Soy una mujer de tradiciones y hace nueve años hice nacer una sección que tomaba su nombre de los premios a lo peor del cine para hablar de mis peores lecturas. Desde entonces es un acontecimiento anual en el que me siento a hablar de las cosas a las que califiqué con una estrella en goodreads, me haya divertido o no leyéndolas. Básicamente de esos libros que siento que si los arboles supieran que en esos los convirtieron, llorarían. Sólo se ha interrumpido una vez: el año pasado, porque no hubo ninguna lectura de ese estilo. Nada que odiara en el 2021. Pero vuelve con ganas porque este hubo varias lecturas que me parecieron pésimas y necesito hablar de ellas.
Es, obviamente, mi opinión subjetiva. Si a ustedes un libro de los aquí listados les encantó, qué bueno: no me importa. Y tampoco debería importarle mucho a ustedes que yo lo odie. Así pasa, son las cosas de leer. En fin, sin un orden específico porque no sabría la verdad a quién darle el premio del peor, vamos a listar las deshonrosas peores lecturas del 2022.
Fireheart Tiger, Aliette de Bodard
En su momento a este le hice una reseña porque me pareció puntual remarcar que no tenía ninguna clase de resolución y que la autora se alejaba del conflicto de una manera muy cobarde, además de que no planteaba nada nuevo ni interesante sobre el colonialismo. En general es un libro muy malo, escrito con la misma prosa vana que intenta ser quoteable de un montón de autores gringos de hoy en día pero que en realidad es plana, sin fondo alguno y no tiene nada de interesante. Adolece también de los personajes que hablan todos igual y de ser una fantasía con decorado y sin fondo. ¿De qué nos sirve que vengan las autoras a hablar de sus culturas de origen si lo van a hacer apenas superficialmente esperando agradar a los lectores gringos (mayormente blancos) que no quieren esforzarse por conocer otras maneras de ver el mundo? De nada. Exacto. Pésima lectura. Lo demás lo dije en su reseña.
Siempre con mis amigos, Ana María Machado
Este libro se lee con el mismo feeling que un listening de inglés, no más que en español traducido del portugués. Pésimo por lo demás. Hasta autoras a las que les tengo mucho cariño como Ana María Machado acaban en esta lista, imagínense. El libro es sobre explicativo, me parece que trata a sus lectores como estúpidos, tiene un concepto de la amistad extremadamente neurotípico que excluye muchas experiencias y, lo peor respecto a ese punto, pretende ser muy absolutista respecto a la amistad. Carece de un cierre, lo cual odio, porque ni siquiera es uno abierto. Simplemente no hay. Es simplón, malo, terrible, despotriqué mucho. No creo que haya que tratar a los adolescentes como pendejos. Lo demás también lo dije en su respectiva reseña.
La compañía amable, Rocío Vega
Un libro que su editorial vendió como ejemplo de sororidad (que luego resultó que no era de eso, pero bueno, yo juro que en los tuits promocionales leí Dungeons & Sororidad y cómo tal lo leí). Pretende meterte lecciones morales a través de sus protagonistas, pero sus protagonistas son personajes muy imperfectos que la narración quiere colarnos que tienen principios. No los tienen y en realidad no sería molesto si la narración no intentara colarlo así. También me recordó por qué me da tanto nervio ver a la gente blanca en general (y en particular europeos y gringos muy blancos) hablar de la esclavitud en sus historias. Siempre es un adorno de fondo, personajes que se mueven cuál vasijas, solo para demostrar que el mundo es cruel y que sólo merecen una ayuda cuando la trama quiere que las protagonistas digan algo en contra, pero se lleva la contraria a si misma tres páginas después. Pésimo, ya lo dije en su reseña.
Caballo fantasma, Karina Sosa Castañeda
De este es del único que no hice reseña y no me parece ningún halago, la verdad: me pareció tan tremendamente irrelevante que ni siquiera quise sentarme a escribir de él. No entendí el propósito del libro, me pareció un material que quería camuflarse de novela mientras citaba autores como Oneti y me llenaba la cabeza de citas que no iban a ningún lado. No podemos construir nuestro propio genio en torno a las citas de lo que los hombres han dicho y luego no ahondar en ellas nunca más. Adolece, también, de la absoluta falta de estructura de gran parte de la novela mexicana actual. Muchos creen que pueden escribir algo en algún tipo de estructura caótica, pero la mayoría sólo hace caos sin forma, no novelas. Es malo, qué quieren que les diga.
Y con eso estuvo. Cuatro libros pésimos son lo que considero ya una tortura para mi ser, porque yo no los fui buscando. Todos llegaron a mí, todos fueron leídos de buena fe, todos me parecieron malísimos.
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