Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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lunes, 3 de octubre de 2016

Indiaventuras de una Poulain

Noe me dio el título
y Cris me corrigió la entrada
(Las dos quieren ser famosas)

Me subí un avión en la Ciudad de México el 31 de Julio de este año y aterricé en Nueva Dehli casi el 2 de Agosto. Sin embargo, una ciudad no es su aeropuerto y yo salí por fin a la India al día siguiente, a eso de las dos de la tarde, con el pleno sol, en Chandigarh. De vivir en una de las aglomeraciones humanas más grandes de latinoamérica, pasé a vivir en un pueblo tres calles al oeste de Chandigarh, en Punjab, India. Prometí que iba a escribir lo que me pasara y que iba a subir fotos al blog, pero más bien en dos meses lo único que he hecho ha sido dejar de lado todo. Olvidarme un poco del blog, de los libros, de las reseñas y tomarme un tiempo. Sin embargo, se acerca el cumpleaños número 7 de mi blog y no quería dejarlo pasar de nuevo. No quería que me agarrará otra vez de vacaciones bloggeras.

Así que vamos a empezar.

Dos meses es algo que se dice fácil pero no lo es tanto, más si nunca has viajado y lo más lejos que conoces son los altos de Jalisco. Nunca había salido de México, nunca había ido al norte, nada más conozco una playa. No conozco más de cinco estados de la República. Y, por alguna razón, ahora estoy en la India. Ayer hice dos meses. La expresión «me fui al otro lado del mundo» nunca había sido tan literal. La India y México estan en el mismo paralelo, cuando aquí es de noche allá es de día. ¿Y saben qué? Lo estoy disfrutando como nunca antes.

El camino no ha sido fácil ni ha sido rápido. Ha sido. He tenido y no he tenido suerte. He querido matar a todos de frustración y he aprendido a reírme de esa mala suerte que hay días que me sigue a todas partes. Porque de repente estás en el aeropuerto de Nueva York y son las cinco de la mañana y estás en una fila para que te den un nuevo horario para el vuelo que acaben de cancelar. No hay taxis, no están dando hoteles porque es imposible, no hay nadie y además tú vas a perder un vuelo al día siguiente. Y te preguntas que más puede salir mal.

Y llegas a Chandigarh y te siguen pasando cosas. Has perdido clases, no importa que la carta dijera que todo empezaba el 4, resulta que están desde el 25 de Julio. Igual no importa. Conoces gente maravillosa. Descubres que la India puede ser tanto caótica como hermosa y te empiezas a enamorar de ella al mismo tiempo que la odias. Detestas el sentido de la higiene, porque no existe. La comida, porque en el norte todo tiene masala y eso en grandes cantidades sabe terrible. Descubres que habla inglés nada más la gente de la universidad y aun así sobrevives. Tomas fotos. Te preguntas mil veces qué te trajo a la India.

Y conoces gente.

Un día estás a las doce de la noche comentando algo que estás viendo en Netflix y alguien dice: «¡Reykjavic University, yo intenté aplicar allí!». Yo también intenté acabar en Islandia. Y un francés te dice lo mismo. Y de repente te estás pregunta qué hubiera pasado si los hubieras conocido en un lugar diferente porque, como están las cosas, parece que siempre estuviste destinada a conocerlos. Así que la India me eligió ―yo no la elegí a ella, me cayó enfrente y yo sólo tuve que decir que sí― y aquí estamos, dos meses después, queriéndonos y odiándonos al mismo tiempo.

Les podría contar curiosidades de la India, que las hay a montones, pero las salvaré para otra ocasión. Esta entrada que no tiene que ver con libros ―ya vendrán las que sí tienen que ver con libros― es para contarles que estoy en la India, por si todavía no lo sabían y que la India es maravillosa y que probablemente, venir a la India es lo mejor ―y lo peor― que hice en mi vida. No podría pedir mejores amigos para ver Netflix a las doce de la noche y quejarme al día siguiente que no me puedo levantar. Para tomar millones de fotos de paisajes increíbles y quejarme con la boca abierta ante lo que la India tiene que ofrecer. Así que aquí vamos. Estos son dos meses en la India y esta entrada va a ser muy larga. (¿Ya les parece? Eso fue sólo la introducción)


No hay cosa más icónica de la India, fuera del colorido y la ropa tan hermosa, que los rickshaws de las películas de Bollywood. Y si no han visto una, ya deberían estar viéndola. La foto es en Chandigarh, cuando un buen conductor decidió que se iba a tomar una siesta en el trabajo. No he explorado Chandigarh demasiado bien porque esta lejos e ir y volver es una odisea. La primera vez que fuimos casi morimos de regreso porque se nos hizo tarde. Y ni que decir de que, como casi nadie habla inglés, casi morimos doble.


La Independencia de la India es el 15 de Agosto (un més antes que la de México) así que hubo actos en la universidad y una amiga y yo decidimos que lo mejor que podíamos hacer, obviamente, era salir a pasear por la universidad en pijama. Si me buscan, estoy al fondo, con mi amiga (afgani, estudia MBA y oye a One Direction). No nos enteramos de nada porque hablaron en hindi y en punjabi todo el rato, así que sólo nos regresamos a nuestro cuarto a poner el aire acondicionado después de caminar bajo el sol.

A principios de septiembre decidimos viajar a Jaipur y creo que es uno de los lugares más bonitos que he visto en mi vida. Sin exagerar (perdón San Miguel de Allende, pero creo que ya te ganaron unos cuantos lugares). Chandigarh es una ciudad nueva y tiene algunas curiosidades, pero nada como los sitios turísticos como Jaipur, llenos de palacios, templos y fortalezas. Porque además, en Jaipur me subí a un freaking elefante. ¡ELEFANTE!

Exhibit A
Exhibit B
Para quien tenga curiosidad, primero se sube quien lleva al elefante, por la trompa (haciendo que el elefante se siente) y luego lo lleva hasta unas escaleras para que puedas subirte. Cuando camina, te balanceas y lo ves todo desde arriba. Se siente maravilloso y si vienes a la India tienes que hacerlo al menos una vez, al menos de que le tengas miedo a los elefantes o que se yo.

Backstreet Boys versión India
Uno de los lugares más icónicos de la India es el Hawa Mahal ―Wind Palace― un palacio donde vivían todas las princesas reales y que tiene muchísimas ventanas ―Wikipedia sabe cuantas― y que fue la primera cosa que visitamos en Jaipur. Por favor, que no se note mi cara de «pasé 14 horas en un sleeper bus con un aire acondicionado que congelaba, mi cabello se pegó, está desordenado, pero esto es maravilloso». (Sí, pasé 14 horas en un autobus).

Más del Hawa Mahal
Si por algo se distingue Jaipur es por sus Forts. Fuimos a tres en el mismo día, acabé muerta y casi deshidratada pero valió la pena. Sentir que estás tan arriba, que puedes verlo todo, que mucho años atrás hubo soldados y guerreros defendiendo esas fortalezas. Y ya estoy pensando demasiado todo, que al final son sólo un montón de piedras y edificios pero a mí me encanta ver piedras porque todas tienen historia.

Alguien me dijo que eramos artistas de gira
La verdad, no podría pedir por un mejor squal
Hasta arriba de la Amer Fort. Porque somos los reyes den mundo, pero no es lo más arriba. Así que después de caminar un buen tramo y no morir en los túneles llegamos a la siguiente. Tiger Fort.

Best photo someone ever taken to me.
(It was the french angle)

Como dato curioso, en Jaipur hay monos como en la ciudad de México hay perros callejeros. Nada más que a la mayoría de los perros callejeros les puedes dar comida y a los monos, bueno... la verdad es que son muy agresivos y que aunque les tomes fotos y se queden tranquilos un rato eventualmente sentirás que intentan matarte. De hecho, fuimos al templo del mono y oscureció mientras estábamos allí y parecía película de terror. Si van a la India y van al templo del mono en Jaipur, por favor, no se lleven nada porque los monos son bien pinches ladrones. 

La verdad es que no se podría pedir por mejor compañía. Y miren donde nos venimos a encontrar. En la India, al otro lado del mundo para mí, en una ciudad bien al norte... bueno, en un pueblo bien al norte, en una universidad que nos hace gritar de frustración. No sé, se siente ver al final del viaje, además de llevarte todas las cosas bellas que viste en la cámara y en la memoria, poder decir que también te llevas las amistades y que una de las mejores cosas fue la compañía.


Les debo una segunda parte de Indiaventuras. Pero ya será en la semana. Hasta aquí llegamos por hoy.

viernes, 22 de abril de 2011

Es pecado decir que una semana son vacaciones

Estaba platicando con una amiga en el Messenger un día de estos, Meli, y salió el tema de que por qué nos dan tan pocas vacaciones de semana santa. Pues sí, normalmente estábamos acostumbradas a tener dos semanotas de vacaciones. Y ahora sólo una. Ah, y regresando tenemos exámenes, así que como nos gusta quejarnos, pues estábamos quejándonos precisamente de eso. De que eran unas vacaciones que ni se sentían.

Y hace poco un estado de face de una compañera fue “Típico, que ahora tenemos más tarea que vacaciones”. Es verdad, por dios, tenemos tarea de todo o.o Como si ya no hubieran sabido que dejarnos.

Así que mi amiga soltó la frase “Es pecado –y de los capitales- decir que una semana son vacaciones”. Sobra decir que creo que tiene razón, es de locos, pero ni la estoy sintiendo, y estoy más cansada que nada.

Supongo que cuando seamos grandes y amargadas una semana de vacaciones será mucho, pero ahora, que estamos en la escuela y acostumbradas a dos semanas de vacaciones de semana santa (más un mes en Julio, y otro mes en Diciembre), nos parece algo así como un feriado muy largo.

Nea.

sábado, 16 de abril de 2011

Historias de amor, desamor, y cosas de esas (V)


Otro que no podía ser

Llamémoslo Inglaterra-san. Tiene parecido al de Hetalia –físicamente-. Admito que por no sé qué razón, me empezó a gustar. Tampoco quiero saberla porque *miedo* no sé, es tan feo, que lo considero algo… puaj! Nono, no me puede haber gustado un tipo así. El caso es que me gustaba –y hasta pena me da decirlo, la verdad-. En unos XV’s lo hice bailar –fuimos seis del salón, tres y tres, el sobrante para mí, era él- y pues no sé. Me empezó a gustar.

Ah, y L se puso celoso con él.

El problema era que a él le gustaba una de mis mejores amigas, y pues como que no.

Para no hacerles de la historia larga:
-Empecé a llamarlo A en las redes sociales, después él logró que mi amiga le dijera que sí y yo me semi deprimí, pero lo acepté y me quedé sin prospecto.
-Pasaron las vacaciones de navidad.
-Cuando volvimos ya no me gustaba y una semana después de volver a clases, volví a ver a B –mi actual novio- y me empezó a gustar B-
-Cortó a mi mejor amiga por una estupidez.
-Concluí que es un tipo bastante estúpido.

Nea.

lunes, 4 de abril de 2011

Historias de amor, desamor, y cosas de esas (III)

Lo menos interesante

Podemos decir que dejé estancada mi historia de amor. No, no lo hice. No conscientemente, pero es que no quería llegar al presente. Aunque… bueno, aun me faltan unas cinco historias para llegar al presente.

Así que les presentó a… ¡R! –sí, llamemos a le gente por su inicial-

Puedo describirlo en pocas palabras: fumaba, dejó de fumar, era un vago de primera, inteligente pero flojo, quería estudiar actuaría y era bueno con las mates, pero definitivamente, no se aplicaba. Y era feo: imagínense a un tipo flacucho, con cara larga y cabello medio chino medio no sé qué, excesivamente alto para lo flacucho y con cara de baboso. Sí, han acertado, era feísimo.

Pero… tiene un lugar especial.

Duramos exactamente tres semanas y un poquito más tirándole al mes (cuano le dije eso a mi actual novio dijo que había sido mucho, já, pues con el levo más). Lo corté yo. No hubo drama. En dos días asumí que volvía a estar soltera y así me quedé, un año y unos meses más. Pero durante ese año y meses más, pasaron cosas interesantes de las cuales, mi primer novio –R- es lo menos interesante.

Ya verán.

Nea.

viernes, 18 de febrero de 2011

Historias de amor, desamor, y cosas de esas (II)


El primer chico.

Continuando con la historia… entré a la secundaria. Y con la secundaria, llegaron un montón de nuevos, las hormonas, la adolescencia, los noviazgos serios y todo eso. Y llegó también el galán del salón.

Era chaparrito (aunque en unos meses se dio un estirón terrible) usaba lentes de montura negra, la piel muy blanca, los ojos normales y el cabello negro siempre peinadito. Se llamaba Saúl y además de todo sacaba buenas calificaciones.

Nos gustaba a tres amigas (que después de muchos rodeos, y casi en las vacaciones de navidad, lo confesamos). Para ese entonces, él ya había tenido la primera novia: Una chica del salón B que le dijo que sí para olvidar a otro y lo cortó por celular. En enero salió con una chica mayor que él que también lo cortó.

A mí me seguía gustando.

En segundo de secundaria, una amiga, la que estaba máaaas colada por él, salió con él una semana. Lo peor fue cuando ella se enteró de que él se lo había pedido sólo por una apuesta. Él la cortó y ella lloró mucho y todo eso… Después de ella, salió con otro con la que duró tres semanas…
(Y que después de eso estuvo peleada para la eternidad con la anterior).

Para entonces, me dejó de gustar. Poco después me di cuenta de que era un mujeriego y allí terminó mi ensoñación. Nada serio, como verán. El año siguiente salió con una zorra de primero a la que quería y que tras unos meses lo dejó por otro. No sé porque, pero me late que merecido se lo tenía.

Cuando salimos de secundaria, lo dejé de ver.
Ahora sé gracias a facebook que tiene otra novia.
Tampoco me extraña. Sale con cualquiera.

Nea.

lunes, 14 de febrero de 2011

Sobre miel y kola-loka combinadas


Los melosos

Está bien que estemos a catorce. Me parece perfecto –la verdad es que no, que no es perfecto, si lo fuera, yo tendría un novio sexy parecido a Damon a mi lado-
Pero hay algo que NO soporto.            

Y son esas personitas que se la pasan pegadas con kola-loka todo el día, besándose, abrazándose, y que no puedes interrumpir porque inmediatamente te sientes como la peor persona del mundo –mal tercio- y que una vez que los dejas en paz, vuelven a lo que estaban (o sea, pegados con kola). Mejor digamos que son los melosos.
Destilan miel allá a donde van.
Y sí, tal vez si tuviera un novio sepsie… sepsie, no me molestarían. Pero es un hecho que no me gustan mucho. T.T’ Mínimo que se apiaden y dejen su miel para otra ocasión donde TÚ no estés enfrente.

Por todo lo demás, San Valentín es genial.
Regalan tantos chocolates que eso hace que se convierta en un paraíso. (Soy adicta a los chocolates ¿y qué?)

Nea.

martes, 26 de enero de 2010

Érase una vez....

Érase una vez una badficker, un historia, un comentario y otra badficker. Al menos así empezó la historia. Comenzó exactamente un 26 de enero, sólo que de 2009. Y no, nadie lo imaginaría, pero tal vez fue casualidad.

Cuenta la historia quedespués del primer comentario de una larga y exitosa carrera, una badfiker, que se llamaba Fram, encontró que una tal AndyP -oseáse yo- le gustaban las bizarreces que escribía. Dichos fics no eran muy buenos, pero hay que recordar que por aquellos tiempos ambas eran badkickers.

Cuenta la historia que poco después una de las badfickers, llamada Andrea, se ofreció a betear la historia. Sólo que no tomó en cuenta que era la peor beta del mundo. A la fecha de hoy, ha beteado dos capítulos.

Lo que sí ha hecho es agotar miles de conversaciones, soñar con miles de deseos y hacer que cada día que pasa, esas dos fadfickers que hoy son ya mejores autoras y el título de badfickers se les quedó atrás, estén cada vez más cerca.

Cuenta la historia que siguen siendo amigas.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

P.D. ¿Cuasualidad?

Síp, hay cosas que pasan por verdadera casualidad. Y esta entrada está dedicada a una persona demasiado especial en mi vida. Al menos, en mi vida cybernética, es una persona importantísima. Hay gente con la que solo hablo un rato, pero... con está persona las cosas son distintas.

¿Casualidad? ¿Casualidad que eramos ambas badfickers por aquel entonces? 

¿Cuasualidad que ambas dejabamos contii plizZ! por aquel entonces?

No sé, pero si yo hubiera entrado a ese fic que ella escribía, dos meses después, este momento no estaríamos hablando. La hubiera enviado directo a S&V (foro plagado de personas sin vida... serpientes rastreras y ángeles que escasean) y ella me habría odiado. Pero no fue así...

No sé si fue casualidad, pero hace poco me puse a pensar en eso. 

Por esto esta entrada es para ti, Fram, a quien considero una verdadera amiga, aunque hablemos por una aparato llamado computadora.