Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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viernes, 8 de mayo de 2020

Crítica a Acoso de Marta Lamas

Sinopsis: Ante la urgencia ética para enfrentar el acoso, Marta Lamas realiza una profunda reflexión de las diferentes corrientes teóricas del feminismo, así como de las actitudes sociales en relación a éste. La autora busca, para ello, abrir el debate para definir aquellos actos que pueden ser considerados como acoso, de otros que no lo son y que encaminan, por otro lado, a la persecución y la difamación. En este proceso de crear una sociedad más justa e igualitaria, es necesario reflexionar críticamente entorno a aquellas prácticas que resultan emancipadoras, así como aquellas otras que son más bien, un tropiezo.

Sí, bueno, esto no es una reseña. Si eso es lo que vienen buscando, quizá esta no sea la entrada. Está es más bien una crítica donde voy a hacer papilla este libro porque me pareció penoso y tendencioso. No se preocupen, tengo argumentos para sostener todo mi desmadre. Empecemos con un poco de contexto. Lo leí porque el FCE lo puso gratis durante quince días (calculo que lo van a poner encontrar gratis todavía esta semana acá) y siempre había tenido una curiosidad que rayaba en el morbo por leerlo. El libro se escribió en al calor del movimiento mediático que fue el #MeToo en Estados Unidos y que aquí se replicó de distintas maneras. Es muy obvio, el propio libro lo menciona y de ahí obtiene sus ejemplos.

El siguiente contexto que necesitan: yo tengo desacuerdos teóricos muy cañones con Marta Lamas. Dejémoslo en que considero que no existe emancipación posible allá donde la sexualidad es una mercancía y quienes son explotadas por ello (en su gran mayoría) son mujeres proletarias. No nos hagamos: la sexualidad es una mercancía cuando no debería serlo. No hay libertad allá donde todo se puede convertir en una operación mercantil. En fin, sobre el tema tengo una lista de lecturas en Sexualidad y capitalismo por si gustan checarla.


Ahora sí, ¿por dónde empezar con este libro? Creo que es un intento de Marta Lamas de que nos hagamos la pregunta ¿todo es acoso? y de abogar por un debate matizado. Excelentes intenciones de no ser porque este libro metió el acelerador a fondo y se despeñó por la barranca (cosa que, sinceramente, no me extraña en lo más mínimo). Muy bien, para hablar de acoso, de misoginia y de machismo en México (o en cualquier parte) se me hace súper importante tener un contexto y hablar dentro de él. La realidad del oriente medio no es la misma a la de Europa y la de Europa no es la misma a la de América Latina y en América Latina en cada país varía todo y en México una cosa es el contexto urbano y otra el rural y una cosa es el contexto de la periferia y otra el del centro de la ciudad. Por eso, cuando al principio del libro menciona que, aunque el contexto violento y machista de México es escandaloso, quiere dejarlo de lado, no pude evitar alzar una ceja. Porque sí, podemos analizar el #MeToo mil veces, analizar qué mujeres son las que tienen más posibilidades de denunciar públicamente (que no legal) a sus agresores, pero eso no quiere decir que estemos hablando de algo que repercute en nuestra realidad. Las actrices de Hollywood, fuera de tener la posibilidad de volver sus denuncias mediáticas (para bien y para mal: se vuelven más visibles, pero el escrutinio público es mucho mayor), no influyen realmente en la realidad de las mujeres trabajadoras que sufren, también, acoso diariamente. Es más mediático, sí. Puede, en muchos casos, poner el tema del acoso sexual en el centro de la mesa. ¿Ofrece soluciones? No realmente. ¿Por qué no contextualizar en México y centrarnos en la lucha contra el acoso y el machismo aquí?

Pero bueno, también da la impresión que Marta Lamas habla sólo de mujeres de una clase muy particular, pero sobre eso más adelante.

Lamas hace una crítica a McKinnon y Dworkin, ambas feministas radicales abolicionistas (McKinnon además, abogada, aunque tengo pendiente leerla) y aunque si entiendo a done van las críticas, se me hacen mal enfocadas. Preferiría ejecutar una crítica desde el marxismo (pero eso cuando hablemos de ellas en el blog), pero bueno, lo que tenemos es la de Lamas, que insiste, como muchas personas en este mundo, en hablar de abolicionismo como puritanismo o prohibicionismo. Usualmente para clarificar diferencias en torno a lo que distintos movimientos por la liberación de la mujer tienen como visión respecto a la prostitución suelo usar las explicaciones del informe Cumbia, Copeteo y Lágrimas, de Lohana Berkins (argentina, comunista). Son explicaciones super accesibles que se encuentran en el libro que encuentran acá.

Además me gusta ese material porque hace notar que es un debate mucho más grande que la típica dicotomía liberación vs. puritanismo; de verdad, si tienen oportunidad, chéquenlo. Además que el abolicionismo y los temas en torno a la sexualidad no son abordados de la misma manera dentro del feminismo radical y del marxismo. En fin, yo sólo dejo la pregunta de: ¿de verdad es posible la liberación sexual en el capitalismo que la explota y la tiene como mercancía? Porque digo, muchos y muchas parecen creer que sí (y, una pista: quienes aseguran que sí con más vehemencia suelen ser aquellos y aquellas que se benefician de esa explotación).

Bueno, pasando a otro punto: me parece lamentable que el libro esté lleno de obviedades. En los capítulos introductorios hay demasiado énfasis en demostrar que no todas las mujeres son víctimas de acoso (sí, okey, al definir acoso según lo legal o según una serie de actitudes de una persona hacia otra, es obvio que no todas en el mismo momento van a ser víctimas de acoso) y también en reconocer que existen hombres que son víctimas (creo que nunca nadie lo ha dudado) y que existen mujeres victimarias (de nuevo, las mujeres no son tiernas y angelicales por ser mujeres y creerlo me resulta bastante misógino). Sí, todas las mujeres (y todos los hombres, si es que por algún milagro del señor en el que no creo necesito recalcarlo) vivimos en el machismo de una sociedad de clases. Y sí, hay acoso. Mi pregunta aquí sería, ¿por qué la necesidad de recalcar que NO TODOS LOS HOMBRES? Además de que me parece que muchas personas son capaces de entender una generalización, ¿cuál es el punto?


Porque para empezar me suena a esas cosas que dicen los libros y textos y la gente que no quiere que otra gente que no sabe ni de feminismo ni de otros movimientos de emancipación de la mujer se asuste, pero este libro no parece estar dirigido a esas personas. En fin, eso son conjeturas. ¿Saben que sería interesante? Contextualizar esas afirmaciones. Sí, sabemos que hay hombres víctimas: ¿cuántos?, ¿en qué contextos?; lo mismo para las mujeres que son victimarias. Pero si las estadísticas son complicadas para lo que es más evidente (mujeres que son acosadas por hombres) y está de manera insultante enfrente de nosotros, pues... bueno..., ya me imagino para lo demás. Pero contextualizar eso se me hace tremendamente necesario. No son fenómenos que se den de la misma manera. Y si el acoso ya varía de una región a otra..., pues no podemos pretender de hablar de la experiencia de hombres y mujeres de manera universal. (Digo, ya sólo empezando porque si el genero nos une, la clase bien que nos separa).

Hay un capítulo dedicado al tema en Estados Unidos y en las universidades donde entre otras cosas aboga por el debate matizado (sí, buena idea, ajá) para después condenar al escrache "y otras acciones terroristas". No me lo inventé, está en el libro. ¿NO HABLÁBAMOS DE MATIZAR EL DEBATE? Ningún comentario más. Mi realidad no es EU y a mí me interesa este tema en México. (Bueno, quizá que aunque es obvio que un comentario machista al aire no es lo mismo que tocar a alguien sin consentimiento, no son acciones que existan en contextos separados, todos son producto de las mismas relaciones sociales).


Entonces, ¡por fin!, entramos a México. Sin son de México y son tuiteros, seguro les suena el caso de Tamara de Anda (aka plaqueta). Lejos de mis opiniones personajes sobre el caso (un taxista le grito guapa y creo que todos entendemos que pa' qué chingados te gritan en la calle sin ir a cuento), me sorprende que en una nota al pie de página Marta Lamas se pregunte si hubiera sido diferente si hubiera sido blanco y güerito. El mismo argumento de los machos del tuiter. Felicidades. (Y es que lejos de que a mí el sistema legal de la burguesía me valga pitos con toda su larga historia de servirle a una sola clase, qué son esas maneras de conjeturar sobre la incomodidad de las mujeres). El segundo caso que menciona acaba peor. Con el contexto del MeToo gringo y Karla Souza hablando de cómo fue acosada, habla de una denuncia pública de Sofía Niño de Rivera hacia Ricardo Rocha. Dejando de lado mi opinión personal sobre semejantes personajes (nada bueno, se los aseguro), Marta Lamas añade que en la grabación se podía ver que era un gesto amistoso (¿quién chingados juzga eso con objetividad? La idea de matizar un debate también pasa por admitir que las mujeres se pueden sentir incómodas cuando otras personas invaden su espacio personal sin venir al caso) y que, en todo caso, lo más productivo hubiera sido que la acusaran de difamación para esclarecer las cosas (WTF, en qué chingados ayuda la justicia aquí). Bueno, son los dos grandes casos de los que habla. Mediáticos a más no poder, el último que involucraba a gente de una muy específica esfera social... ¿Saben algo? México no es ni el mundo del espectáculo, ni los tuiteros. Hablamos de acoso, pero sin hablar de lo que ocurre, ya sin salirnos mucho de la CDMX, en la periferia (hablo del edomex porque de aquí soy), hablando de mujeres con poder mediático, ignorando que hay otras 40000 voces que no se escuchan. ¿Para qué o qué hacerlo así?

Además, mil veces se ha dicho cuando se trata de exponer casos públicamente (y no hay denuncias legales que en muchos casos no proceden) que lo que se busca es hacer visible el problema; muchas veces se hace incluso de manera anónima para todas las partes (otras no). Mil veces va a haber alguien que insista que la única manera de arreglarlo es acudiendo a la justicia del Estado. Miren, no juzgo a quienes creen en ella. Qué bueno. ¿Cuándo chingados le ha ayudado la justicia del Estado a las mujeres del proletariado? ¡¿No es obvio por qué no se acude a ella en estos casos?! ¡¿No podemos tener un sólo debate que no acabe como única solución en reformar el sistema existente?! Bueno, ya me adelante. Sigo.


Marta Lamas también pregunta que, si en un puesto de trabajo, es acoso cuando un jefe pide favores sexuales a cambio de un ascenso, la mujer lo rechaza y ahí queda la cosa (utópico lo último, considerando que lo que suele pasar después es que hacen un infierno la vida de las mujeres hasta que renuncian o las despiden, pero vamos a seguir en el escenario de Lamas). Sí, siguiente pregunte. Bueno, matizando: si es o no es acoso sexual en términos legales no quita que sea una acción de mierda que no DEBERÍA (insisto, debería, pero ocurre) ocurrir. ¿Listo? Sigue Lamas: si la mujer acepta, ¿es acoso? Sí, siguiente pregunta. Súbitamente el hecho de que haya mujeres que hagan cosas que nos parecen mal en nuestra ética para vivir (sobrevivir) en el capitalismo parece que hace válido que los hombres sean una mierda. "¡PERO ES QUE HAY CONSENTIMIENTO!" ¿Y ESO BORRA EL CHANTAJE? (Por eso, además de hablar de consentimiento, es muy buena idea hablar de deseo y de que es un poco mierda que el sexo sea una mercancía en el capitalismo y que no debería de ser, pero... oh... boy... así estamos). (Más tarde Lamas insiste en que el quid pro quo en que las mujeres cambian su sexualidad por "ventajas" es algo legítimo; no sé si crea que es una ventaja, pero no se queda lejos de afirmarlo).


Pasando a otro tema, por ahí Lamas cita a dos hombres con el argumento de demostrar que no sólo las mujeres están interesadas en esos temas. Sí, ya lo sabíamos (o sea, existe Engels y El origen de la familia, la propiedad privada y el estado nada más por poner un ejemplo que acabo de releer), ¿algún aporte nuevo? El "aporte" que menciona Lamas se limita a decir que "los hombres también sufren desventajas". ¿Suena ridículo? Es que lo es. No puedo agregar nada. Para esos aportes (y sin tener un enfoque de clase), mejor nada.

En el epílogo, además, pone la tablita de los homicidios violentos en México y afirma: "a los hombres los matan más que a las mujeres". Sí, cómo explico yo esto: es obvio para cualquier persona con ojos que vea la tabla. Lo que no es obvio es el contexto: ¿quiénes son los asesinos? (si se sabe), ¿en qué circunstancias mueren unas y otros? (En México la delincuencia organizada tiene mucho que ver con esto, la guerra fallida contra el narco, pero también la violencia intrafamiliar, sexual, etc.). Porque afirmarlo así nada más pues... qué chido. Y luego decir que la sociedad no se escandaliza por la muerte de los hombres... ¿hablamos de la burbuja de Marta Lamas o de qué? ¿De qué sector? ¿En qué país vive? ¿En cuál burbuja? (Porque resulta una fantasía que a muchos les gusta la de que las mujeres sólo nos preocupamos por el feminicidio, pero no sé a dónde están volteando, en serio, respóndanme; a la gente que una cosa le vale madres, la otra también; y quienes protestan por los feminicidios también se indignan con las olas de violencia).


En fin, el único punto medio interesante (y medio interesante es un halago) es que Marta Lamas sí intenta hacer ver como el neoliberalismo usa sectores del feminismo para justificar el punitivismo. No es una crítica que aterrice muy bien (una lástima, porque ese sí es un tema interesante) y yo la hubiera agarrado desde una perspectiva, qué se yo, marxista *shocking* pero bueno. Un intento fue hecho (no funcionó).

En conclusión, me parece un libro simplista, lleno de obviedades estúpidas para el público al que "parece" estar dirigido, sin contextualización de nada (pero eso sí, una tendencia tremenda a hablar de matizar el debate porque falta la congruencia) y que parece hablar de mujeres y ejemplos que no son de mi clase. Hay otros textos mejores que abordan la violencia y el acoso mucho mejor. Diría que este parece hecho para calmar a los hombres, pero para qué hacer conjeturas cuando tengo argumentos más sólidos (¡¿EN DÓNDE METIERON EL CONTEXTO?! LOS ACTOS DE VIOLENCIA NO OCURREN ASÍ NADA MÁS AISLADOS DE LA SOCIEDAD). En fin, al final incluye un texto como anexo y... voy a dejar que hable por sí sólo. Ni vale la pena que yo hable mal de esto:


Ahí la dejamos, ya ni para qué seguir. Sí les recomiendo ahorrarse este libro.

sábado, 4 de enero de 2020

Razzies Literarios (VI)

Lo de leer libros malos ya es terquedad. En mi caso pasa usualmente por tres cosas: los leo porque tengo algo de trabajo o porque tuve la tragedia de encontrármelos en algún círculo de lectura, los leo por que me imagino que hacerlos pedacitos en el blog va a quedar bien y ya llevo más de la mitad como para abandonarlos y, finalmente, los leo porque son tan malos que me dan risa. Este año tuve más bien pocos de los últimos y muchos de los de en medio. De hecho, en cuanto a libros, creo que este año fue uno de los más mediocres (sí, sí, leí comics y mangas impresionantes, como ya mencioné en la entrada anterior, el Top Ten), pero 2019 fue el año que me costó llenar las mejores lecturas (que todavía no salen) y había más libros con una estrella en mi goodreads de los que me hubiera gustado.
    

Así que, lamentablemente, allá vamos: estos son los libros que no les recomiendo leer en lo más absoluto durante toda su vida. 

Machismo. 8 pasos para quitártelo de encima, Barbijaputa


Este demasiado básico que no creo que llegue nunca a su público objetivo y que, además, está tan bien estructurado como el hilo de tuiter más caótico que hayan visto (o sea, nada). Diría una lástima, pero es que cuando lo leí ya lo esperaba, en serio. Además para ser un libro de ensayo está lleno de falacias (que no necesariamente hablan de cosas falsas o son mentiras, pero sí argumentos mal estructurados que se pueden deshacer en lo que yo tardo en decir falacia). ¿Recuerdan que al principio de este párrafo dije que no creía que este libro llegara nunca a su público objetivo? Es que todavía no sé cuál es. El libro insiste que los hombres, pero nada más en él parece indicar eso y sólo he visto a personas que ya saben de feminismo leyéndolo...  y es demasiado básico para estas andadas. En fin, pésimo, lo destripé en su reseña.


My Heroes Have Always Been Junkies, Ed Brubaker & Sean Phillips

     

Todavía no le escribo reseña ni una entrada sobre él, pero si lo hago (y quiero hacerlo), sepan que se va a llamar: las femmes fatales deben morir. La única resolución que me dejó esta novela gráfica fue la de prohibir que los hombres volvieran a escribir sobre alguna femme fatale por siempre jamás. La historia va sobre dos adictos en rehab que escapan, vuelven al hábito, alguien no dice ser quien es, la prota es una femme fatale cringeworthy, todo tiene un tufo a misoginia asqueroso y no hay más trama. La trama es femme fatale junkie habla de junkies mientras se enamora (o algo) y trata a las adicción como algo muy romántico (que la realidad está muy lejos de eso). Y lo último no me hubiera molestado si no pareciera que los autores lo volvieran algo romántico también. Un horror. Pueden saltársela para siempre.

Enigma asiático, Carolin Phillips

      

Hay un poco de novela escondida en este panfleto a veces racista y todo el tiempo anticomunista. A ver, yo sé que toda la literatura es política y que toda la literatura está escrita desde las ideas de los escritores (sí, incluso los apolíticos), pero es que esto es propaganda mal hecha, además. Además del obvio racismo que se huele en el libro desde la perspectiva de los blancos salvando al mundo y los pobres salvajes aka toda la gente que no es blanca, la crítica al machismo no lo vale (el hecho de que en China las niñas no sean valoradas) porque es todo muy "voy a criticar lo que hace mi vecino mientras yo hago otras cosas misóginas pero fingiendo que soy super woke". Ya en el apartado técnico la novela no me hizo sentir nada y creo que la resolución estuvo demasiado apresurada. En la reseña lo desarrollé más.
     

El año terrible, Tamar Cohen

      

Este es un libro que denominaría: "libro que seguramente maravilló a los editores porque trataba de temas difíciles aka la depresión para adolescentes pero que en realidad no trata de nada". El año terrible es una colección de capítulos inconexos llenos de referencias pop que sinceramente me valen madres donde lo único bien hecho son unos cuantos pasajes que sí tratan la depresión directamente. Fuera de eso, no hay núcleo, los personajes no tienen motivaciones, nada está bien construido narrativamente y nunca entendí como ese libro atinaba a moverse del punto A al punto B. Me frustró demasiado porque ganó el premio Gran Angular. Es de estos libros que digo: si esta pendejada ganó yo por qué chingados no puedo. Así el nivel. Les debo la reseña, ya la voy a traer porque quiero ponerme al corriente.

Valientes e (im)perfectas de Reshma Saujani

    

Que no sorprenda a nadie que yo odie los libros de autoayuda. Mientras los leo y veo los consejos de mierda que suelen dar, no dejo de pensar que el problema es del capitalismo mientras el 90% de estos libros lo que quieren es venderte que el cambio está en uno. Pinche lógica individualista de mierda. "¡El cambio está en una misma, hay que dejar ir la perfección!". Avísale a la sociedad, por favor, ella es la que no se ha enterado. Que le avisen al capitalismo, que nos tiene con la doble carga y, por si fuera poco, nos cuestiona cuando hacemos las cosas mal. La última vez que revisé, la culpa era del sistema, no de quienes estaban intentando cambiarlo sin caer en la retórica de "el cambio está en uno". En fin, el libro está terrible en todo sentido y ya les comentaré más cosas de él cuando haga el recuento de lecturas del Guadalupe Reinas 2019 (porque tuve la desgracia de leerlo para el maratón).

martes, 9 de julio de 2019

Enigma asiático, Carolin Philipps | Reseña

Sinopsis: Lea es una adolescente adoptada por una pareja de alemanes. Cada vez que oía o veía algo sobre China, su país natal, sentía un vuelco en el corazón. Todo lo de aquel país le resultaba familiar de una manera especial y, sin embargo, muy lejano. Durante años se negó a acercarse a esa cultura, por temor a saber algo origen y, más aún, sobre los motivos por los que fue dada en adopción. Un día, sin embargo, comienza la búsqueda que la llevará hasta la familia biológica y a conocer uno de los episodios más oscuros de la sociedad china contemporánea.

Este libro es tan pero tan malo que me dio rabia. Primero, porque trata de temas que se prestan a la reflexión (racismo, misoginia, infanticidio) y está escrito desde la mirada más blanca posible. En serio, sólo podía pensar a The whites are at it again y no sólo eso, Imperialists are at it again, porque justo tiene una manera de mirar a China que me parece muy desagradable. No es que lo haga remarcando todo lo que es horrible sobre China, no, sino que lo hace desde la idea de que China es algo maravilloso y exótico. No. China es un lugar, donde hay gente. Para esto, realmente prefiero leer a Amy Tan, que con todo y su bias sobre China, habla de esa cultura como se habla de cualquier otra. No es rara (decir que es rara implicaría que hay algo "normal" y estamos hablando de ¡culturas!, pero claro, el mundo occidental quiere imponer lo suyo como normal y ni siquiera en lo occidental las culturas son homogéneas) ni es éxotica. Es. Tiene diferentes costumbres y diferentes maneras de ver la vida. Por el contrario, Carolin Philipps refuerza la idea de China como una lejana tierra exótica (en la que los campesinos viven en el atraso y eso es El Mal, porque que flojera pararse a ver las condiciones de vida en China y por qué las creencias de los campesinos son las que son, sean buenas, malas o nada de eso) y casi parece que alaba que se occidentalice. ¿Y eso es algo bueno? Es algo que ocurre, y ya (usualmente de mano con el imperialismo, pero bueno, ocurre).  En fin, como dijo Jack el destripador, vamos por partes.


El libro aborda el tema del infanticidio en China. Cuando la política del hijo único, miles de familias deseaban tener hijOs. Con o. En masculino. Los infanticidios de niñas aumentaron, mujeres eran presionadas para olvidarse de sus hijas y presionadas para tener hijos (ya, como si la decisión dependiera de ellos). Por supuesto, cuando salió la política probablemente les pasó por la cabeza que habría resistencia (en China tener muchos hijos era de buena suerte), pero no la cantidad de infanticidios. Todavía, a pesar de que intensas campañas que se habían hecho por la emancipación de la mujer (pueden ver los testimonios en La mitad del cielo), había muchos contextos en los que las mujeres seguían siendo vistas como inferiores. Se aborda ese problema en un ensayo que leí hace poco que viene en Sisterhood is powerful: China es enorme y el trabajo que debía hacerse para conscientizar a todas las personas era enorme igualmente, por lo que mientras en algunos lugares se hablaba ya de la colectivización de la crianza y de las labores domésticas, en otros apenas se estaba hablando de que las mujeres no eran seres inferiores a los hombres. Entonces, pues sí, el problema de los infanticidios (en los que el sexo y el género tenían todo que ver) fue algo que afloró. No sólo eso: la trata de niños aumentó (se ofrecían bebés en venta a extranjeros en algunos casos). Habiendo explicado yo este contexto, hablemos del libro: Lea es una joven China adoptada a la que sus padres le contaron que la adoptaron en un orfanato. Después de que su padre le de unas respuestas vagas cuando ella escribe un artículo sobre los guerreros de terracota y sea demasiado obvio que hay cosas que no le está contando, empieza su curiosidad por descubrir de dónde viene y quienes fueron sus padres biológicos. Creo que saben hacia dónde va la cosa, ¿no?


En fin, la primera vez que sale el tema de los infanticidios en China en el periódico escolar donde trabaja Lea, afloran un montón de actitudes racistas contra ella (porque claro, sus compañeros medio racistas la ven china y aunque sea alemana le echan la culpa). Una cosa positiva del libro (mínimamente, tampoco para echar cohetes) es que el chico que llevó el tema al periódico después publicó uno sobre los buzones para bebés abandonados instalados en Alemania, para demostrar que no era algo exclusivo de China. Y bueno, que existan los buzones para bebés es algo horrible que NO DEBERÍA EXISTIR porque para empezar lo que debería existir son condiciones para que las mujeres puedan decidir ser madres, lo cual involucra educación sexual, acceso a métodos anticonceptivos, aborto, que existan guarderías o, de otro modo, que la crianza sea colectiva y no recaiga sobre las mujeres, etc. Lo que me parece positivo es que justamente ese personaje vuelve sobre sus pasos al ver lo que causó su primer artículo y la ola de racismo que se empezó a extender (cuando, claramente, el foco no está ahí). ¿Cómo trata la autora a China? Ese es otro asunto.


Ya mencioné arriba que la trata como una tierra exótica, rara, alejada de lo normal, no como una cultura y civilización como cualquier otra (anda que no todas tienen mierda escondida). ¿POR QUÉ NO PODEMOS DEJAR DE MOSTRAR TODO LO QUE NOS RESULTA AJENO COMO EXÓTICO? Por otro lado, es de esos libros que critica la opresión a la mujer en el patio del vecino y no ve la suya. Muy literalmente. Eso me pasó cuando fui a India. A ver, vamos a explicar algo rápido: la misoginia y la opresión a la mujer se manifiestan diferente en contextos diferentes, pero están presentes en prácticamente todas las sociedades de clases. Cuando viví en la India, estudiando becada, mucha gente me preguntaba cómo podía vivir siendo tan machista la sociedad. Pero ah, cuando llegué me encontré con que no es que fuera más o menos machista (no tengo un ranking de dónde están menos oprimidas las mujeres, perdón), sino que la misoginia se manifestaba muy diferente y más bien variaba. Y lo mismo pasa con China y con cualquier cultura que conozcan. Entonces Philipps ve lo que pasa en el patio del vecino y no voltea a mirar al propio nunca (lo cual, si pasara, creo que mejoraría el libro, porque justamente resaltaría cómo la opresión se manifiesta diferente en contextos diferentes). Resulta chocante, un poco.

Ahora, al tema que me atañe: hay un poquito del libro entre la propaganda anticomunista. Al principio creí que eran mis ideas, pero luego llegué a la página 99 y descubrí que no. Vean este fragmento: 
Mientras comían sopa de codorniz y rollitos primavera, el señor Li les contó que hasta 1968 había sido profesor de historia antigua de China. Entonces llegó al Revolución Cultural y con ella el odio de los comunistas hacia todos los profesionistas. Médicos, maestros, profesores, todos eran sospechosos porque por su profesión acostumbraban pensar demasiado.
—La gente que piensa siempre es considerada una amenaza en los países no democráticos. No fue diferente con Hitler —añadió el padre de Lea.

Alta ahí la comparación de un régimen fascista con uno comunista. Pero antes de meterme a eso (porque obviamente tiene una agenda mencionar a Mao junto a Hitler, como si fueran cada uno lo mismo y no hubieran escrito de política con enfoques totalmente contrarios), voy a buscar algo que escribió/dijo Mao en Contra el culto a los libros:
Si usted no ha investigado un problema, se le priva del derecho a opinar sobre él. ¿Es esto demasiado brutal? No, en lo más mínimo. Puesto que no ha investigado el estado actual del problema ni sus antecedentes, e ignora su esencia, cualquier opinión que exprese al respecto no pasará de ser un disparate. Decir disparates, como todo el mundo sabe, no resuelve nada; así, ¿qué habría de injusto en privarlo del derecho a opinar? Muchos camaradas no hacen más que lanzar disparates con los ojos cerrados; esto es una vergüenza para un comunista. ¿Cómo puede un comunista decir tonterías con los ojos cerrados?
¡Inadmisible!
¡Inadmisible!
¡Hay que investigar!
¡No decir disparates!
Por supuesto, el investigar requiere pensar, reflexionar. Y no es sólo leer, debatir sobre un problema ayuda a reforzar nuestros argumentos y conocer otras posturas. Este es un tema que también es un tema que se aborda en La mitad del cielo, donde se habla de cómo se animaba el debate en las escuelas y en las comunidades durante el apogeo de la revolución cultural. O sea, tanto así como "estaba prohibido pensar" pues no. Y ojo, que la Revolución Cultural igual no fue perfecta e igual e cometieron errores, pero oigan, hay que criticar bien, no con frases del tamaño "es que con Hitler era lo mismo", "no se podía pensar". Y ya, cierro mi caso con eso. Voy a otro tema (que mira que un libro de menos de 150 páginas me hace rantear con ganas).


Por otro lado, la prosa es... plana, se puede atisbar cierto interés aleccionador (que a estas alturas no cabe en libros para jóvenes, sino que yo considero más interesante el que los textos abran debate) más que un interés literario de contar una historia sobre la cual se debata. Los personajes tienen un poco de evolución (Luca y Lea en especial), pero aún así siento que podrían estar mejor desarrollados y que la historia tiene un muy mal ritmo y que este va a trompicones y como puede. O sea, dejemos en que odié este libro y que no lo recomiendo, pero que si lo quieren leer los animo a hacer una lectura crítica de él. 

sábado, 1 de junio de 2019

Algunas reseñas de autores mexicanos

Hay días que me aburro de tener reseñas pendientes. Hoy es uno de esos días. Veo la lista de libros que quiero reseñar y me abruma ver que leo a una velocidad que no compite con la velocidad en la que pienso las reseñas. A veces tacho algún libro de la lista porque me doy cuenta de que en realidad ya no tengo absolutamente nada qué decir sobre él. Es algo triste, pero ese es casi siempre el destino de los libros que leí sin saber por qué, de los que me acuerdo, porque es muy difícil que se me olvide algo que leí, pero que sencillamente me parecieron tan anodinos que no encuentro nada digno de resaltar, ni bueno, ni malo. Supongo que es un destino mejor que acabar siendo el último ranteo de mi blog o el último libro que use de ejemplo para demostrar cómo no se debe escribir una novela, pero aún así es un destino bastante triste. El caso es que estaba yo repasando la lista de pendientes y, además de tachar unas cuantas cosas que ya no planeo escribir, encontré tres reseñas que definitivamente quería escribir.

Lo único que las une es que todos los libros son de autores mexicanos y pues de alguna manera hay que reivindicar a la literatura nacional y darle su espacio. Ya saben que en este blog todo cabe. Hablo de un millón de temas a la vez, porque puedo y porque quiero. Hay libros de todas las temáticas, para todas las edades y casi para todos los gustos. Yo simplemente devoro todo. Así que, ahora sí, aquí les van, las reseñas, antes de que pase un año y yo todavía no las haya escrito.

Los fantasmas de Fernando, Jaime Alfonso Sandoval


Sinopsis:  Fernando está convencido de que tiene la peor suerte del mundo: murió su perro, se quedó sin escuela, lo dejó la novia, se fracturó la mano y, para colmo, está por heredar un hotel abandonado que ha pertenecido a la familia de su padre, a quien no ha visto en años y quien se encuentra muy enfermo. Como no tiene nada que perder, decide acompañar a su tía y a su primastra a Costaverde para recibir la herencia. En medio de aquel viaje, lleno de secretos, recuerdos e historias de fantasmas, Fer desarrollará una amistad que lo cambiará profundamente.

Este libro lo leí mientras atendía la FILIJ el año pasado. Así que lo leí entre niños que preguntaban por libros de terror, de aventura, libros graciosos, que preguntaban el precio de los libros, de papás que pedían "libros con valores" (no lo hagan, por favor), de maestras que perseguían niños y de gente que me preguntaba con libros con detalles como "tiene una portada roja" o "salen dos niñas en la portada" y nada más. Ya sé que todos esos datos no parecen de lo más interesantes para la reseña, pero créanme que tienen su importancia: leí este libro, finalmente, entre interrupciones, dejé muchas veces una oración a la mitad por atender a alguien y luego tuve que volver a regresarme al principio, lo leí de pie, cansada, pero lo leí. Lo maravilloso de leer en medio de un stand en una feria de libro es que probablemente es la única distracción que tienes en ese momento y nada que no sea un cliente te va a sacar de la lectura. Lo no tan maravilloso es que igual estás leyendo el único ejemplar abierto y de repente lo necesita tu compañero de quien sabe dónde para enseñarle a un niño las ilustraciones y se te pierde la página donde lo dejaste o que hay una lista de espera de gente que lo quiere leer después de ti. Sí, hay que ser rápido.

Cuando lo presentaron en la FIL Guadalajara (Socorro Venegas, Toño Malpica y el mismo autor, Jaime), Toño Malpica dijo que era un libro que no podías echarte en un sentón porque había que darle su tiempo. Bueno, yo me salté el consejo por la torera y lo leí en una FILIJ, corriendo porque había más gente que quería leerlo y me lo eché más o menos en un día (sí, leo muy rápido, este no es el punto). Los fantasmas de Fernando es un libro muy sencillo..., en apariencia. Fernando tiene la peor suerte del mundo, está decidido a quedarse encerrado en su cuarto hasta el fin de los tiempos (hello darkness my old friend) porque se le murió el perro, lo cortó la novia y no sé que otra tragedia de esas que los adolescentes creen que es el fin del mundo le pasó cuando llega su tía y le dice que su papá se está muriendo y que le va a dejar una herencia.

Una descripción gráfica de Fernando
Y allá va: a un pueblo en la mitad de la huasteca potosina, a reclamar la herencia. Pero no todo es tan sencillo. Una de mis cosas favoritas del libro, lo que hizo que me gustara mucho, es la manera en la que el narrador juega con el lector. Es un juego inteligente, porque desde el principio uno advierte que la narración no le está contando toda la versión de la historia. Fernando, el personaje, la suelta dosificada y como a él le conviene. Total, el personaje lo que quiere es ganarse las simpatías del lector, ¿no? O al menos, la simpatía por la historia. Alterna la historia de su viaje como adolescente con un viaje antiguo que hizo con su papá. En toda la historia hay varios misterios y algunos se adivinan rápido, otros no. El libro habla mucho de la relación de padres e hijos y de lo complicada que puede llegar a ser. Creo que ese es su punto fuerte, de verdad.

Es un libro sencillo (no le busquen cinco pies al gato cuando nada más tiene cuatro) y me gusta especialmente porque la evolución del protagonista a lo largo de la historia es palpable. Fernando se ve obligado a confrontarse con su mierda y con las consecuencias de lo que hace, con todo lo que al principio del libro está escondiendo de sí mismo y de los lectores. Las ilustraciones son de Roger Ycaza, todas muy bonitas y acompañan muy bien la narración. El libro lo pueden encontrar en la colección A la orilla del viento del Fondo de Cultura Económica, por cierto.

El triunfo de la memoria, Abril Posas


Sinopsis:  Los personajes de Abril Posas se enfrentan a dos problemas: la memoria y el dolor. Su defensa es trágica e inútil pero valiente. Son héroes vencidos que entienden que nuestras historias no son más importantes que las de los otros.
En "El triunfo de la memoria" los cuentos revelan la desesperanza en la que vivimos, el rostro del anonimato, de la nostalgia, del dolor de todo ese ejército de seres que somos o que hemos sido; y nos dice: somos un grupo de apoyo que recicla historias para sobrevivir.
De la poderosa generación de los nacidos en los ochenta, la voz de Abril Posas despunta como una de las piezas de nuestra nostalgia. Nace de la rabia y nos recuerda que los débiles olvidan sus cicatrices porque, a veces, esas marcas son pruebas de que somos héroes. Aunque no exista salida, los sobrevivientes de la memoria, entonces, son héroes sutiles y reales.

Este es un libro de relatos publicados por la editorial Paraíso Perdido que saqué de la Biblioteca Vasconselos un día que no encontré ningún otro libro. O sea, fue el pilón. El libro que si hubiera encontrado algún otro de la lista que llevaba, no me hubiera llevado. Ya sé que a ustedes puede no interesarles mucho las historias de cómo llegan los libros que llegan a mi vida y por qué los leo, pero de todos modos se las voy a contar (y me vale madres). No creo en ningún designio divido que haga llegar a los libros a nuestras manos cuando los necesitamos, no creo en ningún destino que nos arroje un libro a los pies, por creer no creo en el zodiaco. En lo único que creo es en las casualidades. El triunfo de la memoria fue una casualidad en mi vida.


Ahora, hablando sobre el libro en sí: es un libro promedio. O sea, no te voy a decir nunca que fue la mejor lectura de mi año, pero tampoco te voy a decir que fue la peor. Al final del día quizá ni me acuerde de todos los cuentos que estaban en el libro, pero sí me voy a acordar de los que más me resonaron (el de la amiga católica, por ejemplo, o el primero). El triunfo de la memoria, como compilación de cuentos, es bastante buena. Se nota que hay una cohesión entre los temas de los relatos (los recuerdos, la memoria, la falta de ella), que todos tienen una razón de por qué estar en donde están. Pero. Pero creo que no todos están a la misma altura los unos de los otros y que sólo unos pocos se me quedaron bien grabados.

Kudos por el libro
De todos modos, este es el primer libro en solitario de Abril Posas. Por lo que encontré sobre ella ha sido ya participante en otras antologías, pero este es el primer libro que publica ella solita. Y se me hace un libro muy bueno para empezar, creo que sabe de lo que habla, que sabe como transmitir muchas cosas y cómo mantener al lector en vilo. La cosa es seguir puliendo la escritura y eso es algo que nunca dejamos de hacer.

Algunas primeras veces, Ana Romero


Sinopsis: En este libro encontrarás una historia similar a la tuya. Inés va a enamorarse por primera vez. Ella también hará un desayuno, hablará por fin con sus padres y quizá aprenda a bailar. Sus encuentros son un torbellino de sensaciones que sólo tú podrás comprender.
La sucesión de estos momentos de inseguridad, ternura y amistad conformarán su identidad.

Primeras declaraciones: YO ADORO ESTE LIBRO. Estoy enamorada de él. Esa podría ser toda la reseña, pero bueno, no vamos a perder la mala costumbre de llenar de verborrea las entradas. Este es un libro que, por el momento, me parece que está descatalogado. Así que si lo encuentran y son la clase de personas que les gusta leer historias románticas coming-of-age que pasan en México, no duden en leerlo (si alguien puede prestárselos, si lo encuentran en alguna biblioteca, en una librería de viejo). ¿Y por qué me gusta tanto? Porque me identifico de todas las maneras posibles con la protagonista. Inés es un tipo de chica edgy que sólo quiere encajar en alguna parte a como dé lugar, no tiene ni idea de cómo relacionarse con sus papás ni con su propia adolescencia y está descubriendo que ser mujer no es algo bonito ni de cuento de hadas.

La trama es sencilla (un amor de verano) pero la narración esconde entre líneas muchas cosas. En Inés vi reflejada la inseguridad de la adolescencia en las mujeres, el enfrentarse por primera vez a la cara de los dobles estándares de la sociedad en la que vivimos (la eterna dicotomía entre la santa y la puta, sin ningún punto medio), vi la búsqueda de una identidad que todos intentamos construir cuando nos damos cuenta de que estamos creciendo. Para mí, Algunas primeras veces, fue un viaje a mi propia nostalgia (y ya he hablado de cómo los productos que apelan a mi nostalgia me interesan de manera especial, aunque les exija la misma calidad que a cualquier otra cosa) y fue ver reflejadas muchas cosas de mí que viví en mi adolescencia en un libro.

De verdad se los recomiendo mucho. Ana Romero no es la única autora que escribe de las chicas adolescentes de manera magistral (por ejemplo, Ojos llenos de sombra de Raquel Castro también es de mis coming-of-age favoritos) pero sí es una de las que lo está haciendo mejor. Entre líneas hay una crítica muy aguda a lo que la sociedad marca como correcto para las mujeres y a lo que les exige a los jóvenes. Eso le dio muchos puntos al libro, la verdad.


Y bueno, hasta acá llegan mis recomendaciones del día. Cualquiera de estos libros es muy bueno para conocer a autores mexicanos, no duden en contarme si leen alguno o tienen alguna otra recomendación en los comentarios.

martes, 8 de enero de 2019

Oscars Literarios (VIII)

¡Bienvenidos a la octava entrega de los Oscars literarios del blog! Se toma en cuenta todo lo leído durante el año 2018. Tuvieron que esperar algunos días, pero les juro que este top vale mucho la pena. Como siempre, hice algunos cambios en las categorías para adecuarlos a lo que leí este año, borré algunos géneros que no leí este (esperemos que vuelvan el próximo) y pues, sin más dilación, aquí están las mejores lecturas de 2018 para mí.


Mejor trama



Este, por supuesto, es para el magistral libro de El ministerio de la felicidad suprema, de la escritora india Arundhati Roy, que nos cuenta la historia del conflicto en Kashmir entre las páginas de su novela mientras lo entrelaza todo con la vida de una hijra de Dehli que vive en el barrio musulmán por excelencia. En las más de 500 páginas del libro, la trama se va entrelazando y los distintos personajes van contando sus propias historias mientras se habla de los conflictos en el país y las guerras que han ocurrido desde la partición. Muy interesante toda la historia, de verdad se los recomiendo.

Mejor escritora



Este puesto es, sin duda alguna, para Alexandra Kollontai. 2018 fue un año en que me decidí a explotar sus libros y sus artículos y salí encantada. Ya lo dije, Kollontai cura las dudas, el alma, lo cura todo. Su manera de explicar es tan sencilla que me sorprendí de lo claras que me quedaban cosas que no me habían quedado antes. La admiro, me gustaría que todos en el mundo en algún momento la leyeran (por eso le he dedicado bastante contenido este año y, por supuesto, seguiré haciéndolo en 2019). No olviden darle una revisada a sus escritos porque casi todo está disponible en internet. 

Mejor protagonista femenina



Sin duda alguna, creo que este puesto es para Agnes Magnusdottir de Ritos funerarios de Hannah Kent. Agnes Magnusdottir fue la última mujer condenada a muerte en Islandia por un asesinato y en este libro, Hannah Kent la recupera y nos muestra una versión novelizada de lo que pudieron haber sido los hechos. Agnes brilla en este libro, de verdad. La quise mucho durante todas las páginas de Ritos Funerarios y, a pesar de que conocía el final, no pude evitar sentirme triste por su destino. Me gustó mucho el libro y, por supuesto, lo recomiendo. Además, no creo que lo hubiera leído si no hubiera sido por la Travesía Feminista de Libros b4 Tipos.

Mejor protagonista masculino



Aquí no sabía qué poner, la verdad, me costó mucho decidirme entre algunos, pero creo que el título se lo merece Punkzilla, el adolescente que le da el título al libro de Adam Rapp. Me fascinó su historia, la manera que tiene el escritor de mostrar su vulnerabilidad, cómo cuenta la historia, la fortaleza de la que Punkzilla es capaz y, pues eso, la muestra de que no todo en la literatura juvenil son los chicos malos de las motos ni los inadaptados nerds, sino que entre ellos hay chicos rebeldes que no saben muy bien cuál es su lugar en el mundo, pero que ahí están, contando sus historias, deseando ser oídos. Les recomiendo mucho el libro que pueden encontrar en el FCE en la colección juvenil. 

Mejor cómic, manga o novela gráfica



Este año leí bastantes comics y no me decidía que poner, pero sin duda creo que este año el reconocimiento tiene que llevárselo Monstress de Marjorie M. Liu y de Sana Takeda. Quedé encantada con la historia y con el arte de este comic. Complicado como el sólo, claro (pero bueno, a mí me gustan las cosas complicadas, si mi manga favorito es de CLAMP), pero precioso y con una historia muy interesante. Apenas leí dos volúmenes, pero espero seguir estando tan encantada con los que siguen como con los primeros.

Mejor libro o álbum ilustrado



Aquí quiero hacer un reconocimiento para Nocturno de Isol. Admiro mucho a la autora e ilustradora argentina y, bueno, este año tuve el placer de ver, por primera vez, un ejemplar de Nocturno y de tenerlo en mis manos. Nocturno es un recetario de sueños, es un libro que brilla en la oscuridad, donde cada ilustración no es lo que parece cuando la vez en la noche. Nocturno es un libro prácticamente único en su género y que les recomiendo revisar el día que lo vean.

Mejor personaje secundario masculino



Aquí me encantaría reconocer a Chacko de El dios de las pequeñas cosas. El tío marxista e intelecutal que se fue a casar a Inglaterra y tiene una niña inglesa y está orgulloso de ello con su familia. El dios de las pequeñas cosas es la historia de una familia que vive en Kerala, el sur de la india, ese pequeño lugar en el mundo donde comparten lugar los militantes marxistas con los religiosos cristanos y los hindúes y de repente algunos musulmanes y todo está rodeado de sincretismo. Chacko me sorprendió en el libro por los muchos matices que tiene, de verdad. Libro super recomendado.


Y pues no quería borrar a Chacko porque de verdad me encanta como Arundhati Roy plantea el personaje pero me vi en la necesidad de también reconocer a otro personaje maravilloso de otro libro maravilloso que leí los últimos días de 2018. Y pues mientras más buenas lecturas, mejor, ¿no? Bueno, aquí quiero aprovechar para hablar de H, de la novela Volver a casa de Yaa Gyasi. Tuve mis conflictos para elegirlo a él entre los distintos personajes (y ponerlo en esta categoría, porque es el protagonista de una de las historias que colectivamente conforman volver a casa), pero finalmente, creo que es el que más me gustó (aunque Yaw y Kojo quedaron cerca). Me fascina su historia, su fortaleza, sus convicciones, creo que es un personaje magnífico.

Mejor personaje secundario femenino



No me decidía a cuál de las mujeres de El vagón de las mujeres de Anita Nair poner pero finalmente me decidí por Margaret. Su historia fue una de las que más me resonó, que más me gustó (quizá no la que más), pero ella, en definitiva, es mi favorita. Su actitud de armas tomar, el deseo de tener el control de su propia vida, de recuperarlo de las manos de su marido, esa manera que tiene de caracterizar todo según elementos y soluciones químicas me fascina. Es la más divertida de las mujeres del libro, pero también la más aterradora. Les recomiendo el libro, seguro alguna de las seis historias les hará clic.

Mejor libro de no ficción



Aquí también tuve dudas porque leí grandes cosas en el género, pero finalmente el premio se lo lleva Nuevas perspectivas para la liberación de la mujer de Stefan Engel y Monika Gärtner, un libro bastante bueno, escrito desde el análisis marxista que analiza el movimiento de liberación de la mujer en el siglo pasado, específicamente en Alemania. Me falta escribir una entrada dedicándole un poco de tiempo, pero lo haré esté mes, creo. Definitivamente una muy buena lectura que ahonda en las limitaciones de algunas (muchas) corrientes feministas y en la situación material de las mujeres.

Mejor libro infantil o juvenil



Aquí voy a poner un libro que leí prácticamente al inicio de este año, pero creo que, aunque hay muchas cosas que se le han acercado, todavía ningún libro lo supera. La casa de los tres perros de Agustín Cadena, una historia de fantasmas ambientada en una vieja vecindad de la ciudad de México, que habla de la muerte, el duelo, la nostalgia de los fantasmas por la vida y todo lo embute en un libro apenas juvenil, con un fantasma enamorado de una niña viva y un montón de misterio. Muy recomendado, sobre todo si les gustan las historias del tema.

Mejor antología de cuentos



Aquí voy a recomendar cuentos de terror. Es un género que no leo demasiado, pero creo que este libro lo merece: El horrible sueño de Harriet de Anthony Horowitz. Son nueve (¿u ocho?, realmente nunca me acuerdo) historias macabras que me sorprendieron porque definitivamente representan una innovación en el género. Una cámara que mata todo lo que toma, una tina que en vez de agua echa sangre, una videojuego que te atrapa, todas las historias son magníficas y me costó adivinar el final, aunque de repente presentía lo que podía pasar en cada una de ellas.

Mejor libro


 
La única razón por la cual no exploté al poner el ganador de no-ficción es precisamente porque su principal rival ganó aquí: La mitad del cielo de Claudie Broyelle. Fue, sin duda alguna, una de las mejores lecturas del año. Mi pdf está lleno de anotaciones, de subrayados y de apuntes. Creo que ya he hablado demasiado de él, pero este libro habla de la experiencia colectiva de las mujeres en China en la época de la revolución cultural. Lectura ampliamente recomendada, y además disponible de manera libre en internet. 

martes, 11 de diciembre de 2018

Paisaje con mano invisible, M. T. Anderson | Reseña

Sinopsis: En esta novela futurista, una especie alienígena conocida como "vuvv" se apodera de la Tierra sumiendo en la pobreza a sus habitantes. Para hacer frente a esta nueva realidad y ayudar a su familia, después de que su padre los ha abandonado, Adam decide participar con su novia Chloe en un programa donde las parejas se conectan en vivo para trasmitir su experiencia de amor a los vuvv. Al principio todo sale bien, pero con el paso de los episodios la relación se deteriora y la convivencia se vuelve insoportable. Adam se refugia más aún en los paisajes que dibuja. No son las pinturas que los vuvv comprarían, pero a él le permiten plasmar la verdad de lo que vive su pueblo. Cuando es seleccionado para participar en el concurso de arte interplanetario de adolescentes tendrá que decidir si está dispuesto a sacrificar sus ideales por una oportunidad que podría cambiar la suerte de su familia y conseguir la cura de la enfermedad que sufre. Paisaje con mano invisible es una novela breve pero profundamente sagaz que traslada al lector a un escenario no tan lejano y lo orilla a cuestionarse sobre temas urgentes hoy día.

¿Qué precio tiene la raza humana? ¿Cómo la vendemos? Les juro que creo que este libro es magistral al demostrar que la cultura no la podemos vender, que no es un producto de consumo y que me recuerda a los turistas europeos en la India que creían que la India eran esa fantasía que habían visto en los libros y en las películas, que eran incapaces de enmarcarla en el mundo moderno, que se referían como disfraces a la ropa, que eran incapaces de comprender que existiera el pop indio, la música electro, que se habían quedado con lo que ellos creían que eso era lo tradicional. Obviamente, también me recuerda a las suposiciones que se hacen sobre México. Sobre la música que escuchamos (siempre folclórica), sobre cómo nos vestimos o la manera en la que vivimos. Eso es justamente lo que pasa en Paisaje con mano invisible entre los vuvv y la humanidad. Para los vuvv, los seres humanos son seres que sólo pintan naturalezas muertas, que viven y se visten como en los años cincuenta, creen en el amor eterno y sólo escuchan a Elvis Presley. Y que además son profundamente espirituales. No hay nada más que eso. Para los vuvv, la humanidad es sólo un cúmulo de suposiciones que han hecho con base en lo que han observado.


La verdad, es que este no es el tipo de libros a los que suelo acercarme a primera vista. Ni el título, ni la temática. Soy muy dejada con la ciencia ficción y en su mayor parte, no me llama tanto como otros géneros. Entonces, para leer este libro, me lo tuvieron que spoilear entero. No lo hubiera leído de otra manera. Es una de las novedades del Fondo de Cultura Económica en su colección A través del espejo, la colección juvenil, entonces yo tenía que conocerla, por fuerza. Así que me contaron toda la historia de Adam y cómo había quedado Estados Unidos tras la llegada de los vuvv y fue cuando dije "de aquí soy". El declive que se presencia en este libro no es algo que no estemos viviendo ahora mismo. Los ricos se hacen más ricos, los pobres más pobres, el capitalismo es insostenible, pero unos cuantos creyentes se emperran en creer en el libre mercado. Los que salieron beneficiados de los tratos con los vuvv se enriquecen cada vez más, los que no, pierden sus trabajos, sus casas, lo pierden todo. ¿Les suena conocido? A mí sí. 

Adam es el único sostén de su familia cuando su padre huye porque siente que no es lo suficientemente hombre al no poder mantener a su familia (podría hacer todo un análisis sólo de ese capítulo, pero esto quedaría demasiado largo) y su madre no puede conseguir trabajo porque hay demasiados desempleados y muy pocos trabajos. Adam cuenta que solía ser cajera, pero que la tecnología de los vuvv la dejó sin trabajo. Ahora, sólo pide trabajo para servir consome en una fonda. No hay más. Todo lo han sustituido las máquinas. Los humanos sobreviven como pueden, esforzándose en demostrar que están ahí, que no son sólo lo que los vuvv creen que son o convirtiéndose en lo que los vuvv esperan de ellos, lo que funcione mejor según el caso.

Adam y su novia, Chloe, se inscriben en un programa de parejas para conectarse en vivo durante sus citas y compartir su experiencia de amor con los vuvv. Sólo hay un pequeño problema: los vuvv creen que el amor humano es algo que en realidad no es, no lo entienden y sólo quieren ver aquello que ellos creen que es el amor humano. La cosa funciona por un rato, hasta que deja de funcionar. Y eso es justo algo que me gusta del libro: es una caída en picada. Me recuerda mucho a Alicia cayendo en picada por la madriguera, porque a cada capítulo que pasa se hace más obvio que no hay ninguna clase de regreso posible, al menos no por el mismo camino. Adam va internándose más y más y más y más en los problemas, incapaz de salir de ellos, impotente por no ser lo que los vuvv quieren que sea y a la vez furioso con aquellos que les siguen el juego

Hay una escena que me gusta mucho, que es cuando encuentra a uno de sus compañeros vendiendo figuras religiosas. Vende a Shiva en los brazos de la virgen María, a Jesús como un dios hindú, a dioses de otras religiones crucificados. En su patio delantero tiene un popurrí de religiones sin sentido para la humanidad, pero que a los vuvv les fascina. Adam se enfurece y habla de que están vendiendo su cultura, todas las culturas, de que las está haciendo una masa irreconocible y las está vendiendo, como si fuera algo con lo que se pudiera comerciar. Me encantan todas las reflexiones que se pueden hacer partiendo de ese pequeño punto, porque es algo que vemos que sucede. Ya comerciamos con la cultura y las tradiciones de una manera desesperada, porque para muchos es la única forma de sobrevivir. ¿Cómo le dices a alguien que no lo haga si la opción es morirse de hambre? ¿Y cómo lo haces sabiendo que lo que estás comerciando con la cultura, con la identidad y con lo que eres? 

No les cuento más de la trama del libro, pero sí quiero hablar en especial de que me gusta que un libro juvenil provoque tales reflexiones. Estoy muy peleada con algunos libros estadounidenses distópicos porque no entienden la revolución, ni la resistencia, pero este parece reflejar muy bien las condiciones de "libre elección" bajo el capitalismo en las que vivimos. Adam es libre de elegir lo que quiere hacer, pero si no elige lo que los vuvv (aka la burguesía) quieren que elija, la opción es morirse de hambre. Me alegra que un libro juvenil norteamericano planteé eso, que lo ponga sobre la mesa. Que, por un momento, nos olvidemos del elegido que salva al mundo y lo cambia todo y nos enfrentemos a los que viven en un mundo que no pueden cambiar solos.

Paisaje con mano invisible me parece una excelente novela de ciencia ficción. No es lo que esperaba, pero sí más de lo que esperaba. Superó con creces mis expectativas. Se las recomiendo mucho.