Sinopsis: En esta novela futurista, una especie
alienígena conocida como "vuvv" se apodera de la Tierra sumiendo en la
pobreza a sus habitantes. Para hacer frente a esta nueva realidad y
ayudar a su familia, después de que su padre los ha abandonado, Adam
decide participar con su novia Chloe en un programa donde las parejas se
conectan en vivo para trasmitir su experiencia de amor a los vuvv. Al
principio todo sale bien, pero con el paso de los episodios la relación
se deteriora y la convivencia se vuelve insoportable. Adam se refugia
más aún en los paisajes que dibuja. No son las pinturas que los vuvv
comprarían, pero a él le permiten plasmar la verdad de lo que vive su
pueblo. Cuando es seleccionado para participar en el concurso de arte
interplanetario de adolescentes tendrá que decidir si está dispuesto a
sacrificar sus ideales por una oportunidad que podría cambiar la suerte
de su familia y conseguir la cura de la enfermedad que sufre. Paisaje
con mano invisible es una novela breve pero profundamente sagaz que
traslada al lector a un escenario no tan lejano y lo orilla a
cuestionarse sobre temas urgentes hoy día.
¿Qué precio tiene la raza humana? ¿Cómo la vendemos? Les juro que creo que este libro es magistral al demostrar que la cultura no la podemos vender, que no es un producto de consumo y que me recuerda a los turistas europeos en la India que creían que la India eran esa fantasía que habían visto en los libros y en las películas, que eran incapaces de enmarcarla en el mundo moderno, que se referían como disfraces a la ropa, que eran incapaces de comprender que existiera el pop indio, la música electro, que se habían quedado con lo que ellos creían que eso era lo tradicional. Obviamente, también me recuerda a las suposiciones que se hacen sobre México. Sobre la música que escuchamos (siempre folclórica), sobre cómo nos vestimos o la manera en la que vivimos. Eso es justamente lo que pasa en Paisaje con mano invisible entre los vuvv y la humanidad. Para los vuvv, los seres humanos son seres que sólo pintan naturalezas muertas, que viven y se visten como en los años cincuenta, creen en el amor eterno y sólo escuchan a Elvis Presley. Y que además son profundamente espirituales. No hay nada más que eso. Para los vuvv, la humanidad es sólo un cúmulo de suposiciones que han hecho con base en lo que han observado.
La verdad, es que este no es el tipo de libros a los que suelo acercarme a primera vista. Ni el título, ni la temática. Soy muy dejada con la ciencia ficción y en su mayor parte, no me llama tanto como otros géneros. Entonces, para leer este libro, me lo tuvieron que spoilear entero. No lo hubiera leído de otra manera. Es una de las novedades del Fondo de Cultura Económica en su colección A través del espejo, la colección juvenil, entonces yo tenía que conocerla, por fuerza. Así que me contaron toda la historia de Adam y cómo había quedado Estados Unidos tras la llegada de los vuvv y fue cuando dije "de aquí soy". El declive que se presencia en este libro no es algo que no estemos viviendo ahora mismo. Los ricos se hacen más ricos, los pobres más pobres, el capitalismo es insostenible, pero unos cuantos creyentes se emperran en creer en el libre mercado. Los que salieron beneficiados de los tratos con los vuvv se enriquecen cada vez más, los que no, pierden sus trabajos, sus casas, lo pierden todo. ¿Les suena conocido? A mí sí.
Adam es el único sostén de su familia cuando su padre huye porque siente que no es lo suficientemente hombre al no poder mantener a su familia (podría hacer todo un análisis sólo de ese capítulo, pero esto quedaría demasiado largo) y su madre no puede conseguir trabajo porque hay demasiados desempleados y muy pocos trabajos. Adam cuenta que solía ser cajera, pero que la tecnología de los vuvv la dejó sin trabajo. Ahora, sólo pide trabajo para servir consome en una fonda. No hay más. Todo lo han sustituido las máquinas. Los humanos sobreviven como pueden, esforzándose en demostrar que están ahí, que no son sólo lo que los vuvv creen que son o convirtiéndose en lo que los vuvv esperan de ellos, lo que funcione mejor según el caso.
Adam y su novia, Chloe, se inscriben en un programa de parejas para conectarse en vivo durante sus citas y compartir su experiencia de amor con los vuvv. Sólo hay un pequeño problema: los vuvv creen que el amor humano es algo que en realidad no es, no lo entienden y sólo quieren ver aquello que ellos creen que es el amor humano. La cosa funciona por un rato, hasta que deja de funcionar. Y eso es justo algo que me gusta del libro: es una caída en picada. Me recuerda mucho a Alicia cayendo en picada por la madriguera, porque a cada capítulo que pasa se hace más obvio que no hay ninguna clase de regreso posible, al menos no por el mismo camino. Adam va internándose más y más y más y más en los problemas, incapaz de salir de ellos, impotente por no ser lo que los vuvv quieren que sea y a la vez furioso con aquellos que les siguen el juego.
Hay una escena que me gusta mucho, que es cuando encuentra a uno de sus compañeros vendiendo figuras religiosas. Vende a Shiva en los brazos de la virgen María, a Jesús como un dios hindú, a dioses de otras religiones crucificados. En su patio delantero tiene un popurrí de religiones sin sentido para la humanidad, pero que a los vuvv les fascina. Adam se enfurece y habla de que están vendiendo su cultura, todas las culturas, de que las está haciendo una masa irreconocible y las está vendiendo, como si fuera algo con lo que se pudiera comerciar. Me encantan todas las reflexiones que se pueden hacer partiendo de ese pequeño punto, porque es algo que vemos que sucede. Ya comerciamos con la cultura y las tradiciones de una manera desesperada, porque para muchos es la única forma de sobrevivir. ¿Cómo le dices a alguien que no lo haga si la opción es morirse de hambre? ¿Y cómo lo haces sabiendo que lo que estás comerciando con la cultura, con la identidad y con lo que eres?
No les cuento más de la trama del libro, pero sí quiero hablar en especial de que me gusta que un libro juvenil provoque tales reflexiones. Estoy muy peleada con algunos libros estadounidenses distópicos porque no entienden la revolución, ni la resistencia, pero este parece reflejar muy bien las condiciones de "libre elección" bajo el capitalismo en las que vivimos. Adam es libre de elegir lo que quiere hacer, pero si no elige lo que los vuvv (aka la burguesía) quieren que elija, la opción es morirse de hambre. Me alegra que un libro juvenil norteamericano planteé eso, que lo ponga sobre la mesa. Que, por un momento, nos olvidemos del elegido que salva al mundo y lo cambia todo y nos enfrentemos a los que viven en un mundo que no pueden cambiar solos.
Paisaje con mano invisible me parece una excelente novela de ciencia ficción. No es lo que esperaba, pero sí más de lo que esperaba. Superó con creces mis expectativas. Se las recomiendo mucho.