Sinopsis: Originally published in French as Le bleu est une couleur chaude, Blue is the Warmest Color is a graphic novel about growing up, falling in love, and coming out. Clementine is a junior in high school who seems average enough: she has friends, family, and the romantic attention of the boys in her school. When her openly gay best friend takes her out on the town, she wanders into a lesbian bar where she encounters Emma: a punkish, confident girl with blue hair. Their attraction is instant and electric, and Clementine find herself in a relationship that will test her friends, parents, and her own ideas about herself and her identity.
Sí, otra novela gráfica. Esta probablemente la conocen porque salió una película francesa (que incluía sexo lésbico) y arrasó varios premios. Yo no la he visto (pero me consta lo de las escenas subidas de tono) y probablemente no la veré en mucho tiempo (porque me dijeron que es soporífera) y que además es una adaptación demasiado libre de la novela gráfica, y yo adoré la novela gráfica. En fin, pasando a la importante, que es la reseña, vamos a hablar de esta preciosidad.
Es increíble lo cuidado que es el dibujo para una historia contada a dos tiempos. Siempre sabemos de qué época nos están hablando porque el presente está a color y el pasado sólo tiene coloreado el azul. Un increíble detalle, por cierto. La historia nos presenta a Clementine, una estudiante de bachillerato aparentemente normal, con amigos y una vida aparentemente típica. Y, por el otro lado, tenemos a Emma, de cabello azul, lesbiana, con una familia muy abierta, estudiante de arte.
Desde el principio el dibujo y los diálogos nos damos cuenta de que es una historia melancólica, hasta en cierto modo trágica. Las dudas de Clementine sobre su identidad, su orientación sexual y su adolescencia casi se sienten, pues es ella la que a través de sus diarios cuenta la historia en el pasado, mientras que en el presente tenemos la oportunidad de verlo todo desde el punto de vista de Emma, la chica del cabello azul que nunca deja de ser un enigma y un misterio.
Me gustan las historias contadas con esa nostalgia, de esas historias que sabes que te van a romper el kokoro, pero sigues leyendo, pase lo que pase. Para mí, toda la novela gráfica es una increíble historia de amor, pero más allá de eso, es también de descubrimiento, de identidad, de darte cuenta de quién eres y aceptarte. Además, los detalles del dibujo están tan cuidados que es increíble. Quizá el único salto abrupto es cuando se junta el pasado con el presente y de repente pasamos de ver a una Clementine adolescente a una Clementine mayor, que es maestra y parece tener su vida más resuelta.
No sabemos que ocurre en todos esos años, pero gracias a algunos cuadros, podemos intuirlo. A mí me pareció un gran detalle, porque en realidad no necesitábamos saber nada de esos años.
Analizando un poco más la novela, los personajes están bien construidos y no cabe duda de que son humanos: hay dudas, errores, defectos por doquier. Al estar en la cabeza de Clementine siempre sabemos lo que piensa y es muy fácil tener empatía con ella o darle la razón en la gran mayoría de los casos. Yo no sé nada de cómics ni de novelas gráficas, pero me pareció que la estructura narrativa estaba bastante bien para la historia que Julie Maroh nos quería contar.
Bueno, creo que eso es todo: la recomiendo para aquellos que quieran romperse el kokoro. Desde la primera página se nota que es una historia trágica, nostálgica, cargada de un aire de melancolía que seguramente nos va a dejar así: