Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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viernes, 7 de junio de 2019

Apuntes que hice leyendo Mujer y lucha de clases de Alexandra Kollontai

Sinopsis: Alexandra Kollontai fue una de las primeras mujeres en luchar por la emancipación de la mujer en Rusia, y una pionera en llevar a su país las luchas por la igualdad de derechos políticos y civiles de las mujeres que ya habían tenido lugar en países como Francia, Inglaterra o Estados Unidos. Así, Kollontai lideró en Rusia un movimiento iba a tener allí características propias, al ser conscientes las mujeres de estar sometidas a una doble explotación: en tanto que mujeres y como trabajadoras.
El conjunto de su obra, sus numerosos artículos y discursos, con su lucidez y coherencia, representa aún hoy en día un manifiesto original para una historia de la liberación femenina. En Mujer y lucha de clases, Kollontai plantea problemas y perspectivas que siguen más vigentes que nunca. Y eso sin olvidar que la feminista y socialista rusa escribió muchos de estos pasajes hace más de un siglo

Bueno, esta no es ni una reseña ni una entrada al uso, sino que más bien son algunos apuntes que considero valioso poner en algún lado aunque sean un grito a la nube que es buena idea considerar a la hora de leer a Alexandra Kollontai. Los artículos que voy a mencionar aquí ya los cubrí anteriormente en la Pequeña guía para leer a Alexandra Kollontai, puesto que la mayoría estan contenidos en sus Selected Writings (libro que no tiene traducción, pero es una de las traducciones más completas que existen de sus obras al inglés), pero estos creo que vale la pena revisarlos además por aparte. El objetivo de esta entrada es presentarles algunos de los artículos de Kollontai para que se animen a leerlos. Si quieren conocerla, para mí lo mejor es leer La mujer en el desarrollo social que es una serie de conferencias que dictó en la Unión Soviética y que resumen básicamente todo su pensamiento con respecto a la cuestión de la mujer de manera muy sencilla y ya después sumergirse en todos sus artículos de sus Selected Writings (donde además de las mujeres habla de la lucha de clases, de los retos de la revolución rusa, de la primera guerra mundial, etcétera). Sin embargo, varios de los textos que vienen aquí también me parecen una buena introducción a la autora. 

Bueno, Mujer y lucha de clases es una compilación cortita que contiene cuatro de sus artículos más importantes que fue impreso en España por El Viejo Topo/Ediciones de Intervención Cultural. Está prologado por Yolanda Marcos Sierra, que me pareció una muy buena prologuista, si consiguen el libro sí les recomiendo revisar el prólogo. Yo nunca he encontrado un ejemplar en una librería de viejo, porque me consta que es un libro difícil de conseguir fuera de España, pero sí que encontré un ejemplar en la Biblioteca Vasconselos, así que si son de la Ciudad de México, les recomiendo darse una vuelta por allí. Y ahora sí, vamos a hablar de los contenidos del libro. 

Los fundamentos sociales de la cuestión femenina

Creo que este es uno de los textos de Alexandra Kollontai que más vigentes se mantiene al día de hoy. En principio es un libro que habla del origen de la opresión de la mujer remarcando que esta opresión no es algo natural ni una clase de destino biológico (puesto que, si lo fuera, ¿cómo acabamos con la biología?), sino que se sustenta en factores específicos que tienen que ver con la división de clases de la sociedad: 

Tras la subordinación de la mujer se esconden factores económicos específicos, las características naturales han sido un factor secundario en este proceso. Sólo la desaparición completa de estos factores, sólo la evolución de aquellas fuerzas que en algún momento del pasado dieron lugar a la subordinación de la mujer, seráncapaces de influir y de hacer que cambie la posición social que ocupa actualmente de forma fundamental. En otras palabras, las mujeres pueden llegar a ser verdaderamente libres e iguales sólo en un mundo organizado mediante nuevas líneas sociales y productivas.

Una de las cosas que más repito cuando hablo de la emancipación de las mujeres, es que aunque a las mujeres las une el género, las separa la clase. Este texto es muy claro con respecto a eso y creo que lo explica mejor que muchos otros que he visto (aunque sobre el tema también está El género nos une, la clase nos separa de Cecilia Toledo y ¿Sexo contra sexo? o ¿clase contra clase? de Evelyn Reed). Kollontai es muy clara sobre cómo las mujeres del proletariado y las mujeres de la burguesía no persiguen los mismos intereses. Mientras lo leía lo remarqué en varias partes porque me pareció que son cosas que se aplican todavía hoy al movimiento de mujeres y al intento de hacerlo interclasista. ¿Cuantas veces no hemos visto cómo nos intentan decir que los intereses de las mujeres que están en las esferas privilegiadas son los mismos que los nuestros cuando no es cierto?

Para la mayoría de las mujeres del proletariado, la igualdad de derechos con los hombres significaría sólo una parte igual de la desigualdad, pero para las “pocas elegidas”, para las mujeres burguesas, de hecho, abriría las puertas a derechos y privilegios nuevos y sin precedentes que hasta ahora han sido sólo disfrutados por los hombres de clase burguesa. Pero, cada nueva concesión que consiga la mujer burguesa sería otra arma con la que explotar a su hermana menor y continuaría aumentando la división entre las mujeres de los dos campos sociales opuestos. Sus intereses se verían más claramente en conflicto, sus aspiraciones más evidentemente en contradicción.

Las críticas de Alexandra Kollontai al movimiento feminista están principalmente dirigidas a las feministas rusas de la época (y no sólo ellas, sino en general las de Europa y Estados Unidos), pero hoy muchos círculos feministas adolecen de lo mismo que Kollontai les criticaba: las burguesas buscan su beneficio, o sea, la igualdad con los hombres de su clase, que en muchos casos acaba convirtiéndose en la igualdad para poder explotar a los demás. Por otro lado, Alexandra Kollontai remarca algo que todavía bell hooks remarcaba unos cincuenta años después (en El feminismo es para todo el mundo): mientras que algunas mujeres (de las clases medias y altas) reclamaban la entrada al mundo laboral, no comprendían que las mujeres del proletariado habían entrado al mercado laboral desde hacía décadas por necesidad económica.

Finalmente, otra cosa que no recordaba con tanta claridad del texto es la manera en la que Kollontai aborda el tema del "amor libre" (que estos días ha estado muy sonado). La autora se pregunta cómo sería posible que triunfara algo como el "amor libre" en el marco de las relaciones sociales existentes, cómo sería posible que pudiera funcionar en el capitalismo cuando todas nuestras relaciones se encuentran determinadas por el capital: 

El “amor libre”, ¿es posible, realizable no como hecho aislado y excepcional, sino como hecho normal en la estructura económica de la sociedad de hoy, es decir, como norma imperante y reconocida por todos? ¿Puede ser ignorado el elemento que determina la actual forma del matrimonio y de la familia, la propiedad privada? ¿Se puede, en este mundo individualista, abolir por entero la reglamentación del matrimonio sin que padezcan por ello los intereses de la mujer? ¿Puede abolirse la única garantía que posee de que no todo el peso de la maternidad caerá sobre ella? En caso de llevar a efecto tal abolición, ¿no ocurriría con la mujer lo que ha ocurrido con los obreros? La supresión de las trabas causadas por los reglamentos corporativos, sin que nuevas obligaciones hayan sido instituidas para los patronos, ha dejado a los obreros a merced del poder incontrolado capitalista, y la seductora consigna de “libre asociación del capital y del trabajo” se ha trocado en una forma desvergonzada de explotación del trabajo a manos del capital. El “amor libre”, introducido sistemáticamente en la sociedad de clases actual, en lugar de liberar a la mujer de las penurias de la vida familiar, ¿no la lastrará seguramente con una nueva carga: la tarea de cuidar, sola y sin ayuda, de sus hijos?

Bueno, la crítica al feminismo que hace Kollontai me parece de las mejores que se han escrito, pero más que ver este texto como sólo crítica al feminismo (que luego es como más lo veo citado y creo que tiene mucho más potencial que sólo eso), sirve para analizar donde estamos parados con respecto a nuestras relaciones y el capitalismo y cuales son los fundamentos sociales de la opresión de las mujeres (como bien dice el título, duh). Lo pueden leer en línea en este link.

Las relaciones sexuales y la lucha de clases

Este es uno de mis escritos preferidos de Kollontai, no sé exactamente por qué. Creo que tiene mucho que ver con el hecho de que habla de las relaciones humanas en el marco de la lucha de clases y porque se lo puedo restregar a cualquiera que me diga que el comunismo no habla del amor y que sólo habla de cosas económicas. Es verdad. Las relaciones sexuales y la lucha de clases habla mucho del estado de las relaciones humanas atravesadas por el capital, la manera en que las ha transformado la moral burguesa y el potencial que tienen en una sociedad que no sea individualista.

Pretendemos conquistar la totalidad del alma del ser amado, pero, en cambio, somos incapaces de respetar la fórmula de amor más sencilla: acercarnos al alma de otro dispuestos a guardarle todo género de consideraciones. Esta sencilla fórmula nos será únicamente inculcada por las nuevas relaciones entre los sexos, relaciones que ya han comenzado a manifestarse y que están basadas en dos principios nuevos también: libertad absoluta, por un lado, e igualdad y verdadera solidaridad como entre compañeros, por otro. Sin embargo, por el momento, la humanidad tiene que sufrir todavía el frío de la soledad espiritual, y no le queda más remedio que soñar con una época mejor en la que todas las relaciones humanas se caractericen por sentimientos de solidaridad, que podrán ser posibles a causa de las nuevas condiciones de la existencia.

Una de las razones por las que me gusta mucho todo el texto es precisamente porque se permite soñar con relaciones donde impere la empatía y la solidaridad, donde no haya una doble moral para las mujeres y no sean estas vistas como meros accesorios de los hombres con los que se casan. Como dice Alexandra Kollontai: soñar con una época mejor en la que todas las relaciones humanas se caractericen por sentimientos de solidaridad. Quiero ese futuro. Porque en este momento puedo reconocer lo que ella misma escribe: a pesar de que conocemos múltiples formas de relacionarnos de manera sentimental, que hay nuevas estructuras y que ya no todo se reduce al matrimonio, el capitalismo sigue atravesando nuestras vidas y sigue atravesando la manera en la que nos relacionamos con otros.

Ahí están los pendejos como el de los treinta y siete pesos, que creen que el afecto se compra o que lo que gastan en alguien es una "inversión" que en algún momento reditúa. El capitalismo atraviesa todo eso. Por eso ahora mismo este texto de Kollontai me parece tan vigente todavía. Me ayuda a preguntarme cómo construimos nuestras relaciones y en qué contexto estas serán verdaderamente libres. Lo pueden leer en línea en este link.

El comunismo y la familia

Este texto tiene dos particularidades: por un lado, es uno de los que más he citado de Alexandra Kollontai cuando escribo cosas más académicas sobre la mujer porque en él se aborda la doble o triple carga de manera sencilla y cómo la mujer vive oprimida por el capitalismo; por el otro, creo que es uno de los textos que en algunas cosas más han resentido el paso del tiempo y no soy muy partidaria de las soluciones que propone. Tomando en cuenta que para el comunismo el fin es el que desaparezca el Estado, creo que Alexandra Kollontai se estaba apoyando demasiado en él para proponer cómo aliviar la vida de las mujeres. Pero bueno, por partes, en este texto se habla más o menos de cómo se proyectaba que la vida comunista impactara la vida de la familia y de las mujeres (en cuestiones como trabajo doméstico, maternidad, crianza y matrimonio, por ejemplo). Creo que de repente se fue muy al futuro y que no es un texto que hoy en día aplique completamente pero que no está de más conocer.

Un apunte es que leerlo y después leer La Mitad del Cielo, que habla de la experiencia de las mujeres chinas y que directamente critica varios planteamientos que hizo Kollontai con evidencias me parece algo muy interesante. En La Mitad del Cielo se habla de la colectivización del trabajo doméstico y de la crianza de los hijos como una manera de aliviar la carga de las mujeres y ponerla en la comunidad (o sea, hacer las cosas en colectivo y no individual), aquí Kollontai plantea usar al Estado para estas mismas tareas (lo cual no me encanta, porque, bueno, el punto es que el Estado desaparezca). 

En fin, no tengo más apuntes sobre este texto, pero lo pueden leer en línea en este link.

La prostitución y cómo combatirla

Finalmente, el último texto es uno que considero base para el movimiento abolicionista de la prostitución. Lo recomendé ya en mi lista de lecturas sobre Sexualidad y Capitalismo que hice hace poco. Alexandra Kollontai ahonda en el origen de la prostitución dentro del capitalismo y en los factores (sobre todo económicos) que empujan a las mujeres hacia ella. También ahonda en cómo acabar con ella, que es finalmente el propósito de un movimiento abolicionista. Hace hincapié especial en que no se trata de crear soluciones punitivistas (que existen en muchos casos y sólo contribuyen a la marginación de las prostitutas y todavía más a su precarización), sino a crear condiciones sociales que eviten que las mujeres caigan en la prostitución. 

Lo considero un texto introductorio a tema del abolicionismo, básico, bastante explicativo. La única crítica que le haría es que el lenguaje es producto de su época, pero fuera de eso, creo que es perfecto. Además, también es bastante bueno para acercarse a Alexandra Kollontai por primera vez, suele ser otra de mis recomendación de cajón. 

El comercio con los cuerpos de mujeres se desarrolla muy a la luz, lo cual no debe sorprendernos si consideramos que toda la vida burguesa está basada en la compra y la venta. Hay un elemento innegable de consideraciones materiales y económicas incluso en el más legal de los matrimonios. La prostitución es la única salida para la mujer que no puede mantenerse permanentemente. La prostitución bajo el capitalismo les da la oportunidad a los hombres de tener relaciones sexuales sin tener que asumir la responsabilidad de mantener a las mujeres hasta la tumba.

Lo pueden leer en línea en este link.


Muchas gracias por leer mis apuntes, si tienen cualquier comentario lo pueden dejar aquí abajo. Recuerden que todos estos textos los pueden consultar en línea gracias a Marxist Internet Archive.

sábado, 10 de marzo de 2018

Si me permiten hablar, testimonio de Domitila Barrios de Chúngara

Sinopsis: Esposa de un minero y madre de siete hijos, Domitila fue la única mujer de la clase trabajadora que asistió a la Tribuna del Año Internacional de la Mujer, organizada en México en 1975. Ahí surgió la idea de este testimonio que contiene elementos para un análisis histórico profundamente innovador porque expresa una interpretación de los hechos a partir de una visión popular. 

De este libro, Domitila no está acreditada como la autora, sino otra mujer. La verdad, es que aunque otra mujer haya compilado el libro, creo que Domitila se lleva casi todo el crédito por este libro y todo lo que narra en él. Domitila Barrios de Chúngara es una de las mujeres que más admiro y que más he admirado en mi vida. Antes de hablarles en sí del libro, quiero hablarles de quien fue Domitila y lo que significó esta mujer para la historia de Bolivia. 

Domitila Barrios de Chúngara era la esposa de un minero y vivía en Siglo XX, una comunidad minera de Bolivia. Tenía siete hijos y participaba activamente en los comités sindicales. Domitila nunca tuvo una vida sencilla, los rigores el ritmo de vida minero acabaron con su madre cuando ella era apenas una niña, su padre estaba metido en política y tratabajaba como sastre de la policía minera. Ya casaba, viviendo en el pueblo que la había visto nacer, fue parte del Comité de Amas de Casa del Distrito Minero Siglo XX, junto con otras muchas mujeres, esposas y viudas de mineros, que sostenían que ellas también trabajaban, tanto como todos en la comunidad, sólo que su trabajo doméstico no era remunerado y lo que habían para apoyar el sueldo de sus maridos no bastaba. 

Domitila fue famosa y conocida por oponerse a las dictaduras de René Barrientos Ortuño y de Hugo Banzer Suárez. Fue víctima de la represión y torturada por militares, por lo que perdió a un hino nonato (esto ocurrió durante lo que se conoce como la Masacre de San Juan). Vino a México a la Tribuna por el Año Internacional de la Mujer instituido por Naciones Unidas en 1975 y fue casi la única, si no es que la única, mujer de clase obrera que asisitió (y donde tuvo una discusión de Betty Friedan, puesto que la estadounidense no comprendía que sus planes no se podían aplicar a las mujeres de los mineros en Bolivia, y que sus circunstancias no eran las mismas) al eventó. En 1977, tal como narra Galeano en su libro Mujeres, inició una huelga de hambre junto con otras cuatro mujeres mineras contra la dictadura. Eran cuatro mujeres contra toda una dictadura. Y sin embargo, le dieron la vuelta a la historia: a estas cinco mujeres se unieron más tarde miles de personas y al régimen militar no le quedó más remedio que renunciar en favor de la democracia.


En pocas palabras, esa es Domitila Barrios de Chúngara, líder minera y mujer extraordinaria. Por lo que menciona en Si me permiten hablar, era marxista o socialista (una de las dos, porque menciona las dos corrientes), abogaba por la liberación de la clase obrera, diciendo que sólo así las mujeres como ella podrían encontrar una liberación real (porque ellas, obviamente, no querían la igualdad con sus maridos, sino que reclamaban mejores condiciones para toda la clase obrera en conjunto). Para conocerla, creo que lo mejor es leer este libro testimonial, Si me permiten hablar. No es un libro muy largo y, ahora sí, voy a pasar a hablar de él. 

El libro Si me permiten hablar, habla primero de la realidad de los mineros bolivianos y sus jornadas de trabajo, junto con las jornadas de sus esposas y de sus hijos. Como dice Domitila, allí todos trabajan, porque es la única manera que tienen de subsistir. Después Domitila nos habla de su historia personal, pero lo que me llama la atención es que Domitila tiene un gran sentido de comunidad a lo largo de todo el libro. Llega a rechazar becas para sus hijos por parte del gobierno porque eso sólo era una manera de comprarla y de silenciarla (puesto que era a cambio de que dejara de hacer bulla), mejores pocisiones para su marido (con las mismas condiciones) y ella misma dice que ella no quiere una mejor vida sólo para ella, que eso sería egoísta, que ella quiere una mejor vida para toda su comunidad, que quiere mejores condiciones de vida para todos los mineros, que si no, no tiene caso


El libro está contando como un testimonio oral, lo cual en cuestiones de narrativa es muy bonito, pero pues, en este libro es lo de menos. La autora original eligió preservar todos los modismos de Domitila (lo cual es, definitivamente un acierto, puesto que muchas veces, en un intento de universalizar el mensaje, se hace neutro el idioma y entonces tenemos algo escrito en un idioma que nadie habla). Bueno, entonces, quiero contarles primero un poco de que me hace amar tanto a Domitila. Ella es de las primeras mujeres que conocí que cuestionaban qué tanto podían ser las mujeres iguales entre sí sólo por su condición de mujeres y que hacía notar que, por mucho que pudieran tener en común, una mujer de clase alta no iba a tener las mismas necesidades inmediatas que una mujer de clase obrera. 

Respecto a eso narra una de sus experiencias en la Tribuna del Año Internacional de la Mujer en México en 1975, después de una discusión que ocurrió.
Entonces yo pedí la palabra. Pero no me la dieron. Y bueno, yo me paré y dije:
—Perdonen ustedes que esta Tribuna yo la convierta en un mercado. Pe-ro fui mencionada y tengo que defenderme. Miren que he sido invitada a la Tri-buna para hablar sobre los derechos de la mujer y en la invitación que me man-daron estaba también el documento aprobado por las Naciones Unidas y que es su carta magna, donde se reconoce a la mujer el derecho a participar, a orga-nizarse. Y Bolivia firmó esta carta, pero en la realidad no la aplica sino a la bur-guesía.
Y así, seguía yo exponiendo. Y una señora, que era la presidente de una delegación mexicana, se acercó a mí.
Ella quería aplicarme a su manera el lema de la Tribuna del Año Interna-cional de la Mujer que era “Igualdad, desarrollo y paz”. Y me decía:
—Hablaremos de nosotras, señora... Nosotras somos mujeres. Mire, señora, olvídese usted del sufrimiento de su pueblo. Por un momento, olvídese de las masacres. Ya hemos hablado bastante de esto. Ya la hemos escuchado bas-tante. Hablaremos de nosotras... de usted y de mí... de la mujer, pues.
Entonces le dije:
—Muy bien, hablaremos de las dos. Pero, si me permite, voy a empezar. Señora, hace una semana que yo la co-nozco a usted. Cada mañana usted llega con un traje diferente; y sin embargo, yo no. Cada día llega usted pintada y pei-nada como quien tiene tiempo de pasar en una peluquería bien elegante y pue-de gastar buena plata en eso; y, sin embargo, yo no. Yo veo que usted tiene cada tarde un chofer en un carro esperándola a la puerta de este local para recogerla a su casa; y, sin embargo, yo no. Y para presentarse aquí como se presenta, estoy segura de que usted vive en una vivienda bien elegante, en un barrio tam-bién elegante, ¿no? Y, sin embargo, nosotras las mujeres de los mineros, tene-mos solamente una pequeña vivienda prestada y cuando se muere nuestro esposo o se enferma o lo retiran de la empresa, tenemos noventa días para abandonar la vivienda y estamos en la calle.
Ahora, señora, dígame: ¿tiene usted algo semejante a mi situación? ¿Ten-go yo algo semejante a su situación de usted? Entonces, ¿de qué igualdad va-mos a hablar entre nosotras? ¿Si usted y yo no nos parecemos, si usted y yo so-mos tan diferentes? Nosotras no podemos, en este momento, ser iguales, aun como mujeres, ¿no le parece?'

Domitila defendía la necesidad de trabajar junto a los hombres obreros para lograr la liberación de los trabajadores, sin embargo, se quejaba también de las injusticias que esos mismos hombres cometían contra sus esposas. Una vez, antes del Año Internacional de la Mujer, las mujeres del Comité de Amas de Casa de Siglo XX convocaron a una manifestación para pedir mejoras laborales para los mineros y para la comunidad. Muchos hombres se oponían a que las mujeres se metieran en la política, puesto que les parecía que eso no era propio de ellas, sin embargo, a esa manifestación acudieron más de 1500 mujeres en total. Después de la manifestación, sin embargo, algunos hombres, enojados, golpearon a sus mujeres por haberlos desobedecido. El Comité no dudó en condenar el hecho a través de la emisora de los mineros, diciendo que esos hombres que habían golpeado a sus esposas debían ser ajentes del gobierno, pues de otro modo no se podía explicar que se opusieran a que sus mismas esposas buscaran mejoras laborales para ellos. Me pareció un momento muy bonito dentro de la historia de Domitila.

Con el tiempo, dice Domitila, los hombres se fueron acostumbrando a que las mujeres se metieran en la política y con los Comités. Ya no lo cuestionaban tanto. Cuando ella vino a México, invitada, y no le querían dar la visa, varios dirigentes mineros se plantaron con ella en La Paz, amenazando con hacer huelga y quejarse en las mismísimas Naciones Unidas, diciendo que no sólo las esposas de los ricos tenían derecho a ir a la Tribuna, sino que también sus esposas, las esposas de los mineros, tenían derecho. Y Domitila vino a México. Cuando estuvo presa y logró hacerlo saber, hubo huelgas de los mineros para apoyarla.

Las huelgas de hambre de las mujeres fueron decisivas en Bolivia
En fin, para mí, este Testimonio de Domitila es básico para entender las circunstancias de las mujeres obreras, trabajadoras y las esposas de los obreros y de los trabajadores. Para leerlo y comprenderlo. Además, este libro le puede quitar a muchos la idea de que las mujeres pobres no tienen conciencia política o no pueden entender de política. Domitila es una mujer con gran conciencia política, que se educó como pudo y con los medios que necesitó para entender las circunstancias de su vida y, sobre todo, de su país. No puedo recomendarlo más, de verdad. Además, como soy de la idea de que hay que colectivizar la información y el conocimiento, este libro está en mi Biblioteca personal de libros sobre feminismo y la cuestión de la mujer y lo pueden encontrar en este link.