Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

viernes, 18 de febrero de 2011

Historias de amor, desamor, y cosas de esas (II)


El primer chico.

Continuando con la historia… entré a la secundaria. Y con la secundaria, llegaron un montón de nuevos, las hormonas, la adolescencia, los noviazgos serios y todo eso. Y llegó también el galán del salón.

Era chaparrito (aunque en unos meses se dio un estirón terrible) usaba lentes de montura negra, la piel muy blanca, los ojos normales y el cabello negro siempre peinadito. Se llamaba Saúl y además de todo sacaba buenas calificaciones.

Nos gustaba a tres amigas (que después de muchos rodeos, y casi en las vacaciones de navidad, lo confesamos). Para ese entonces, él ya había tenido la primera novia: Una chica del salón B que le dijo que sí para olvidar a otro y lo cortó por celular. En enero salió con una chica mayor que él que también lo cortó.

A mí me seguía gustando.

En segundo de secundaria, una amiga, la que estaba máaaas colada por él, salió con él una semana. Lo peor fue cuando ella se enteró de que él se lo había pedido sólo por una apuesta. Él la cortó y ella lloró mucho y todo eso… Después de ella, salió con otro con la que duró tres semanas…
(Y que después de eso estuvo peleada para la eternidad con la anterior).

Para entonces, me dejó de gustar. Poco después me di cuenta de que era un mujeriego y allí terminó mi ensoñación. Nada serio, como verán. El año siguiente salió con una zorra de primero a la que quería y que tras unos meses lo dejó por otro. No sé porque, pero me late que merecido se lo tenía.

Cuando salimos de secundaria, lo dejé de ver.
Ahora sé gracias a facebook que tiene otra novia.
Tampoco me extraña. Sale con cualquiera.

Nea.

lunes, 14 de febrero de 2011

Historias de amor, desamor, y cosas de esas (I)


 Primer amor no tan amor

Este es un proyecto que vengo acariciando desde hace mucho. Hablar de mis amores platónicos, los no tan platónicos, los significativos, el desamor, lo que pudo ser y no fue… y todo eso. Así que aprovechando que estamos a 14 de febrero… empezaré con el primer amor no tan amor.

Yo tenía nueve y ocho años y era una cría de cabello enrulado a más no poder inocente que sabía que en secundaria había novios y que mis amigas estaban locas por el guapo del salón, pero que la cosa no pasaba de allí. (Dos años después, con once, un fic con un poquito de lime contribuyo a acabar con mi inocencia).

Él se llamaba Gustavo, tenía cara de chiste, y su mayor gracia era caminar como pato. Así que un día empezó a mandarme papelitos. Y papelitos. El punto es que en uno me preguntaba si quería ser su novia… y yo, de mensa, voy y le digo que sí.

Aunque ahora que lo pienso, éramos amigos, niños inocentes de esos que juegan a ser novios. Sin embargo, y me llamarán cursi, aún guaro gran parte de sus cartas (las de después de que me lo pidió en un papelito) y sus regalos. (EL papelito no lo guardo porque se nos perdió).

Me regaló una muñeca de pelo rosa que tengo en mi tocador, sentada junto a un mono francamente feo, pero que tiene corazones dibujados en los ojos… :D –da ternura, en serio- Y una carta metida en mi diario con un montón de faltas de ortografía que empieza con un “Andy, eres el sol que ilumina mis días” –o algo igualmente cursi, sólo que mal escrito- y termina con “Tu novio, Gus”.

En fin, éramos inocentes. A lo más que llegábamos era a mandarnos un montón de cartitas. Después, llegaron las vacaciones de verano y él no volvió a la escuela en Agosto. Y allí se acabó mi primer amor que ni siquiera fue amor. Después vienen las cosas serias y los amores platónicos.

Nea.

Sobre miel y kola-loka combinadas


Los melosos

Está bien que estemos a catorce. Me parece perfecto –la verdad es que no, que no es perfecto, si lo fuera, yo tendría un novio sexy parecido a Damon a mi lado-
Pero hay algo que NO soporto.            

Y son esas personitas que se la pasan pegadas con kola-loka todo el día, besándose, abrazándose, y que no puedes interrumpir porque inmediatamente te sientes como la peor persona del mundo –mal tercio- y que una vez que los dejas en paz, vuelven a lo que estaban (o sea, pegados con kola). Mejor digamos que son los melosos.
Destilan miel allá a donde van.
Y sí, tal vez si tuviera un novio sepsie… sepsie, no me molestarían. Pero es un hecho que no me gustan mucho. T.T’ Mínimo que se apiaden y dejen su miel para otra ocasión donde TÚ no estés enfrente.

Por todo lo demás, San Valentín es genial.
Regalan tantos chocolates que eso hace que se convierta en un paraíso. (Soy adicta a los chocolates ¿y qué?)

Nea.