Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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viernes, 8 de mayo de 2020

Crítica a Acoso de Marta Lamas

Sinopsis: Ante la urgencia ética para enfrentar el acoso, Marta Lamas realiza una profunda reflexión de las diferentes corrientes teóricas del feminismo, así como de las actitudes sociales en relación a éste. La autora busca, para ello, abrir el debate para definir aquellos actos que pueden ser considerados como acoso, de otros que no lo son y que encaminan, por otro lado, a la persecución y la difamación. En este proceso de crear una sociedad más justa e igualitaria, es necesario reflexionar críticamente entorno a aquellas prácticas que resultan emancipadoras, así como aquellas otras que son más bien, un tropiezo.

Sí, bueno, esto no es una reseña. Si eso es lo que vienen buscando, quizá esta no sea la entrada. Está es más bien una crítica donde voy a hacer papilla este libro porque me pareció penoso y tendencioso. No se preocupen, tengo argumentos para sostener todo mi desmadre. Empecemos con un poco de contexto. Lo leí porque el FCE lo puso gratis durante quince días (calculo que lo van a poner encontrar gratis todavía esta semana acá) y siempre había tenido una curiosidad que rayaba en el morbo por leerlo. El libro se escribió en al calor del movimiento mediático que fue el #MeToo en Estados Unidos y que aquí se replicó de distintas maneras. Es muy obvio, el propio libro lo menciona y de ahí obtiene sus ejemplos.

El siguiente contexto que necesitan: yo tengo desacuerdos teóricos muy cañones con Marta Lamas. Dejémoslo en que considero que no existe emancipación posible allá donde la sexualidad es una mercancía y quienes son explotadas por ello (en su gran mayoría) son mujeres proletarias. No nos hagamos: la sexualidad es una mercancía cuando no debería serlo. No hay libertad allá donde todo se puede convertir en una operación mercantil. En fin, sobre el tema tengo una lista de lecturas en Sexualidad y capitalismo por si gustan checarla.


Ahora sí, ¿por dónde empezar con este libro? Creo que es un intento de Marta Lamas de que nos hagamos la pregunta ¿todo es acoso? y de abogar por un debate matizado. Excelentes intenciones de no ser porque este libro metió el acelerador a fondo y se despeñó por la barranca (cosa que, sinceramente, no me extraña en lo más mínimo). Muy bien, para hablar de acoso, de misoginia y de machismo en México (o en cualquier parte) se me hace súper importante tener un contexto y hablar dentro de él. La realidad del oriente medio no es la misma a la de Europa y la de Europa no es la misma a la de América Latina y en América Latina en cada país varía todo y en México una cosa es el contexto urbano y otra el rural y una cosa es el contexto de la periferia y otra el del centro de la ciudad. Por eso, cuando al principio del libro menciona que, aunque el contexto violento y machista de México es escandaloso, quiere dejarlo de lado, no pude evitar alzar una ceja. Porque sí, podemos analizar el #MeToo mil veces, analizar qué mujeres son las que tienen más posibilidades de denunciar públicamente (que no legal) a sus agresores, pero eso no quiere decir que estemos hablando de algo que repercute en nuestra realidad. Las actrices de Hollywood, fuera de tener la posibilidad de volver sus denuncias mediáticas (para bien y para mal: se vuelven más visibles, pero el escrutinio público es mucho mayor), no influyen realmente en la realidad de las mujeres trabajadoras que sufren, también, acoso diariamente. Es más mediático, sí. Puede, en muchos casos, poner el tema del acoso sexual en el centro de la mesa. ¿Ofrece soluciones? No realmente. ¿Por qué no contextualizar en México y centrarnos en la lucha contra el acoso y el machismo aquí?

Pero bueno, también da la impresión que Marta Lamas habla sólo de mujeres de una clase muy particular, pero sobre eso más adelante.

Lamas hace una crítica a McKinnon y Dworkin, ambas feministas radicales abolicionistas (McKinnon además, abogada, aunque tengo pendiente leerla) y aunque si entiendo a done van las críticas, se me hacen mal enfocadas. Preferiría ejecutar una crítica desde el marxismo (pero eso cuando hablemos de ellas en el blog), pero bueno, lo que tenemos es la de Lamas, que insiste, como muchas personas en este mundo, en hablar de abolicionismo como puritanismo o prohibicionismo. Usualmente para clarificar diferencias en torno a lo que distintos movimientos por la liberación de la mujer tienen como visión respecto a la prostitución suelo usar las explicaciones del informe Cumbia, Copeteo y Lágrimas, de Lohana Berkins (argentina, comunista). Son explicaciones super accesibles que se encuentran en el libro que encuentran acá.

Además me gusta ese material porque hace notar que es un debate mucho más grande que la típica dicotomía liberación vs. puritanismo; de verdad, si tienen oportunidad, chéquenlo. Además que el abolicionismo y los temas en torno a la sexualidad no son abordados de la misma manera dentro del feminismo radical y del marxismo. En fin, yo sólo dejo la pregunta de: ¿de verdad es posible la liberación sexual en el capitalismo que la explota y la tiene como mercancía? Porque digo, muchos y muchas parecen creer que sí (y, una pista: quienes aseguran que sí con más vehemencia suelen ser aquellos y aquellas que se benefician de esa explotación).

Bueno, pasando a otro punto: me parece lamentable que el libro esté lleno de obviedades. En los capítulos introductorios hay demasiado énfasis en demostrar que no todas las mujeres son víctimas de acoso (sí, okey, al definir acoso según lo legal o según una serie de actitudes de una persona hacia otra, es obvio que no todas en el mismo momento van a ser víctimas de acoso) y también en reconocer que existen hombres que son víctimas (creo que nunca nadie lo ha dudado) y que existen mujeres victimarias (de nuevo, las mujeres no son tiernas y angelicales por ser mujeres y creerlo me resulta bastante misógino). Sí, todas las mujeres (y todos los hombres, si es que por algún milagro del señor en el que no creo necesito recalcarlo) vivimos en el machismo de una sociedad de clases. Y sí, hay acoso. Mi pregunta aquí sería, ¿por qué la necesidad de recalcar que NO TODOS LOS HOMBRES? Además de que me parece que muchas personas son capaces de entender una generalización, ¿cuál es el punto?


Porque para empezar me suena a esas cosas que dicen los libros y textos y la gente que no quiere que otra gente que no sabe ni de feminismo ni de otros movimientos de emancipación de la mujer se asuste, pero este libro no parece estar dirigido a esas personas. En fin, eso son conjeturas. ¿Saben que sería interesante? Contextualizar esas afirmaciones. Sí, sabemos que hay hombres víctimas: ¿cuántos?, ¿en qué contextos?; lo mismo para las mujeres que son victimarias. Pero si las estadísticas son complicadas para lo que es más evidente (mujeres que son acosadas por hombres) y está de manera insultante enfrente de nosotros, pues... bueno..., ya me imagino para lo demás. Pero contextualizar eso se me hace tremendamente necesario. No son fenómenos que se den de la misma manera. Y si el acoso ya varía de una región a otra..., pues no podemos pretender de hablar de la experiencia de hombres y mujeres de manera universal. (Digo, ya sólo empezando porque si el genero nos une, la clase bien que nos separa).

Hay un capítulo dedicado al tema en Estados Unidos y en las universidades donde entre otras cosas aboga por el debate matizado (sí, buena idea, ajá) para después condenar al escrache "y otras acciones terroristas". No me lo inventé, está en el libro. ¿NO HABLÁBAMOS DE MATIZAR EL DEBATE? Ningún comentario más. Mi realidad no es EU y a mí me interesa este tema en México. (Bueno, quizá que aunque es obvio que un comentario machista al aire no es lo mismo que tocar a alguien sin consentimiento, no son acciones que existan en contextos separados, todos son producto de las mismas relaciones sociales).


Entonces, ¡por fin!, entramos a México. Sin son de México y son tuiteros, seguro les suena el caso de Tamara de Anda (aka plaqueta). Lejos de mis opiniones personajes sobre el caso (un taxista le grito guapa y creo que todos entendemos que pa' qué chingados te gritan en la calle sin ir a cuento), me sorprende que en una nota al pie de página Marta Lamas se pregunte si hubiera sido diferente si hubiera sido blanco y güerito. El mismo argumento de los machos del tuiter. Felicidades. (Y es que lejos de que a mí el sistema legal de la burguesía me valga pitos con toda su larga historia de servirle a una sola clase, qué son esas maneras de conjeturar sobre la incomodidad de las mujeres). El segundo caso que menciona acaba peor. Con el contexto del MeToo gringo y Karla Souza hablando de cómo fue acosada, habla de una denuncia pública de Sofía Niño de Rivera hacia Ricardo Rocha. Dejando de lado mi opinión personal sobre semejantes personajes (nada bueno, se los aseguro), Marta Lamas añade que en la grabación se podía ver que era un gesto amistoso (¿quién chingados juzga eso con objetividad? La idea de matizar un debate también pasa por admitir que las mujeres se pueden sentir incómodas cuando otras personas invaden su espacio personal sin venir al caso) y que, en todo caso, lo más productivo hubiera sido que la acusaran de difamación para esclarecer las cosas (WTF, en qué chingados ayuda la justicia aquí). Bueno, son los dos grandes casos de los que habla. Mediáticos a más no poder, el último que involucraba a gente de una muy específica esfera social... ¿Saben algo? México no es ni el mundo del espectáculo, ni los tuiteros. Hablamos de acoso, pero sin hablar de lo que ocurre, ya sin salirnos mucho de la CDMX, en la periferia (hablo del edomex porque de aquí soy), hablando de mujeres con poder mediático, ignorando que hay otras 40000 voces que no se escuchan. ¿Para qué o qué hacerlo así?

Además, mil veces se ha dicho cuando se trata de exponer casos públicamente (y no hay denuncias legales que en muchos casos no proceden) que lo que se busca es hacer visible el problema; muchas veces se hace incluso de manera anónima para todas las partes (otras no). Mil veces va a haber alguien que insista que la única manera de arreglarlo es acudiendo a la justicia del Estado. Miren, no juzgo a quienes creen en ella. Qué bueno. ¿Cuándo chingados le ha ayudado la justicia del Estado a las mujeres del proletariado? ¡¿No es obvio por qué no se acude a ella en estos casos?! ¡¿No podemos tener un sólo debate que no acabe como única solución en reformar el sistema existente?! Bueno, ya me adelante. Sigo.


Marta Lamas también pregunta que, si en un puesto de trabajo, es acoso cuando un jefe pide favores sexuales a cambio de un ascenso, la mujer lo rechaza y ahí queda la cosa (utópico lo último, considerando que lo que suele pasar después es que hacen un infierno la vida de las mujeres hasta que renuncian o las despiden, pero vamos a seguir en el escenario de Lamas). Sí, siguiente pregunte. Bueno, matizando: si es o no es acoso sexual en términos legales no quita que sea una acción de mierda que no DEBERÍA (insisto, debería, pero ocurre) ocurrir. ¿Listo? Sigue Lamas: si la mujer acepta, ¿es acoso? Sí, siguiente pregunta. Súbitamente el hecho de que haya mujeres que hagan cosas que nos parecen mal en nuestra ética para vivir (sobrevivir) en el capitalismo parece que hace válido que los hombres sean una mierda. "¡PERO ES QUE HAY CONSENTIMIENTO!" ¿Y ESO BORRA EL CHANTAJE? (Por eso, además de hablar de consentimiento, es muy buena idea hablar de deseo y de que es un poco mierda que el sexo sea una mercancía en el capitalismo y que no debería de ser, pero... oh... boy... así estamos). (Más tarde Lamas insiste en que el quid pro quo en que las mujeres cambian su sexualidad por "ventajas" es algo legítimo; no sé si crea que es una ventaja, pero no se queda lejos de afirmarlo).


Pasando a otro tema, por ahí Lamas cita a dos hombres con el argumento de demostrar que no sólo las mujeres están interesadas en esos temas. Sí, ya lo sabíamos (o sea, existe Engels y El origen de la familia, la propiedad privada y el estado nada más por poner un ejemplo que acabo de releer), ¿algún aporte nuevo? El "aporte" que menciona Lamas se limita a decir que "los hombres también sufren desventajas". ¿Suena ridículo? Es que lo es. No puedo agregar nada. Para esos aportes (y sin tener un enfoque de clase), mejor nada.

En el epílogo, además, pone la tablita de los homicidios violentos en México y afirma: "a los hombres los matan más que a las mujeres". Sí, cómo explico yo esto: es obvio para cualquier persona con ojos que vea la tabla. Lo que no es obvio es el contexto: ¿quiénes son los asesinos? (si se sabe), ¿en qué circunstancias mueren unas y otros? (En México la delincuencia organizada tiene mucho que ver con esto, la guerra fallida contra el narco, pero también la violencia intrafamiliar, sexual, etc.). Porque afirmarlo así nada más pues... qué chido. Y luego decir que la sociedad no se escandaliza por la muerte de los hombres... ¿hablamos de la burbuja de Marta Lamas o de qué? ¿De qué sector? ¿En qué país vive? ¿En cuál burbuja? (Porque resulta una fantasía que a muchos les gusta la de que las mujeres sólo nos preocupamos por el feminicidio, pero no sé a dónde están volteando, en serio, respóndanme; a la gente que una cosa le vale madres, la otra también; y quienes protestan por los feminicidios también se indignan con las olas de violencia).


En fin, el único punto medio interesante (y medio interesante es un halago) es que Marta Lamas sí intenta hacer ver como el neoliberalismo usa sectores del feminismo para justificar el punitivismo. No es una crítica que aterrice muy bien (una lástima, porque ese sí es un tema interesante) y yo la hubiera agarrado desde una perspectiva, qué se yo, marxista *shocking* pero bueno. Un intento fue hecho (no funcionó).

En conclusión, me parece un libro simplista, lleno de obviedades estúpidas para el público al que "parece" estar dirigido, sin contextualización de nada (pero eso sí, una tendencia tremenda a hablar de matizar el debate porque falta la congruencia) y que parece hablar de mujeres y ejemplos que no son de mi clase. Hay otros textos mejores que abordan la violencia y el acoso mucho mejor. Diría que este parece hecho para calmar a los hombres, pero para qué hacer conjeturas cuando tengo argumentos más sólidos (¡¿EN DÓNDE METIERON EL CONTEXTO?! LOS ACTOS DE VIOLENCIA NO OCURREN ASÍ NADA MÁS AISLADOS DE LA SOCIEDAD). En fin, al final incluye un texto como anexo y... voy a dejar que hable por sí sólo. Ni vale la pena que yo hable mal de esto:


Ahí la dejamos, ya ni para qué seguir. Sí les recomiendo ahorrarse este libro.

viernes, 19 de mayo de 2017

Las indómitas, Elena Poniatowska | #AdoptaUnaAutora

Esta entrada es parte del proyecto #AdoptaUnaAutora. ¡Adopten a la suya!

Sinopsis: La sociedad actual libra distintas luchas, entre ellas la de las mujeres, aquellas que alzan la voz desde sus trincheras y desconocen la idea de rendirse. En medio de la multitud se distinguen las que van a contracorriente: madres, combatientes, escritoras, trabajadoras domésticas; mujeres antes y después de todo.Las indómitas rinde tributo al rostro anónimo de las mujeres que lucharon en la Revolución, a la inconfundible Jesusa Palancares y al silencio de las mujeres del servicio. Alberga la esencia de Nellie Campobello, Josefina Vicens y Rosario Castellanos, quienes se abrieron paso en una época literaria dominada por hombres. Mientras que la desaparición de Alaíde Foppa representa la dura realidad latinoamericana, la lucha imperecedera de Rosario Ibarra de Piedra da voz a las madres de desaparecidos y la causa feminista de Marta Lamas replantea lo que significa ser mujer en el sigloXXI.A través de esta recopilación de ensayos, el lector se sumerge en la vida de las indómitas, muchas veces olvidadas, pero nunca silenciadas. Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013, es una de las más reconocidas autoras mexicanas en la actualidad.• Esta serie de ensayos reúne un tema fundamental en la obra de Poniatowska,el rol social de las mujeres, con uno delos géneros en los que su pluma tiene más fuerza: el retrato biográfico.

A ver, estoy reseñando este libro por obvias razones: es una de las obras más recientes de Poniatowska, yo quería saber en que andaba ella y además lo iba a presentar junto a Marta Lamas en la Feria del Libro del Palacio de Minería. Miren, yo no les voy a mentir: Marta Lamas es una de las personas que me acercó al feminismo, con todo y que representa a un feminismo más privilegiado y burgués. Entonces yo tenía una pequeña fangirl interna que quería ir a ver a Poniatowska y a Lamas y de paso leer el libro. Así empezó la cosa. Ahora sí, vamos a hablar del libro.

Para empezar, el libro consta de varios textos de los cuales el único original es el que está dedicado a Marta Lamas (y que me aburrió muchísimo porque es un halago de páginas y páginas a Marta Lamas sin nada muy interesante), lo demás fue publicado aquí y allá antes de acabar de caer en ese libro. Como quien dice, es un libro que se publicó porque había que sacar un libro y algo que promocionar. Sí, está interesante, aunque me llamó la atención que, exceptuando algunos, todos los demás textos estén dedicados a mujeres privilegiadas (distintas) pero privilegiadas. Sin embargo, con todo y lo privilegiadas que son las mujeres de este libro, casi todas son desconocidas, no oímos sus nombres como escritoras, no nos suenan, nadie nos los enseñó (todas ellas escritoras dignas de que alguien las adopte). Entonces vamos a empezar a hablar de los temas del libro uno a uno.

Josefina Bórquez, mejor conocida como Jesusa Palancares


Elena escribió un libro que es muy famoso que se llama Hasta no verte Jesús mío. Si todo va bien, esa va a ser mi siguiente lectura para #AdoptaUnaAutora, durante los dos meses que vienen (y si alguien quiere participar leyéndolo conmigo, me haría muy feliz). Bueno, la protagonista de ese libro, Jesusa, estaba inspirada en una mujer de carne y hueso a la que le había pasado de todo y había sido soldadera en las tropas de Carranza en la revolución (de eso ya pasaron cien años, imagínense). Cuando Elena la conoció, Josefina/Jesusa era una mujer muy pobre que trabajaba limpiando uniformes de obreros, que tenía un hijo adoptado, que tenía gallinas y se quejaba mucho. Josefina peleó en la revolución y lo dio todo por ella, pero a cambio, la revolución mexicana no le dio nada. ¿Pensión? Pero si ella no era soldado, sino soldadera. ¿Pensión por su marido muerto? Pero si estaba muy joven, podía volverse a casar y que iba a andar el Estado pagándole a un hombre joven la vida. En cambio, la hizo pobre y la fue sacando de la ciudad, poco a poco. Como Elena dice: ella cada vez vivía más lejos.

Josefina Bórquez con Elena
Josefina Bórquez es la cara de muchas mujeres pobres en México, todas de ellas olvidadas, nadie las quiere, a nadie interesan, son invisibles. Pero si se fijan en las calles de la ciudad, las van a ver. Ahí están y no se van a ir a ninguna parte. De Josefina Bórquez, por supuesto, nos vamos a... 

Las Soldaderas


Las soldaderas de la Revolción Méxicana hicieron posible la revolución. Le hicieron la comida a los soldados, les lavaron la ropa, los siguieron a todos lados y a veces, tomaron los fusiles y pelearon ellas. En el ejército de Zapata, que era el que trataba a las soldaderas más equitativamente y con mayor respeto, hubo coronelas. ¿Las han visto en los libros de historia? Porque en mis libros de historia lo más que había era la anécdota de la Adelita. «Y si Adelita se fuera con otro, la seguiría por tierra y por mar, si por mar en un buque de guerra, si por tren en un tren militar». Caray, igual y Adelita quería irse, ¿no? Bueno, de las soldaderas ya hablé en una entrada para La hora del té que aquí voy a compartirles: Las soldaderas de la revolución mexicana. A todas estas mujeres, la revolución no les dio nada, más bien las olvidó de la historia para dejarlas en una simple y triste anécdota.


Elena escribe una historia de Villa, cuando ejecutó a todas las soldaderas que había capturado porque una sola se atrevió a dispararle y ninguna quiso delatar a otra. Hizo que las quemaran y ellas todavía lo insultaron y le dijeron que todas querían matarlo. Villa no es conocido por eso, pero no se caracterizaba por tratar bien a las mujeres. Tampoco Carranza, la verdad. Una vez que Zapata capturó a soldaderas del ejército carrancista, las trató mejor él como prisioneras de guerra, que el mismo Carranza. Una de las cosas que Elena menciona, es que hay que desmitificar a los héroes de la Revolución (y de paso, también a los de la Independencia). Esos dos actos de la historia de México estuvieron llenos de mujeres y ahora no vemos a ni una sola. Y de las soldaderas, vamos a hablar de una de las escritoras de la revolución.

Nellie Campobello


Nellie era bailarina, su hermana, Gloria, llegó a ser considerada la Prima Ballerina de México gracias a su dirección. Pero también escritora. Nellie es una de las pocas escritoras de la Revolución. Porque historias de la revolución hay muchas, y escritores también, pero escritoras no hay tantas. Sin embargo, Nellie fue más conocida como Bailarina, que como escritora mientras estuvo viva. De su obra, se dice que es una mirada femenina de la revolución, porque está llena de familiaridad y de espacios comunes. La escribió denunciando que la revolución se había institucionalizado y que muchos héroes habían sido injustamente juzgados.


Nellie no tiene muchas obras y desapareció de la vida pública el año de 1984. Y si alguien quiere saber qué ocurrió, puede leer por aquí. Muchas de sus coreografías fueron rescatadas y sus libros aun se editan, aunque poca gente los conoce. Yo les quiero recordar que en Libros b4 Tipos vamos a leer Cartucho, de Nellie Campobello, el mes que viene (Junio). Además de que alguien debería adoptarta, yo sólo digo.

Josefina Vicens



También es escritora. ¿La conocen? ... ¿No? Eso pensé. Porque yo tampoco la conocía, lo confieso. Tiene que ver que sólo escribió dos novelas, por supuesto, pero escribió guiones cinematográficos y ganó el premio Xavier Villaurrutia en 1958 (de eso, por supuesto, ya llovió) por su primera novela, titulada El libro vacío. Ganó dos veces el premio Ariel por guines que ella escribió en Renuncia por motivos de salud (1975) y Los perros de Dios (1979). Fue miembro de la Secretaría de Acción Femenil de la Federación de Trabajadores al Servicio del Estado y luchó por las trabajadoras. También debo decirles, es una excelente opción para adoptar (aquí imaginen que estoy como guiño guiño patada).

Rosario Castellanos


Miren, si son mexicanos y nunca han oído de Rosario Castellanos voy a ir a tirarme por un balcón porque no sé que estamos haciendo aquí, entonces. En Libros b4 Tipos, antes de que fuéramos Libros b4 Tipos, leímos El eterno femenino y lo comentamos en un hangout (ahí está el link) por si quieren sabe, yo no le hice reseña, pero aquí está una que hizo Karen del canal de booktube de Las flores están locas. Ahora bien, ¿quién fue Rosario Castellanos? Fue una escritora y diplomática mexicana (murió mientras fungía como embajadora en Tel Aviv, Israel), escribió novela, teatro y poesía y Elena habla de ella con mucho cariño.


Rosario fue feminista, criticó la imposición de ser sumisas a las mujeres, habló en pro de su educación, instó a desmitificar el mito de la madre abnegada. Era fanática de leer a mujeres y escribió un libro llamado Mujer que sabe latín... sólo para hablar de ellas. Si les interesa saber, el título del libro viene de «Mujer que sabe latín, ni consigue marido ni tiene buen fin». A esta si no les digo que es una buena idea para adoptar porque ¡ya está adoptada! En fin, de esta nos vamos a otra más.

Alaíde Foppa


¡Otra más para adoptar! Yo la conocía más bien por su papel en Guatemala y su desaparición, pero o cómo escritora, he de reconoder. Alaíde Foppa es Guatemalteca por padre de madre y Argentina por parte de padre. Nació en Barcelona, vivió en Europa. Llegó a Guatemala y colaboró activamente con la revolución. En México pasó su primer exilio. Fue docente en la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Se fue a París cuando su marido fue nombrado cónsul, allá nacieron sus hijos. Regresó a Guatemala en 1950, pero tuvieron que salir cuatro años después, de nuevo exiliados, tras el derrocamiento del gobierno del coronel Jacobo Árbenz Guzmán. Alaíde volvió a México y se quedó hasta aquó hasta su último viaje a Guatemala, en 1980. Por supuesto, Elena no te cuenta todo esto en Las Indómitas, sino que habla de Alaíde con cariño y desesperación. ¿Qué pasó con ella? ¿Por qué desapareció? ¿Quién la desapareció? 


Alaíde fue a Guatemala a renovar su pasaporte vencido en 1980 y nunca volvió. La secuestraron el 19 de Diciembre. Se asumió que el gobierno en turno había ordenado la desaparición (Elena habla de eso), pero nunca pudo comprobarse. Cuando Elena encontró esto, los restos de Alaíde aun no habían aparecido y ya habían pasado años. No sé supo nada hasta 1999. En México hizo muchas cosas por el feminismo, fue feminista, fundó la revista fem y habló contra la represión del estado. ¿No les late adoptarla?

Rosario Ibarra de Piedra



De todas las indómitas del libro, ella y Marta Lamas son las únicas que siguen vivas el día de hoy. Yo la conocí porque fue senadora, pero antes de eso fue activista. Hizo una huelga de hambre en la catedral porque el Estado nunca le dijo que había pasado con su hijo, que desapareció durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría (turbios años para ser estudiante en México). Si he de ser sincera, cuando Elena escribió esto, Rosario aun no era senadora y ahora ya que fue senadora, pues nunca me impresionó mucho, exceptuando su labor al hablar de los desaparecidos forzados del Estado. Si les recomiendo saber quién es si les interesa, pero yo reconozco, plenamente, que ya la conozco de vista y de oídas y no mucho de lo que escribió Elena es nuevo para mí. 

Marta Lamas



Marta Lamas ha sido una de las pocas feministas en México que antes de ponerse a hablar de la prostitución, la trata y los derechos de las sexoservidoras que fue a pararse a una esquina a hablar a con ellas. Todavía no leo su libro al respecto y no sé qué opina sobre el tema, pero al menos fue pararse con ellas y a hablar con ellas. Algo que no muchas mujeres hacen antes de opinar. Marta Lamas fue una de mis maneras de llegar al feminismo. Lo que escribió Elena sobre ella me aburrió de sobremanera porque es sólo un gran halago a Marta y creo que ella merecía una historia como la que les escribió a todas las mujeres de este libro. Si bien Marta Lamas representa un feminismo muy privilegiado, yo reconozco que por ella llegué a donde estoy. Hoy a veces la critico y a veces le dio la razón. Es el único texto completamente original del libro y, lamentablemente, el más aburrido. Juro que quisiera no decir eso, pero no me queda más remedio. Sin embargo, al final dejé mi ensayo favorito del libro.

Se busca muchacha


El trabajo doméstico. ¿Por qué todas las trabajadoras domésticas son mujeres? ¿Por qué todas ellas son mujeres pobres e indígenas? La lucha por los derechos de las trabajadoras domésticas nunca ha tenido mucha audiencia. Muchas de ellas no conocen los derechos que les corresponden como trabajadoras y a veces ni los patrones. Elena habla y escribe en general, pero también escribe de las que vivían en su casa, en el cuarto de servicio, porque ella creció en una casa privilegiada. En mi casa nunca hubo criada. Pero mis hermanos tuvieron nana porque mi padre y su mamá trabajaban. Ella todavía se dedica, hoy en día, al trabajo doméstico, junto con todas sus hermanas y sus sobrinas. Una vez nos invitaron a comer y en medio de la plática, sacaron fotografías de mis hermanos, contaron historias, hablaron de cuánto cobran y dónde trabajan. También de cómo le hacían para hacerse respetar. Creo que de todo el libro, fue lo que más me gustó y no tenemos un ejemplo claro. Elena habla en general. Reconoce que habla desde un privilegio, pero no deja de hablar en general. Me hubiera gustado que al menos contara con el testimonio de alguna trabajadora doméstica, así como tenía el testimonio de Josefina Bórquez al hablar de las soldaderas. 

Y bueno, eso fue todo. Ya hablé mucho así que me voy a callar un rato y las voy a dejar sacar sus conclusiones. El libro sí me gustó, pero pues al final, la mayoría de estas mujeres fueron privilegiadas de algún modo u otro. Me gusta que hablen de ellas, pero también me gusta que le den voz a aquellas que son las más olvidadas: las indígenas, las pobres, las marginadas. En fin, les dejo sacar sus conclusiones y... ¿seguros que no quieren adoptar a nadie de aquí?