Probablemente conozcan el nombre de Doña Josefa Ortíz de Domíguez, que pasó a la historia como una de las mujeres más importantes de la historia de México. Su casa fue la casa donde inició la conspiración de Querétaro, su casa fue donde Iturbide e Hidalgo y otros tantos más se sentaron a hablar de la independencia por primera vez. Quizá, incluso, si tengas algo más de interés en la historia, conozcas el nombre de Leona Vicario, que mantenía a los insurgentes informador y los financio. Sin embargo, estas dos mujeres no fueron las únicas dos mujeres que participaron en la guerra de Independencia en México, que empezó un 16 de septiembre de 1810 y terminó, finalmente, el 21 de septiembre de 1821. Pero no, no fueron las únicas. Me dediqué a buscar y a escarbar en libros de historia y en internet para traerles está entrada que espero que les guste o de mínimo les interese (aunque sea nada más a mis lectores Mexicanos, luego hago otra sobre algún otro país de América Latina). También, en otro momento, planeo hablar de otros movimientos libertadores en México, porque la independencia fue un movimiento de criollos (descendientes de españoles) para los criollos donde se aprovecharon de mestizos e indígenas y negros. Pero bueno, hoy mujeres, no hay que abarcar de a tanto.
La corregidora: Josefa Ortíz de Domínguez
Se llamaba María Josefa Crescencia Ortiz Téllez-Girón pero es más conocida por el Josefa Ortíz de Domínguez, el nombre de casada y fue la esposa del corregidor de Querétaro. Nació en Valladolid, hoy Morelia, Michoacán, en el año 1768. Fue a un colegio muy encumbrado después de la muerte de su papá, el Colegio de las Vizcaínas (un colegio que todavía existe ccomo Colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas y que sólo sobrevivió a la Reforma años después porque no era propiedad de la iglesia). Ahí la conoció un hombre que se llamaba Miguel Domínguez, se enamoraron (dice la historia) y se casaron. Y listo. Él se convirtió en el Corregidor de la ciudad de Santiago de Querétaro.
Doña Josefa era criolla. Esto significaba, en el complicado sistema de castas de la Nueva España, que era descendiente de españoles directamente, pero que no era española. Eran la clase privilegiada de México, pero no la clase más privilegiada. Los gachupines estaban por encima de ellos, o sea, españolitos, efectivamente, nacidos en España. Bueno, así clase privilegiada como eran, no podían acceder al poder y decían sufrir abusos de los españoles (no abusos como los que sufrían todos los indígenas, los mestizos, los negros y los mulatos, pero bueno, se hacen a la idea, eran privilegiados, pero se sentían discriminados, no hay que olvidar que la Independencia fue un movimiento por y para criollos que se ayudó de la fuerza indígena, negra, mulata, mestiza y que por ahí hizo cosas buenas por ellos). Doña Josefa se identificaba con ello, los criollos eran considerados ciudadanos de segunda clase (pero no tercera, ni de cuarta, ni de quinta) porque habían nacido en la colonia. En el descontento, los criollos empezaron a formar círculos literarios donde discutían ideas prohibidas por la iglesia católica y por ahí hablaban de independencia y ella se integró a uno de esos grupos que se reunía en su casa y convenció a su esposo de ir también (error, porque el hombre cometió como mil millones de errores que destaparon la conspiración).
Entonces. El grupo literario/conspiración de Querétaro. Ahí estaba. Tenían planes para levantarse en armas el 1 de octubre de 1810, sin embargo, el 13 de septiembre fueron denunciados por un infiltrado y descubiertos. El Corregidor, su esposo, fue obligado a conducir un cateo en las casas de la ciudad para agarrar a los conspiradores (miembros del grupo literario) y encerró a su mujer bajo llave que para protegerla (y yo sospecho, pero nada más sospecho, que para que no hiciera nada que pudiera agravar la situación). Sin embargo Doña Josefa, dicen que hizo sonar sus zapatos contra el suelo y que la escuchó el alcalde Ignacio Pérez y lo mandó a advertir al cura del pueblo de Dolores en Guanajuato y a los hermanos Aldama que ya los habían descubierto. Y gracias a ella fue que la madrugada del 16 de septiembre Miguel Hidalgo instó al pueblo a levantarse en armas en la misa patronal.
De todos los conspiradores originales, Doña Josefa y su esposo fueron los únicos que vivieron para ver la independencia vuelta realidad. Ella porque después del cateo fue encarcelada en tres conventos diferentes y no fue liberada hasta más o menos cuatro o cinco años después. A su esposo porque literalmente fue obligado a destapar la conspiración, destituido y un virrey le dio una pensión en agradecimiento por ello y porque nunca participó en la lucha armada. Otras cosas sobre ella que les pueden o no interesar es que tuvo once hijos, rechazó recibir ningún premio o reconocimiento por su participación en la independencia y que fue declarada Benemérita después de su muerte.
Fuentes de información y otras cosas: su página del vicentenario y un artículo que dice que es la Madre de la Patria aunque a mí esos títulos como que no.
Leona Vicario
Por si creyeron que el nombre completo de la corregidora era largo, el de Leona Vicario era María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador. Su padre era un español proveniente de Castilla la vieja y ella nació en Toluca. Tuvo las comodidades de una familia criolla, evidentemente: por ejemplo, tuvo una amplia educación, algo muy raro en una colonia donde sólo el 20% de la población sabía leer y escribir y entre los iletrados había muchas mujeres de alta cuna porque... eran mujeres. Cuando se murieron sus papás quedó a cargo de su tío que le permitió vivir sola (¡escándalo!) y la comprometió con alguien llamado Octaviano Obregón que mucho caso no le hizo (esto son conjeturas mías) y se fue a España como diputado de las cortes de Cádiz.
Luego conoció a un hombre llamado Andrés Quintana Roo, que fue insurgente y tuvo un papel en la independencia. Se enamoraron y, cuando el pidió su mano, el tío de Leona dijo que no, que cómo se les ocurría, si él era pobre (no lo era tanto, pero la familia de Leona era acaudalada a manos llenas), que no estaban en las mismas esferas sociales, que no, que nada de nada (todo eso es conjetura mía, el dato histórico es que el tío dijo que no porque Quintana Roo era pobre según él. Leona, enojada por esto y además ya apoyando al movimiento insurgente, decidió ayudar en lo que pudiera a la causa independentista. Y eso hizo.
Formó, desde 1810, parte de una sociedad secreta llamada Los Guadalupes, cuyos integrantes organizaron una red, a través de correos con Miguel Hidalgo y José María Morelos y les proporcionaban información debido a que pertenecían a la sociedad virreinal. Leona recogía la información sobre las estrategias de los españoles para combatir a los insurgentes y, además, dio cobijo a fugitivos, envió medicinas y víveres al campo de batalla. Se trasladó a Tlalpujahua (un pueblo conocido ahora por hacer esferas para árboles de Navidad) donde convenció a muchos de unirse a la causa Insurgente. La descubrieron en marzo de 1813, cuando interceptaron uno de sus correos, y ella huyo a San Ignacio, Michoacán y de ahí a Huixquilucan, Estado de México.
Pero la agarraron. Su tío logró que la recluyeran en un convento un tiempo, pero finalmente fue procesada. Nunca delató a nadie, no dio ni un nombre e ingresó a la cárcel ese año. Claro que, en mayo de 1813 la ayudaron a escapar tres insurgentes disfrazados y regresó a Tlalpujahua, Michoacán, donde ahora sí, se casó con Andrés Quintana Roo. Después de la muerte de Morelos rechazaron todos los indultos que les ofreció la capital, vivieron huyendo, ella dio a luz a su primera hija en una cueva en Achipixtla. Después de la independencia, algunos de sus bienes fueron restituidos y le fueron concedidos honores. Fue Benemérita de la Patria, Madre de la Patria y fundadora de México y a mí esos títulos como que no, pero bueno. Es considerada la primera periodista en México y en Quintana Roo (el estado) hay un poblado con su nombre.
Fuentes de información y esas cosas: este artículo de aquí y este otro de aquí.
Rafaela López Aguado de Rayón
Esta mujer pasó a la historia por una frase que dijo. «Prefiero un hijo muerto que traicionar a la patria», dijo, cuando el Gobierno le ofreció el perdón a su hijo menor Fransisco a cambio de lograr que los demás depusieran las armas y se rindieran. Y ella decidió que no iba a traicionar sus ideales ni iba a hacer que sus hijos traicionaran sus ideales antes de aceptar el perdón de su hijo. No me imagino lo que tuvo que pasar por su cabeza para tomar esa decisión, pero la tomó. Rafaela López Aguado era descendiente de una familia española que había radicado durante muchos años en Michoacán, en el poblado de Tlalpujahua (el mismo que hoy se dedica a hacer esferas para árboles de Navidad y en el que se estableció Leona Vicario durante varios años). Su marido se dedicaba a la minería (una de las insdustrias estrella de la Nueva España y por la que son conocidos todavía esos pueblos, si no han ido, pueden hacer el tour de El Oro, Estado de México y luego ir a Tlalpujahua). Todos sus hijos se unieron a la lucha insurgente.
Fuente: la vil wikipedia.
Mariana Rodríguez del Toro
Ella es una de mis favoritas, la mujer que conspiró para secuestrar al virrey de la Nueva España. Ella y su esposo simpatizaba con los insurgentes que buscaban independizarse del gobierno español. Sin embargo, me parece que al principio de la guerra ni ella ni su esposo se unieron activamente a la lucha. Sin embargo, en abril de 1911, un hombre llamado Félix María Calleja llegó a la Ciudad de México con una noticia fatídica: los líderes insurgentes (Hidalgo, Allende y los hermanos Aldama y más) habían sido capturados en su camino al norte. Los españoles y el ejército realista festejó creyendo que con eso mataría la llama de la insurgencia y... pues eso no pasó. Más bien, la reavivó en mucha gente, entre ellos, Mariana Rodríguez del Toro.
Se dice que en una tertulia, cuando ya todos estaban desanimados, ella se paró y les dijo «¿Qué sucede, señores?, ¿no hay otros hombres en América aparte de los generales que han caído prisioneros?» Durante esa misma tertulia ella propuso un plan para atacar al virrey de la Nueva España y se acordó seguirlo. Claro que el plan fue descubierto pprque un hombre que estaba en esa tertulia, llamado José María Gallardo que acudió a confesarse a la Iglesia de la Mercer. El cura violó el secreto de confesión y los descubrieron. (Como siempre, los hombres arruinando las ideas de las mujeres). La aprehendieron a ella y a su esposo. Ella no delató a ningún miembro de su grupo y fue liberada hasta 1820, un año antes de la consumación de la independencia.
Fuente: otra vez la pobre wikipedia.
Gertrudis Bocanegra
El nombre completo de Gertrudis Bocanegra es María Gertrudis Teodora Bocanegra Lazo Mendoza, no tan largo para la época, la verdad, más bien era promedio. Fue hija de comerciantes españoles de clase media y ella se casó con un soldado de Michoacán. Gertrudis Bocanegra se adhirió a la guerra de independencia tan pronto estalló esta y sirvió como correo en el territorio que estaba entre Pátzcuaro y Tacámbaro. Fue muy hábil al armar toda una red de comunicación. Su hijo se unió a las tropas de Miguel Hidalgo, pero bueno, la historia no es sobre su hijo, es sobre ella.
En la etapa de la resistencia de la guerrilla insurgente (ahí por el 1817, más o menos, cuando los principales líderes ya habían muerto), fue enviada a Pátzcuaro para ayudar en la toma de la ciudad por parte de los rebeldes y ahí fue aprehendida por el ejército realista. Intentaron torturarla para que delatara a otros, pero ella siempre se negó a dar información a los realistas (el ejército español). Fue enjuiciada y sentenciada a muerte por traición.
Fuente: por acá.
Rita Pérez Jiménez
Se llamaba María Rita de la Trinidad Pérez Jiménez y fue una militante en la guerra de independencia de México. Era hija de dos grandes hacendados que vivían en la zona de Los Altos de Jalisco (¡de ahí es mi mamá, dudes!). Ella se casó con el hacendado y activista (dice la wikipedia) anti español (ya me cae bien) Pedro Moreno, con quien tuvo cinco hijos. Se unió a la lucha independentista junto a su esposo y se encargo de cocinar para los rebeldes, de repartirles la comida y de curar heridos. Fue administradora y un brazo fuerte de la lucha armada.
Lamentablemente, en 1813 su hija María Guadalupe fue hecha pisionera por un jefe realista; su hijo Luis murió en 1817 en combate. Ella embarazada, junto a todos sus hijos menores fueron tomados prisioneros en 1817 en el ataque de los realistas al Fuerte del Sombrero. Sus dos hijos menores murieron en cárceles, ninguno tenía más de cinco años. Recibió la noticia de la muerte de su esposo, que había escapado junto a Javier Mina. Ella fue liberada en 1819, pero le fueron quitadas todas sus propiedades y murió sola. Se la ha honrado como heroína.
La generala: Antonia Nava
Antonia Nava fue una militar que participó en la guerra de independencia junto a su esposo (con quien tuvo ocho hijos, por cierto). Apoyo a José María Morelos hasta su muerte. Se unió a la guerra de independencia y, como nunca se separaba de su esposo, los soldados la nombraron La generala. Dos de sus hijos murieron en la guerra, ella ayudó a levantar la moral de la tropa cuando fue necesario, de hecho, cuando Nicolás Bravo decretó que había que matar a un soldado de cada diez para que les alcanzara la comida (perturbador), ella y las mujeres se ofrecieron (perturbador, pero lo comprendo en el contexto) y, aunque el sacrificio jamás se llevó a cabo, sí que levantó la moral de la tropa.
Antonia Nava estuvo presente en la firma del Plan de Iguala en 1821, la consumación de la Independencia y entró a caballo a la Ciudad de México junto con el ejército Trigarante.
Conclusión
Ellas no son las únicas mujeres, hay una lista mucho más grande que pueden buscar en todas partes, pero la información que hay sobre estas mujeres es mínima. Además no nos desprendemos de un cierto conexto histórico en el que las mujeres prácticamente no participaban en la lucha armada y eran mucho más valoradas por sus sacrificios (por ejemplo, el sacrificio de sus hijos). Por otro lado, la Independencia fue también una manera de que muchos criollos (que no aspiraban al poder en la Nueva España) obtuvieran poder sin buscar liberar a quienes estaban abajo. Poco se habla, por ejemplo, de que Vicente Guerrero probablemente tenía ascendencia negra (pero no está comprobado porque la historia se refiere a él como índigena, como mulato, como mestizo y nada se sabe en realidad). Las mujeres más visibles en la independencia (de las pocas visibles) son criollas y son las esposas de alguien (quizá más importante que ellas), son las madres de alguien (muchas veces soldados muertos en batalla o fusilados y se las honra por sus sacrificios). Es el contexto de la independencia. Miguel Hidalgo abolió la esclavitud en la Nueva España, pero ese detalle se volvió un pie de página en la historia, cuando debió de haber sido mil veces más importante. Muchas de estás mujeres también pasaron, la mayoría, como un pie de página. En fin, estas fueron algunas mujeres de la independencia, los veo después, cuando les hable de las revueltas de esclavos que hubo antes (y de las que nadie habla, pero la historia es muy banca).