Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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domingo, 14 de julio de 2024

Perras de reserva, Dahlia de la Cerda | Reseña

Sinopsis: Perras de reserva, de Dahlia de la Cerda. Colección de cuentos se centran en las experiencias de las mujeres en un país como México. Con un lenguaje juguetón y humor negro, la escritora nos va acercando a las diferentes realidades que coexisten en nuestras poblaciones.
«Me encomendé al Diablo porque Dios en esto no hace el paro», nos dice una de las narradoras de los trece cuentos que conforman Perras de reserva, el genial primer libro de Dahlia de la Cerda, ganador del Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2019, que aparece ahora publicado en una nueva versión revisada y ampliada. Y es que sabe bien que «Escapar de esto no depende de echarle ganas, de querer salir adelante», antes de adentrarse sin retorno en una vida criminal. Un poco como sucede con Yuliana, la macabramente entrañable heredera al trono de un capo del narcotráfico. O con su mejor amiga Regina y su deseo de tener «un novio buchón con ropa de marca que no fuera a Zara y que en lugar de tener gatos Sphynx tuviera leones de mascota». O con «la mejor bruja de la región», que ofrece sus servicios a través de su página de Facebook, y pacta con el diablo para que le ayude con la vecina cuyos perros se saltan al patio de la bruja para hacer sus necesidades.
Y es que las protagonistas de Perras de reserva comparten las dificultades y peligros implicados en el mero hecho de nacer mujeres, y los enfrentan con los recursos que la vida les ofrece, obligadas a formular sus propias categorías para situar la frontera entre el bien y el mal. Y nos cuentan sus vidas siempre en primera persona, haciéndonos parte íntima de su forma de habitar el mundo, con un lenguaje sumamente oral y coloquial, casi siempre cargado de una fuerte dosis de humor negro. Como si solo mediante el relato de sus aventuras y desventuras encon­traran estas memorables protagonistas la redención consistente en existir atemporalmente, a través de la potente y sumamente original literatura de Dahlia de la Cerda.

Voy a hablar del libro y de nada más que del libro. Si tienen la tentación de venir a contarme cosas sobre su autora en los comentarios probablemente ya las sé o no las sé, y no me interesan. Toda crítica o halago a Perras de reserva acaba viciándose horrible y yo no tengo interés en que otrxs vuelvan un campo de batalla mis comentarios o mis opiniones. También, si tienen tentación de poner terfadas, don't. Único aviso.

Perras de reserva es un libro con trece cuentos, muchos de ellos (la mayoría) relacionados entre sí cuyas protagonistas son mujeres de diferentes estratos sociales y contextos en México. Parte de esto se contextualiza con la manera en la que narran, las palabras que eligen, el modo en el que está escrito el libro. Me llamó la atención, sobre todo, el peso que le dan al uso del lenguaje coloquial que le dan cuando hablan de él. Me parece, por ejemplo, absurda la batalla a la se somete el lenguaje coloquial contra el literario, como si el lenguaje coloquial no pudiera ser también literario o como si el lenguaje literario fuera inaccesible. Ambas son mentiras y me cagan. Como si no nos hubiera demostrado ya un montón de gente en muchos idiomas que el lenguaje coloquial es también literario (podría ponerme a nombrar ejemplos, pero no me alcanzaría el tiempo para desmenuzar lo absurdo de ponerlos a pelear) y como si no nos hubiera dicho Marx que pensar que la gente que trabaja doce horas es incapaz de entender otro tipo de lenguaje no es muy pendejo (no lo dijo así, pero estoy parafraseando y Marx es mi amigo personal, fui a las fiestas de cumpleaños de todos sus hijos). 

Escribo todo eso porque quiero hacer un preludio a todo este libro: sí tengo un problema con su lenguaje, pero no tiene nada que ver que este sea coloquial. Eso es secundario. Un libro con los mismos vicios de la prosa que este pero que en vez de usar regionalismos de distintas partes de México usara un lenguaje florido y más adornado me seguiría pareciendo malo en su uso del lenguaje. Lo dice Ursula K LeGuin en From Elfland to Poughkeepsie: el lenguaje importa porque es la materia prima de la literatura. Es el lenguaje el que nos hace sentir que estamos en un lugar muy lejano o desconocido o, al contrario, si lo que quiere evocar es al país en el que vivimos, esquinas que nos hemos topado toda la vida, discursos políticos que hemos escuchado hasta la saciedad. Liliaba Bodoc también lo dice: La Palabra es importante, el cómo nos referimos a las cosas, cómo las elegimos, cómo las comunicamos. No me queda duda de que casi todas las palabras que componen Perras de Reserva fueron elegidas por una razón: estamos ante mujeres que quieren contar su propia historia ellas mismas. 

El problema es que, tras varios cuentos, se notan las costuras. El lenguaje coloquial es un escenario, un adorno. La voz en el fondo nunca cambia.

En algunas reseñas vi que de repente, tras varios cuentos, la primera persona ya no era novedosa o ya era cansada. No comparto totalmente la opinión, pero la entiendo, sobre todo cuando me puse a analizar más de cerca lo que estaba pasando, por qué esa aparente perdida de novedad (me dio curiosidad, sí, que hubiera quien dijera que la primera persona era novedosa: ¿de dónde o qué algún narrador en el año de 2024 nuestro señor es novedoso o fresco, si ya lo hemos intentado casi todo en la literatura desde que existe la palabra escrita?). Las descripciones físicas y de la ropa que usan las protagonistas siguen estructuras de oraciones muy parecidas, aunque todas decoradas con un registro distinto del habla. Y así hay varios ejemplos. El registro a veces es no más espolvorear por ahí un par de regionalismos (en algunos casos mal usados, como plebe, en vez de plebes) y esperar que eso y sólo eso sea suficiente para que el lector diga: ah, sí, se trata de esto. 

Es difícil replicar registros del habla en la palabra escrita, sí, siempre existe ese riesgo de que sean solo la manera en la que escribes tú (tu registro) con un par de expresiones que conoces y sabes usar, que sean una replica del discurso de alguien más encima de tu literatura y muchas veces cosas así cumplen el truco (al final los escritores no más somos un montón de mentirosos muy hábiles a los que les gusta mucho el lenguaje y experimentamos con él todo el tiempo y sabemos mentir muy bien, porque nuestras mentiras son la realidad de nuestra ficción), pero cuando la cosa cambia y cambia y cambia a lo largo de trece cuentos, parece sólo un decorado barato sobre otra cosa (se nota, por ejemplo, en el último: parece el cuento más honesto y es también de los más personales, por lo que no tiene las costuras tan obvias como los demás). 

Es una elección, por ejemplo, el peso que tiene el dinero contra el peso que tiene el feminicidio (y no porque yo crea que tenga que serlo, cada autora pone su libro en el mundo como el libro debe de ser y yo no vengo a escribir reseñas para decirles deberían haberlo escrito diferente). El peso que tiene la ropa. La misma oración una y otra vez nombrando marcas diferentes y estilos diferentes cada vez; es la misma, una y otra y otra y otra y otra vez (la estructura no cambia). Sospecho que el hecho de que haya párrafos enteros del estilo buchón y del estilo de las niñas esposas de políticos y de las mujeres del narco y de todas las mujeres de Perras de Reserva y una de ellas muera tres o cuatro veces en el libro y varias veces se la despache con una frase sin impacto es una elección deliberada que más o menos entiendo. Para cuando me cuenta su historia quiero que me importe y no lo logra porque no parece importarle ni a su mejor amiga, por más que nos quiere convencer que sí (y por más que, de hecho, se venga del asesino). Parece exactamente lo contrario al show, don't tell. Nos dijo, pero nunca nos contó

Lo que no entiendo es que los registros del lenguaje sean no más un disfraz, una escenografía, porque las frases no cambian en su estructura, no más en el adorno que le ponen. Quizá hay algo que no estoy entendiendo, finalmente, porque unas de las cosas que más se le han reconocido a Perras de Reserva es su uso del lenguaje coloquial. No es sorprendente, ni es novedoso, ni es descubrir ningún hilo negro (y si para algún lector lo fue, sólo puedo decir: este es un estilo que lleva años cultivándose en México y en todo el mundo, es parte del camino lector), ni tiene sentido poner a pelear a quienes prefieren un lenguaje diferente, que quizá no es el que se habla en la calle (malamente llamado literario) a uno coloquial (que también puede ser literario). Sólo me saca de onda que bajo todos los registros que se pretenden retratar en este libro (y que pudo ser uno de sus más grandes virtudes) no hay nada diferente. Escribir las mismas frases una y otra vez cambiándole los modismos y las formas no me demuestra nada, acabas usando al lenguaje (la materia prima de la literatura) como un mero disfraz

Justo el discutir los asuntos del lenguaje, me llevan a mi segundo punto: debido a su poca variación, la primera persona se hace muy cansada. No es culpa del tipo de narrador. La primera persona es muy versátil en este tipo de historias (personajes que se confiesan ante el lector, que quieren demostrar su agencia, historias donde personajas como estas tienen que ser el centro) y en este libro es una elección deliberada (en Entre los zulos se habla de la elección referenciando a bell hooks y a tener voz una misma, una idea que no necesariamente comparto como escritora, pero que entiendo de donde viene y me parece una muy buena arma al escribir). El problema es que cansa porque los focos nunca cambian. Los mejores cuentos son aquellos que se salen de la narrativa de la obsesión con el dinero y el poder que tienen muchas de estas mujeres, no porque esas sean malas historias qué contar, sino porque no varían en sus costuras. La historia se repite una y otra vez con escenarios y acciones cambiadas, pero para gran parte de estas mujeres la única obsesión es el poder o el dinero y todas te lo cuentan más o menos igual en el fondo

Eso cansa. Ante todo, eso cansa. Yo puedo creer que a este libro le faltan comas y le sobran puntos y seguido, pero no es sólo eso lo que agota al leerlo. Es la repetición. En el caso del feminicidio narrado (contado en una frase o en dos cada vez) se nota como pierde fuelle y cómo, antes de llegar a él, antes de que la víctima pueda hacer lo que quiera con esa narración, ya perdió todo su fuelle. Si acaso, el cuento con el que cierra el libro es uno que podría tener mucha más fuerza (porque es más visceral, porque parece más cuidado), sino pecara de tener pedazos que en vez de narración son exposición de problemas sociales (y no creo que no tengan que estar, sólo creo que hay que pensar en el uso de las palabras y por qué las ponemos y en cómo ponerlas, cosa que es, a mi parecer, lo que le falla terriblemente a este libro). 

Si me preguntan si lo recomiendo o no: claramente no. Pero yo soy una única persona y lectores hay muchos. Hay de todo en la viña del señor y que un libro no resuene con nosotros (o nos parezca terrible) no es una condena, sino sólo un testimonio de nuestros caminos lectores. Pero no, no lo recomiendo. Creo que como retrato de la literatura mexicana actual es un retrato pésimo, pero yo pienso casi siempre eso sobre muchos libros actuales que hablan de los temas que trata este libro (no es la excepción: es la regla). No resueno con estas formas de acercarse al realismo ni a la violencia, pues. Si lo leen, ahí me cuentan que opinan.

martes, 20 de diciembre de 2022

TBR Guadalupe Reinas 2022

Como cada diciembre (aunque este más tarde que los anteriores) este blog participa en el maratón GuadalupeReinas organizado por Librosb4tipos, que este año ya no es una colectiva autogestiva, sino una Asociación de Lectoras (gran cambio, creo que hemos estado hablando de eso todo el año en LB4T). La maratona empezó el 12 de diciembre y yo antes de eso les dejé recomendaciones especialmente curadas para las consignas. No postee mi TBR antes porque, aunque ya estaba avanzado, todavía no estaba terminado. Y aunque ya llevo tres lecturas, por fin el día de hoy decidí la última lectura pendiente y dije: es momento. 

El primer reto era hacer el TBR en video pero a mí antes me encuentran leyendo a vatos como Pérez Reverte que gabando reels y tiktoks sobre libros. No me gusta. Y además ya ni siquiera estoy en tiempo y de todos modos yo no puedo participar porque miembra de la Asociación. Así que reutilicé el mismo código que hice el año pasado y lo actualicé. 

Muy bien, acá van las 10 lecturas de este año: 

GuadalupeReinas 2022 de Libros b4 Tipos
1
Una lectura conjunta de Librosb4tipos
Portada de El libro vacío
Ahora sí dejé muchos libros sin leer para elegir a gusto (mi excusa para justificar mi bloqueo lector). Luego me di cuenta de que no había dejado tantos como yo creía, pero bueno. De los que me faltan decidí leer El libro vacío de Josefina Vicens.
2
Obra de teatro
Portada de Mestiza Power
Hace mucho que recomendaron lo que puse en esta consigna, así que considero que es momento de leerlo. En serio, alguien lo recomendó en uno de los primeros Guadalupe Reinas que hicimos. Voy a leer Mestiza Power de Conchi León.
3
Autora trans
Portada de Morning of Stars
La verdad es que me costó elegir porque había muchísimas buenas opciones. Al final me decidí por un comic: Morning in America de Magdalene Visaggio. La quiero mucho y es una gran escritora de ciencia ficción.
4
Libro para sanar
Portada del volumen 4 de Scum Villain Self-Saving System
Yo sé que me sana. A estas alturas de la vida ya sé qué tipo de historias busco en la depresión. No por nada leí Inuyasha en dos meses o me sumí en el danmei y la fantasía en mis peores momentos. Yo no quiero leer de los temas que me hacen daño. Estuve revisando fics, decidiendo si releía algo, pero luego me di cuenta de que sí tenía algo pendiente Elegí Scum Villain Self-Saving System, volumen 4 de Moxiang Tongxiu; llevo leyéndolo todo el año y entre lo horny, lo gracioso y la parodia me ha hecho los días.
5
Cuentos escritos por una mujer
Portada de Mundos alternos
Me estuve debatiendo mucho tiempo en qué elegir exactamente en esta consigna. Me gusta leer cuentos. No quería repetir a cuentistas que ya conozco, el fic que se me antojaba es demasiado largo... Total, tuve que buscar algo. Al final elegí Mundos alternos de varias autoras, antologado por Lisa Yaszek. Cuentos de ciencia ficción.
6
Libro o historia para tu yo adolescente
Portada de Las tumbas de Atuan
Hace unos Guadalupe Reinas me di cuenta de que yo hubiera deseado leer Terramar de adolescente, así que la elección era obvia: Las tumbas de Atuan de Ursula K. Le Guin. Es hora de continuar paséandome por ese mundo.
7
Salud mental o psicología
Página en AO3 de Flowers for All Seasons
A mí sólo me gusta leer de este tema en los fanfics. Perdón. Perdón en serio. Los libros casi siempre me desesperan. Así que después de hacer una busqueda intansa acabé con Flowers for All Seasons de givemeunicorns.
8
Texto de una autora con discapacidad
Portada de Hijos de sangre
Pues después de investigar mucho, descubrí que la dislexia de Octavia Butler fue discapacitante para ella y por eso elegí Hijos de sangre, una antología con varios relatos suyos.
9
Lectura para compartir con tus amigas
Portada del volumen 1 de The Husky and His White Cat Shizun
Estuve debatiéndome mucho rato, buscando cosas que me gustaría compartir con mis amigas, fanfics, cosas que iba a leer con ellas. Hasta que se me prendió el foco y decidí que a mí lo que más me gusta compartir con amigas es el ser fujoshi depravada. Por eso elegí The Husky and His White Cat Shizun de la Rou Bao Bu Chi Rou o Meatbun doesn't eat meat. Esa será mi lectura.
10
Poesía infantil o para niñxs
Portada de El tren
No quería releer algo y necesitaba sí o sí conseguirlo en digital, cosa que es increíblemente difícil para la accesibilidad de este tipo de libros. Al final conseguí un escaneo de El tren de Nadia López García.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

El ángel de Nicolás, Verónica Murguía | Reseña

Portada del libro El ángel de Nicolás.
Sinopsis: Verónica Murguía ha reconstruido con doble sentido magistral diferentes momentos de la historia y del mito: por un lado, su estilo es una enseñanza serena y, con todo el peso del término, clásica del poder de la palabra; por otro, sus narraciones revelan con una sabiduría generosa el entramado sorprendente de algunos acontecimientos históricos de Occidente y de Oriente, el sentido más humano posible de las parábolas bíblicas y el secreto insustituible de las representaciones griegas. Si, como decía César Vallejo, ‘el arte descubre caminos, nunca metas’, no es ningún azar que El ángel de Nicolás, este libro hermoso y singular, comience en busca del idioma del Paraíso y termine con el cuerpo desollado del primero de los artistas flotando en ese eterno río donde nunca nos introduciremos dos veces.

Como a todos los libros, llegué a El ángel de Nicolás por casualidad. Había razones más que de sobra para leerlo. El nombre de su autora en la portada (encuentro que coincido mucho con la manera de pensar de Verónica Murguía y aunque no siempre me encanta lo que escribe, las últimas cosas que he leído me han dejado maravillada), el hecho de que sus cuentos retratan algunos acontecimientos históricos entre Occidente y Oriente (la pasión de la autora por la edad media árabe me encanta porque es una de mis hiperfijaciones en la vida) o que algunos abordaran acontecimiento narrados en la Biblia (creo que siempre es interesante dialogar con una obra que, a pesar de tener lecturas artísticas, porque no se puede negar que es literatura también han sido manoseadas como dogma por una parte terriblemente poderosa de las instituciones eclesiásticas), todo se fue juntando para que yo lo leyera.

Además, el último cuento que le leí en voz alta a mi mamá es el cuento con el que abre este libro. ¿Qué cosas no? (Y la última novela fue Noche en Tintagel).

Fotografía de Verónica Murguía
Verónica Murguía

Cuando lo recomentó Ale Arévalo (@soy_sputnik) porque fue un libro que se fue en las cajitas del Proyecto Soyuz (chéquenlo para que vean más o menos de que se trata lo que hace mi amiga) me sorprendí porque era un libro de Verónica Murguía del que no había oído ni hablar. Obviamente no he leído toda su obra, pero su nombre me resuena por allí y por allá y más o menos sé en que anda y El ángel de Nicolás me cayó de sorpresa. Ni el título, ni la portada, ni de dónde salía, nada había visto. Digamos, fue un libro que llegó a estrellarse enfrente de mí y me dijo: léeme. Y yo lo hice. 

Como mencioné, aborda historias antiguas. Un Rey que deseaba descubrir el lenguaje de dios y contrató nodrizas que tenían prohibido hablarle a los bebés y tan solo los escuchaban llorar. Un poeta. Sodoma y Gomorra, su horror y su belleza. Desde cada historia reconozco el amor de Murguía por esos personajes bíblicos, medievales, algunas historias que nadie parece querer rescatar, esos mitos puestos en otra perspectiva, contados de otro modo. Creo que hay pocas autoras mejor versadas para estos temas que ella, pero eso es ya una observación muy parcial sobre el tema.

El ángel de Nicolás es un libro que leí por lo bello de su prosa. ¿Qué tan hermosa puede ser la desgracia? O quizá esa es sólo la manera de contarla, hace que parezca más terrible del todo.  Quizá es la manera de racionalizar aquellas decisiones que todavía no entendemos, como la de la mujer de Lot al volverse hacia Sodoma. "Quise que lo último que vieran mis ojos fuera el lugar en que lo amé, [...] Por eso me volví". Después de tantos meses, lo que me queda más claro es eso: que lo leí porque la manera en que unía sus palabras era hermosa y hay muchas horas que matar en la silla de un hospital. 

La destrucción de Sodoma y Gomorra, por John Martin

De fondo, aunque las historias que Murguía son mucho más antiguas de lo que podemos imaginar, hay algo atemporal en ellas, algo que está escribiendo que es sobre nosotros mismos y nuestras propias búsquedas (y creo que eso es algo que caracteriza a los buenos escritores de fantasía, como lo es Murguía: nunca dejan de escribir sobre las pequeñas cosas y sentimientos que nos conciernen a todos como seres humanos aunque estén hablando de dragones, de bosques mágicos, de reyes crueles o de historias que acontecieron hace mucho tiempo). El tono de los cuentos recuerda a los mitos creados entorno a historias repetidas una y otra vez.

A las historias que se contaron de generación en generación y han sido recuperadas una y otra vez. Las versiones de Verónica Murguía son únicas porque son muy personales, son sus palabras, puestas sobre el papel con mucho cuidado. Y eso es lo hermoso de encontrar muchas versiones de una misma historia: siempre un pedazo del autor y del lector se quedan con ellas. Uno cuando las escribe y otro cuando las lee (por eso siempre tenemos reacciones y gustos diferentes respecto a la lectura: lo que pasa entre una historia y nosotros es súmamente personal y nadie puede arrebatárnoslo).

Herodias, por Paul Delaroche
Herodias, por Paul Delaroche

También me ocurrió que, en medio de estas historias, aunque a veces trataban de hechos terribles, no sentía que me ahogaba en ellos ni tampoco que la narrativa estaba buscando tan sólo una reacción de shock. Los cuentos no eran una alternativa a otra realidad más terrible a la que escapar para pensar que la mía no era tan mala ni tampoco un texto desesperanzado que intentaba ahogarlo a uno en el horror (eso que llaman realismo cuando quieren decir violencia desmedida). Murguía se ha esforzado mucho en desmitificar el amor por la guerra medieval y el cuento de El ángel de Nicolás sigue ese curso. Aborda los horrores de ella y en demostrar que no es todo vida o muerte, sino que hay más, pero deja que uno responda qué es ese más. Demuestra que ni siquiera lo poético (como lo es su proesa) a veces puede quitarle lo terrible al campo de batalla. Y así son todos sus cuentos. Sí, parece decir algunas veces, como con Sodoma: la tragedia puede parecer bella pero no deja de ser tragedia.

¿Les recomiendo el libro? Sí, por supuesto. Que se atrevan a acercarse a él y darle un vistazo; que, si les gusta, platiquen de sus cuentos y de sus historias, o se las guarden, si quieren. Lo que deseen. Ya les he recomendado mucho a Verónica Murguía en este blog así que saben que casi todos sus libros tienen mi sellito de aprobación. Es un libro corto que puede leerse en pausas o muy rápido, al fin y al cabo, cada quien lee a su estilo (el chiste, al final, es que lo disfruten).

viernes, 16 de abril de 2021

Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio, Andrea Chapela | Reseña

Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio

Sinopsis: En los futuros donde suceden estos diez relatos, una colección de dispositivos como pings, ansibles, lentillas, perfiladores o telones sensoriales –algunos de ellos instalados dentro del cuerpo humano– permiten a las personas conectar sus mentes en una nube digital, compartir sus pensamientos y memorias, ponerles filtros a sus percepciones o calcular el éxito de un romance, mientras comen tacos de canasta o navegan sobre las calles de una Ciudad de México totalmente cubierta por el agua. Con una inteligencia arrasadora, Andrea Chapela enfrenta a las protagonistas a realidades donde el conocimiento científico, la tecnología de punta y la vida cotidiana interactúan de forma cada vez más intrincada e inevitable, de modo que incluso en la intimidad de la mente ya no reina la voz de la propia conciencia. La tecnología deja de ser un fetiche técnico para mostrar su capacidad de moldear los afectos y los vínculos humanos. ¿Cómo transformarán estas máquinas de ingenio las experiencias del amor, la amistad, la culpa, el envejecimiento o la muerte? Nada nos dice tanto del presente como el ejercicio de especular sobre el futuro, sobre todo cuando este parece habernos alcanzado. Si desde la ciencia ficción suelen florecer las escrituras más innovadoras, con esta colección de cuentos Andrea Chapela se revela como una extraordinaria cultora del género. 

Yo no tenía pensado como tal escribir una reseña de este libro. Me gustó mucho (lo leí para el Guadalupe Reinas en diciembre pasado), pero no sabía exactamente cómo o sobre qué temas enfocar una reseña. Tenía algunos puntos críticos de los que quería hablar, pero eso no me parecía cómo tal suficiente como para enfocar toda una larga entrada en la que hablara de los relatos. Y entonces empecé a leer las reseñas. Ale, mi amiga, escribió en goodreads que a veces se tiende a pensar en la ciencia ficicón como la complicada relación del ser humano y la tecnología (es cierto que, quizá, cuando nos bombardean con obras mainstream que poco se preocupan del lenguaje y usan a la tecnología como un decorado más para esconder los hilos que faltan en la narración, esta concepción es la más normal). Toda la ficción no mimética o imaginativa, como lo es la ciencia ficción, la fantasía, el terror y todas las varientes que se les ocurran hablan también de cosas humanas que nos atañen. Hoy me enfocaré (cosa rara para mí) en la ciencia ficción un poco.

Old man yells at cloud, meme

Muchas de las reseñas señalaban sorpresa al encontrarse con lo que llamaban una ciencia ficción "diferente", "inusual" porque sí hablaba de lo humano. En algunos casos era sorpresa sincera, porque se trataba de lectores que no acostumbraban acercarse a la ciencia ficción y se adentran en ella. En otros es grosera ignorancia: decir que la ciencia ficción trata de temas que nos atañen porque son también humanos es como decir que el pasto es verde y el agua moja. No, no voy a cambiar de opinión. 2020, los normies descubren la ciencia ficción. Me resulta increíble que sea 2020 año de Dios Nuestro Señor en quien no creo y apenas estemos con estas obviedades... pero bueno, quizá no debería sorprenderme tanto, considerando el desprecio desde el realismo, lo "serio" y lo académico a la ciencia ficción. Cada que veía una reseña que decía "es más que sólo ciencia ficción" (el desprecio no falta) o alguna cosa parecida quería arrancarme los ojos. 

Sólo por eso me senté a escribir seriamente esta. Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio, reseña; subtítulo: Nea reacciona a las barbaridades dichas por otros sobre la ciencia ficción. Pásele a lo barrido, nos vamos a entretener un muy buen rato hablando de cosas que pienso sobre la ciencia ficción escrita en México (o en un espacio más amplio, América Latina), las maneras en que nos imaginamos el futuro y cómo hablar de las relaciones humanas puede ser algo muy interesante.

Andrea Chapela
Andrea Chapela

Primero, un poco de contexto: conozco a Andrea Chapela desde hace tiempo. Había una red en español para fans de Harry Potter (que ahora está dando sus últimos coletazos de vida en muchas de sus plataformas, por el cansancio de los fans, el resentimiento colectivo hacia la autora que se ha cultivado desde hace años) y recuerdo que el nombre de Andrea Chapela llegó a ser el de una pequeña celebridad. Yo sé que escribía fanfiction de Harry Potter (qué, ni idea, nunca me di a la tarea de averigüar, si es que queda un rastro) y que había publicado algo a lo que muchos, en ese entonces, aspirábamos: ¡un libro!, ¡una novela de fantasía llamada La heredera! Hoy yo, por ejemplo, ya no estoy segura de querer entrar al mundo editorial sin tomar mis precauciones antes de tiempo, pero en ese entonces Andrea Chapela era algo que todos queríamos ser. Y luego le perdí la pista hasta que muchos años después el destino me puso sus cuentos enfrente y luego salió el libro y muchas personas conocidas a mí estaban hablando de él. Las lecturas siempre tienen formas curiosas de encontrarnos.

Hablando ya exclusivamente del libro y sus lecturas, tengo varios temas qué tratar

La Ciudad de México como escenario

Mientras leía comentarios muy variados sobre el libro vi que muchos se habían sentido identificados con el hecho de que los cuentos en la Ciudad de México. Comentarios que decían haberlo sentido más cercano, por ejemplo. Para mí hubiera dado lo mismo que me lo hubiera contado en Tokio o en Dehli, salvo que quizá me hubiera tardado un poco más en cachar los lugares (bueno, en Dehli no, Dehli me dediqué a recorrerla un mes de mi vida). Cosas de ser de la periferia. Me resuena más el norte/norte de la ciudad, la zona de Zacatenco que el centro y el sur, donde siempre soy una extraña. Las veces que he escrito ciencia ficción lo he ambientado casi todo (con excepciones) en Tlalnepantla, por ejemplo. Pero sí creo que, cuando estamos acostumbrados a sólo conocer lo que viene del norte, del primer mundo o de las europas, ver ciencia ficción creada en México con este escenario abre un poco la perspectiva de que de este lado también se pueden escribir estos géneros

(Nota aparte alguien comentaba que no entendía por qué la Ciudad de México si de todos modos no todos se iban a sentir identificados y creo que aquí firmemente no es de a huevo sentirse identificado, sino entender un poco lo que hizo que Andrea Chapela, que ha pasado muchos años en esta ciudad, la eligiera como escenario de muchos de sus cuentos).

Madero, Ciudad de México
Madero, Centro de la CDMX

Hay cuentos que la utilizan como escenario mejor que otros. Por ejemplo, 90% real me frustró porque sentí que la ciudad quedaba, al final, de adorno. Me pareció interesante el planteamiento: una mujer tiene una falla con el filtro que le permite ver la "realidad" y se toma el día libre para explorar la ciudad y, de paso, su ruptura. (Nota que cada que veo un comentario de "ay, sólo es un cuento de una ruptura, ni es ciéntifico" quiero lanzar sillas). El problema es que creo que se quedó a medias en la manera en que exploró los sentimientos o quizá fue muy superficial. Me hubiera gustado sentir un poco más de viscelaridad en la narración como tal (no en las reacciones de la protagonista, que está bien que se lo vaya tomando todo con calma). El filtro roto de la realidad era muy buen elemento, pero sentí que no se había usado con todo su potencial. O quizá fui sólo yo. Pero me imagino todo explotado a su mayor potencial y creo que los juegos con el lenguaje que hubiera dado eso hubieran sido muy buenos.

En cambio, en Como quien oye llover me encantó el uso de la ciudad inundada (la vi descrita como una Ciudad de México Veneciana en algún comentario y me dio risa, lo admito, porque no entendí la necesidad de remitirse a Europa cuando, al menos por el lado de Tenochtitlán, los canales de agua y las chinampas no son nada nuevo para el Valle de México). El cuento aborda la relación entre dos adolescentes, sus deseos y la incertidumbre del futuro mientras pinta con una muy buena pluma los paisajes de una ciudad inundada por el cambio climático. Sin embargo, no estamos abordando el cambio climático y su tragedia, sino las consecuencias en la vida de las personas, la manera en la que se han adaptado (bien dicen que podemos adaptarnos a cualquier cosa); abordamos lo humano, las consecuencias y los fallos de la ciencia. (Nota aparte, anotaría este cuento en una lista de obras cli-fi, climate fiction).

Tenochtitlan
Canales de Tenochtitlan

Esos son solo dos ejemplos de los usos de la Ciudad de México en la historia. Aparece en muchos otros cuentos: desde menciones a lugares concretos que significan algo o elementos que hemos vivido en a ciudad (los mercados, el tráfico, la vida apabullante). Es una propuesta interesante como escenario y nos recuerda que el sur global y América Latina también es escenario de ciencia ficción. No soy muy partidaria de pedirles a los autores que escriban siempre sobre su identidad o los lugares que conocen (como una exigencia de, porque somos autores nacidos en contextos del sur global, tenemos que escribir siempre nuestras historias enmarcadas en sus escenarios), cuando el contexto en el que escribimos no se desprende ni cuando escribimos de otros planetas o de mundos inventados. Ahí está Liliana Colanzi con marte en Nuestro mundo muerto, Verónica Murguía con Broncelandia en El fuego verde, Liliana Bodoc en La saga de los confines. Puedo apreciar todas esas capas en su prosa que les da el ser mujeres latinoamericanas en distintos contextos y también apreciar que muchas veces se habla de temas que nos atañen a todos, estemos donde estemos.

Se tiende a pensar que la ciencia ficción universal es aquella que escribieron hombres blancos en otros nortes. Es un prejuicio que inunda creo que a todos los géneros del mundo. Las mujeres escriben para las mujeres solamente, el colectivo LGBT+ para el colectivo LGBT+, las personas de Latinoamerica para las personas de Latinoamérica. Es un prejuicio medio estúpido, pero está super arraigado, incluso hasta donde no nos damos cuenta. No nos imaginamos que la gente de las europas lea el cuento de Chapela titulado La persona que busca no está disponible, aunque el tema de los ancianos que desean una muerte digna no es algo exclusivo de México y de su sistema de salud (al que más o menos retrata), sino que es universal y podría comprenderlo cualquier persona en cualquier parte del mundo. Sí, la ciencia ficción de Andrea Chapela podrá ser latinoamericana, mexicana, chilanga, pero también es universal

Que la ciencia ficción sea más científica

Muchas veces tendemos a dividir los géneros imaginativos, en un intento de entenderlos en mucha categorías taxonómicas. Sirve para entender quizá algunas diferencias o distintas aproximaciones, sí, pero hay quien se clava demasiado en ellas. Baja fantasía vs alta fantasía. Ciencia ficción dura vs ciencia ficción suave. Y entre toda la taxonomía: los prejuicios. "La alta fantasía es la buena", "sólo la ciencia ficción dura es seria". Muchos quieren un cuento lleno de datos científicos, más que de sentimientos humanos. Y miren, que cada quien pida lo que quiera, pero hay que entender que estamo leyendo literatura y no un manual de uso o un informe científico. Por más datos duros que nos dé un texto, debe haber algo que nos haga sentir, una conexión con quienes somos, una patita con la realidad a través de nuestros sentimientos y nuestras pasiones. 

Andrea Chapela

Incluso Asimov lo hace, por favor

Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio lleva en su título varios aparatos creados por el género que sirven para la comunicación entre distintas criaturas. La palabra ansible fue acuñada por Ursula K. LeGuin en  El mundo de Rocannon, por ejemplo. Todos los cuentos, de alguna manera, lidian con la comunicación entre las personas. Todos. Con comunicar sentimientos, con asirse a alguien en medio de un mundo solitario y desolado, con buscar conexiones, con crear escenarios de relaciones hipotéticas (por ejemplo Calculando, Recalcuando, donde la protagonista hace uso de un algoritmo basado en IA para decidir si quiere o no continuar con una cita).

Ursula K. LeGuin
Ursula K. LeGuin

Para mí uno de los grandes valores del libro es explorar esa comunicación y como la tecnología que propone Andrea Chapela lo limita o lo ayuda. Conectarse desde planetas lejanos, desde otros lados del mundo, compartir cada momento de tu vida, cambiar tus memorias, insertar sentimientos que antes no estaban (como ocurre en Ahora lo sientes, un cuento que no me gusta especialmente, pero cuyo planteamiento es muy interesante). Se me hizo muy curioso revisar comentarios del libro y encontrar a quien deseaba que fuera más ciéntifico, más serio, mencionando "la seriedad debida", diciendo que un cuento era "solo una historia de una ruptura", "solo un romance entre dos adolescentes. ¿Es que, acaso, para que la ciencia ficción sea válida, tiene que hablar de datos duros científicos y no sobre relaciones, despechos y sentimientos? ¿Cómo es eso o qué? (si intentan adivinar el género de a quién le leí eso, no se van a sorprender). 

Se olvida que por más científica o menos científica que sea (cuál es la escala, por dios, quién hace el cientificómetro), la ciencia ficción es humana.

A través del ansible (conclusiones)

Finalmente, quiero decir que sí les recomiendo el libro. No todos los cuentos fueron de mi total agrado, es cierto, pero también reconozco que la mayoría de ellos tienen propuestas interesantes que a ustedes les pueden gustar más que a mí (o menos, pero ese es el arriesgue). Léanlo y no olviden nunca que la ciencia ficción es humana también y es literatura. Especular el futuro es un ejercicio muy interesante (hace mucho que no escribo del género porque prefiero la fantasía personalmente para escribir, pero de todos modos). 

Espero seguir leyendo a Andrea Chapela en el futuro. Me dejó con ganas de seguir explorando sus cuentos, definitivamente. Creo que se lo estamparé en la cara a quien me diga que en México no se hace buena ciencia ficción. Propuestas hay; creer a estas alturas que los géneros imaginativos sólo surgen en otros lugares y no en el país es necio. ¿Son géneros que necesitan apoyo? Sí, son constantemente despreaciados. Pero al menos la ciencia ficción empieza a hacerse un lugar.

Este libro está editado por Almadía. Yo lo leí en bookmate en su edición digital (nota aparte, esa edición digital es muy cara en Amazon, ¿vuela o qué chingados?, ¿se lee sola? Pregunta seria). El libro también está disponible en scribd y si quieren 60 días gratis para leerlo denle a este link.

miércoles, 6 de enero de 2021

Oscars Literarios (X)

La tradición de llamar a mis mejores lecturas los "Oscars Literarios" (academia conformada por una sola persona: yo) nació hace exactamente diez años, cuando un amigo lo hizo a modo de tag en su blog, Andrea de quince años se enamoró del formato y decidió que lo iba a usar. Nadie me puede tachar de inconsistente a los veinticinco, si lo sigo usando porque me permite nombrar un montón de lecturas variadas (al usar categorías inventadas por mí que son inconsistentes como nada en este mundo porque cada año cambian según lo que considere agregar) que me movieron el piso. No dependo de top tens o un número equis de lecturas y aún así se siente que entre mis elecciones hay un orden. Todo lo aquí mencionado me gustó mucho, no hay ningún libro por encima de otro.

El 2020 fue un año muy malo personalmente y muy bueno en la cuestión lectora. En la primera parte no vamos a ahondar, pero en la segunda sí: hubo muchos libros y muchas obras que me acompañaron durante largos meses de cuarentena (que sigue en pie) y de tiempos difíciles (ya hay algunas lecturas mencionadas en el área de narrativa gráfica en mi Top Ten de cómic, manga y webcómic). Por esto, esta entrada es larga. Vayan a prepararse un cafecito, vamos a estar aquí un rato. Si quieren ver las mejores lecturas de 2019, están acá.

Mejor trama

Creo que de los libros que más me gustó este año, esta mención en especial es para Los recuerdos del porvenir de Elena Garro. Fue una de las elecciones de lectura en Librosb4tipos este año, lo leímos durante el mes de abril; para mí fue uno de mis grandes pendientes, de esos libros que me miran desde el librero (porque este es uno de los pocos que tengo en físico, producto de la biblioteca familia) por años y años hasta que los quito. Esta es una de las primeras novelas que fueron catalogadas como realismo mágico (cuando era más una etiqueta comercial que el único genero dentro de lo imaginativo aceptado en el canon latinoamericano), por cierto. La recomendé extensamente en una reseña que le hice.  

Mejor escritora

Este fue, sin dudarlo ni un segundo, el año de Ursula K. LeGuin. Ya me había adentrado en su obra antes, pero tenía pendiente conocerla más a fondo y extensivamente. Durante este año leí El nombre del mundo es bosque, por ejemplo, que me gustó mucho; La rueda celeste, que probablemente sea de mis favoritos entre los que leí; Lavinia, que conociendo mi gusto por el recuperar las voces de las mujeres de la mitología era obvio que me iba a gustar, y Un mago de Terramar, como parte de la maratona Guadalupe Reinas (que termina hoy), también de mis favoritos. Así, pues, no queda duda que este fue su año. Planeo seguir leyéndola durante 2021. 

Mejor protagonista femenina

Aquí voy a mencionar a dos de la misma obra. Sin las voces de Red y Blue, This is How You Lose the Time War no sería lo que es. Esta es una novela co escrita por Amal el-Mohtar y Max Gladstone. La manera en la que usan el lenguaje estas personajas, a través de la pluma de sus escritores es algo magistral, de lo que hablé muchísimo en la reseña que hice del libro. Este es un libro de ciencia ficción donde dos agentes en bandos contrarios se van encontrando a través de cartas y a través de ellas también van enamorándose y conociendo a la otra. Es una historia maravillosa, donde el lenguaje juega mucho con cómo vamos adentrándonos en ella y definitivamente es de lo mejor que tuvo este año.

Mejor protagonista masculino

Creo que No. 6 de Atsuko Asano sin Nezumi difícilmente sería la obra que es. En el top de manga y cómic hablé del manga, pero ahora mismo también quiero reconocer a las novelas ligeras que escribió, con todas su capas y con todo ese trasfondo sobre sobrevivir y cambiar el mundo. A pesar de haber leído una traducción amateur del japonés (cosa que siempre juega un poco en contra del lenguaje, pero es la única manera de leer muchas de estas obras), aprecié mucho las capas que la autora le dio a sus protagonistas, a su historia, a su manera de contarla y a cómo escogió contarla. Específicamente Nezumi, en todas sus facetas, fue una de las grandes espinas dorsales de estas novelas ligeras. Como lectura me acompaño mucho durante el 2020, también. Escribí una reseña por si quieren saber más.

Mejor manga

Este ya lo saben si leyeron el top que hice, pero para sorpresa de absolutamente nadie la elección es Witch Hat Atelier de la mangaka Kamome Shirahama. Sí, les estoy haciendo bullying para que lo lean. Sí, incluso si no leen manga. Es una historia para todas aquellas personas que amen la magia, las historias de brujas y los sombreros puntiagudos. Bueno, es mucho más que eso, pero por ahí podemos empezar. En México, para dato de ustedes, lo publica Panini; en España, Milky Way. Sigue la historia de Coco, que se convierte en aprendiz de Qifrey, y del resto de las aprendices de su atelier. El arte es de las cosas más bonitas que he visto en años leyendo manga. No se van a arrepentir de intentar leerlo.

Mejor webcómic

Este es para Novae de KaiJu. La verdad es que este año leí varios webcómics que me gustaron muchísimo, pero este fue el que más me acompañó y de los que más me gustó. Sulvain y Raziol, los protagonistas, con toda su curiosidad por las estrellas y el universo, me acompañaron bastante durante varios meses de pandemia y la manera increíblemente sensible en la que está construida la historia pudo mucho conmigo y con mis gustos. También, como punto fuerte de esta historia, menciono el trabajo artístico que tiene detrás. Es algo maravilloso.

Mejor cómic

Es Monstress de Marjorie M. Liu y Sana Takeda, ni le busquen. Creo que es la segunda o tercera vez que repite, yo no sé. En específico me refiero al tomo 4, que es el que leí durante el 2020. No sé ya qué decirles que sea nuevo sobre esta historia, pero si están buscando algo de fantasía épica, les recomendaría asomarse a ella. Sana Takeda tiene un estilo de arte que me gusta mucho y los guiones de Marjorie M. Liu me fascinan por su manera de construir la historia. Por si les interesa introducirse en la historia, hice una reseña de los primeros tres compilados, el Libro I. Pronto, sospecho, habrá una reseña del Libro II.

Mejor libro ilustrado

Aquí elegí poner Mary Jo de Anna Pessoa que fue una de los grandes descubrimientos en Literatura Infantil y Juvenil y sus ilustraciones son una parte importante de la historia. También fue un gran descubrimiento en esto que le dicen literatura de iniciación, porque de repente tengo muchos problemas con cómo se enfoca, detesto esa idea de "hay que ser amigo de todos", pero sin nunca decir que hay que aprender poquito a poquito a ser responsable con nuestras amistades; tampoco me gusta lo moralino. (Una de las razones por las que me gusta La auténtica Susi de Nöstlinger es precisamente porque después de los diarios vemos que Susi y Paul no son amigos-amigos ya y esto está bien, no es necesario ser amigo de alguien para llevar la fiesta en paz y quizá no vas a mantener todas tus amistades todo el tiempo). Mary Jo es impresionante porque es una carta. Y en ella la protagonista detalla su vida, sus sentimientos, sus incomodidades. Es un libro que me hubiera gustado mucho de adolescente, además, porque entre lo importante de las ilustraciones, la traducción tan buena que le hicieron en El Naranjo y el carisma de Mary Jo, adoré. Total, si quieren saber más que ya me extendí, pueden leer la reseña.

Mejor personaje secundario masculino

Este año releí el primer libro de La saga de los confines de Liliana Bodoc, Los días del venado y lo adoré de nuevo. Recordé todo mi amor por todos sus personajes: la Vieja Kush, Kupuka, Wilkilén, Kuy-Kuyén y, especialmente, Kume. Es mi favorito de ese libro, si pudiera ordenarlos a todos por orden y señalar a uno. Porque reconozco su miedo, sus errores, su necesidad de enmendarlo todo y la creencia de que sólo puedo hacerlo solo. Porque siempre su última escena en el libro me llega muy hondo y porque lo quiero mucho. No les puedo contar más sin contarles todo el libro, pero sí tengo una reseña por si desean adentrarse en los Confines, probablemente una de mis sagas favoritas.

Mejor personaje secundario femenino

La elegida es Hera de Lore Olympus de Rachel Smythe. Este webcómic también quedó muy arriba en mi top y me encanta cómo retrata a Hera especialmente. Como aborda la mitología y las relaciones humanas es algo maravilloso, un muy buen trabajo, pero especialmente Hera es un personaje que me encanta (hay quien suele sólo reducirla a una diosa celosa y malhumorada y esa representación me parece, cuanto menos, que se queda muy corta). Les recomiendo mucho mucho conoce Lore Olympus. Todavía no le he hecho una reseña en forma, pero lo haré pronto.

Mejor libro de no-ficción

Este año leí menos no ficción que otros años, pero aún así hubo varios que destacaban y tuve que elegir sólo uno. Una editorial compiló varios ensayos, discursos y artículos de Mao Tse-Tung en una colección llamada Arte, literatura y revolución que me gustó mucho. Como anécdota, diré que el 2020 se me hizo tan largo que veo algunos de los libros de esta lista (los que leí en la primera mitad del año, como este) y siento que los leí en un año diferente. Bueno, total, el libro toca varios temas generales y es un buen punto de partida si siguen viendo esa idea de que "la gente pobre [dicho en tono despectivo, porque así es la gente, de veras] no busca la cultura porque no la entiende/es tonta/otra excusa pendeja aquí". Muy buena colección en general.

Mejor libro infantil o juvenil

Este es para El fuego verde de Verónica Murguía. Fue uno de los libros que más me gustó, especialmente por su lore (ah, el bosque de las hadas y los elfos), por su amor a las historias épicas, por esta diferencia que hace entre la guerra que nos evocan los poemas y la guerra de verdad con todos sus horrores y por la protagonista, Luned. Hablé muchísimo de este libro porque, para cuando lo leímos, llevaba tiempo sin leer fantasía de este tipo y con la sensibilidad de Murguía y con las mujeres al frente (ah, Luned, me encanta) sin necesidad de ser guerreras; Luned es, en este caso, cuentera. Hice una reseña por si quieren saber más.

Mejor antología de cuentos

Pongo mejor antología porque si me hicieran elegir sólo un cuento estamos aquí hasta mañana. Dudé mucho porque leí muy buenas colecciones, como Insólitas (aunque esa tiene unos cuentos que medio meh) o los cuentos de Akutagawa o los cuentos de Ichiyo Higuchi en Crecer, pero al final creo que el mejor, el que más disfruté, el libro que más retó, fue definitivamente El poeta que le rugió a la luna y se convirtió en tigre de Atsushi Nakajima. Fue un gran descubrimiento que hice gracias a un manga (Bungo Stray Dogs) y no me arrepiento de nada. Sin tentarme la mano puedo decir que el mejor cuento que leí en todo este año fue La catástrofe de las letras, contenido en este libro. Que belleza, por dios. A eso aspiro cuando escribo, a que las letras y las palabras provoquen tantas cosas... Ay. Lean a Nakajima. Después de esto me quedó claro porque es un clásico japonés. Hay una reseña en el blog.

Mejor libro de poesía

Este año leí poca poesía pero tengo un libro que reconocer por encima de otros y se trata de Confín de Nadie de Jimena Jurado. Se lo voy a lanzar a la cabeza del próximo iluminado que me diga que no se puede escribir poesía en clave de ciencia ficción, para que lea los poemas que siguen a una cosmonauta en un mundo nuevo. Es un trabajo bien impresionante, hacía tanto tiempo que no me atraía tanto la poesía como cuando leí este libro (y miren que no es un género que me parezca difícil per se, sólo que te hace involucrarte mucho en la lectura, no puedes leerlo por encimita). Se los recomiendo si le pueden poner las manos encima.

Mejor libro de fantasía

Me hacían falta categorías para poner todos los libros que me gustaban, pero no hay nada que no se solucione inventando nuevas, porque, total, la Academia entera soy yo y vine a hablar de mis lecturas favoritas. Aquí dudé entre un libro y otro (que ya está en este recuento, sólo quedó en un lado diferente), pero al final decidí mencionar a Olvidado Rey Gudú de Ana María Matute. Es una obra espectacular. No sé por donde empezar a hablarles de este libro, si es tan impresionante. Es la historia del Reino de Olar, una historia sobre el Olvido y la pérdida de la infancia, incluso para aquellos que nunca la tuvieron; una historia sobre las historias, también, un poco. Tendrán que esperar a que me siente con tranquilidad y escriba la reseña para saber más, pero es un libro impresionante si quieren leer fantasía de corte épico, con historias de reyes, caballeros, princesas, ondinas y trasgos.

Mejor libro de ciencia ficción

Pensé mucho qué poner aquí porque no quería repetir a nadie, el punto es poner todas las lecturas que me gustaron y usualmente no me caben. Así que además de La rueda celeste y This is How You Lose The Time War, otro libro de ciencia ficción que me gustó mucho este año fue Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio de Andrea Chapela. Excepto dos cuentos, me pareció una colección muy buena de cuentos de ciencia ficción, creo que entiende muy bien cómo los géneros de la imaginación son sobre lo humano y no sobre ver quien sabe más de máquinas (en serio, no, no es para ver quien sabe más de máquinas). Hay historias muy buenas en el libro, que fue una de mis últimas lecturas del año y aún así se logró colar por aquí. Tendrán que esperar por la reseña, por supuesto.

Mejor libro


Una de las lecturas más gratificantes que tuve este año fue Kalpa Imperial de Angélica Gorodischer. Me maravilló completamente. A lo largo de varios cuentos e historias, la autora nos cuenta la historia del Imperio Más Vasto, desde las historias de los reyes y emperadores hasta las de los ladrones y aventureros. Además es un libro que ahonda mucho en la tradición oral, pues tiene narradores que pareciera lo interpelan a uno directamente. Fue una gran lectura, disfruté mucho el libro y se lo voy a recomendar a todo aquel que se deje. También le hice una reseña por si quieren saber más de él.

lunes, 4 de enero de 2021

Razzies Literarios (VII)

Diré que mi año lector fue un total y absoluto éxito el día que no tenga nada que poner en esta tan gustada sección de los peores libros del año (que a ustedes les gusta y a mí también). Se llaman Razzies como los premios a lo peor del cine porque hace muchos años (se van a cumplir diez) le pedí a un amigo prestado un formato chistoso para sus mejores lecturas. Se llamaban los Oscars Literarios e iba poniendo los libros en categorías como una excusa para hablar de ellos. Después se me ocurrió que podía hacer la recopilación de lo peor usando el nombre de los premios a lo peor del cine y aquí seguimos. Para este no uso categorías, simplemente listo cualquier cosa que se haya quedado con una estrella en Goodreads, prueba irrefutable de que no me gustó nada de nada.

Intento no leer cosas que me vayan a disgustar, lecciones aprendidas a la fuerza. Pero a veces caigo: por trabajo, por pendeja (cuando el libro que elegiste para el círculo de lectura resulta ser una cosa terrible), por morbo, porque me lo piden o porque quiero criticar un libro de teoría y pues para eso hay que leer o porque salió en un club de lectura y para mi mala suerte decidí participar. Aquí vamos con lo peor del año. 

Anoche en las trincheras, Alberto Villarreal

Este seguro ya se lo esperaban porque la reseña/crítica que hice tuvo muchas visitas. Más que un mal trabajo literario (que lo es) me parece un muy mal trabajo de edición. Un libro de cuentos sin cohesión ninguna, con un concepto pegado con kolaloka (lo de las luciernagas pega muy mal). La redacción es decente en sus mejores momentos, pero creo que aquí el problema más grande es de quienes editaron este libro. Detenerse un poco, pensar en qué quieren contar con este libro, cómo unir una antología, cómo hacer bueno un cuento. Por ahí podría defender que quizá una o dos ideas son buenas, pero no están desarrolladas de ninguna manera. En fin, mala lectura, mala elección leerlo, ya aprendí, le hice una reseña.

Acoso, Marta Lamas

Este lo leí porque me interesaba criticar la visión de Lamas (que me parece que sólo se fija en cierto tipo de mujeres, en cierto tipo de contextos, todos desde los ojos de la burguesía) y fue peor de lo que me imaginé. En todo sentido. Creo que es un libro superficial, que no sale de criticar una única visión de la lucha de las mujeres (el feminismo más mainstream) como si fuera la única, sin ver un poquitín más allá. En fin. No sé que decir que no haya dicho ya en la crítica que hice.

Hermanastra, Jennifer Donnelly


Este libro cree que descubrió el hilo negro de los cuentos de hadas: ¡en realidad no son rosas! Terrible. Podría dejar todo mi comentario allí pero es que hay dos cosas que ya no le soporto a los libros: protagonistas mujeres que el subtexto te dice que son las más feministas y molonas de la tierra con un desprecio por la feminidad que se huele hasta acá y acaba en misoginia y que la única manera de ser fuerte sea ser una bad ass patea cabezas. Que está muy bien ser eso, pero no es la única alternativa y en este libro hubo un atisbo a otra y... todo se quedó allí, en otro personaje mal desarrollado y terrible. En fin, nada bueno, no les recomiendo este libro, le hice una reseña y ya lo dije todo allí.

Ten Count, Rihito Takarai

¿Cómo decirles esto? ¡NO LEAN ESTE MANGA! Igual las mayúsculas son suficientemente llamativas como para evitarles el mal trago. Si tuviera que describir este manga diría que es un yaoi con todos los vicios del género y además una historia sobre la mala praxis de un terapeuta con escenas con dudoso o nulo consentimientos que luego nadie critica porque "el personaje sí quería". En serio, es un horror. De hecho planeo usar este manga como ejemplo para hablar un poco de consentimiento en la narrativa, porque es algo que afecta a gran parte de la narrativa romántica. En fin, ni el dibujo lo vale. La autora en algún punto dijo que temía que los lectores no se dieran cuenta de que era un romance lento y yo no sabía si en el tercer tomo seguía leyendo romance o nos habíamos pasado a una porno (¿no tengo que decirles que si son menores de edad no busquen este manga, verdad?). En fin. Apaga y vámonos, terrible.

Eso fue todo por hoy. Para las recomendaciones de, ahora sí, las mejores lecturas del año, nos vemos en un poco más.