Sinopsis: Esta novela es narrada por Mario, el fantasma de un niño que está atrapado entre los muros de un viejo edificio al que llaman La Casa de los Tres Perros. Allí habitan varios fantasmas más, algunos son buenos, en espera de pasar al siguiente plano; otros están perdidos en la oscuridad y buscan hacer el mal. Enrique deambula por el edificio recordando y compartiendo historias con sus amigos Arminda y Porfirio; también se da tiempo para observar a la guapa Albertina, una niña del plano de los vivos que quiere comunicarse con su papá muerto. Sin saberlo, los vivos cohabitan con los fantasmas, así, se desarrollan varias historias que se entrelazan por medio del personaje de Mario, quien al mismo tiempo nos cuenta sobre la época en la que estaba vivo.
Dejen voy a ponerme un sombrero para quitarmelo ante el escritor de este libro y ante su ilustrador. La casa de los tres perros es un libro increible para jóvenes, una muy buena historia sobre muchas cosas, pero sobre todo, sobre fantasmas y sobre la muerte. La casa de los tres perros es un libro reciente, fue publicado en 2017 por el Fondo de Cultura Económica, en la colección A la orilla del viento en la banda azul, que es para los grandes lectores (eso quiere decir que es para niños y jóvenes que ya leen bastante y si insisten en preguntar una edad en concreto, pues creo que les diré que a partir de entre los 11 y los 12 años es una buena lectura, siendo conscientes que trata temas... ya saben... de la muerte).
Hablando rapidísimo del autor, Agustín Cadena es mexicano y ha ganado premios como el Nacional de Cuento Infantil Juan de la Cabada en 1998, el Nacional de Cuento San Luis Potosí en 2004 y el de Poesía Efrén Rebolledo en 2011. El ilustrador, Patricio Betteo también es mexicano, ha colaborado en varias revistas y editoriales. Ahora sí, vamos a hablar de el libro de lleno. No es un libro de fantasmas como estoy acostumbrada a leerlos (o quizá malacostumbrada), en La casa de los tres perros los fantasmas discuten la muerte y la pena y el amar la vida. Arminda, Chepina, Porfirio y Mario son los fantasmas que habitan en la casa, junto a varios Tenebrosos que, como los perros, huelen el miedo a lo lejos y, esos sí, asustan. Mario se la pasa medio acechando a Tina/Albertina, una niña que vive en la casa y cuya mamá tiene una panedería/pastelería en el edificio. Tina parece tener mucha curiosidad por lo sobrenatural y los fantasmas, porque su papá murió cuando ella era pequeña y alberga la esperanza de volver a verlo.
Los personajes son la mayoría muy interesantes y sus historias complementan mucho sobre ellos. La verdad es que (y ya llevaba muchas reseñas sin mencionarlo) Agustín Cadena maneja perfectamente el "show, don't tell" (muestra, no cuentes) con toda su historia y sus personajes. Así conocemos a los fantasmas y sus historias, sus cualidades. Especialmente a Mario, en quien la historia está más enfocado que en nadie más. La vanidad de Arminda queda latente cuando pregunta sin cesar sobre si se le nota la marca de la soga, se preocupa cuando le dicen que los fantasmas no se ven guapos o hermosos. Los vivos y los muertos se ven obligados a cruzarse cuando el dueño del edificio decide que quiere venderlo y ni unos ni otros quieren que alguien lo compre. Menos cuando los prospectos de compradores resultan codiciosos y prepotentes con la mamá de Tina.
—Para muchos seres humanos eso era la vida, Mario. De niño te humillaba el maestro; de grande, el patrón. Si no querías padecer eso, tenías que ser rico. O revolucionario o artista, pero entonces comidas dignidad y te morías de hambre.—O te mataban de un balazo.
Además creo que lo más bonito de todo el libro es la prosa y el estilo narrativo de Agustín Cadena. Es muy sensible, transmite muchos sentimientos. Los diálogos son naturales, podemos intuir el estado de ánimo de los personajes sin que nos lo diga, pero hay dos fragmentos que me sorprendieron especialmente. Quería compartirlos cuando lo estaba leyendo, pero eran demasiado largos y el libro era prestado y no me iba a poner a rayarlo para tomarle foto, así que apliqué la única que se me ocurrió un grabé unos pequeños videos leyéndolos. Se los voy a poner aquí abajo porque de verdad es que es algo impresionante. El primero habla de por qué los fantasmas se ven atraídos por el agua y el segundo nos presenta a los Tenebrosos. Tienen que activarles el sonido para oír mi hermosa voz.
«No hay nada más dulce ni más eficaz para atraer a los fantasmas que el agua.»— اندريا Andrea 💪🏽📚✨ (@NeaPoulain) 22 de enero de 2018
La casa de los tres perros, Agustín Cadena (editado por @FCEMexico). Y aquí pueden oír mi dulce voz leyéndolo. 💚 pic.twitter.com/li6xjqxVZl
«Infestado de Tenebrosos, cualquier edificio se convierte en un gigantesco jardín macabro.»— اندريا Andrea 💪🏽📚✨ (@NeaPoulain) 22 de enero de 2018
La casa de los tres perros, Agustín Cadena. (Editado por @FCEMexico)
Y mi dulce voz leyendo: pic.twitter.com/Lf9YVKy64J
Concluyendo ya la reseña, creo que este libro es una prueba de que la literatura para jóvenes puede ser muy sensible al hablar sobre la muerte y muy inteligente para hacerlo. Es sólo una prueba más en medio de incontables otras. Además, de que es una prueba de que se están escribiendo cosas muy interesantes en México, no sólo de los países de donde nos llegan best-sellers sin cesar. Las ilustraciones complementan el libro perfectamente, crean una atmósfera bastante interesante. Se los recomiendo si tienen la oportunidad de echarle una mano encima. ¡Nos vemos la próxima reseña!