Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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lunes, 27 de febrero de 2017

La piel del cielo, Elena Poniatowska | #AdoptaUnaAutora

Reseña para el proyecto Adopta una autora.

Sinopsis: La piel del cielo es la historia de un hombre que busca en las posibilidades de la ciencia la explicación del mundo y que halla, en el proceso de esa búsqueda, el desafío del amor. La novela presenta una trama cuyo personaje central es Lorenzo de Tena, de madre soltera y padre señorito. A la muerte de su madre se traslada, junto a sus hermanos, a la casa de su padre y de su tía Cayetana en la ciudad. Su brillantez intelectual le permite trabar amistad con los hijos de la clase más acomodada de México, pero su origen humilde y su carácter inconformista le apartarán del destino que se abre ante él como dirigente del país.

Quiero hacer un análisis exhaustivo de este libro y tiene tantos temas qué tocar, que creo que separaré la reseña en subtítulos y subtemas, para poder apreciar verdaderamente el trabajo que nos ha dejado Elena Poniatowska y que ganó el Premio Alfaguara de novela 2001 (no me extraña, con semetante libro). Así que entonces, vamos, como dijo Jack el destripador, por partes. Recuerden que si hay spoilers estarán debidamente marcados con sus letreros rojos y gifs y que no me hago responsable de nada que pase si yo ya avisé, eh. Pero no creo que sea necesario, salvo por un detalle que me resguardaré para el final. Entonces, ¿qué no puedo decir de este libro? 

Bueno, empecemos por la persona que inspiró este libro.

El verdadero Lorenzo de Tena: Guillermo Haro


Sí, existió. Y aunque no puedo asegurar que todo lo que le pasa por la cabeza a Lorenzo en el libro le pasó a Guillermo Haro, este astrónomo mexicano fue la inspiración de Elena Poniatowska para escribir este libro. Creció durante la época de la Revolución mexicana. Estudió filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y no derecho, como Lorenzo de Tena en la Libre de Derecho. Se empezó a interesar en la astronomía (y en el libro, se interesa precisamente, gracias a Luis Enrique Erro, uno de los más grandes astrónomos mexicanos) y a causa de su dedicación y entusiasmo acabó siendo contratado en 1943 como asistente del recién fundado Observatorio Astrofísico de Tonantzintla. También estuvo, como Lorenzo, en Harvad para luego volver a México y continuar trabajando en el Observatorio Astrofísico de Tonantzintla. No tengo más detalles de su vida, salvo una lista de proyectos en los que participó, el hecho de que fue uno de los investigadores más jóvenes en el Colegio Nacional, que ganó inumerables premios por sus aportes a la ciencia y que, por supuesto, en 1968, el año de la matanza de estudiantes, se casó con Elenita.

Elena Poniatowska y Guillermo Haro
Sí, la trayectoria de Lorenzo de Tena, por sorprendente que pueda parecer, está inspirada en el marido de Elena Poniatowska, con quien tuvo dos hijos. Él le sacaba a ella casi veinte años y cuando uno lee el libro, se pregunta, ¿qué tanto de ese hombre, Lorenzo de Tena, que no quería casarse, ni tener hijos, ni sabía tratar a una mujer, ni toleraba que una mujer lo confrontara hasta que Fausta llegó a su vida en Guillermo Haro? La misma aurota dice que no mucho. Les cito una entrevista que dio para la revista La insignia:
―Si la novela habla de un astrónomo, como se ha comenzado a saber, ¿se permitió incluir elementos autobiográficos?
―No, aunque ciertamente estuve casada con Guillermo Haro. Hay un astrónomo, Lorenzo de Tena, cuya historia empieza en los años veinte y a quien nadie pela. Tiene una fuerte lucha contra su medio social. A su lado aparecerá un personaje femenino que lo contrapuntea, de nombre Fausta Rosales y de la que se enamorará al paso del tiempo.
»En cuanto a las referencias a Guillermo no creo que existan, si bien la trama está situada en Tonantzintla y en la ciudad de México.
Pues ahí lo tienen. No mucho. Y me alegro un poco, porque como vamos a ver un poco más adelante, Lorenzo de Tema es todo un personaje. Bueno, este fue un pequeño paréntesis cultural, ahora sí vamos con el libro.

El racismo y clasismo mexicano en la familia De Tena


Nada como esta imagen para explicar el tema.
Final de la expocisión "Racismo en México" en el Museo de la Ciudad de México
Un tal Joaquín de Tena conoció a una tal Florencia y tuvieron hijos, pero nunca se casó con ella porque nunca estaría bien visto que alguien de su círculo se casara con una índigena. ¡¿Cómo?! Si él era de una familia de buen nombre, rica, de esas que hablaba francés en la mesa por aquello de las buenas costumbres. Al principio, los niños viven ajenos a toda esa locura y sólo presencian las visistas de su papá. Lorenzo no se entusiasma mucho con esas visitas, pero el menor, Santiago, lo adora. Entonces, cuando los De Tena acaban por vivir con la familia paterna, se encuentran con un mundo completamente diferente al que están acostumbrados. No es tan simple como el que su madre, Florencia, les había construido.

Los De Tena hablan francés en la mesa y se deshacen en atenciones ante los extranjeros, aunque a los nacionales los denigran. No son ricos en realidad, pero hacen todo lo posible por esconderlo en una sociedad en lo que lo único que importa es la clase social y no ser indígena. Así es como los niños acaban educándose con los maristas, en un mundo lleno de discriminación y desigualdad social al que acaban por acostumbrarse o rebelarse, no hay de otra. No es el único libro que trata el tema, pero Elena lo hace muy bien, sobre todo cuando Lorenzo acaba por rebelarse porque odia las injusticias contra los pobres y se aleja de sus amigos, que cada día lo entienden un poco menos. Todo eso, por supuesto, muy bien retratado en todo el libro que escribió Poniatowska, pero, sin duda, donde más resplandece es al principio, cuando los niños chocan con el mundo de los De Tena, que no se parece en nada al que les había construido Florencia, su madre.

El nacionalismo en un país donde nadie quería invertir en ciencia


Lorenzo de Tena dejó la Escuela Libre de Derecho y no se convirtió de entrada en Astrónomo, sino que apoyo a Bassols a ayudar a las comunidades indígenas a tener una mejor vida. Repartió periódicos socialistas y se dio cuenta de que ni eso les interesaba porque no podían leer, se quejó de la falta de educación del país y en el idilio en el que vivían los comunistas y los socialistas que creían que imprimiendo periódicos mejoraría todo. Se peleó con sus amigos que, después de ser juaristas, acabaron por contentarse con el gobierno, abarcando todo lo que podían. Y finalmente, deseoso de hacer algo por México, un país donde los políticos oían la palabra ciencia y temblaban de miedo, se puso a trabajar en el Observatorio. Nadie quería invertir en ella porque alegaban que no había dinero (¿cómo robar menos?) o bajo la excusa de para qué invertir, si el vecino del norte (Estados Unidos) les llevaba años luz de ventaja.

El famoso observatorio
Yo tengo muchos dilemas con ese asunto, porque nunca he pretendido quedarme en México, aunque lo amo. Quiero estudiar en Argentina y en Inglaterra, quiero hacer algo bueno por el mundo y todas esas cosas, pero nunca he sentido ese Nacionalismo como Lorenzo de Tena que se fue a Harvard a estudiar y, aunque la universidad de Boston lo maravilló, volvió a México sin Doctorarse. cuando lo llamó Luis Enrique Erro (un astrónomo brillante y hay un planetario en mi Universidad que lleva su nombre) lo llamó a trabajar en el observatorio. 

Es una de las pocas (chance y la única) cualidad que le admiro a Lorenzo de Tena. Podría decir que admiro su trabajo y su tenacidad, pero a la vez me da pena, porque usa el trabajo para aislarse de los seres humanos, a los que ni entiende, ni le interesa entender. Pero ese es tema de otro apartado, así que aquí sólo diré que admiro a Tena por querer hacer algo por bueno por su país y nada más. Por casi todo lo demás lo que quiero es aventarle una silla en la cara,

El macho mexicano y su hábitat natural


Lorenzo de Tena dice que no entiende a las mujeres y que sólo se casará el día que encuentre una mujer que lo deje trabajar. ¿Entendieron? Que-lo-deje-trabajar. Casi todas las mujeres o lo ignoran o lo ponen en su lugar, porque lo que el niño quiere no es una esposa o una mujer o nada, lo que quiere es una lámpara, y ya si necesita usar el pito, igual y una muñeca inflable. A la única mujer que parece querer es a su madre, Florencia, y miren que se enfurece cuando ella se empequeñece frente a su papá (y en vez de culparlo a él y ser un cabrón que reniega de ella, la culpa a ella, por el poder del espíritu santo). Aun así, Lorenzo de Tena busca a las mujeres. ¿Increíble, no? Supongo que todos tienen instintos naturales.


Es un macho mexicano en su habitat natural, como lo han sido cientos antes de él y cientos después, es el perfecto retrato y, gracias a dios, en las mujeres recibe sólo lo que merece. Ni las entiende, ni le interesa. Al final cree que hay que protegerlas porque el mundo no está hecho para mujeres y, muy satisfecho consigo mismo porque se cree persona decente, dice que las mujeres son sólo bolsas para hijos no deseados. Hay que protegerlas, dice, pero nunca dice que hay que cambiar el mundo, que el que está mal es él, que los cabrones que abandonan a las mujeres con el hijo en el vientre son cabrones. Y todas las mujeres lo ponen en su lugar. Lisa lo regaña, lo rechaza, no sé va con él; Fausta le dice que lleva siglos de atraso en su pensamiento social; su hermana Leticia le da el avión igual que tiene hijos y en realidad Lenchito se auto sabotea todas las relaciones por pinche misógino de mierda. ¿Y saben qué? En un mundo donde eso no es lo común, me encanta que a Lencho le pase. Se gana lo que se merece.

Todas las que se le fueron por pendejo
En fin, Lorenzo de Tena es el perfecto izquierdista y machista al que le da repelús la idea de una novia feminista y, es más, lo único que quiere es una mujer que lo deje trabajar. Y por pendejo, siembra lo que cosecha: pura mierda de relaciones. Y abrazaría a Elenita por ello.