Hoy es 31 de Julio. Si su friki interior les dice que es un día especial, es que probablemente leyeron Harry Potter, como yo, y les gustó. Sin esos libros, problablemente yo no sería lo que soy ahora, ni tendría este blog, ni escribiría fics (algunos más malos que otros), ni estaría perdiendo escribiendo esta entrada. A mí no me disgustaba leer antes de Harry Potter, porque mi mamá me compraba cuentos toda la vida, pero el día en que llegó a la casa con Harry Potter y la Cámara Secreta (sí, me los leí en desorden) marcó gran parte de mis gustos.
Así que esta es la entrada de los 10 libros que más me han marcado a lo largo de toda mi vida. No son mis libros favoritos, debo aclarar sino aquellos que marcaron un antes y un después en mi vida, en mis gustos, o en mi forma de ver el mundo.
1. Harry Potter
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Mis siete libros. Todos rotos, deshechos, con la marca del uso |
Si nos ponemos estrictos, estos son siete libros en total, pero bueno, a mí lo que me marcó fue el primero que leí (el segundo) y el monstruoso fenómeno que vi pasar ante mis ojos y del que fui parte. Hoy, todas las personas que crecimos con Harry Potter (yo tenía seis años cuando empecé a volverme fan), rondamos peligrosamente la veintena, incluso ya hay gente bien metida en ella. Harry Potter fue la razón por la cual yo conocí a mucha gente interesante, me puse a leer todo libro que cayera en mis manos y, si nos ponemos estrictos, llegué hasta aquí.
2. El tesoro del molino viejo
Usualmente, no pienso nada en ese libro, es un libro que olvidé fácilmente después de cumplir doce años, pero que, cuando leí, me dejó impresionada (porque, seamos sinceros, yo era fácilmente impresionable). Trataba de una chica medio abusiva que se había amiga de una chica mucho más tímida a la que molestan en el colegio y la chica más tímida, deseosa de atención, empieza a mentir diciéndole que ella conoce al molinero del que habla la leyenda y que puede parar las lluvias. La otra chica empieza a aprovecharse de ella y listo, ya tenemos trama. No recuerdo una trama más simplona complicada hasta las últimas consecuencias que este libro. No me parece malo, y de hecho me llegó a gustar, pero el final es estúpido, simplón y se marca un final a lo Narnia. En fin, yo no soy quien para cuestionar las creencias de los autores, pero el libro era muy creíble hasta que llegamos a ese punto.
3. Diablo Guardián
Ya he hablado de él en blog antes y he citado ese maravilloso inicio que me sé de memoria. Bueno, cuando empecé a leer ese "Ave María Purísima: me acuso de ser yo por todas partes", no sabía qué clase de libro iba a leer, ni que cuando lo acabara lo iba a recomendar por activa y por pasiva. Este libro es uno de mis libros de cabecera y me lo llevaría a una isla desierta sin dudar. Primero, porque es divertidísimo (Violetta narrando lo es), segundo, porque podrá ser una historia acerca de nada, pero la narración es increíble. Este libro hizo que se me cayera uno de los mitos más grandes de mi vida: leer no nos hace mejores personas (moralmente), leer a veces acaba volviéndote más ácido, más crítico, más sarcástico y más irónico. Por ese libro conocí a Xavier Velasco y entendí que no tienes que escribir de personajes agradables para hacer una buena historia: puedes crear dos personas despreciables en todo su ser y contar, con ellos dos, una de las mejores historias que he leído.
"Me escapé de la casa para criar mis propias esclavitudes. Más perfectas, más sólidas. Esclavitudes diseñadas a la medida de ambiciones un poquitito menos estúpidas. Mis papás no sabían gastar el dinero, yo sí. Ésa es toda la diferencia. Ladrones finalmente éramos todos. Impostores, también. Y nacos, que, ni qué. Me da un poco de pena decirlo, pero el nombre que sale en mi acta de nacimiento es Violetta Rosalba Schmidt, y ya después los apellidos de mis papás, que por supuesto desentonan como pelos en las piernas de Brooke Shields."
4. La peor señora del mundo, Fransisco Hinojosa
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Sí, lo tengo dos veces |
No hay libro que me haya tenido más entretenida que este cuando era niña. Es todo lo que espero de un libro infantil: una buena historia, unos personajes buenos que derrotan a un villano de manera original y una señora tan mala, pero tan mala, pero tan mala, que apagaba sus cigarros en los ombligos de los taxistas y le daba a sus hijos comida para perros. En un mundo de verdad, la seguridad social se habría llevado a sus hijos (pero ella seguiría apagando sus cigarros donde quisiera, no nos engañemos). No tengo mucho para decir sobre este libro, sólo que, si alguna vez ven a una loca de más o menos veinte años formada en una firma de libros para niños con una edición especial de La peor señora del mundo, diciéndole a Hinojosa que lo ama, soy yo.
5. Sibila, María García Esperón
Este es un libro descontinuado porque apenas si vendió ejemplares. Yo lo encontré en un almacén de Porrúa, donde dos empleados quizá no pudieron evitar preguntarse por qué demonios me interesaba el librajo. María García Esperón ganó el premio El Barco de Vapor en 2004, lo que le valió que le publicaran El Disco del Tiempo, la primera parte de tres libros (El Disco del Cielo y El Disco de Troya) y nada más. Yo lo alabé bastante en Hi5 (sí, eran esos tiempos) y un día recibí un mensaje de una tal María García dándome las gracias. Cuando una chica de 12 años fácilmente impresionable recibe un mensaje como ese, sale dando saltos así le haya escrito el escritor menos importante del mundo. Intercambiamos varios mensajes, y aun hoy tengo la consideración de avisarla cuando reseño uno de sus libros y ella cuando tendrá un evento en la Ciudad de México.
Así que, después de recibir ese mensaje y haber leído El Disco del tiempo, me embarqué en la travesía que significó obtener Sibila, una novela cortita, muy cortita, con una edición barata, y me puse a leerla. Hablaba del tiempo y de cosas que yo no entendía, además de un mito que yo en mi vida había oído, el de la Sibila Cumana. La estructura de la novela era rara y los narradores muchos, los personajes no demasiado atractivos para una niña de doce años. Hice de tripas corazón y la leí tres veces más, hasta que la entendí, o creí entenderla, hasta que descubrí que estaba ante una de esas joyas que probablemente no iban a lograr publicarse por la falta de interés.
6. Pregúntale a Alicia, supuestamente anónimo
Me da pena poner este libro aquí, porque todas las personas con dos dedos de frente saben que esto no es anónimo, no es ningún Diario y Alicia no se suicidó, ni se drogó ni nada, básicamente porque no existió. La historia no es mala, pero el propósito falla. Desde el principio se nota que, aunque la prosa puede parecer la de una adolescente, hay muchas cosas que no acaban de cuadrar. Analizando el libro completo, uno se da cuenta de que más bien es un intento de fábula con moraleja (no te drogues) no demasiado bueno. Sin embargo, yo lo leí en una edad fácilmente impresionable y el recuerdo me sigue persiguiendo. No me convenció de que no me drogara (eso lo hizo una campaña mil veces más efectiva tiempo después), pero bueno, fue un libro que releí tantas veces que se hizo viejo. El libro, gracias a dios, lo perdí.
7. Novia que te vea, Rosa Nissán
Ostenta el placer de ser el libro que más he releído en la vida y que nunca ha encontrado un lugar en mis listas de favoritos. No es que sea un mal libro, es sólo que nunca me ha convencido lo suficiente como para hacerse un lugar. Me entretiene y es siempre uno de mis referentes. Uno de los libros más feministas que he leído nunca y está escrito desde el punto de vista de una judía sefardí (turca), en la ciudad de México en los años 40s y 50s. No es lo que esperarían que yo declarara uno de los libros más feministas que conozco, eso sí. Demuestra que, con una mujer bien plantada, que lo que quiere es estudiar, todo es posible.
—No es eso, ya me aburrí. ¿Cuántos años me faltan todavía?, quiero comprármelo yo, tú no tienes tanto, no quiero que gastes.
—¡Cómo que no tengo! Te lo voy a comprar, ya verás, y además, ¡qué coche!
¡Qué coraje!; si yo fuera la que no quiere estudiar, harían una fiesta para celebrarlo.
8. Cien años de soledad, Gabriel García Márquez
Ahora, sí, otro de mis libros favoritos. Lo agarré un día del librero de mi papá, que me advirtió que me iba a aburrir porque no estaba entretenido y dejó que me lo llevara cuando lo ignoré. Más o menos quince horas después, casi sin haber dormido, se lo estampé a mi padre diciéndole que era uno de los mejores libros que había leído, que no me había aburrido ni la dedicatoria y que debería leerlo. Todavía no lo logra y ya van tres o cuatro años de que yo leí el libro. La última vez, se quedó en la parte de la desgraciada de Fernanda del Carpio y de allí no ha pasado. Yo sigo haciendo campaña, convenciendo a quien se deje convencer de que este es uno de los mejores libros de la historia y que todo el mundo debería leerlo al menos una vez, si quiera para conocer el realismo mágico.
9. Todos mis sueños, tuyos, Sofía Olguín
Dudé mucho sobre si poner este libro en la lista o no. De todos, es el que creo que más recientemente he leído y eso fue hace dos años. Antes de eso, ya conocía a Sofía: había leído toda la homoerótica que había escrito y pedazos de su blog. Siempre me ha maravillado la manera en la que habla de la lengua, del español y de la literatura. Me parece una excelente persona y es la única autora con la que, en casi seis años de blog, con la que he colaborado (libros a cambio de reseñas). ¿Por qué este libro, entonces? Es el libro suyo que más me ha impactado, con unos personajes increíbles y que me hizo pensar mucho. En fin, de este libro no puedo poner foto porque no lo tengo, más que en el kindle.
10. La insoportable levedad del ser, Milan Kundera
Kundera y yo nos llevamos mal. Este es el único libro que he conseguido meterme entre un ojo y otro sin querer matarlo durante más del 50% por ciento del libro y creo que es por la carga filosófica que contiene (y que su manera de ver a los regímenes socialistas coincide bastante con la mía), no realmente por los personajes. Me gustó bastante cuando lo leí, pasando por alto todos los comentarios que me parecían misóginos en el libro (por eso me llevo mal con Kundera, sólo tiene dos prototipos de mujeres: la santa y la puta); no le haría un lugar entre mis favoritos, y quizá ni siquiera quedaría cerca de ellos, pero que haya influido en mí, eso nadie lo puede negar. Ya les contaré cuando vuelva a leer algo de Kundera además de este libro (y el de los amores ridículos)... si es que nos seguimos llevando mal.