Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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lunes, 21 de marzo de 2016

Día internacional de la poesía (ft. mini-reseñas)

¡Feliz día mundial de la poesía! A los mexicanos, también, feliz puente, porque hoy hace muchos, muchísimos años, no se exactamente cuantos, nació Benito Juárez. Hoy vengo a hablar de ese género que, después de los libros de autoayuda, tiene menos popularidad (me estoy inventando el dato según un estudio imaginario que hice en la universidad patito de mi casa, por si quieren saber de donde me lo he sacado) que nada. Tipos de poesía hay muchos, pero la gente siempre suele huir de ella. De hecho, yo tenía una sección en el blog dedicada a la poesía (Hablemos de poesía) que tuve que clausurar y dejar así, cerrada, por simple y sencilla falta de interés


Hoy vengo de nuevo a jurarles que la poesía no es tan mala, que no es malo leerla y no entenderla, porque la poesía no se entiende casi nunca a la primera. Decirles que se lee rápido, para ver si al menos consigo meterles algún poema en los ojos. Contarles que hay muchos tipos de poesía: hay poesía que rima y poesía que no, hay poesía para niños, para grandes. Hay sonetos, como los de Sor Juana. Hay poesía confesional, como la de Sylvia Plath. Hay poesía antigua y contemporánea. Hay cantares antiguos y poesía más nueva. Hay poesía hasta de la era pre hispánica, porque el trabajo de Nezahualcóyotl  y otros poetas Aztecas sobrevive hasta nuestros días. Hay poesía para elegir, pues y, aunque toda se llame poesía, ninguna se parece.

Vengo a hablarles de cuatro libros de poesía que me gustan bastante y que, por supuesto, recomiendo. Les dejo unas mini-reseñas, bastante pequeñas, para ver si por algún milagro del Dios en el que no creo y de Quetzalcoátl (en el que tampoco creo, pero al menos era una serpiente emplumada) alguien se interesa en ellos. 

Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Pablo Neruda


Siempre hablo de ellos porque fueron los primeros poemas que fui capaz de leer enteros sin dormirme. Lo sé, no es la mejor frase para empezar una pequeña reseña sobre poemas. La mayoría conoce el poema 20 y ese poema que comienza más o menos así "me gustas cuando callas porque estás como ausente" (un verso que no me encanta y no me parece lo más romántico del mundo), sin embargo, los otros dieciocho y especialmente la Canción Desesperada suelen ser rápidamente olvidados. Sin embargo, debo decir que cada uno de los veinte poemas de amor y la canción desesperada valen la pena, si quiera por conocer a Pablo Neruda y para que dejen de dedicar ese "me gustas cuanta callas porque estás como ausente" a todas horas y en todas sus relaciones.

Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Neruda fue el único poeta que conocí o sea mi favorito a falta de otros durante mucho tiempo, hasta que Benedetti y Sabines me cayeron en la cara demostrandome que los poemas no necesitaban ser sólo de amor (y que podían hablar de la censura, de la muerte y hasta ser graciosos). Sin embargo, por todo lo que fue, Neruda siempre estará presente en mi corazoncito.

Chicana Falsa, Michelle Serros


Este fue un descubrimiento nuevo y sin duda más contemporáneo. Llevo tiempo buscando literatura chicana, sobre todo si es literatura que ahonde en la identidad de los chicanos (mexicanos nacidos en Estados Unidos) y Michelle Serros, que murió hace unos años, expresa perfectamente su identidad y sus problemas en este libro de poemas. Habla de los estereotipos con los que ha vivido y ha sido marcada toda la vida, de cómo pocos la apoyaron cuando quiso ser escritora, de cómo su familia es muy complicada, porque su tía fulanita no le habla a menganita, pero igual las dos van a las fiestas y a los funerales así que hay que evitar que se sienten a menos de veinte asientos de distancia. Y de los mejores poemas es un poema corto donde cuenta como la confundieron con una mujer de limpieza en un gimnasio y tuvo que enseñar el carnet para que le creyeran.

Estos poemas son poemas muy sencillos y no necesitas drogarte para entenderlos, como a Baudelaire, por ejemplo. Lo digo precisamente porque me han dicho varias veces que no leen poesía porque "no la entiendan". Y con este libro, que además es pequeñito, les aseguro, no van a tener ese pequeño problema.

Recuento de Poemas, Jaime Sabines


Sabines es mi referente en poesía. No creo que deje de serlo pronto. El día que lo oí declamar en Youtube No es que muera de amor, muero de ti, amor, de amor de ti... etcétera etcétera, se volvió mi favorito. Podría decir que se me cayeron las bragas, pero eso suena con mucha falta clase y los mexicanos no decimos bragas jamás. Pero sí. Sabines se volvió mi favorito de favoritos, mi referente en poesía, el poeta del que me aprendí la mitad de los poemas para ser la ñoña que los puede decir (que no declamar) en casi cualquier parte. Podría escribir No es que muera de amor de memoria y nada más se me olvidaría donde van las comas. Más o menos así me enamoré de la poesía de Sabines.

Después de años de leerlo y releerlo, alguien me regaló su recuento de poemas, un libro donde junta y hace una selección de casi toda su obra. Desde los poemas más cortos hasta los más largos, los más famosos y los menos. Los más graciosos y los más trágicos. Así que si se preguntan porqué siempre recomiendo a Sabines ya tienen la respuesta. Él es mi favorito.

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma, de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Soy vertical pero preferiría ser horizontal, Sylvia Plath


Este es el penúltimo libro de poesía que he leído últimamente. Tenía una cita pendiente con Sylvia Plath. Alguien me dijo que después de leerla tendría que consolarme con nutella o cortarme las venas y no se equivocaba. Todo en la poesía de Plath es trágico. Sylvia Plath se suicidó el 11 de enero de 1963, asfixiándose con gas. Ted Hughes, con quien estuvo casada se convirtió, a su muerte, en el editor de su legado. La poesía de Plath es poesía confesional y fue una de las poetas originales en el movimiento. Cuando lees sus poemas, no hay duda de por qué. El primero de esta pequeña recopilación, que habla de la maternidad, es el más obvio. Plath no la retrata como un milagro, sino por momentos lo hace como una carga, una deformación, algo que no todos desean. La recomiendo al último porque creo que es una mujer a la que hay que leer en inglés (aunque yo no lo he hecho). De hecho, siempre he sentido que al traducir la poesía, esta pierde algo para siempre. Las traducciones nunca serán iguales

La recomiendo porque me impresionó mucho. Me dejó un sabor de boca extraño, que pocos poemas me habían dejado antes. Así que en este intento de mini-reseña, les recomiendo especialmente la poesía de Plath. 

viernes, 12 de abril de 2013

Hablemos de poesía (XI): Los amorosos


Les traigo uno de mis poemas favoritos de Jaime Sabines (si no el favorito, que es irremediablemente “No es que muera de amor”), para renovar un poco la sección, para recordar que la poesía también existe y que no la podemos aventar por allí y olvidarla como su tal cosa.

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre —¡qué bueno!— han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.

Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.

Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.

Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.

Jaime Sabines
Nea

lunes, 18 de febrero de 2013

Hablemos de poesía (IX): Tu nombre


Este es uno de mis poemas favoritos de Sabines, definitivamente no de los más conocidos, como son No es que muera de amor, o Los amorosos, por poner un ejemplo. Pero tiene en él impregnada la pluma de Jaime Sabines, inconfundible.

Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo. Trato de decir a oscuras esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las tres de la mañana paseando de un lado a otro de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado. Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote. Digo tu nombre con todo el silencio de la noche, lo grita mi corazón amordazado. Repito tu nombre, vuelvo a decirlo, lo digo incansablemente, y estoy seguro que habrá de amanecer.

Nea

lunes, 5 de marzo de 2012

Hablemos de Poesía (V): Espero curarme de ti, Cuando tengas ganas de morirte

Hoy traigo dos poemas para darle vida a esto, los dos de Sabines (que es mi poeta favorito, como ya se darán cuenta algún día). Uno es un poema bastante peculiar, porque está escrito en prosa. Y el otro, bueno, a mí me causa gracia. Así que lean.


Espero curarme de ti – Jaime Sabines
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad. ¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.
 Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón. 

Cuando tengas ganas de morirte – Jaime Sabines
Cuando tengas ganas de morirte
esconde la cabeza bajo la almohada
y cuenta cuatro mil borregos.
Quédate dos días sin comer
y veras qué hermosa es la vida:
carne, frijoles, pan.
Quédate sin mujer: verás.  Cuando tengas ganas de morirte
no alborotes tanto: muérete y ya. y ya.

Jaime Sabines
Nea

sábado, 21 de enero de 2012

Hablemos de Poesía (I): No es que muera de amor…


He decidido abrir esta nueva sección en el blog porque, queramos o no, la poesía es bastante ignorada, y hay cosas demasiado bellas como para ignorarlas. Así que, pensando, después de leer alguna opinión sobre lo ignorada que resulta la poesía en nuestros tiempos, para compartirles un poco de la poesía que leo.

Esta vez, por ser la primera, les traigo uno de mis poemas favoritos, que me valió un aplauso de mi grupo cuando nos tocó declamar… (presumida yo).

No es que muera de amor – Jaime Sabines

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.
Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.
Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.
Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.
Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.
 Jaime Sabines
Y si quieran oírla en la voz de su autor:



Nea