Sinopsis: Julie's follow-up graphic novel, "Skandalon," marks a startling change of pace: a fiery, intense story about the recklessness of fame. "Skandalon," found in the Gospels, refers to a persistent trap or obstacle, such as the one that confounds the mesmerizing, Jim Morrison-like lead character Tazane. He is a true rock icon: passionate, arrogant, selfish, and sometimes violent, the charismatic singer is a beacon for controversy and scandal. But the public that worships him and the media that lavishes attention on him are waiting for him to fall from grace. At times shocking, "Skandalon" is a powerful and relentless meditation on the high cost of fame, and the demons awaiting anyone who refuses to be wary of them.
Julie Maroh is an author and illustrator originally from northern France. She studied comic art at the Institute Saint-Luc in Brussels and lithography and engraving at the Royal Academy of Arts in Brussels.
Mi primera (y segunda y tercera y cuarta y...) reacción al acabar de leer esta novela gráfica fue algo más o menos así:
Lo siento, no sabía como empezar la reseña. De hecho, sólo estoy escribiendo esto con la esperanza de encontrarle sentido a la novela gráfica que publicó Julie Maroh. Ya había leído uno de sus trabajos anteriores, Le bleu ets une couleur chaude (Blue is the warmest color) y la había reseñado diciendo, en breve, que me había gustado bastante y que el dibujo era de lo mejor que había visto en novelas gráficas. En su momento, me pareció muy íntimo y no hay ninguna duda de que, con Skandalon, Maroh siguió sobre la misma línea. El dibujo es profundamente personal, íntimo e incluso introspectivo. Invita a pensar o a analizar las actitudes de los personajes, a preguntarnos el por qué. Ahora bien, no todo son rosas.
Tazane, de 27 años, es el protagonista de Skandalon. Un ícono del rock de su país, que escribe sus canciones y que, por alguna razón, siempre arruina las cosas dando declaraciones controvertidas, insultando a sus fans y prácticamente autodestruyéndose. Su imagen inicial es casi perfecta. Narra la historia y también es un protagonista desagradable, de esos a los que les darías una buena cachetada por cada pendejada que dicen. Es altanero con la prensa (cosa entendible, pues no parecen dejar de hacer preguntas fuera de lugar), con sus fans, con su equipo, con su grupo y básicamente con todo el mundo. Parece estar deprimido, aunque nunca está realmente confirmado, sin embargo, desde el primer cuadro donde podemos observarlo, notamos que algo le falta. Julie Maroh tenía todo, ¡todo!, para hacer a un protagonista desagradable con una excelente construcción. Tazane es un personaje que incluso nos lleva al límite del asco y que, como a la gente que lo ve, nos insulta.
Es un personaje que queda perfectamente con el título, Skandalon. Según una página muy útil llamada la Hispanoteca de la lengua, nuestra palabra escándalo, viene precisamente de este vocablo griego:
La palabra escándalo viene del latín scandalum, del griego scándalon (σκάνδαλον) que etimológicamente significaba una especie de cepo, lazo o trampa para cazar animales, derivado del griego skandálethron, mecanismo de desenganche o dispositivo de lanzamiento de un artefacto que sirve para cazar animales mediante un dispositivo que se cierra aprisionando al animal cuando este lo toca. [...] Más tarde pasó a significar lo que repele, es decir, la conducta que hace daño, engaña, decepciona y repele a quien la contempla. La conducta escandalosa hacer perder la confianza en la persona. Es una acción o situación que se considera intolerable y provoca indignación.
El escándalo es un concepto central del Viejo Testamento y se emplea para designar el mal que seduce al hombre a alejarse de Dios. Este concepto se empleaba para mantener unida moralmente la comunidad en su fidelidad a Dios. [...] El que no se aceptaba las reglas se había decidido por la falsa vía del Skandalon, se había desviado de la verdadera fe.
En un pequeño apartado al final del libro, la misma autora explora el origen de la palabra y la razón por la cual llamó así a esa novela gráfica, dándonos la definición biblioca de la palabra. Le queda perfecta a Tazane, él repele, hace daño, su conducta hace que los demás pierdan confianza, su actitud provoca indignación. Y la primera construcción del personaje es simplemente genial porque, como un ícono del rock, más bien parece un ídolo religioso, se acerca a la imagen de Jesús, de Mahoma, de cualquier profeta, en lugar de la del diablo o hereje. Sus fanáticos están dispuestos a aceptar cualquier burrada que diga, desde que su inspiración podría ser Hitler o Beethoven; están dispuestos a aplaudir todo tipo de actitudes, intolerantes, si hace falta, sólo por su ídolo (nunca mejor usada esa palabra). Han puesto a Tazane en un pedestal del que realmente no lo pueden bajar. Al lector, por supuesto, eso puede llegar incluso a ofender. La primera mitad del libro realmente da un puñetazo en la cara y nos recuerda ese fenómeno desagradable que hoy en día se llama fanatismo ciego y lo mucho que se parece a la religión.
El dibujo le ayuda a la novela en el que es, supongo, el viaje hacia su objetivo. La novela gráfica se divide entre tonos azules fríos y rojos. La diferencia parece siempre ser que en donde más azul hay, el protagonista está acompañado, y en el rojo, es donde más vemos su autodestrucción, sobre todo en sus conciertos. Tazane se autodestruye, lentamente, no importa como: drogas, alcohol, se gana el repudio de muchos. Sus propios fans le dan asco por el nulo criterio que parecen tener, dispuestos a aplaudirle todo. Llega incluso a hacer sentir incómodos a los lectores, lo cual supongo que es su propósito. Y después, en la cumbre, justo al lado del clímax, se derrumba todo. Absolutamente todo. Su desarrollo se estrella contra el pavimento, se deshace. Julie, la escritora, no parece ser capaz de sostener a su propio personaje, ni la trama. Lo único que sigue haciendo es incomodar al lector.
Y, cuando Tazane cae, el resto de la novela lo hace. No tenía ni un otro pilar en el que sostenerse, debido a que todos los secundarios son meros adornos que flotan alrededor de Tazane y cuyo único propósito es servir como recursos argumentales en el camino de la autodesttrucción del protagonista. Así que ahora, si me disculpan, como aun estoy tratando de procesar todo lo que acabo de leer, intentaré hacerle un análisis un poquito más a fondo:
SPOILERS MAYORES, ANTE AVISO, NO HAY ENGAÑO
El clímax llega cuando Tazane viola a una chica. Ese tipo de escenas siempre me hacen sentir incómoda, directamente. No me desagradan per se, pero nunca me ha gustado la violación "literaria" que existe sólo porque sí. En la reseña de Life and Death, el genderbender de Crepúsculo, ya había hablado de lo mucho que me molesta cuando las violaciones están allí simplemente porque el personaje era una mujer. En este caso no ocurre así, sino que la violación sólo impacta, incomoda y le sirve a un hombre, en este caso, al agresor, como un trigger (gatillo, literalmente) para que llegue casi al fondo de su autodestrucción. A la chica no la volvemos a ver. Incluso, quien la venga es otro hombre.
La chica carece de relevancia, de desarrollo, de personalidad. Sólo está ahí puesta para que Tazane la viole y, de ese modo, dejarlo sólo y aislado cuando su banda, después del juicio, lo abandona. No me gustan ese tipo de escenas porque siento que sólo están allí por la incomodidad y el mal cuerpo que causan. Me gustan menos cuando la víctima en cuestión, en este caso una chica, es sólo un recurso argumental. Me incomoda mucho escribir tramas que involucren violencia sexual y he escrito únicamente dos en mi vida primero porque a pesar de la incomodidad, siento que es un tema que no vale la pena callarse como si fuera un tabú y porque creo que son temas que merecen ser tratados con respecto, sobre todo con respeto hacia las víctimas y no ser simples recursos argumentales.
Lo que Julie Maroh sí retrata bien es el fanatismo ciego que lleva a los fanáticos de Tezane a culpar directamente a la chica, su modo de vestir, cuestionar por qué estaba allí, sugerir que incluso lo había disfrutado. En casos tan mediáticos como el que retrata Tezane, el victim blaming (culpabilizar a la víctima) es lo normal. Cuando se trata de mujeres que demandan nunca falta el que sugiere que en realidad sólo es difamación porque quiere dinero o que sólo se está inventando la historia. Si no me creen sólo pueden buscar diversas opiniones sobre el caso de Bill Cosby. En fin.
No sé que decir. Sólo que si no les gusta que un libro los ofenda, no lean este. De hecho, a menos de que estén muy interesados en él, aléjense. Valoro que un libro me haga sentir incómoda y que me haga cuestionarme cosas, pero no lo valoro cuando la incomodidad que me causa está ahí simplemente por placer y no hay un desarrollo y, sobre todo, cuando se llega al límite usando la violencia sexual sólo por usarla.