Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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sábado, 15 de junio de 2019

The Priory of the Orange Tree, Samantha Shannon | Reseña

Sinopsis: A world divided. A queendom without an heir. An ancient enemy awakens. The House of Berethnet has ruled Inys for a thousand years. Still unwed, Queen Sabran the Ninth must conceive a daughter to protect her realm from destruction—but assassins are getting closer to her door. Ead Duryan is an outsider at court. Though she has risen to the position of lady-in-waiting, she is loyal to a hidden society of mages. Ead keeps a watchful eye on Sabran, secretly protecting her with forbidden magic. Across the dark sea, Tané has trained all her life to be a dragonrider, but is forced to make a choice that could see her life unravel.
Meanwhile, the divided East and West refuse to parley, and forces of chaos are rising from their sleep.

El nivel de hype que tiene este libro entre la comunidad en inglés en goodreads era tanto que llegó a mi puerta y me dijo "léeme". Obviamente lo hice porque tiene un maldito dragón en la portada. Está comprobado que los libros me seducen cuando me dicen que hay lagartijas gigantes voladoras en ellos. En fin, después de todo el hype generado por este  libro ya hay noticias de su traducción al español por parte de Roca Juvenil. Así que si se les antoja después de mi enorme reseña (sí, va a ser enorme porque el libro es enorme y hay mucho de que hablar), ya saben quien lo va a publicar: yo sólo vine a contribuir al hype, pero con una reseña lo más desmenuzada posible. No, el libro no es perfecto; sí, la verdad es que si lo considero un libro entretenido. ¿Empezamos? Como dijo Jack el destripador, vamos por partes:

La historia se desarrolla en un mundo lleno de diferentes estados, dividido entre el Este y el Oeste. El Este teme a la plaga dracónica que viene del Oeste, donde los dragones son temidos y son los clásicos dragones que escupen fuego (y son temidos con razón), y por eso ha cerrado sus puertas al mundo. Allí se cree que fueron sus dragones, los dragones de agua, los que derrotaron a Sin Nombre (The Nameless One), un temible dragón de fuego, y a su ejército. En el este veneran a sus dragones y hay un clan (los Miduchi) que tiene dragon riders (aquí todos pueden oír a mi hype interior intensificarse). El oeste, en cambio, está mucho más dividido. Existen varios reinos (uno incluso de los cuales ha proclamado su lealtad a la armada Dracónica), que en conjunto se llaman a sí mismos Virtudom (no sé como traducir eso, no soy traductora, pero más o menos es un reflejo a lo que en Europa se llamó Christendom) y que tienen al frente a la dinastía Berethnet, compuesta exclusivamente de reinas (que sólo tienen hijas), aunque esta fue fundada originalmente por Galian Berethnet, the Knight of Virtue, el Caballero de la Virtud y Cleolind, the Damsel, la Doncella, a quienes les rinden culto en toda esta parte del mundo, puesto que la historia dice que Galian destruyó a The Nameless One (Sin Nombre). También juegan un papel importante los reinos del sur, donde se rinde otro culto y se cuenta la historia de otra manera: no fue Galian, sino Cleolind (que además rechazó la propuesta de matrimonio), quien destruyó al mal y se convirtió en La Madre, The Mother. Resumen: nadie se pone de acuerdo en su propia historia. Y todas esas versiones juegan un papel importante en la historia, créanme.




Ahora, antes de que me vaya yo ya a los juicios que hice sobre el libro, voy a hablar sobre los personajes: en la novela nos encontramos con cuatro puntos de vista (POV) muy bien definidos. La primera es Tané, en el Este, que ha soñado toda su vida con ser parte del clan Miduchi y convertirse en dragon rider. Es tenaz, muy ambiciosa y no deja que nada se interponga en su camino, aunque a veces pone al resto de la gente en riesgo precisamente por eso. La segunda es Ead Duryan, una doncella en la corte de Sabran IX, de la casa Berethnet; Ead vive en el oeste, pero es oriunda del sur y, después de un primer vistazo, uno puede darse cuenta de que oculta muchos secretos y de que es oriunda del Priorato, donde adoran a La Madre. El libro juega mucho son las lealtades de Ead y esa fue una de mis partes favoritas. El tercero es un alquimista ambicioso, quizá demasiado, originario de Mentedon, un reino del Oeste que, sin embargo, se encuentra en el exilio en el Este. Su nombre es Niclays Roos, tiene una historia de amor trágica y toma las peores decisiones del mundo (y como alquimista cliché que se respete, está obsesionado con el elixir de la vida). Y finalmente el cuarto punto de vista que nos va contado la historia es Lord Arteloth Beck, a quien en un inicio envían a Yscalin, quizá uno de los reinos más misteriosos de todos, para alejarlo de Sabran. ¿Les dolió la cabeza con semejante cast? Bienvenidos a una novela high fantasy estandar en la vida. De todos modos, una vez que te aprendes sus nombres y de dónde son y qué hacen, seguirles la pista a través del mapa no es complicado. Todos buscan lo mismo: destruir de una vez por todas al mal que se cierne sobre ellos, The Nameless One, y encontrar la verdad de cómo fue derrotado por primera vez (recuerden que cada quien tiene una versión).

Lo sé, mucha información
Ahora sí, vamos a empezar a desmenuzar cosas que me gustaría analizar del libro para darles mi opinión.

Quiero empezar por las mujeres, específicamente, por el reino matrilineal que existe. Le digo matrilineal y no matriarcado, porque es obvio que existe únicamente por la creencia de que la existencia de la dinastía Berethnet, que por azares del destino es una dinastía únicamente de Reinas (y sí, yo quería resolver el misterio de por qué). Por un lado me parecía un poco de justicia poética con Galian, el caballero, porque por lo que contaban de él se veía como una mierda de persona medio misógica, que todas sus descendientes fueran reinas. Por otro lado, me llamaba la atención que, a pesar de tener poder, este dependiera de su falta de elecciones en la vida: casarse, tener una hija, seguir siendo queridas por su población porque ya aseguraron la descendencia. Fin. Sabran es un personaje muy interesante porque intenta revelarse contra los mandatos de su destino tanto como puede, aunque no pueda escapar permenente de ellos. Es una Reina estoica que sabe cuál es su deber (procrear), pero intenta retrasarlo lo más posible, porque eso no es lo que desea. Finalmente, es paradójico como las mujeres más poderosas de Virtudom ya tienen un destino prefijado y no pueden salirse de él (bueno, igual que prácticamente toda la realeza del mundo, qué les digo). Me gusta cómo está construido el personaje de Sabran con respecto a todo eso, es muy interesante leer sobre ella.

Ead y Sabran
Por otro lado, existe el priorato, que es sumamente interesante. Los prioratos, por si no sabían, en la Edad Media eran establecimientos monásticos (vivían monjas o monjes) y usualmente eran de poca importancia estaban bajo el mano de alguna abadía. En fin, en el mundo de Samantha Shannon la cosa cambia un poco, por lo que creo, pero de todos modos se refiere a un establecimiento monástico (aunque, claro, siguiendo las reglas de ese mundo). El priorato consagra su culto a La Madre (una religión con una cabeza femenina, es muy interesante) y hay una Priora. Me gusta mucho la construcción que tiene, en la que se caracteriza por ser un priorato diferente al resto, lleno de magia, que se consagra para luchar contra los dragones de fuego y porque es un desafío a Galian Berethnet (aunque no les puedo contar exactamente por qué, pero lo que sí les puedo contar es que Galian es un personaje terriblemente interesante, como cualquiera que tenga la amibición desmedida de no sólo gobernar un reino, sino convertirse en un objeto de culto, prácticamente un Santo). En fin, el priorato gana muchos puntos y definitivamente la evolución que tuvo a lo largo de las 800 páginas (bien poquitas) de este libro, es de las cosas más interesantes.

En fin, nada más para seguir hablando de las mujeres o de su tratamiento en la novela, me encantan los matices que hay en cada región. Me habla de que son todas diferentes culturas. En el este, por ejemplo, vale la pena remarcar que en los Seikii parece haber igualdad entre los géneros. Las mujeres Miduchi son iguales a los hombres, por ejemplo y parece ser norma para los Seikii. Por supuesto, que haya igualdad de género no significa que la suya sea una sociedad igualitaria, es muy aparente que hay una desigualdad de clase muy marcada, donde aquellos que logran formar parte del Clan Miduchi (los dragon riders) están a la cabeza. Y vale la pena mencionar a la Emperatriz Dorada, Golden Empress, pirata temible. Su personaje es magnífico todas las veces que aparece y me encanta porque lo que más busca en el mundo es la inmortalidad (that's a slytherin bitch) y mi única queja es que siento que su final está desaprovechado y daba para mucho, muchísimo más. En fin. Hay muchas lecturas de género que se pueden haber respecto al libro (las sociedades matriliniales en las que de todos modos existe misoginia, como en Virtudom, al mando de Sabran, el priorato y su existencia, etc), yo sólo les di una probadita de lo que hay en este mundo, así que vamos a seguir con otros temas que si no no acabamos nunca jamás.

Ustedes leyendo mi reseña enorme (pero hermosa)
¿Vale la pena que el libro tenga las páginas que tiene? Mi kindle contaba 880, aunque el físico al parecer tiene 840, incluyendo un apéndice de personajes (gracias a diosito) y un glosario (útil, aunque no lo usé demasiado). Lo pregunto porque a veces existen libros que parece que los engordan a fuerzas y les meten relleno y relleno y más relleno y todavía más relleno (hola, Cassandra Clare) y más relleno y... bueno, creo que captan la idea. En este caso creo que vale la pena porque vas uniendo las piezas del rompecabezas y prácticamente todos los capítulos tienen sentido de existencia hasta que todas las piezas se unen (o a veces unas piezas llegan a su lugar y hacen que otras se muevan, etcétera, etcétera). Sí creo que el entramado no es perfecto y que hay cosas que pudieron funcionar mucho mejor: por ejemplo, el final de arco del alquimista Niclays Roos deja que desear, porque su papel en la trama acaba antes que el del resto y después de eso se siente un poco forzado que exista su intervención; también está el inicio del arco de Tané, que es lento y me parece que pudo ser aprovechado con más acción o todavía más trasfondo de los Seikii. En lo que respecta a Ead y Sabran es en donde menos quejas tengo, es en donde el entramado me parece perfecto y todas las piezas concuerdan, por ejemplo. En fin, eso es lo que me impidió decir que este libro era perfecto, pero eso no quita que sea muy muy bueno.


Y bueno, sigamos: este es un libro high fantasy (la diferencia entre high y low fantasy es que la primera ocurre en un mundo completamente diferente con otras reglas completamente diferentes y en low la fantasía es introducida en este, ambos mundos pueden ser inmersivos, un ejemplo es Canción de Hielo y Fuego y Harry Potter, siendo ambos inmersivos, pero el primero high y el segundo low) con un romance entre mujeres al frente y protagónico. El romance está muy bien llevado en ese sentido (no es el único, pero sí el más importante) y está escrito de manera muy buena, creo que eso es lo que hizo que le diera más puntos al libro. Es importante notar esto porque me gusta la diversidad de tramas entre protagonistas LGBT y me gusta que aparezcan en libros de fantasía épica y que ocupen papeles protagonistas.

Samantha Shannon

 En fin, prácticamente he acabado. El folclore en esta historia está muy bien llevado, no le vi muchos huecos, así que si leen fantasía tengan por seguro de que les va a gustar el libro. Si no leen fantasía, quizá el tamaño y la complejidad de seguir tantos personajes (aunque no tantos como con George Martin) los abrume un poco, pero si el tema les interesa, les recomiendo que le den al libro una oportunidad. A mí no me queda más que recomendarlo, sobre todo tomando en cuenta que estamos en el mes del Pride. Si lo leen, no olviden contarme qué les pareció. ¡Hasta la reseña que viene!