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Viana es una
doncella y ha sido educada como tal. Y además, es ingenua. Viana sueña con
casarse en primavera con Robian de Castelmar, cuando en medio de los festejos
del solsticio de invierno se entera que la guerra contra los barbaros va a estallar.
Y entonces, todo el libro empieza a complicarse.
Viana es,
quizá, el personaje que más cambia en la novela. Educada como doncella,
egoísta, y muy ingenua (incluso cuando está bajo el yugo de los bárbaros) pasa
a ser una superviviente que tiene que aprender a valerse por sí misma (como
nota, es muy divertida la escena en la que intenta negarse a que la enseñen a
usar un arco). Lo único malo es que Viana hace lo que le viene en gana y no se
molesta en ser cautelosa y planificar las cosas: es impulsiva.
La historia
se va complicando conforme el libro avanza, y entonces, aparece Uri: un desconocido
con el pelo verde y la piel extraña, tan sincero como un niño. Uri resulta un
misterio, ¿quién es?, ¿de dónde viene?, son sólo algunas de las preguntas que
se plantean en torno a él, y —si se ponen a pensar un poco, puede que acierten
que su origen—.
Realmente no
sé que más contarles de esta historia: es la historia de cómo una doncella
termina en medio de una guerra y acaba como superviviente (y no precisamente
uno muy inteligente), como se enamora, y se siente traicionada… Básicamente es
Viana creciendo a trompicones y a tropezones mientras intenta desesperadamente
ayudar a su pueblo diezmado por los bárbaros mientras se da cuenta de que en el
Gran Bosque nada es lo que parece.
—Porque puede que descubras el misterio o puede que te enfrentes a una muerte segura. ¿Quién sabe? Muchacha, te contaré algo: el mundo está lleno de historias. Todas las personas y todas las cosas tienen historias que contar. A algunas se llega a través de la gente como yo, que las relata para que no se olvida. Otras, en cambio… se viven.
Nea