Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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jueves, 2 de noviembre de 2017

Altar de Muertos | Booktag

Un altar de muertos se pone en siete niveles de manera tradicional. También los hay de tres y de cinco, pero el que nos ocupa hoy tiene siete niveles. Se pone un altar para recibir a los muertos que vienen de visita este Día de Muertos, el 2 de Noviembre. Y como no íbamos a quedarnos atrás, Ale, del Canal Sputnik en booktube, creó un Booktag sobre el Altar de muertos, que es el que me dispongo a hacer el día de hoy. Creo que ya saben lo mucho que me gusta este día y lo mucho que me gusta ver altares de muertos en este día, el cempasúchil, todos los festejos, las películas relacionadas con el asunto... bueno, creo que ya lo saben. He escribo a menos una entrada del asunto. Así que vamos a empezar el Booktag y, de paso, les enseño como armar un altar de muertos.


Primer nivel: escritor o libro que representa lo más sagrado para ti y que bendice tu librero

En el primer escalón del altar se suele poner al santo o virgen al que quienes ponen el altar son devotos (porque el Día de Muertos que celebramos hoy en día en México tiene orígenes en la evangelización de los pueblos nativos, así que en algunas partes contiene muchos elementos del catolicismo) y, también se suelen poner las fotos de aquellos que esperamos recibir visita. En el caso de los libros, pues ya vieron la consigna. 

Un libro que definitivamente me alegro tener en mi librero es... (redoble de tambores por favor): Diablo Guardián. Al menos uno de los que tengo. Leer las aventuras de Violetta R. Schmidt me cambió la vida, me hizo ver de manera diferente a la clase media aspiracional de México y me divirtió increíblemente. El libro es de Xavier Velasco y creo que es mi libro favorito en la vida. 


Sin embargo, no creo que sea el único libro que ponga allí. Tengo otros libros que también estimo demasiado, como El Segundo Sexo, de Simone de Beauvoir. Se considera una de las biblias del feminismo... lo cual es un poco raro, porque el feminismo no es dogma, pero bueno. Para mí no es una biblia (ya dije, el feminismo no es dogma), pero sí un libro muy importante para mí y es uno de mis libros feministas de cabecera. Se los recomiendo, por supuesto. 


Libros que iniciaste y nunca terminaste y que están en el purgatorio de los libros iniciados


El segundo escalón del altar es para las almas en el purgatorio, entonces creo que se entiende muy bien la consigna. Ahora mismo tengo dos libros en el purgatorio de los libros iniciados, así que aquí les van: primero, está la colección de Las Mil y Una Noches. Resulta que estoy leyendo la colección de tres tomos de Atalanta, pero voy lento. Antes leía una noche por noche, pero después de un tiempo me aburrí, quise descansar, después leí como cinco noches, después nada y ahora ahí sigo. Ya lo terminaré en algún momento.


Mi otro libro en el purgatorio no lleva tanto tiempo. Sólo como un mes, y está allí porque he tenido poco tiempo que dedicare y, definitivamente, El género en disputa no es un libro al que uno le dedique poco tiempo. Escrito por Judith Butler, también es un libro muy famoso dentro de teorías del género. Espero ya pronto poder acabarlo.


Libro infantil que todo adulto debería leer porque no parece para niños


El siguiente nivel del altar está dedicado a los niños. Los niños que mueren no vienen de visita el mismo día que los adultos, sino que ellos llegan el primero de noviembre, Día de Todos los Santos.

Bueno, aquí en realidad no me decido, tengo muchos. Así que intentaré no irme tanto por las ramas. Yo creo que los adultos deberían leer muchos libros que se venden como si fueran libros para niños, que deberían leerlos todos si hace falta. Pero bueno, empecemos por alguno. Primero, quiero mencionar el libro de una autora mexicana: se trata de Ella trae la lluvia de Martha Riva Palacio. Yo creo que todos deberían leer ese libro, que habla de discriminación a la otredad y de la situación de los refugiados en muchas partes del mundo, al mismo tiempo que está dirigido a un público infantil y juvenil. 


Otro libro que no me canso de decir que todos las personas deberían leer, porque trata del poder de nuestra imaginación y de como cada libro es una historia que nunca se acaba es La historia Interminable de Michael Ende. Las aventuras de Atreyu, Bastian Baltasar Bux y el dragón de la suerte me encantan y no puedo dejar de leerlas nunca. Creo que es un libro que sirve perfectamente para recordar al poder de nuestra imaginación. 


Y como tres recomendaciones son mejor que una, les voy a contar de Lilus Kikus de Elena Poniatowska, un libro que, además, fue ilustrado por Leonora Carrington y vendido como si fuera para niños cuando, en realidad, me parece que muchas personas pueden disfrutar la historia de Lilus Kikus y la idea de ser una niña hace varias décadas en México, en los plenos tiempos del qué dirán y la exigencia de ser una buena mujer. ¡No se lo deben perder!


Libro que te gustaría releer en un futuro y concluir ideas que no has terminado


En este nivel es en donde ponemos el tradicional pan de muerto, que es un pan que lleva unos bonitos huesitos y azúcar encima. Les juro, lo más delicioso que nunca van a comer. Miren, foto: 


Como siempre, no tengo uno. Y yo nunca sigo las reglas de los Booktags (¿es por eso que nunca me etiquetan en ninguno?), así que, sí, evidentemente, voy a elegir dos libros. Primero, creo que tengo muchos asuntos sin terminar con Milan Kundera en La insoportable levedad del ser. De hecho, siento que tengo muchos asuntos sin terminar con todos los libros de Kundera, pero la mayoría son con La insoportable levedad del ser. Es un libro que definitivamente los invito a leer a todos y decidir por ustedes mismos.


Por otro lado, también me gustaría leer, en un futuro, de nuevo, La dialéctica del sexo de Shulemith Firestone porque quiero seguir descubriéndolo. Para poder leer este libro, tuvo que pasar mucho tiempo y tuvieron que pasar muchas lecturas. Y, sin embargo, aún siento que leerlo en otro momento me ayudará un poco más a sacar más conclusiones y entenderlo un poco mejor. Aún así, totalmente recomendado a quien le interese. 



Libro al que siempre regresas porque te ayuda a alimentar tu alma.


En el quinto nivel ponemos la fruta y la comida que, en vida, fue la favorita del difunto. Por ejemplo, yo en mi altar puse mole, camote y calabaza en dulce, mandarinas, guayabas, unas galletas marías... Porque eso le gustaba a mis abuelos. Me falto poner otras cosas, pero mi espacio era reducido, así que ni modo. Aquí les pongo una foto de mi altar by the face.


En este booktag ya puse dos libros a los que yo siempre regreso, que son Diablo Guardián y La historia interminable. No quiero repetir, así que les voy a mencionar otro libro. Resulta que yo siempre acabo regresando a la historia de Anna y Abel en El cuentacuentos, libro que escribió Antonia Michaelis. Es un libro juvenil, pero que me ha hecho reflexionar tanto y tantas veces que no podía dejar de mencionarlo por aquí.


Autor o libro al que le pondrías un altar de muertos


El este nivel supuestamente se colocan las fotos de los difuntos. Pero al menos yo siempre las coloco hasta arriba o en donde quepan porque nunca me alcanza el espacio para poner altar de siete pisos. Bueno, primero que nada, creo que a muchos libros aquí mencionados les pondría un altar (Diablo Guardián, El Cuentacuentos, La historia interminable, Ella trae la lluvia, El segundo sexo...), pero como dije, no quiero repetir, buscaré entre algunos más de mis libros favoritos.

Entonces, evidentemente, le pondría un altar de muertos a Cumbres Borrascosas de Emily Brontë creo que es mi clásico favorito, es una de mis historias preferidas y no he encontrado ni una sola película que a mi gusto le haga toda la justicia que este libro necesita.


Libros que recomiendas para iniciar en la lectura


Se pone un rosario, pero yo no soy católica así que la neta no sé para que es, pero la consigna decía esto, así que ¡vamos a recomendar un libro para iniciar la lectura! La verdad no sé que se hace en estos casos, porque no recuerdo un momento de mi vida en el que no leyera. Así que me voy a ver muy basic y les voy a recomendar a J. K. Rowling y a Harry Potter. Por mi la saga hizo maravillas, así que si puede hacer maravillas por alguien más, ¿por qué no?


Por otro lado, no me queda más que desearles un buen Día de Muertos, que hagan fiesta, coman pan de muerto, recuerden a sus seres queridos, pongan ofrendas, festejen bonito. Ya casi se acabó el día y falta menos para que se acabe el año, pero todavía tienen tiempo de acordarse de los muertos.

domingo, 19 de marzo de 2017

América Latina, el eurocentrismo y el tercer mundo

Hace unos días me dejaron un comentario en una entrada (Feminismo de antes vs Feminismo de ahora, ¿qué ha cambiado?) en la que me decían que quien más necesitaba las manifestaciones feministas era el tercer mundo, porque allí las mujeres eran más oprimidas, pero que justo en el tercer mundo no había visto una sola. Supuse, por los ejemplos y la manera de hablar, que quien escribía era una mujer Española (porque el nombre era femenino). No voy a exponer a la persona porque eso no viene al caso. Pero entonces me quedé pensando: ¿saben lo que es el tercer mundo?, ¿saben cómo es el tercer mundo? También, en el comentario, había una frase que parecía asumir que en el tercer mundo faltaba internet. Y me quedé de a cuadros y entonces empecé mi rant mental.


Siempre me ha parecido que todo es muy Eurocentrico o Estadosunidoscéntrico. O que se consideran el ombligo del mundo. Pero allí tenía yo, a una mujer española, enfrente de mí, diciéndome esas cosas del tercer mundo. A mí, una mujer en internet del tercer mundo. Porque México y toda América Latina es tercer mundo. Si es que no lo sabían, lo somos. Tenemos internet, no me imaginé las marchas feministas que hubo y tenemos uno de los movimientos feministas más grandes en el mundo en toda América Latina. 

Por supuesto, también soy clase media y no represento al tercer mundo. Pero viví en India mientras mi familia creía que estaba en un pueblo bárbaro, que sólo había lodo. Una vez me preguntaron en un foro que cómo me podía conectar a internet si estaba en la India (¿?). Alguna vez, estando en México, conté que se oyeron balazos en la colonia vecina y una amiga española se murió de miedo y me preguntó que como era posible que yo conviviera de esa manera con la violencia. En general, que la gente de por hecho que su estilo de vida es el único me desespera mucho. No todo es el mundo occidental, no todos vivimos de la misma manera. De todos modos, deja de asumir cosas sobre el tercer mundo.

Mujeres zapotecas

1) Hay internet (casi siempre) y servicios básicos


Tenemos internet en pueblos olvidados por dios. Por supuesto, el porcentaje de la gente que tiene acceso a internet es un sector más o menos privilegiado y varía de país a país. Pero si yo vi a mi compañera de cuarto en India que era del Sudán del Sur hablar en Facebook que su mamá que estaba en Sudán del Sur, no me van a decir a mí que en el tercer mundo no hay internet. Los apagones por parte del gobierno, que se han dado en muchos países africanos y algunos árabes, se han dado para detener descontentos y muchas organizaciones internacionales han dicho que violan los derechos humanos. Pero sí, hay internet en casi todas las esquinas del planeta (no, no en todas, eso es cierto). Pero hay internet en Egipto y lo hay en América Latina y lo hay en Sudán y lo hay en Libia. Lo hay en Arabia Saudí (¿no ven JanaVlogs, una chica Saudí genial que vlogea en inglés y en árabe, a veces desde Jeddah, su ciudad natal?) y lo hay hasta en Siria. Por favor, ¿qué creían que era el tercer mundo? ¿UN MUNDO SIN CIVILIZACIÓN AL QUE DEBÍAN SALVAR? Ya creyeron eso una vez y nos dejaron en la catástrofe, gracias por nada, gente blanca. (Quizá debería mirar a mis antepasados, debe de haber blancos españoles colonizadores por allí).

The most accurate thing in Pocahontas
Ahora, hablando de los servicios básicos, sí, los tenemos. Es más, en México, el servicio de salud es supuestamente gratuito. También tenemos carencias que te cagas en los servicios básicos. Hay comunidades donde el agua no llega, donde la electricidad no llega, donde no mira ni dios. En India, la electricidad se va siempre, más o menos una vez al día, hay racionamiento de agua porque tienen un problema enorme con la cantidad de gente y el agua disponible. Pero hay servicios básicos. También hay carencias. Hay pobreza y a veces es más que en los países del primer mundo. Pero, en serio, no somos un mundo sin civilización que deban salvar, en serio. Si algo nos ha jodido en este mundo es la colonización (debo hablar de ese tema alguna otra vez).

Mujer huichola

2) No sólo África y los países árabes son el tercer mundo.


Un amigo Libio decía que cada que decía que era Africano la gente creía que hacía rituales raros y vestía taparrabos y que en áfrica no había nada. Una vez, una chica de Nigeria, harta de las preguntas de si en África había esto o lo otro o aquello, le gritó a otra chica si creía que en África no había civilización o que África era toda igual. Y acto seguido se puso a enumerar las diferencias culturales entre tribus y países tan rápido que casi nadie le siguió la pista. Y una amiga que vive en los Emiratos Árabes, dijo como la mayoría de la gente creía que Arabia Saudí no era un país monstruosamente rico (como, de hecho, es). Todos esos estereotipos no le ayudan a nadie.

Mujer mixe
Sí, África es más pobre, pero si quieren saber por qué está jodida podrían mirar a la Europa de no hace tanto tiempo, que dibujó fronteras como quiso y se partió África como un pastel. Una de mis maestras de historia lo solía explicar así. El colonialismo separó y segregó, no sólo en África, sino en todo el mundo. El colonialismo dejó culturas extintas o al borde de la extinción. Pero bueno, menos creer que el tercer mundo es horrible y más, de hecho, aprender y escuchar.

3) La pregunta de si puedo vivir entre tanta violencia no tiene sentido


No vivo en medio de una guerra. Pero me la han hecho. Porque en México hay narco, porque hay muchos desaparecidos, porque a veces se oyen balazos en la colonia de atrás de mi casa (y decir, a veces, para una colonia más o menos popular, es que es tranquilo), porque hay muchos asaltos, porque no puedes caminar por la calle sin que te asaltes (curiosamente, en la India puedes sacar dinero a las 3am y no pasa nada. Pero no les preguntes por la violencia sexual). La pregunta no tiene sentido, es ridícula, no es que pueda, es que lo vivo. Y ya. No es como que tuviera muchas opciones, eh.

Mujer maya
Y voy a usar a mis amigos para ejemplificar el asunto en otros países, porque la verdad es que no puedo hablar por nadie: mis amigos Libios tenían tazas de Lybia Free, acababan de echar a un dictador, había disturbios. Y allí estaban. No concebían que les preguntaran cómo vivían con la violencia. Porque, para ellos, como decía uno, no es que hubiera muchas opciones. Discutían los problemas militares en África como quien discute de lo que va a cenar mañana. Había un chico de Chad a veces. Otro de Sudán. Hablaban de guerras, te contaban como había sido. Le echaban la culpa a sus ex dictadores o a sus dictadores, a que su independencia era muy reciente. Lo vivían, y ya. 

Una amiga afgana era capaz de decirte cómo era ser mujer el Afghanistán rural (no en Kabul) si preguntabas, pero la pregunta no le gustaba. No le gustaba hablar de ello. Me gustaría darles más ejemplos, pero creo que queda claro. Lo que se necesita no es que compadezcan al tercer mundo, sino que presten atención a las noticias (si es que les interesa) y sepan que pasa en él.

Los seris

Y la última cosa.

4) No somos culturas raras y exóticas que puedan usar


¿Necesita explicación? Porque yo fui a la India y si algo aprendí ahí es que se debe respetar la cultura del otro. Que muchos no van a tener problema en compartirla contigo (había una chica de Zambia que le hacía cornrows a todas sus amigas, cosa que me llamó la atención; pero sólo a ellas y a nadie más, odiaba que gente random le fuera a pedir y había otra que se enojaba con ella por hacer eso), que te van a invitar a sus festivales, te van a regalar de su ropa típica, a enseñar como se pone, se van a ofrecer a enseñarte como se pone un turbante en tu cabello, te van a dibujar mehandis mientras te explican qué significan y por qué se hacen y te enseñan las diferencias entre las formas árabes y las hindúes, que te van a invitar a ver sus ritos y te van a preguntar por los tuyos. Pero una cosa es que la compartan contigo y otra es usarla como Juan por tu casa. Ninguna cultura en el tercer mundo es algo exótico de la que la gente pueda apropiarse, fin.


[Todas las imágenes son de pueblos indígenas de México o elementos culturales del país adrede.]

viernes, 20 de noviembre de 2015

Letras mexicanas: recomendaciones de libros

San Miguel de Allende, Guanajuato.
Hoy es 20 de Noviembre, la causa de que haya niños nombrados Aniv de la Rev (por favor, ya no le pongan a sus hijos lo que viene en los calendarios), el Aniversario de la Revolución. En realidad nadie se pone de acuerdo en exactamente para qué demonios sirvió la Revolución viéndola con una perspectiva de 115 años y yo no soy una experta en el tema (lo mío es la conquista y lo pre hispánico, por favor), pero aprovechando que algunos se acuerdan de sacar lo patriótico que les quedó de Septiembre, yo traigo... ¡libros mexicanos! Y quiero hacer la aclaración de que estos no son sólo libros escritos por mexicanos, sino libros que, además, hablan de México de alguna u otra manera. Unos quizá más directo que otros, pero todos con una atmósfera mexicana. 

El llano en llamas, Juan Rulfo


Me costó mucho escoger entre este libro y Pedro Páramo, porque los dos son maravillosos, los dos se merecen estar entre mis recomendaciones, pero no quería repetir autor. Así que fue esta gran colección de historias lo que finalmente acabé eligiendo. Según mi papá, Juan Rulfo es el mejor escritor mexicano que existe. Yo discrepo, diciendo que hay muchos maravillosos y que todavía faltan muchos por surgir, pero admito que Rulfo, pese a tener tan poca obra, es muy diferente a cualquier otra cosa que yo haya leído en toda mi vida. Rulfo suele concentrarse en la vida en el campo y en las pequeñas y grandes desgracias que le acontecen a los campesinos y suele hacerlo muy bien; tiene una maestría increíble para hablar de la desgracia sin tapujos y hacerla cercana, nuestra, real y tangible.

Ojos llenos de sombra, Raquel Castro


¿Saben por qué compré este libro? Porque quería comprar una antología de cuentos de terror de Gran Angular y un comic que publicó SM y había una oferta del 3x2. Así que este fue el libro que acabó en mis manos porque la sinopsis se veía interesante. Ojos llenos de sombra habla de un montón de mundos que me suenan lejanos y transcurren en la misma ciudad en la que vivo. El mundo de la onda gótica, la música y la música gótica, todo aderezado con referencias a videojuegos porque la protagonista, hija de un papá bastante friki, carga con el nombre de Atari (y sus hermanos son Luis y Mario). Es un libro bastante fresco, que habla de descubrir quién eres, lo qué quieres y siempre anteponer tus deseos y tu futuro a lo que otras personas quieren o esperan de ti. 

Copo de algodón, Maria García Esperón


Por supuesto, si hablamos de libros que representen a México, este tiene que estar presente. ¿Por qué? Habla de mi época preferida de la historia mexicana: los últimos días del imperio Azteca (uno de los imperios más grandes y majestuosos que ha visto el mundo, pero también uno de los más sangrientos) y la llegada de Hernán Cortés a Tenochtitlan. Creo que cuando hablamos de este tema se tienden a hacer juicios a ambos lados sin entender el momento o el lugar en el que todo ocurría y este libro nos permite visitarlo todo desde los ojos de una niña, la hija de Moctezuma Xoyocotzin, esposa de Cuitlahuac y después Cuauhtémoc, los últimos tlatoanis de los Aztecas. Creo que cuando hablamos de los Aztecas debemos reconocer su nobleza, su tolerancia y su destreza como guerreros sin olvidar que eran un pueblo sangriento y que, frente a los españoles, se quedaban cortos como estrategas. Siempre he creído que, como parte de un país que todavía vive a la sombra de una conquista que aconteció hace quinientos años, entender esa parte de nuestra historia es fundamental y una de las cosas que me gustan de María es que se las arregla para hacerlo en un libro infantil, ilustrado, precioso, y desde los ojos de una niña. 

Vivir la vida, Sara Sefcovich


¿Qué es vivir la vida sino una sucesión de absurdos y de conversaciones y de cosas y de viajes y de amigos que vienen y van y de bodas? Me acabo de inventar esa frase, pero a E. Susaba M. de Lara viuda de Reyes Luján y de la Vega y la Vega, le queda perfecta. E, porque le dio la gana llamarse Elsa, como su ídola, Susana porque así tuvieron a bien bautizarla sus papás, M. de Lara porque decidió no usar el apellido de su padre y honrar el de su madre. Viuda de Reyés Luján porque aunque ese marido no este muerto, como si lo estuviera y vuida de la Vega y la Vega porque ese sí de verdad se murió. Este libro es delirante. La protagonista no es que sea tonta, es que es ingenua, es que vive la vida a su manera. Va de un lado a otro y un día se rapa y al otro sale con la cabeza metida en una bolsa de papel a la calle por vergüenza. Tiene tres hijos de los cuales uno de la habla como si le hablara al aire, otra odia a todo el mundo y el otro tiene la decencia de mostrarse amable. Un marido que mejor si estuviera muerto y otro que de verás lo está (con viudo incluido). Este libro es maravilloso y si no les interesa con la parrafada que me acabo de echar, ya no sé como verdérselos.

La región más transparente, Carlos Fuentes


Si hablamos de la revolución, este libro es casi obligado. Casi, porque me costó muchas neuronas agarrarle el gusto y entender el delirio que supone sin perderme entre sus páginas. Y antes de que me ponga muy poética, porque es a lo que me inspira este libro, quiero decirles que no habla de la Revolución, sino del México post revolucionario, cuando los caudillos empezaban a desaparecer y las consecuencias, para bien o para mal, empezaban a hacerse tangibles. Este es un libro costumbrista que siempre me pareció honesto de una manera muy cruda, pero también con cierta esperanza. Porque, qué le vamos a hacer, aquí nos tocó vivir, en la región más transparente del aire. 

Sólo quise poner cinco y creo que dejé muchas cosas fuera, Haré otra edición cuando menos lo esperen, porque faltan M. B. Brozón, Elena Poniatowska, Toño Malpica, Benito Taibo, hasta Ángeles Mastretta, José Emilio Pacheco, Élmer Mendoza, Octavio Paz, Fransisco Hinojosa y todos esos nombres que no caben en sólo cinco recomendaciones. 

Exceptuando la primera foto, que me encontré en internet, todo el resto son mías; sí, esos son mis ejemplares, así de manoseados, así de usados, así de viejos. Porque un libro no es un objeto de culto, sino un libro es para abrirse, leerse, manosearse, usarse, rayarse, destruirse, cuidarse o no cuidarse. Esos son mis libros y siempre he estado orgullosa de ellos. 

lunes, 2 de noviembre de 2015

Muerte a la mexicana

El día de muertos es uno de mis favoritos en el año (además, por supuesto, de mi cumpleaños).  Así que esta vez no vengo a hablar de libros, o de películas, o de poemas (bueno, eso quizá sí), o en realidad de nada específicamente literario, sino que vengo a hablar de México, de su día de Muertos, de la muerte a  la mexicana, hasta del Mictlán y de una pequeña parte de mí si me dejan.

Pedazo de ofrenda
El día de muertos, como tal, tiene un origen más antiguo a la llegada de los españoles a costas mexicanas. Con el tiempo se volvió una celebración en la que también participaban las iglesias, pero, en mi propia experiencia, jamás he visto que se le dé demasiada importancia a la religión. Aquí los importantes son los muertos que vienen a visitar. Para la gran mayoría de las culturas indígenas en México, la muerte no tenía la misma connotación que para los católicos. Se podría decir, incluso, que los mexicas (o aztecas) le rendían culto a la muerte, pues consideraban un honor el morir en batalla o morir en sacrificio. Pero esta no es una clase de historia o de antropología (aunque me gustaría), sino simplemente la muerte a la mexicana

Tengo diecinueve años y en diecinueve años nunca he visto que la muerte sea tan fatalista como en algunos libros, nunca he visto que sea tan definitiva, ni tan trágica. La he visto triste y con lágrimas. Sí. He visto a personas de luto y a personas que eligen no seguirlo. La he visto injusta, como acto de justicia y hasta como tragedia nacional. Pero la muerte siempre vuelve, los primeros días de noviembre, y nos recuerda lo mexicanos que somos, ese sentido del humor para acogerla que tenemos y la manera en la que se vuelve una celebración y un fiesta. Supongo que nunca tuvo más sentido decir que aquí, todo lo volvemos fiesta.

Tenemos ofrendas (altares), catrinas, calaveritas, papel picado, pan de muerto (con champurrado o con chocolate), en resumen, tenemos fiesta. Y por supuesto, flor de cempazuchitl para guiar a los muertos en su camino. Hay quien no lo celebra, quien visita Mixquic o Xochimilco o cualquier otro lugar donde las celebraciones son incluso icónicas, hay quien come pan de muerto, pone su ofrenda y recuerda a sus muertos (y a la mejor a los ajenos), hay quien va a ver todas las ofrendas que puede, hay quien hace velaciones (en Oaxaca creo que son comunes), hay quien va al panteón y hay quien se deprime. El día de muertos, a fin cuentas, es para todo el mundo


Usamos a las calaveritas el día de muertos para reírnos de la muerte y de nosotros mismos. Mi maestra de historia en la prepa nos dejaba escribir una cada año y nunca faltaba el profesor ofendido porque lo mencionaban, pero tampoco faltaba nunca el que iba, las leía, y se reía de los chistes hechos a su costa (y a costa, por su puesto, de su muerte). De su origen, se dice que algunos escritores empezaron a usar como burla los largos y ostentosos epitafios utilizados por los nobles y poderosos de la época virreinal, realizando su propia versión, la cual por lo general se trataba de una crítica social dedicada a algún miembro del estado burlándose o bien reclamando a la persona hechos en favor de la comunidad. Después, en el México independiente, empezaron a volverse una tradición y ahora, las calaveritas están en todos lados. 

Quien diga que la costumbre se pierde, no ha visto los concursos de las editoriales, de la cineteca y de muchos espacios culturales, no ha visto la tarea de los estudiantes de prepa, de secundaria, de primaria y hasta de kínder. Las calaveritas siguen tan vivas y aquí mejor les pongo un ejemplo antes de que me empiecen a preguntar de cuál me fumé. 



Pedro Páramo
por Mary Carmen Sánchez Ambriz

Juan Rulfo creó a un tal Juan
personaje muy preciado
que no andaba tan norteado
buscando a un Pedro truhán.

Los muertos alborotados
querían del páramo huir,
aunque se les vio cansados
no lo podían resistir:

medio siglo ha que rumian
en esa ardiente Comala
con el cacique patán
que les da comida mala.

(Original en Tres calaveras literarias)

Quiero hablarles de todo un poco, pero sé que al final los voy a acabar aburriendo. Sé que probablemente no entiendan lo extraños que podemos llegar a ser con la muerte, o lo optimistas, según se vea el caso. Que quizá no sepan porqué en mi lista de cosas que hacer antes de morir, ir a Mixquic y a Xochimilco un día de muertos es algo que me muero por hacer. A los muertos les puedes llorar, pero siempre me ha parecido increíble lo que hacemos nosotros, que los recordamos de esta manera. Alguien me dijo, y a estas alturas ya no sé si tenía razón, que en ningún otro lugar del mundo el culto a la muerte era como aquí. 


"Nuestra muerte ilumina nuestra vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo tuvo nuestra vida. Por eso cuando alguien muere de muerte violenta, solemos decir: "se la buscó". Y es cierto, cada quien tiene la muerte que se busca, la muerte que se [...] Si la muerte nos traiciona y morimos de mala manera, todos se lamentan: hay que morir como se vive. La muerte es intransferible, como la vida. Si no morimos como vivimos es porque realmente no fue nuestra vida que vivimos: no nos pertenecía como no nos pertenece la mala suerte que nos mata. Dime cómo mueres y te diré quién eres."
Octavio Paz, El laberinto de la soledad.
"Hay categorías de muertes y hombres en la categoría de muertos en su cama, con todos los auxilios de los muertos espirituales. Derechito para el cielo."
Rafael Bernal, El complot mongol
“Me muera cuando me muera quiero que mi tumba huela como tu cuerpo ahorita.”
Angeles Mastretta, Arráncame la vida.
Hay quien dice que tenerle miedo a la muerte es inútil, porque de todos modos nos vamos a morir. No sé que tanto sentido tenga, pero a veces parece que nadie piensa en ella a fuerzas, porque la simple perspectiva de no existir es demasiado grande. Cuando era niña me daba miedo, ahora no sé. No pienso en eso. Pero me gusta pensar en esa muerte a la mexicana, en la que los muertos regresan cada año a la fiesta y a la ofrenda. En la que sus familiares se preocupan por ellos, aunque sea una vez al año. No sé. Me gusta esa muerte. Muerte a la mexicana. Así suena menos fatalista, menos definitiva y hasta menos triste.
“La muerte no se reparte como si fuera un bien. Nadie anda en busca de tristezas.”
Juan Rulfo, Pedro Páramo.
La primera ofrenda que se puso en mi casa.
No teníamos sala, o mesa, o nada. Pero teníamos una ofrenda

lunes, 6 de abril de 2015

Novia que te vea, Rosa Nissán | Reseña

Sinopsis: Si no nos tomáramos tan en serio podríamos pintar nuestra infancia, nuestra juventud como un jubiloso descubrimiento. Pero he aquí que no tenemos la capacidad nissaniana de enamoramiento, tampoco sabemos cuán cachonda es la tierra, ni oímos el lento paso del tiempo en las campanas de la iglesia, ni caminamos en los meses de lluvia en las veredas del Desierto de los Leones, porque queremos domar a los leones para poderles asestar nuestra obra. Rosa quiere que la posean y va diciendo: "Señor León, ¿sería tan amable de tomarme entre sus garras?" Con tal de que el león fuera judío los padres de Rosita estarían de acuerdo, porque el judaísmo lo traen en la médula de los huesos y a Rosita siempre la alumbraron con el candelabro de siete brazos y no vio más estrella que la de David. Hasta que pronto, y con todo y su numerosa prole, se convirtió en puras astillas de estrellas y el judaísmo fue una astilla más en el espacio sideral.

Yo aprendí de los judíos con este libro. Bueno, de los sefardí recién llegados a México desde Palestica e Israel y sabrá Dios dónde más en los años cuarenta. Al principio me daba curiosidad la manera en que estaba escrito, con muchas palabras sefardíes. Me tarde en encontrarle sentido a algunas de las largas parrafadas del abuelo de Oshinica, eso tengo que reconocerlo, porque era todo un personaje. Y no quería a su nuera, no mucho, al menos. 

En fin, la historia es el diario de Oshi, como decidí ponerle de cariño a la protagonista, que al principio no está muy convencida de eso de ser judía y después, conforme crece, lo único que quiere es evitar a toda costa el altar. No quiere vestirse de blanco y mucho menos que le encuentren novio. Hace rabiar a su mamá porque quiere seguir estudiando —y no para hasta que lo consigue—, mientras su hermano, destinado a hacerse un hombre de bien, quiere olvidarse de la carrera a la primera de cambio —lo que hace a sus padres rabiar, también—. Total como dice Oshi, si la que no quisiera estudiar fuera ella, le montaban una fiesta. 

Lo leí hace mucho y recuerdo que de más chica me daba curiosidad la vida de Oshinica. Y aunque el libro me gusta, tengo que decir que no la envidio en lo más absoluto: ella vive en una sociedad donde para la mujer conseguir marido es lo más importante. Mientras sea judío, todo bien. Su mamá no es que tenga urgencia por verla bien casada, pero no quiere verla de quedada. Y para alguien como Oshi, los veinte años son ya para las quedadas. 

El libro es, en sí, una gran crítica hacia todas aquellas costumbres que a la protagonista no le gustan o no le convencen. Todo visto desde los ojos inocentes de una niña, primero, y después desde los de una adolescente. Y como adolescente también se enamora y se dedica a besar sapos verdes. Algunos se convierten en príncipes, pero no pueden mantenerla, otros más no le agradan a la mamá. Todo lo vemos desde el punto de vista parcial de Oshinica, por supuesto, por lo que no tenemos ninguna otra opinión para contrastar, sin embargo Oshi tiene la voz fuerte y se queja: ¿por qué las mujeres no pueden aspirar a algo más que a ser fábricas de hijos?

Oshinica, aunque no parezca, me parece uno de los personajes más feministas que he visto en mi vida. De ideas claras y fuertes, pero encerrada en una sociedad. Un libro que ni se proclama feminista, ni nada por el estilo, y, aunque trata de una carrera desesperada porque Oshinica encuentre marido desde que sale de la secundaria, cumple el Test de Bechdel con creces. En serio. Quizá por eso lo recomuendo y lo releo una y otra, y otra, y otra vez. Me gustaría encontrar gente que hoy, pensara un poquito como Oshi. Nada más, para variar. 

lunes, 13 de febrero de 2012

Me queda la palabra, Blas de Otero


Ayer acabó la serie El Octavo Mandamiento, producida por Argos, en México y debo decir que hacía mucho tiempo no confiaba tanto —ni me gustaba tanto— una producción mexicana. El Octavo Mandamiento no fue nunca una telenovela de consumo, de esas que pasan en Teidiotiza —Televisa— y su hermanita, TVAzteca (las dos cadenas igual de choteadas con sus ideas, incapaces de producir cosas de calidad y originales). 




Tal vez por eso me gustó.

Por otro lado, la serie hace referencia a la situación política actual de mi país, y es realmente desgarrador ver como a este país se lo está llevando la chingada (y perdón las malas palabras).

El final fue escalofriante y el mensaje, muy claro: la corrupción va a seguir.

Yo a lo que vengo es a compartirles el poema que pasaron antes de los créditos finales de la serie (que me plantee poner en Hablemos de Poesía, pero sinceramente, no me apetecía. Me apetecía hablar del final de la serie y de que a mi país, a México se lo están comiendo los políticos con su maldita guerra al narcotráfico, que de guerra nada más tiene el nombre; no están combatiendo al narcotráfico para nada… pero eso sí, tenemos a un montón de muertos calificados como daños colaterales).

Pues bien, acá el poema.

Me queda la palabra


Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
Blas de Otero. 


martes, 25 de mayo de 2010

Una entrada que dificilmente entra en una categoría


Hay miles de cosas que me moría por escribir en mi blog. Cuando vi el asunto de Paulette juro que me daban ganas de criticar a todos los implicados en una entrada; finalmente, y fue de lo único, que decidí que sería una pérdida de tiempo. Sin embargo, no lo pensé así de muchos otros temas.

El RENAUT era de mis preferidos, pero ahora que ha pasado tanto tiempo y el auge de todo esto se extingue, ya no le veo la razón. Perla Shumajer es un tema tan gastado que simplemente esperaré a que la pobre chica vuelva a aparecer y nos deleite con una de sus obras de arte; no pienso decir y repetir todo lo que ya mucha gente ha dicho antes que yo.
Alicia en el País de las Maravillas y la extraña química entre Alicia y el Sombrerero también me pareció en su día un tema interesante, sin embargo… se me acabaron las ganas. Tengo mil críticas y reseñas literarias que realizar, y bue, un ensaño que escribí el año pasado que quiero colgar. Supongo que lo único que puedo decir a mi favor es que estoy hasta el cuello con todo.

Y miren, justo cuando voy a empezar parciales, me da la gana volver aquí. Igual, esta entrada no era de disculpa, era para darle una mencionada a cada cosa que pasó por mi cabeza.

Y una entrada acerca de mí. Jamás me he presentado formalmente, lo juro: aunque bien se podría decir que me llamo Nea Poulain, que amo escribir y leer buena literatura; que soy fanática del cine de calidad; que estoy loca y que la mitad de mi vida la pasó en la escuela.

No sé, la vida de Nea Poulain nunca se me ha hecho tema de entrada de blog. ¿Qué opinan ustedes?

martes, 26 de enero de 2010

Érase una vez....

Érase una vez una badficker, un historia, un comentario y otra badficker. Al menos así empezó la historia. Comenzó exactamente un 26 de enero, sólo que de 2009. Y no, nadie lo imaginaría, pero tal vez fue casualidad.

Cuenta la historia quedespués del primer comentario de una larga y exitosa carrera, una badfiker, que se llamaba Fram, encontró que una tal AndyP -oseáse yo- le gustaban las bizarreces que escribía. Dichos fics no eran muy buenos, pero hay que recordar que por aquellos tiempos ambas eran badkickers.

Cuenta la historia que poco después una de las badfickers, llamada Andrea, se ofreció a betear la historia. Sólo que no tomó en cuenta que era la peor beta del mundo. A la fecha de hoy, ha beteado dos capítulos.

Lo que sí ha hecho es agotar miles de conversaciones, soñar con miles de deseos y hacer que cada día que pasa, esas dos fadfickers que hoy son ya mejores autoras y el título de badfickers se les quedó atrás, estén cada vez más cerca.

Cuenta la historia que siguen siendo amigas.

martes, 15 de diciembre de 2009

Los de enmedio

Somos los que estamos en el medio. 

Los que no son ni de clase alta ni de clase baja. Son los que se creen ricos, pero interiormentre saben que los que verdaderamente tienen dinero los desdeñan. Somos los de enmedio. Ni ricos ni pobres, pero enmedio.

Millonarios frente al pobre, mendigos frente al rico.

Así somos los de nuestra zona. Los que nos creemos, pero no lo somos. Los que intentamos parecerlo, pero aún así, no lo parecemos. Somos los de enmedio.

Somos las jodidas personas que están en el medio, y que nunca pasaran a más. Somos esas.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Mi nacionalidad

Si alguien me lo preguntara, yo siempre sería mexicana.

Aunque otras nacionalidades me tienten, siempre la mexicana ganará.

México por siempre :D