Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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lunes, 22 de febrero de 2016

Footnotes in Gaza, Joe Sacco | Reseña

Sinopsis: Rafah, a town at the bottommost tip of the Gaza Strip, is a squalid place. Raw concrete buildings front trash-strewn alleys. The narrow streets are crowded with young children and unemployed men. On the border with Egypt, swaths of Rafah have been bulldozed to rubble. Rafah is today and has always been a notorious flashpoint in this bitterest of conflicts.
Buried deep in the archives is one bloody incident, in 1956, that left 111 Palestinians dead, shot by Israeli soldiers. Seemingly a footnote to a long history of killing, that day in Rafah—cold-blooded massacre or dreadful mistake—reveals the competing truths that have come to define an intractable war. In a quest to get to the heart of what happened, Joe Sacco immerses himself in daily life of Rafah and the neighboring town of Khan Younis, uncovering Gaza past and present. Spanning fifty years, moving fluidly between one war and the next, alive with the voices of fugitives and schoolchildren, widows and sheikhs, Footnotes in Gaza captures the essence of a tragedy.

Desde que vi las novelas gráficas Palestine, me interesó el trabajo de Joe Sacco. Esta fue la primera novela gráfica de su autoría a la que le pude poner las manos encima y con más de cuatrocientas páginas, lo que la vuelve todo un tocho de novela gráfica. LO VALE. Sacco, en plena guerra, en vez de escribir sobre la guerra, va en busca de una historia más vieja, una historia que podría sólo pasar a la Historia con mayúsculas como una lista de muertos, o más que como una lista, una simple cantidad. Algo que se escribiría más o menos así: "En tal día de tal mes de 1956 murieron tantos palestinos". Punto. No más. Joe Sacco anda tras esa historia, buscando afectados, preguntando a la gente. 


Y casi toda la gente, en el mejor de los casos, reacciona incrédula. ¿Por qué anda tras esa historia cuando en ese momento les están derrumbado sus casas? ¿Por qué no escribe (o en este caso, dibuja) de lo que está pasando en ese momento? Pero no. Sacco va en busca de la historia que quiere, la de 1956, al tiempo que cuenta como es la vida en Rafah, ese pequeño pueblo en la Franja de Gaza, y hace notar lo comunes que son los funerales de mártires, las casas derrumbadas por israelís, los muertos de un día sí y un día también. Primero, tengo que admitir que no sabía nada o casi nada de la Franja de Gaza cuando empecé a leer aquí, del conflicto Palestina/Israel también sabía poco, muy poco. Y lo que sabía era por comentarios de Facebook que decían que los judíos tenían bien merecido el holocausto por lo que estaban haciendo en Palestina de gente que cree que las tragedias se comparan y se justifican con otras, así que no se puede decir que mis fuentes sean fiables.

Hablando en específico de este libro, por supuesto que lo recomiendo si les interesa saber un poco más. Me hubiera gustado que Sacco buscara más pluralidad de voces para su historia (léase, no acudir a las mujeres sólo cuando era el último recurso), pero en general está bien contada. Junta el pasado con el presente y lo hace bien. Habla de como depura las historias y cómo comprueba que quizá le estén diciendo la verdad. Sin embargo, con todo eso, reconoce que no se siente con derecho a juzgar los recuerdos de la gente, por más falsos que sean, porque ellos parecen recordarlo como si de verdad hubiera ocurrido ayer. Ocurre en uno dos casos, en los que alguna persona aseguro haber hecho algo, huído de alguna manera, haber visto morir a alguien. Y luego ni siquiera sus familiares lo confirman. 


Sobre la historia no tengo nada que criticar. Pasó y así la recuerdan, así que, igual que Sacco, ¿quién soy yo para meterme con los recuerdos de la gente? Pareciera que Footnotes In Gaza es uno de esos trabajos hechos específicamente para dejarte pensando que el mundo es una mierda, pero creo que no. Al menos no desde la perspectiva que lo pone el dibujante y escritor. En su tiempo en Gaza hizo amigos y creo lazos y nos deja ver eso en su historia. Yo, finalmente, por interés, busqué algunas imágenes para darme una idea de dónde demonios estaba ubicada la historia, y aunque me gustaría decir que me sorprendí, la verdad es que no. 




Bueno, después de una ligera sequía de libros y reseñas, este es el último libro que he leído y que, por supuesto, merecía una reseña en condiciones, aunque presiento que no le interesará a mucha gente. Aun así, por el increíble trabajo periodístico... ¡recomendado!

jueves, 22 de octubre de 2015

Voces de Chérnobil: crónica del futuro, Svetlana Aleksievich | Reseña

Sinopsis: Tal como recalca su propia autora, este no es un libro sobre Chernóbil, sino sobre sus consecuencias ―las pasadas y las futuras―, sobre personas a las que les tocó vivir una nueva realidad que todavía existe pero que aún no se ha comprendido. Aquellos que sufrieron Chernóbil son los supervivientes de una Tercera Guerra Mundial nuclear. Según Alexievich, en este mundo hostil “todo parece completamente normal, el mal se esconde bajo una nueva máscara, y uno no es capaz de verlo, oírlo, tocarlo, ni olerlo. Cualquier cosa puede matarte... el agua, la tierra, una manzana, la lluvia. Nuestro diccionario está obsoleto. Todavía no existen palabras, ni sentimientos, para describir esto”.

Un día anunciaron el Nobel. Como de costumbre, el nombre no me sonaba de absolutamente nada. Vamos, en mi vida lo había oído (como a los anteriores). Pasaron unas horas y me aguanté las ganas de investigar todo sobre su vida. Era una mujer y era bielorrusa, así que no aguante mucho y lo busqué en google. Vi que era periodista y que su único libro traducido al español era acerca de la catástrofe de Chérnobil (o más bien, de sus consecuencias). Yo, que en una época vi cuanto documental sobre radiación se me puso delante, dije que algún día lo leería. Y luego me lo topé enfrente. Se tardó más o menos dos días más en caer y yo me tardé dos días más en empezarlo. De ahí, lo que sigue es historia. 

Este es, sin duda, uno de los mejores libros de no ficción que he leído. No creo que todo el mundo esté interesado en él, o que a todo el mundo le guste o que a todo el mundo le entretenga. De hecho, aunque yo lo he recomendado por activa y por pasiva sé que, de todas las personas que lo leerán porque yo llevo ya semanas estampándoselo en la cara a quien quiera oírme, le encantará a unas cuantas. Otras me dirán que es largo. Otros que se aburrieron. Otros me dirán "está bien", pero se quedará allí. Al menos eso creo. No conozco demasiadas personas que suelan leer texto periodístico y mucho menos de este tipo.

Voces de Chernóbil me recuerda irremediablemente al único libro que he leído de Elena Poniatowska: La noche de Tlatelolco. ¿Por qué, si entre un accidente catastrófico en Ucrania y una matanza en Tlatelolco no hay prácticamente nada en común? Por la manera de contar la historia. Tratan sobre temas muy diferentes, y están estructurados muy diferentes, pero no hay duda que las dos historias están contadas de manera oral, que son entrevistas o pedazos de entrevistas que se seleccionaron y se transcribieron. Eso, obviamente, en este libro hace difícil que te sitúes en la historia hasta que no te lo dice quien está hablando y, generalmente, nunca te lo dicen tal cual. 

Si quieres saber los datos duros y fríos de la catástrofe de Chérnobil, este no es el libro para eso,  ya hay libros y miles de documentales que se enfocan en esa parte de la carástrofe. Para eso no sirve. Apenas hay algunos números y porcentajes, aquí lo que hay son las voces de Chérnobil, literalmente. Algunas de las personas entrevistadas hablan sobre los roetguen y las dosis letales de radiación, pero de pasada, eso, al fin y al cabo, deja de importar ante algo que ya ocurrió. Eso no es lo que importa, porque en este libro está impreso el lado más humano. Habla de las consecuencias, no sólo para la ciencia, la radiación, la URSS, el comunismo, habla en sí de las consecuencias sobre las personas. 

Reactor de la Planta Nuclear. Aún sin el sarcófago.
Este, además, no es un libro que busca culpables. Los años pasan y buscar culpables ya no le importa a nadie. Además, entre los que eligieron no avisar para no cundir el pánico y trabajar en el más absurdo secretismo, entre los que prefirieron el secreto que salvar a su propia población, entre los que no informaron a los liquidadores de las dosis reales de roetguen que estaban recibiendo y entre los que dejaron pasar los días antes de avisarle al mundo que en la Planta Nuclear había ocurrido un accidente (sólo un incendio, controlado, y sin embargo, nadie dice que los liquidadores trabajaron para evitar que explotaran los otros tres reactores, cuyo efecto sobre toda Europa hubiera sido letal), los culpables son tantos, que en realidad a nadie le importa ya.

Es una historia dura y lo es porque no es una historia de guerra, no es una catástrofe causada por alguien más, como la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki: fue un simple accidente, una casualidad y eso es aún más difícil de entender. Lo mencionan en el libro. Hiroshima y Nagasaki fueron la guerra, pero Chérnobil era el átomo de la paz y nadie se imaginaba que fuera sólo un hermano del que conformaba la bomba atómica.

Pripiat actualmente: una ciudad fantasma
¿Cómo elegir entre el amor y la muerte? ¿Entre el pasado y el ignorado presente? ¿Y quién se creerá con derecho a echar en cara a otras esposas y madres que no se quedaran junto a sus maridos e hijos? Junto a esos elementos radiactivos. En su mundo se vio alterado incluso el amor. Hasta la muerte.
Ha cambiado todo. Todo menos nosotros.
Eso sí, si no conoces la historia de Chérnobil, al menos de pasada, lo más probable es que haya varias partes en el libro confusas, que quizá no entiendas a la primera, quizá te pierdas un poco porque los entrevistados dan por supuesto que al menos algo se sabe del tema. Al libro le falta ponernos un poco en contexto, pero en realidad creo que no es algo que sea totalmente necesario. Con leer la Wikipedia entiendes de que hablan los entrevistados. La mujer de un bombero que murió de la radiación a los diecisiete días cuenta su historia, como perdió a su hija y su salud por lo mucho que amaba a su marido, los liquidadores (soldados que trabajaron en el reactor), gente evacuada, gente que se negó a evacuar, gente que volvió a sus pueblos, aún abandonados, comunistas convencidos y no convencidos, científicos, historiadores, escritores... un sinfín de personas desfilan por estas páginas para contarnos su versión de la historia, sus desdichas o sus alegrías, para contarnos lo que pasó desde sus ojos. Y por supuesto, la historia varía por la cantidad de puntos de vista que hay, pero casi todos coinciden en algo: para la Unión Soviética hubo un antes y un después de Chérnobil.

Liquidadores de Chérnobil, casi todos están muertos hoy en día o enfermos
We're often silent. We don't yell and we don't complain. We're patient, as always. Because we don't have the words yet. We're afraid to talk about it. We don't know how. It's not an ordinary experience, and the questions it raises are not ordinary. The world has been split in two: there's us, the Chernobylites, and then there's you, the others. Have you noticed? No one here points out that they're Russian or Belarussian or Ukrainian. We all call ourselves Chernobylites. "We're from Chernobyl." "I'm a Chernobylite." As if this is a separate people. A new nation.
Bueno, creo que ya quedó claro; para mí este libro es un 5/5, perfecto, aunque reconozco que quizá le hace falta darnos un poco de contexto, pero es precisamente la manera de hablar de cada entrevistado lo que nos deja ver el lado más humano de la situación. Totalmente recomendado. Este libro a menudo nos recuerda que, muchas veces, la realidad supera a la ficción. ¿Quiénes somos nosotros para poder imaginarnos una catástrofe de esta magnitud cuando ni los libros que leemos se acercan al tema de esta manera? Ver el lado más humano de esta catástrofe es a menudo sobrecogedor y desesperanzador, pero también espeluznante. Porque ni en el libro más trágico de ciencia ficción existe algo como Chérnobil.