Leí este
libro después de Delirium, porque me habían dicho que Lauren Oliver era
increíble, y Delirium me había convencido allí donde muchos libros me habían
decepcionado infinitamente. Pero no, quizá llegué con las expectativas
demasiado altas, y «Si no despierto», se
convirtió en otro de esos libros que me decepcionaron.
Sinopsis: Imagina que solo te queda un día de vida. ¿Qué harías? ¿A
quién besarías? ¿Hasta dónde llegarías para librarte de morir? Samantha está a
punto de averiguarlo: el viernes doce de febrero será su último día. O, mejor
dicho, sus últimos siete días, porque todo va a repetirse una y otra vez hasta
que se dé cuenta de que cambiar las cosas... está en su mano.
La prosa de Lauren Oliver es correcta, todas las oraciones bien
hiladas. Parecida a la manera de narrar Delirium, y sin embargo, es algo
completamente diferente.
Samantha es el arquetipo de chica que detesto y por eso tuve
dificultades para empatizar con ella. Empatizar con un tipo de personaje que me
desagrada no es imposible (Ron Weasley, Jack, Rebekah Mikaelson como ejemplos),
sin embargo, con Samantha y sus tres amigas me resultó completamente imposible:
en ningún momento me transmitieron nada. Quizá no son huecas, pero a mí no me
dieron otra impresión que la de Caroline Forbes en la primera temporada de
Diarios de Vampiros: la de rubia tonta (pero Caroline evolucionó después).
Las cuatro chicas son superficiales, leales a ellas mismas, unidas por
unos lazos increíbles de amistad. Sin embargo, nunca entendí sus porqués. Puedo
tragar a cuatro chicas populares, que saben que van a recibir muchas rosas en
San Valentín si comprendo un poco de su
ser. Pero no entiendo sus porqués. No entiendo la animadversión a Juliet, aun
cuando Sam, por algún motivo que tampoco comprendo, de esfuerza tanto en descubrir
porque Lindsay la odia.
No entiendo por qué Sam rechaza al mismo chico mono una y otra vez, o
por qué sale con un chico que se emborracha y que sólo la ve como un mero
objeto para quitarle la virginidad. En ellos no hay nada romántico, no hay ni un
solo vínculo y es extraño. No hay más que un «luv ya» y una rosa y nada más. No
parece ni siquiera una relación por conveniencia.
En fin, Samantha se analiza a sí misma, sin demasiada profundidad para
acabar llegando hasta un final que se anuncia desde la primera frase y que no
ofrece ninguna sorpresa, ni ningún sobresalto, y en mi caso, tampoco me hace
empatizar con ninguno de los personajes de todo el libro. Ni siquiera con el
chico mono rechazado, o con Juliet, o con nadie.
Pésimo libro en mi opinión.