliandra es otro asunto. Mujer fuerte, femenina, inteligente y con un instinto realmente artístico. Cuestiona las normas más antiguas de la Academia... pero tampoco sabemos nada más allá. Sólo conocemos su faceta como alumna gran parte de la novela. Tiene algún interés amoroso que nunca llega a consumarse, pero esa trama parece cortada de tajo, como si Laura hubiera cambiado de idea a medio libro. Al final, somos capaces de verla más humana, sí, pero también roza lo Mary Sue durante unos momentos, cuando resulta ser la estudiante más joven que nunca entró a la Academia de los portales (SPOILER pues entró a los trece años, y no a los quince, después de aprobar el examen que le hacen a aquellos que quieren obtener una beca FIN SPOILER). 

Los cuidados antagonistas dicen ¡hola!
Cali y Tabit son contrarios en el ámbito académico, contrastan, así se nos presentan y es por eso que creo que su relación amistosa se pudo enfocar de otra forma diferente, pues una vez que empiezan a colaborar, parecen no tener ningún desacuerdo demasiado grande nunca, algo que me suena sumamente inverosímil. En fin, pero yo no soy la autora, sólo doy mi opinión. 

Yunek, en cambio, es uno de los personajes más sólidos que se han visto. Capaz de hacer de todo por su familia, hasta el final, es fiel a ella y a nada más. Cometió un error en el pasado y desde entonces trata de arreglarlo, pero realmente no sabe cómo y empieza a navegar en un océano de soluciones fáciles que no lo va a llevar a ningún lado. Es un persona sólido, fiel a sí mismo y que en general no está desaprovechado en la novela; me pareció el más humano (con todas sus contradicciones), pero no fue mi favorito. Sentía que le faltaba algo. 

Tash y Rodak son los dos personajes faltantes del cuadro, más inútiles que nada. Tash es una chica que se viste de chico porque su papá no pudo tener hijos y sólo es útil por el asunto de la bodarita azul (el material que usan para pintar los portales) y Rodak... Bueno, para que vean la inutilidad, tuve que ir a consultar al libro para acordarme del libro. Repitan detrás de mí: No crees personajes inútiles y, si ya los creaste, al menos que no salgan haciendo bulto en toda la novela. Rodak se suponía que era toda una transgresión, porque al chico le gustan los chicos... Se trata con normalidad y todo, pero en serio, no aporta nada a la trama

Los antagonistas son un chiste, una caricatura de sí mismos, apenas consiguen escenas y parecen antagónicos poco creíbles, realmente no aportan nada... Fin

Ahora, vamos a la parte peliaguda de la novela: la trama. La trama que se arma en el libro es un conjunto de demasiadas cosas. Laura Gallego quiso abarcar mucho en muy poco (sí, casi 500 páginas se quedan cortas con este libro) y al final no le funcionó. Hubiera funcionado en un libro de 500 páginas más, mucho más desarrollado, pero también mucho más aburrido, porque la mitad de las cosas no tienen el suficiente interés,


¿Cuáles son las variables que entran en toda la trama? Viajes en el tiempo (terriblemente desaprovechados, mal enfocados), una conspiración que todos creen que es un mito (trama apresurada, que requiere de deducciones más agudas que las de Sherlock Holmes), una crisis institucional porque la bodarita se está acabando (así como aquí el dilema con el petroleo y que hubiera sido mucho más interesante si se hubiera enfocado bien y se hubiera hecho una crítica real a la institución de los pintores de portales, pero que acaba siendo sólo relleno aburrido con una fácil resolución porque ya se le había acabado el libro a Laura), portales que van a otros mundos/universos (igualmente, apenas relleno desaprovechado), traiciones (interesante, pero irrelevante también), un asesinato que ocurrió más de veinte años atrás que a nadie le importa, ni a la autora, porque aunque se resuelve, es tan poco importante y relevante para el cuadro completo que es perfectamente olvidable. 

Ahora, ¿de qué se trata el libro en realidad? De dos estudiantes, Tabit y Caliandra, buscando a un desaparecido Maese Belban (ella porque era su aprendiz, él porque... sí). ¿Qué tiene que ver esto con todo lo que mencioné arriba? Todo, absolutamente. Todo está vinculado a la desaparición de manera bastante complicada y a menudo muy poco creíble; Tabit relaciona cosas que otro no sería capaz de relacionar y nos sale mejor que Shelock Holmes. Yo lo diagnosticaría paranoide. Es un error difícil de ver porque los que vemos el cuadro completo somos los lectores y a menudo tendemos a creer que también los personajes lo hacen, pero no. Tabit sólo tiene una pequeña vista al cuadro, saca conclusiones que sólo los lectores sacarían... o que ni ellos sacarían. 


Así que tenemos un rompecabezas amorfo, en general aburrido, porque los personajes pasan más tiempo hablando que haciendo cosas gran parte del libro, un montón de relleno y una voz narrativa que invita a dormir. Laura Gallego tiene sólo una voz narrativa que no ha cambiado nunca (más que en Dos velas para el diablo, narrado en primera persona en presenta) que le ha funcionado con más o menos éxito otras veces (Finis mundi, El Coleccionista de relojes extraordinarios, ambos libros que me agradan), pero aquí no. ¿Cuál es el problema? El narrador omnipresente que nos acompaña durante toda la novela intenta adecuarse al personaje que tiene el punto de vista principal en la escena y fracasa, así que todos los personajes suenan igual y tu mente grita "¡ABURRIDO!"

Rapidez con la que se resuelve todo.
Añada un toque de absurdo.
¿Después de toda esta tesis de por qué el libro no es realmente tan bueno? Bueno, la naturalidad en los diálogos se suicidó, la elocuencia de los personajes no para por elocuencia, sino por pendejez, el final es apresurado en narración y en ejecución, los personajes sufren de OOC (Out Of Character) de parte de la propia autora y... al no tener tiempo para explicar qué pasa con todos sus personajes relleno al final, hace que Tabit se lo cuente a otro personaje algunos años en el futuro. Nada más que ese epílogo parece narrado y actuado por robots

Ahora, un pequeño apunte al margen... 

Los cimientos de la institución de los pintores (Maeses) de portales nunca se ven realmente afectados. Las cosas que los amenazaban durante la trama nunca tienen una relevancia real. Por ejemplo, si hubiera estado en mi mano, hubiera criticado más fuertemente la institución, pero Tabit se conforma, acepta las reglas. Cali ve un poco más los errores, pero no los cuestiona realmente. Por ejemplo, SPOILER cuando un maese traiciona a la Academia y enseña a alguien que no pertenece a ella a pintar un portal le cortan los tendones de las manos para que no pueda volver a pintar y la lengua, para que no transmita el secreto. Eso es altamente criticable, pero simplemente se ve normal. Lo hubiera aceptado, porque estamos en otro mundo, con otras reglas, si la conspiración que ocurre durante medio libro no hubiera atacado justamente ese punto con argumentos perfectamente razonables. FIN SPOILERS


Así que, en resumen, ¿qué tenemos? Un libro interesante en su planteamiento, fallido en su ejecución, con un par de frases y escenas buenas, que se quedan en eso, sin realmente ir más allá. La trama en general es un rompecabezas amorfo mal resulto y mal pegado. A pesar de todo ello, creo que quienes disfruten del género fantástico, podrán encontrar que el mundo está bien planteado y las explicaciones técnicas sobre los portales de Laura son mínimamente interesantes. Sin embargo, los puntos malos rebasan a los buenos y no sé si recomendarlo