Para el mes de marzo en Libros b4 Tipos decidimos que nos íbamos a centrar en Centroamérica y el Caribe para nuestra lectura del mes y dejamos que los lectores escogieran cuál iba a ser entre tres libros diferentes de la autora cubana Wendy Guerra: Negra, Domingo de revolución y Todos se van. El voto popular decidió que leyéramos Negra, pero yo leí los tres. No es porque crean que yo soy muy responsable, es que para cuando se hizo la encuesta yo ya había leído Negra y ya había leído Todos se van y sólo me quedaba Domingo de revolución pendiente, así que me dije que era buena idea aprovechar.
Wendy Guerra es una autora cubana que radica en Cuba, en La Habana y ha colaborado con diversas revistas y periódicos de todo el mundo. Sólo una de sus novelas, que no he leído, ha sido publicada en Cuba hasta el momento (Posar desnuda en La Habana). Escribe prosa y poesía y varios de sus libros (especialmente los publicados por Anagrama) los pueden encontrar en esta plataforma maravillosa conocida como Bookmate. Si quieren leerlos recuerden que yo tengo un código de Bookmate que les recordaré abajo para que consigan un mes gratis si son nuevos suscriptores. Ahora sí, pasando a lo que nos atañe, vamos a hablar de libros. Los acomodé en el orden en el que los leí porque creo que eso me ayudará a ordenar mis impresiones sobre Guerra.
Negra
Sinopsis: Nirvana del Risco es la primera heroína negra cubana que se muestra desnuda, abierta y descarnada ante lo que por prejuicios muchos esconden: la bisexualidad, el racismo, la política, el miedo y la cercana intimidad con el enemigo. Hija de la generación de los años 60 y rebelde protagonista habanera en los 2000, recorre el camino entre lo prohibido y lo sagrado, revelando así ocultas recetas asentadas en una cultura afrocubana (Regla de Ocha). Rituales que van desde la dinástica brujería cubana, aquella que pocos aceptan abiertamente y se usa en rituales y conjuros cotidianos, hasta el complejo equilibrismo entre raza, sexo, política y religión. Nirvana huye del oráculo convencida de que el culto afrocubano conserva la leyenda de su vida, pero decide liberarse y cambiar las reglas, desobedecer la letra que le dictan los orishas, retirando así de su vida los antídotos a terribles designios que la acompañan desde su nacimiento. Condimentos endémicos, acentos oriundos y sensuales, sabores agridulces y tropicales revelan una parte escondida de la mezclada nacionalidad cubana. A esta modelo criolla e ilustrada se le presenta un camino épico, único y oscuro que atraviesa con arrojo, ruta pasional entre Cuba y Francia, donde intenta asentarse, derribando tópicos y rompiendo los estigmas que significan ser hoy en el mundo una hermosa mujer cubana y negra como la noche. El destino trágico de esta heroína narra una parte sensible y poco explorada por la literatura femenina latinoamericana. Con un lenguaje mágico y contemporáneo, la autora nos invita a un viaje singular bañado por sublimes Lágrimas negras. La palabra «Negra» es para algunos un término tabú; para la protagonista de esta espléndida novela contiene toda la música, el sabor y el sentimiento de su cuerpo, su alma y su nación.
Creo que en todos los libros de Guerra encontramos cosas que esperamos de Cuba y cosas que no esperamos. Cuando yo iba en la primaria recuerdo que me contaban que Cuba era un infierno en la escuela porque eran comunistas y en mi casa siempre fueron admirados de Castro y del Che, así que recibí muchos mensajes encontrados. Negra fue el primero para mí y, definitivamente, creo que por cualquier libro de Wendy Guerra que empieces te vas a encontrar con esos contrastes entre lo que esperan (lo que te cuenta la gente de lo que oyó que le contó un amigo sobre Cuba) y lo que no esperas (lo que saben los que viven en la Habana). De hecho, el libro juega con eso:
Lu se quejó a los anfitriones, pero nuevamente se escandalizaron, pues lo que se le da a alguien del Tercer Mundo es de agradecer; y si vienes de Cuba mucho peor: se supone que te están salvando la vida
En Negra, además de encontrarnos de lleno con un país y una ciudad llena de misticismo como es La Habana, nos encontramos con su protagonista, Nirvana, una cubana negra que sufre el racismo y el doble estándar y huye de las tradiciones de la brujería y los conjuros mientras intenta, digámoslo de alguna manera, encontrarse.
En realidad lo de encontrarse es un poco trampa porque no me queda claro qué tan perdida está, pero por la voz narrativa, intuyo que mucho. Wendy Guerra tiene una voz narrativa que no varía demasiado de novela a novela, sin embargo, aunque no haya tanta diferencia, ninguna de sus novelas se parece a la otra. Así que, a su modo, aunque las voces se parezcan (porque los tres libros que están aquí los narra en primera persona), las protagonistas son muy diferentes entre sí. Lo que nos lleva, precisamente a la protagonista de este libro: Nirvana alza la voz con todas sus opiniones, busca lo que quiere, huye de designios que no le favorecen. No es definitivamente una heroína (Anagrama, get your shit together para hacer sinopsis) afrocubana. Quiero analizarla a fondo porque no sé hasta donde lleva Nirvana y hasta donde llega la visión que Guerra tiene de ella como única representación de la mujer negra.
Porque durante todo el libro (y aunque Nirvana hable al contrario), queda claro que no es más que una representación del imaginario general de La Mujer Negra, parte token, parte personaje de verdad. Y es que hay partes y partes. Cuando el libro se refiere a su sexualidad, parece abordarlo desde el fetiche (más bien, toda una colección de ellos), es como un token. Cuando el libro habla de racismo en general (con excepciones) dice las cosas bien, pero muchas veces con un discurso aprendido de memoria que no suena tan natural. Sin embargo, al hablar de política, de Cuba, de la visión de Cuba en el extranjero, al momento que Nirvana cuestiona el idealismo de los franceses con respecto a cuba, creo que florece más como personaje de verdad que como un token.
Lo que me hace preguntarme cómo planeaba escribirlo Guerra y si lo hizo por medio de supuestos que tiene sobre la comunidad afro de su país. La verdad es que no puedo saberlo. Y como dice Roxane Gay: no hay problema en escribir sobre algo que no eres (porque de otro modo caemos en una espiral sin remedio de políticas de identidad), pero hay que hacerlo bien. Por eso creo que Guerra falla en algunas cosas y lo hace magistral en otras. Cuando Nirvana habla del ser cubano, es magistral, porque sospecho que eso es algo que Guerra conoce de primera mano.
Por lo demás, sólo quiero anotar Wendy Guerra hizo un gran trabajo incluyendo las recetas de todos los conjuros en el libro, al final de los capítulos; que me hubiera gustado que ciertas partes fueran menos apresuradas, pero con el contenido en general de trama quedé un poco satisfecha (tengo quejas sobre la manera de presentar el discurso, pero el libro tiene un núcleo argumental que se mueve, así que estructuralmente no hay problema). Ya para acabar nada más voy a rescatar una cita que me encantó porque básicamente se mete con el primero mundo:
Podíamos contarle a la prensa que esa fundación se embolsaba el dinero de las becas para estudiantes, y que estábamos pasándola mal, pero no: sólo te creen si hablas algo malo de Latinoamérica o de África, de los árabes, es lo corriente. Pero si hablas duro y te quejas muy fuerte de este Primer Mundo, pocos estarán dispuestos a aceptarlo.
Recuerden que el libro lo pueden encontrar en Bookmate aquí.
Todos se van
Sinopsis: Relato en forma de diario personal que abarca de los ocho a los veinte años de Nieve Guerra. Todos se van narra la infancia y la adolescencia de su protagonista, quien, desde su nacimiento, viaja a la deriva de su propia vida gracias a que el Estado cubano decide su destino, siempre supeditado a un incierto desenlace signado por un matiz político-social. Nieve resiste la vida azarosa de sus padres y el pánico de crecer en una sociedad controladora hasta la asfixia que le va restando todas sus posesiones afectivas. Nieve es una sobreviviente, sagaz protagonista generacional de los cubanos nacidos a partir de 1970 que necesitan existir en primera persona desde una experiencia gregaria y colectiva que desemboca en la diáspora insular. Todos se van es una novela de ficción que recrea el diario de infancia de su autora, quien escribe en su cuaderno mientras espera en su isla el regreso de sus amores. Ha sido llevada al cine por Sergio Cabrera en 2014. El diario continuará… La primera edición de Todos se van ganó el 1.er Premio de Novela Bruguera (editorial entonces dirigida por Ana María Moix) el 2 de marzo de 2006, otorgado, en calidad de jurado único, por el escritor Eduardo Mendoza: «Una conflictiva vivencia personal y social narrada sin prejuicios de ningún tipo, un viaje instructivo y enriquecedor.»
Nacer en Cuba ha sido mimetizarme en esa ausencia del mundo al que nos sometemos. No he aprendido a usar una tarjeta de crédito, no me contestan los cajeros. Un cambio de avión de país en país puede descontrolarme, dislocarme, dejarme sin aliento. Afuera me siento en peligro, adentro me siento confortablemente presa.
Este libro se me metió en el ojo y me hizo llorar. A ver, entiendan, una vive en una casa donde la revolución Cubana es tema de sobremesa, el Che es un héroe y Fidel siempre es tema de conversación. Como quien dice, la idea que aquí tienen de Cuba es bien diferente a la que te dicen que es en realidad, pero bueno, este libro les va a romper la burbuja: ninguna de las dos es cierta. Este libro se me metió en el ojo porque además coincidió con leer a Kollontai, analizar los supuestos gobiernos socialistas del mundo (practicamente ninguno lo es) y enfrentarme a crisis políticas en mi vida. Qué mejor que aderezar todo eso con un coming of age de una chica cubana llamada Nieve escrito por Wendy Guerra; como mujer, el libro me desgarró en todos sentido; como mujer y además marxista, la mamá de Nieve fue uno de mis personajes favoritos en todo el libro (pero ya llegaremos a eso).
Bueno, en este libro se abordan un montón de temas que sólo podrían ocurrir todos juntos en un coming of age que ocurre en Cuba. Nieve viene de una familia problemática con un papá ausente que busca maneras de joder a su mamá, eso incluye pelear la custodia de Nieve cuando la niña le interese cero y nada y no esté dispuesto a hacerse cargo de ella y la maltrate (cosa que muchos hombres hacen). Tiene una madre enamorada de un extranjero al que planea seguir si un día le dicen que tiene que abandonar Cuba, aunque las cosas nunca salen como Nieve lo espera y todo un background político que adorna la novela.
Les digo que el personaje de la madre me sorprendió en todo sentido por muchas razones. Uno de ellos, es su agudo sentido de la política. Resulta que la madre de Nieve nació en el territorio cercano a la bahía de Guantánamo antes de la revolución, lo que en algún momento la hizo américana (o con posibilidades de serlo) y ella eligió apoyar a la revolución y quedarse en Cuba aun cuando toda su familia se fue. Por eso, dice Nieve, su mamá es hija de la patria, no tiene padres en sus documentos, es hija de Cuba. Y a lo largo de todo el libro se siente su desencanto con algunas cosas. Nieve dice que su mamá, una mujer que conoció al Che cuando era adolescente, desprecia increíblemente que en las escuelas apoyen ir a vandalizar las casas de los que han elegido irse de Cuba. Es una mujer que por medio de comentarios a medias o reacciones que son apenas perceptibles muestra su desencanto con partes de su país. Y como Wendy Guerra narra eso es increíblemente hermoso.
Mi madre me dice que si quiero vivir sin hablar de política tengo que irme a Canadá, a una aldea bien fría donde vive gente que tala árboles y ni se entera ni le interesa el nombre del presidente que gobierna ese país. En Cuba, según ella, la política está en lo que te comes, en lo que te pones, en dónde vives, en lo que tienes y hasta en lo que no tienes.
El libro en sí es muy corto y le da vueltas a la idea de querer salir de Cuba y no poder; querer salir pero estar atada y no querer cambiar del todo. Todos se van es una historia muy melancólica, pero muy hermosa. Porque para Nieve todos se van, pero ella se queda. Todos se van y ella se queda y ni siquiera está segura de si en verdad quiere irse. Les recuerdo que lo pueden encontrar en bookmate aquí.
Domingo de revolución
Sinopsis: Ésta es la historia de Cleo, joven poeta residente en La Habana, una autora bajo sospecha. La Seguridad del Estado y el Ministerio de Cultura creen que su éxito ha sido construido por «el enemigo» como un arma de desestabilización, una invención de la CIA. Para determinado grupo de intelectuales del exilio, en cambio, Cleo es, con sus aires críticos, una infiltrada de la inteligencia cubana. Atrapada en este vaivén de elucubraciones, prohibida e ignorada en Cuba, Cleo es la controvertida pero exitosa escritora traducida a varias lenguas que estremece a quienes la leen fuera de la isla. Sus textos narran el final de un largo proceso revolucionario de casi sesenta años. El domingo de una intensa semana de revolución que ya ha conocido dos siglos. Enclaustrada en una hermosa mansión de El Vedado bajo la maravillosa luz de una ciudad detenida en el tiempo, Cleo vive una aventura sentimental con un actor de Hollywood al mismo tiempo que «descubre» a sus padres y resiste en un país que la culpa por su gran pecado: escribir lo que piensa. Mientras Wendy Guerra creaba esta ficción en La Habana, la realidad entraba por la ventana, modificando la trama e interviniendo en ella, contaminando, con sus procesos históricos, los sucesos dramáticos que aquí se narran en tiempo real. Con esta novela, Guerra se confirma como una de las autoras latinoamericanas más agudas y sofisticadas en la construcción de sus historias. Una obra marcada por el fino humor con el que esboza la tragedia cubana, por la naturalidad con la que describe sin prejuicios una realidad que conoce al dedillo y por el lenguaje sonoro con que evoca una ciudad asediada por la música, el mar y la política cotidiana.
Y esta es, finalmente, la última novela de Wendy Guerra que leí. Ahora puedo decir que conozco a Wendy Guerra un poco más, porque en todas sus novelas, lo único que se tiene en común, es el apego a La Habana y a Cuba. Los personajes son completamente diferentes en todas y las maneras de retratarlos van variando. Domingo de revolución lo protagoniza Cleo, una escritora que radica en La Habana pero que nunca ha visto sus libros publicados en su propio país. Al ser la protagonista una escritora que no ha visto sus libros en su propio país (tal como ha ocurrido con varios libros de Wendy Guerra), todo el libro me hace preguntarme qué tan inspirada está Cleo en la propia autora, cuánto se vio reflejada en ella.
Domingo de revolución lidia con la censura cubana, pero más que con eso, lidia todavía más que las novelas anteriores con esa dicotomía de irse/quedarse y lo que implica. Pareciera que Cleo quiere irse, pero nunca para siempre. Es un tema común entre los cubanos y sobre todo en los libros de Guerra, lo que me hace pensar que es un dilema que tiene y que vive la propia escritora. Además, de los muchos otros temas tratados en este libro, me gustó la relación de Cleo con su empleada doméstica, esa relación de protección mutua, donde ambas se entienden en su condición de mujeres, aunque, evidentemente, los intereses de Cleo siempre andan por las nubes.
De todos los libros, quizá esté me dejó un poco más indiferente que los anteriores, pero no para mal. Simplemente siento que está bueno aunque no llega al nivel que le vi a Todos se van, ni tengo grandes quejas sobre él. En Domingo de Revolución, Cleopatra también está intentando descubrirse cuando un hombre llega y la cambia la historia de su familia que conoce. Es increíble ver reflejadas las relaciones de Cleo con los hombres y darse cuenta cuando son rapaces y sólo buscan de qué aprovecharse para sacar ganacia. Casi duele, porque la narradora es Cleo y nos vuelva todos sus sentimientos sobre el papel. La verdad se los recomiendo bastante y lo pueden encontrar en bookmate aquí.
Si quieren probar Bookmate y leer algo de estos libros, les traigo un código por un mes gratis: NEAPOULAIN. Sólo lo tienen que hacer válido en este link y ya están bien puestos para leer. El código será válido hasta el 31 de julio, así que tienen tiempo pa' pensar, pero no se tarden mucho, ¡que el tiempo corre!
Y esta es, finalmente, la última novela de Wendy Guerra que leí. Ahora puedo decir que conozco a Wendy Guerra un poco más, porque en todas sus novelas, lo único que se tiene en común, es el apego a La Habana y a Cuba. Los personajes son completamente diferentes en todas y las maneras de retratarlos van variando. Domingo de revolución lo protagoniza Cleo, una escritora que radica en La Habana pero que nunca ha visto sus libros publicados en su propio país. Al ser la protagonista una escritora que no ha visto sus libros en su propio país (tal como ha ocurrido con varios libros de Wendy Guerra), todo el libro me hace preguntarme qué tan inspirada está Cleo en la propia autora, cuánto se vio reflejada en ella.
Domingo de revolución lidia con la censura cubana, pero más que con eso, lidia todavía más que las novelas anteriores con esa dicotomía de irse/quedarse y lo que implica. Pareciera que Cleo quiere irse, pero nunca para siempre. Es un tema común entre los cubanos y sobre todo en los libros de Guerra, lo que me hace pensar que es un dilema que tiene y que vive la propia escritora. Además, de los muchos otros temas tratados en este libro, me gustó la relación de Cleo con su empleada doméstica, esa relación de protección mutua, donde ambas se entienden en su condición de mujeres, aunque, evidentemente, los intereses de Cleo siempre andan por las nubes.
De todos los libros, quizá esté me dejó un poco más indiferente que los anteriores, pero no para mal. Simplemente siento que está bueno aunque no llega al nivel que le vi a Todos se van, ni tengo grandes quejas sobre él. En Domingo de Revolución, Cleopatra también está intentando descubrirse cuando un hombre llega y la cambia la historia de su familia que conoce. Es increíble ver reflejadas las relaciones de Cleo con los hombres y darse cuenta cuando son rapaces y sólo buscan de qué aprovecharse para sacar ganacia. Casi duele, porque la narradora es Cleo y nos vuelva todos sus sentimientos sobre el papel. La verdad se los recomiendo bastante y lo pueden encontrar en bookmate aquí.
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