Sinopsis: Cuando su familia queda empobrecida tras una especulación fnanciera desastrosa, Agnes Grey decide colocarse como institutriz para contribuir a los escasos ingresos familiares y demostrar su independencia. Pero su entusiasmo se apaga rápidamente al tener que luchar contra los difíciles hijos de los Bloomfeld y el doloroso desdén con que la trata la familia Murray. Inspirada directamente en las infelices experiencias de la autora, Agnes Grey describe las temibles presiones a que se sometía a las institutrices en el siglo XIX.
Este libro fue el clásico que elegí para leer durante el maratón Guadalupe Reinas de Libros b4 Tipos (facebook, twitter, instagram y goodreads), lo encontré en la plataforma de Bookmate y déjenme decirles que me pregunté por qué no lo leí antes. Ya había leído Cumbres Borrascosas de Emily Brontë, que es mi clásico preferido de toda la vida y por supuesto que ya había leído Jane Eyre de Charlotte Brontë que es una novela a la que le tomé cariño ya tiempo después. Pero bueno, vamos con Agnes Grey, la primera novela de Anne Brontë, que fue publicada bajo un pseudónimo masculino por primera vez.
He de confesar que nunca sé cómo empezar muy bien una reseña para un clásico. Los libros clásicos son clásicos por algo, han sobrevivido al paso de la historia y del tiempo y muchos tienen muchas cosas que siguen vigentes y que no dejarán de estarlo. Agnes Grey es uno de esos libros. Creo que tengo mucho que sacarle por el lado de que habla de la emancipación de la mujer y su independencia económica, al mismo tiempo que explora los trabajos de cuidado realizados por las mujeres y todo el trabajo emocional que invertían las nanas y las institutrices al críar y enseñar a hijos de familias bien acomodadas. Tanto como Charlotte como Anne fueron institutrices, mientras que Emily tuvo como única experiencia profesional la de ser maestra de escuela. Tanto las experiencias de Charlotte y de Anne se ven reflejadas en sus novelas. Jane Eyre y Agnes Grey son institutrices en casas de familias muy acomodadas. Porque... ¿cuál otra opción tienen las mujeres que no son ricas, pero que tampoco pertenecen a la clase más baja? Su única opción para obtener un poco de dinero es convertirse en maestras o en institutrices, nanas, o damas de compañía de mujeres mayores (lo que a menudo las vuelve esclavas de sus patronas).
Anne se inspiró, aparentemente, en su primera experiencia como institutriz para escribir esta novela. Pues se encontró con niños mimados, ingobernables y con un trabajo frustrante y muy poca ayuda de parte de los padres. Me recuerda mucho al primer trabajo de Agnes, donde se encarga de tres niños mimados, que sólo se comportan bien delante de sus padres y parece que disfrutan en hacer berrinche.
Total, que ella se hace cargo de todo, a costa de su propia vida, de sus propias energías y a cambio no recibe más que críticas. Además de todo, en su narración refleja el desprecio de los ricos por aquellos que no lo eran y el clasismo predominante en la sociedad inglesa. En la segunda casa en la que sirve como institutriz, se encarga de dos jovencitas cuyo único destino posible es casarse con alguien que su madre considere óptimo (y por óptimo queremos decir muy rico y de muy buena familia, nada de nuevos ricos), sus comentarios mordaces y a veces un poco irónicos al describir a sus patrones son, creo, que de las mejores cosas de la novela.
Una de las cosas más rescatables de la novela es el énfasis que hace en todo el trabajo emocional que realiza con todo sus alumnos. Como mujer, Agnes no tiene muchas opciones para tener un poco de dinero o libertad más que ser institutriz, maestra o dama de compañía. No es rica, pero tampoco es pobre. Otras opciones son vistas por debajo de su condición. Así, pues, vemos una parte de la femenización de los trabajos de cuidado. Todos ellos son encomendados a mujeres y muchas veces las mujeres en este caso son mujeres sin nombre y sin cara que se encargan de educar a niños rebeldes, adolescentes mimados, etc. Agnes Grey es una de estas mujeres y la narración nos deja entrar en su vida. Anne Brontë fue, también, una de esas mujeres (aunque su nombre haya llegado a la historia por otras razones).
Les recomiendo mucho muchísimo leer este libro. Les dejará muchas cosas, estoy segura, además de que es una historia muy bonita, con un final feliz (al contrario de las historias de las hermanas Brontë, que murieron las tres de tuberculosis y tuvieron vidas horrendas). Agnes Grey es, ante todo, una historia femenina, en un mundo esencialmente femenino, puesto que Anne Brontë la cuenta desde ese lugar donde estaban relegadas las mujeres en la sociedad. Totalmente recomendado. Me encantó, debo decirlo.