Yo decidí de adolescente cómo se iban a llamar las secciones de mejores y peores lecturas de mi blog y llevo con el beat más de diez años, no vamos a cambiar hoy, es quizá una de las cosas más consistentes que he hecho toda mi vida y siempre he dicho que soy una mujer de costumbres. Sí, venimos a hablar de lo peor del año. Empezó siendo una sección muy botanera, pero ahora llega siempre llena de advertencias, porque el internet llama crítica a cosas que son opiniones y llama envidia a la crítica y en general el debate está tan viciado que es horrible. Pero yo igual vengo a hablar de qué me pareció culerísimo, porque creo que lo más valioso de opinar sobre literatura es que haya diversidad de opiniones. A mí no me sirve que me digan que todo el mundo ama u odia un libro. Necesito saber (y criticar) por qué la gente odia lo que amo, o por qué la gente amo lo que odia (y criticarlo también).
Dicho eso, aquí van las ground rules: no le pasen la entrada a ningún autor, nada de esto es para ellas y no dice nada sobre sus personas que a mí me parece que escriban basura (salvo que yo muy particularmente pienso que escriben basura). Quienes comparten el dudoso honor este año son todas escritoras que escriben en español y que están vivas. Sean gente decente. Yo lo publico en un blog que, idealmente, si se topan y eligen leer mi crítica ya no queda en mí; no ando persiguiendo a nadie. Dicho eso a lo que vamos.
Perras de reserva, Dahlia de la Cerda
Me resistí con este libro y quiero pasar página. Lo leí en 2024 y no quiero saber nada más de él después de esta entrada. Nunca más. Hay una crítica en mi blog donde explico por qué me parece que está mal escrito, que la prosa tiene muy pocos méritos y que el uso de esta idea del lenguaje coloquial es sólo un disfraz (y uno muy vano, si a eso vamos) sobre oraciones que nunca cambian en estructura y que, cuando te das cuenta, hace que todas las protagonistas hablen prácticamente igual lejos de unos cuantos coloquialismos aquí y allá. No me parece revolucionario en ningún sentido sobre todo cuando la gente lo defiende así por su uso del lenguaje coloquial (no es el primero y no será el último y para colmo, otros lo hacen mucho mejor). En la reseña hablo más a profundidad.
Desde los zulos, Dahlia de la Cerda
Honestamente este libro es "Clavarse en la textura", el libro. No tengo nada más que decir. No hay una investigación real sobre las afirmaciones que hace sobre el marxismo porque nadie que investigue hace afirmaciones tan incorrectas sobre lo que dijo y dejó de decir Marx y honestamente la pelea que plantea el libro entre feminismos es una pelea a mí no me interesa, I don't have a dog in it. Si un feminismo es abiertamente fascista el otro es completamente liberal y ninguna de esas dos cosas tiene que ver con el materialismo histórico ni dialéctico; tanto el fascismo como el liberalismo y cualquier otra cosa entre ellos en el espectro es capitalista y todo eso se nota cuando lees este libro. No tengo nada más que decir.
Germinal, Tania Tagle
Honestamente el menos peor de los tres. Su problema no tiene que ver con forma ni con concepto, sino con que parece un concepto no terminado o dos diferentes pegados a la fuerza en un libro porque había que sacar un libro. La idea es interesantísima y nunca llega a ningún lado literariamente. Me parece súper frustrante. Es súper superficial en las conclusiones a las que llega tras todo lo que expone sobre la monstruosidad, es súper banal en el hecho de que las únicas lecturas que propone son alegóricas y no hay lectura más floja y más zonza sobre la imaginación que la alegoría. El simplismo me mató. Pero veo lo que pudo haber sido este libro, y creo, sin duda alguna de que pudo haber sido mucho mejor.