Sinopsis: Nora Grey, una alumna aplicada en busca de una beca para la universidad, vive con su madre viuda en una granja a las afueras de Pórtland, Maine. Cuando Patch se convierte en su nuevo compañero de instituto, Nora siente a la vez atracción y repulsión hacia este extraño personaje que parece tener acceso a sus pensamientos. Luego se entera de que Patch es un ángel caído que quiere convertirse en humano. Nora está bajo su control, pero hay también otras fuerzas en juego y de repente se encuentra viviendo hechos inexplicables y en medio de una situación muy peligrosa.
Les traigo el primer libro que salió para el
que leo, que reseño, el más votado, el que alguien descubrió que yo no había leído y todos decidieron votar para que me torturara. Bueno, me mintieron: no es el peor libro que he leído todavía en la vida y Patch no es el peor protagonista masculino que me ha tocado (
¡Hola, Hardin!, ‘¿cómo te va?). Pero bueno, de todos modos Hush Hush es un libro terrible, así que lo vamos a destripar, como dijo Jack el Destripador, así que, ¿por dónde empezamos? (
Advertencia: hay spoilers).
Creo que por el principio: la redacción de Becca Fitzpatrick. Es tan mala como anodina, irrelevante, poor prose, sobreadjetiva cosas, pone adjetivos rarísimos al lado de sustantivos que no les quedan, hace comparaciones terribles y que se huelen desde mil kilómetros antes y yo todavía no puedo superar como describe los ojos. Quiero que por favor se sienten y piensen en la expresión «fríos ojos». Soy capaz de imaginarme una mirada fría, de esas de asesinato que te dirigen cuando hiciste algo más o te odian y parece que el ambiente alrededor se congela, pero, ¿unos ojos fríos? Me estoy preguntando como se comprueba eso o si se los metieron en hielo. Por favor, si van a dedicarse a escribir, piensen qué están escribiendo y si quieren verse poéticos por qué sí o si lo ponen porque han leído esa expresión mil veces o si tienen demasiada pereza para inventarse otra manera de describir a los ojos y las miradas. («Mirada fría» es aceptable, sólo que tengo que reconocer que una frase que diga esas dos palabras como descripción no me hará detenerme, ni para bien, ni para mal). Creo que no tengo nada más que decir de Becca Fitzpatrick ni de quien tradujo el libro (porque creo que hay que compartir un poco las culpas, si traduces todo casi literalmente es normal que la traducción quede con adjetivos raros).
Ahora vamos al asunto que más les importa, a ustedes y a mí. Porque que Hush Hush esté mal escrito no es nada nuevo, eso ya lo dijeron mil y una reseñas antes de mí (creo porque sólo leí una hace seis años en un blog que se llamaba El cementerio de los libros olvidados y cuya muerte fue una gran pérdida a la blogósfera). Entonces vamos a analizar este libro con perspectiva de género. Oh, sí, ya llegó el feminismo a su blog preferido. Hush Hush es un hijo del fenómeno Crepúsculo, hay muchas similitudes tan calcadas que es imposible negarlo. A su modo, Crepúsculo es hijo de otro fenómeno mucho más viejo que ya lleva años y décadas y quizá siglos en nuestras vidas. Crepúsculo, y Hush Hush y todos esos libros que critico de protagonistas malotes (After, Besos entre líneas, Medianoche) son hijos del fenónemo del chico malo de la moto y la chamarra de piel que enamora a la chica buena porque ella saca lo mejor de él.
El chico malo lleva mucho en nuestras vidas. Nos encanta. ¿Saben que mi personaje favorito de Memorias de Idhún es Kirtash y que empezó a gustarme por el aura de malote? (Luego ya me gustó porque me gustaba su visión del amor, hoy diría que era poliamoroso y básicamente era el único con cerebro del trío protagonista). El chico malo de la moto es Danny de Vaselina enamorando a Sandy. El chico malo de la moto es Elvis Presley bailando «inmoralmente» para los adultos de la época. El chico malo de la moto es Marlon Brando y James Franco enamorando a las chicas. El chico malo de la moto es Edward Cullen el vampiro de más de cien años guapo y misterioso. En algún momento, ese chico se convirtió en Edward y luego Edward se convirtió en Patch para apoyar una narrativa que nos encanta que es el chico malo con la niña buena vivieron felices para siempre.
La narrativa del chico malo es una masturbación mental, la creencia de que son buenos en el fondo y de que una buena chica de corazón puro puede salvarlos es pura fantasía. Apoya al patriarcado y a la heteronorma. Es una historia a la medida de esas dos cosas. Nos la pusieron para que nos enamoráramos de ella y lo hicimos. Y cuando lo hicimos, nos dijeron «pendejas, estúpidas» y nos dijeron que nos merecíamos a los chicos malos de la vida real. Sólo que hay un problema, el chico malo de la moto y la chamarra de cuero en realidad puede ser cualquiera. Puede ser tu hermano, tu amigo, tu papá, el güey que te acosa, el de la playera polo, el «buena familia», el de los lentes estudioso, tu novio, el novio de tu mejor amiga, el pandillero de la esquina, el güey al que sus papás le compraron el Mercedes por su cumpleaños dieciocho, el pendejo que sale con tu vecina, el que vende discos en la esquina, tu profesor, el director de una empresa, el mejor promedio de la generación, un genio en la física, el güey que trabaja en un banco, el jardinero, el que lleva al super a sus hijos, tu abuelo, tu tío, el chico becado de la escuela. ¿Se entiende? Cualquiera. En la realidad el chico malo de la moto es malo de verdad. Pega, abusa, mata. En la realidad, las mujeres que se enamoran de ellos a veces acaban en una zanja abandonada.
El chico malo de la moto y la camiseta negra y la chamarra de cuero y la mirada misteriosa se queda en la ficción, en la narrativa, ahí está, lo hicieron para que nos enamoráramos y nos bombardearon con él. Nos enamoramos. Y luego nos dijeron «pendejas». Patch es ese chico.
No me gusta, pero no lo odio. Me produce irritación y ganas de destrozarle la masculinidad, de reírme en su cara. Me dijeron que era un machista de primera y lo que me encontré fue a un ángel caído con crisis existencial y pasado turbio que no sabe ligar con mujeres y que sí es machista, pero de esos que sólo me causan irritación, ojos en blanco y no me hacen querer pegarles con libros de Simone de Beauvoir… todavía. Más bien es de los que me dan ganas de decirles que lean algo, que googlen feminismo, que aprendan ya a ligar y que no hagan cosas «creepys» sólo por ser misteriosos. (Nota aparte, tiene las cicatrices de sus alas en la espalda y OH DIOS MÍO POR QUÉ AHÍ, ESO ME GUSTA).
Patch no sabe ligar. Su manera de lugar se basa en intimidar a Nora y en hacerla sentir incómoda con su guapura y llamándola «vulnerable». Diagnostico masculinidad frágil en extremo y pendejez masculina corriente. Es como ir a un bar un día de estos y que intenten llegarte cuatro pendejos con pick-up lines horribles que nunca funcionaron y nunca funcionarán jamás. Ni a sus mamás les hacen gracia, vatos. La de Patch es «Llámame Patch. En serio. Llámame». Voy a hacer un paréntesis aquí por si se quieren reír como yo. (En serio, ríanse cuando les llegue un vato con esas pendejadas. Háganlo breve y cruelmente. Por un mundo sin machos que usan terribles frases para ligar).
En fin, siguiendo en la historia de Patch, macho barato y mediocre (creo que eso les duele más a los machos que les digan machos en sí), bueno, obliga a Nora a hacer cosas que en el fondo no quiere aprovechándose de que la chica vive la vida confundida. Pero cosas como subirse a un juego de la feria que es medio peligroso, nada que acabe en abusos sexuales y violaciones (aunque el hecho de que pueda controlar la mente de otras personas es creepy, pero al menos no lo usa como Killgrave, ¡denle su galleta de persona «no decente, pero al menos menos mierda que otra mierda» al pobre macho!). Igual no quiero seguir leyendo los demás libros porque algo me dice que esa capacidad de controlar la mente de otras personas va a acabar muy mal, ¡uno no le da esa capacidad a un hombre macho, aprendan!
Bueno, ese es Patch. ¿Les cayó bien? A mí no. Pero creo que me crearé un personaje que no sea una pequeña mierdecilla de persona con unas cicatrices como las suyas en la espalda para tener fantasías a gusto. Ahora vamos a hablar de… ¡más machos! Oh, sí, este libro está lleno de ellos, es tan realista en ese sentido, los machos salen de la tierra, brotan con la lluvia, se reproducen como conejos. Bueno, hablemos de ellos.
El entrador aka el profesor de biología. ¿Podemos despedirlo, por favor? Porque entiendo todo el numerito «me gusta hacer sufrir a mis alumnos» ―lo cual me haría querer mandarlo a cursos de pedagogía―, pero lo que no entiendo es que Nora va a decirle «me incomoda mi compañero de mesa con el que me está haciendo trabajar» y al entrenador le vale tres kilos de verga para después asignarla como la tutora del alumno que la incomoda. El hecho de que la psicóloga del colegio sea una impostora no ayuda a todo el asunto, pero me estoy adelantando. A ver, el asunto de Nora es muy normal en la vida real, los profesores machistas son increíblemente realistas. Mi problema es que si yo quisiera cosas sobre profes machistas sin un punto de crítica o denuncia, voy a clase, no abro los libros. Creo que si vas a incluir toda esta clase de escenas ―muy reales, porque pasan― en una obra de ficción, debes saber por qué y para qué lo estás haciendo. ¿Quieres denunciar algo? ¿Quieres criticar una opresión sistemática? Que chido. Pero la verdad, simplemente hacerlo porque sí, es algo que me sobra, me incomoda y que creo que podría no existir. No necesito profes machistas en las obras de ficción «por realismo» para saber que existen: los vivo todos los días.
Y ahora, el asunto Elliot/Jules. Elliot es creepy. No sabemos nunca, hasta qué punto, Jules lo está controlando. ¿Cuáles de sus actos fueron controlados por Jules y cuáles fueron producto del libre albedrío/la desesperación? No quiero disculparlo, porque indirectamente mató a su novia por presión de Jules y no habló. Es, además de Jules, el único personaje que abusa físicamente de una mujer entre las páginas del libro y es el primero. Desde el momento en el que estampa a Nora contra una pared, me hizo desear ver su cabeza clavada en una pica. Jules es quien, al final, está detrás de todo el daño que sufre Nora. ¿Por qué? Porque quiere vengarse de Patch.
Patch tiene un pasado no muy limpio de actividades ilícitas, es lógico y es lógico que tenga enemigos ―el tipo es un ángel caído y en el libro nunca conseguimos la lista de cosas malas que ha hecho―, pero quien sufre es Nora. Lo que me lleva a otra reflexión: en este esquema de machos violentado a otros machos, las que nos llevamos la peor parte somos las mujeres. Nora se lleva la peor parte porque Jules la percibe como «la propiedad» de Patch. En ese esquema de machos peleando, hacerle daño a una mujer por percibirla como la posesión de otra persona es vista como una venganza válida. Pinche patriarcado, ¿no?
Los voy a retar a algo: traten de escribir algo sin discriminación de género… o racial o la que quieran. Si no van a denunciar nada, si no van a criticar nada, bórrenlo de sus páginas, oblíguenlo a largarse. Un día quiero abrir un libro juvenil y encontrarme sin todo este festival de situaciones innecesarias que nadie crítica ―y nadie va a criticar o denunciar― y nadie ve como dañinas, quiero encontrarme una narrativa libre de machismo por una vez en mi vida. No lo hagan por convivir, ni por realismo, están escribiendo ficción, chingadamadre. Si lo hacen, háganlo por una buena razón, pero no le ayuden al sistema.
Y ahora vamos al resto… ¿Nora y Vee? Los únicos personajes femeninos más o menos dibujados. Vee podría haber sido increíblemente interesante, porque es la primera mujer en hablar de sexismo y también la primera en excusar comportamientos abusivos de Elliot. ¿Esa clase de conflicto interno, de contradicción humana? Joder, analizarlo sería increíble, pero nunca pasa. ¿Nora? Nunca supe gran de su personalidad. Es la narradora y se desdibuja ella misma porque parece que ni a la misma autora le importa su protagonista. No sé si es un buen personaje o no, porque no tengo elementos para decirlo. No sé qué personalidad tiene, parece que está al servicio de los hombres del libro y de lo que la trama requiere. Así que me lo ahorro todo aquí. La otra antagonista es la psicóloga, la ex de Patch, un ángel y es tan absolutamente irrelevante que sólo aparece realmente en una escena atacando a Nora. Podría haberse tirado mucho de su posesividad con Patch, de un conflicto humano... pero ni siquiera eso pasa. Se vuelve irrelevante.
De los ángeles de esta serie no hablamos. Se tardan años en aparecer y realmente a nadie le importa cuando lo hacen. ¿Toda la mitología en la que se basa este libro? Está ahí, existe, pero por alguna razón que no alcanza mi cabeza a comprender, Becca no la usa en lo absoluto y no le importa.
En fin, Hush Hush es un mal libro y creo que con leer la sinopsis pueden adivinarlo. Pero si leyeron toda esta reseña/análisis/destripe, felicidades. Ojalá les haya servido de algo y se hayan reído de mis chistes malos. No lean Hush Hush.