Hoy es el día del libro. Por eso quiero hablar un poco de las historias que es, para mí, lo más valioso de los libros. Crear historias ha sido una constante en mi vida desde que recuerdo. Sé exactamente cómo empezó: un cuaderno de doble raya y media hora designada en la primaria para escribir algo: un diario, una carta, un cuento, lo que nosotros quisiéramos. La maestra no lo leía y nosotros sólo escribíamos. Estaba bien. Era una actividad agradable (quizá la única que recuerdo de primero de primaria) y que la maestra no revisara nada (más que arrastraramos el lápiz cada tanto, aunque fuera para escribir una palabra) la hacía más atractiva (porque esa maestra me caía mal y el asunto era mutuo, no era una niña fácil).
Allí escribí sobre un rey y una reina que tienen una hija a la que las hadas (escrito entonces como adas) le concedían dones, pero había un hada malvada y condenaba a la princesa a picarse y... ¿Les suena? Escribí una adaptación de la Bella Durmiente que fue despertada de su maldición por un príncipe y se casó y tuvo una hija que fue la reencarnación de Blancanieves y luego su hija fue la reencarnación de Elisa, la de Los cisnes salvajes y luego la hija fue la reencarnación de Odette, la princesa Cisne y... así. Mi referencia eran adaptaciones mismas de los cuentos que había en mi casa, las películas de Disney y las historias de mi mamá. A veces bromeo diciendo que yo nací escribiendo fanfics y moriré escribiendo fanfics (porque el retelling es parte del fenómeno transformativo), pero no tan seguido remarco que los cuentos de hadas marcaron mi destino escritor en ese momento. No hubiera empezado a escribir de no haber sido por haber escuchado y experimentado otras historias.
Hoy quiero hablar un poco de eso, de dos libros que ponen las historias y el poder de contarlas e imaginarlas al frente por sobre todas las cosas. Estoy hablando, por supuesto, de los dos libros que tienen como protagonistas a los hermanos Khalifa de Salman Rushdie, un escritor indio. Los leí casi al mismo tiempo (en un club de lectura salió elegido Luka y el Fuego de la Vida y aproveché para leer también Harún y el Mar de las Historias, que es de anterior publicación) y desde entonces he estado pensando bastante en ellos. Así que, sin más, antes de hacer esta entrada demasiado larga, vamos a hablar un poco de ambos libros.
Harún y el Mar de las Historias
Sinopsis: Rashid Khalifa es el mejor cuentacuentos del mundo. Sus mágicas historias llevan la alegría al triste país de Alifbay. Pero un día sucede algo terrible y se le agotan las historias. De la noche a la mañana, el Océano de la Fantasía se ha convertido en el Sha de Blablable. Su hijo Harún decide ayudarlo a recuperar su don. A lomos de la Abubilla, viaja al Gran Mar de las Historias, un lugar maravilloso donde se originan los cuentos. De esta manera da comienzo una aventura fabulosa por los reinos de la fantasía.
Escrita como regalo para su primer hijo, Harún y el Mar de las Historias es una fábula llena de magia acerca del poder de la imaginación, y confirma a Salman Rushdie como uno de los mejores escritores de fábulas contemporáneos.
Está es una historia del escritor a su primer hijo. Como bien dice la sinopsis, Rashid Khalifa es un cuentacuentos y no sólo eso: es el mejor cuentacuentos del mundo. Sus historias llevan alegría allá a donde va. Hasta que sucede algo terrible y se le acaban todas las historias, no puede contar ni una más. Harún es quien decide ayudarlo a recuperar su don, sea como sea, y a lomos de la Abudilla, se marcha hacia el Gran Mar de las Historias, dispuesto a que el grifo de donde provienen la historias de Rashid vuelva a funcionar.
Ilustración de Cathleen McAllister |
Desde el principio del libro estamos obligados, de nueva cuenta, a encontrarnos con esa pregunta que escupen aquellos que desprecian la ficción y, por encima de todo, la imaginación: ¿para qué sirven las historias?
—Ese marido suyo, excúseme si soy indiscreto —decía con su voz de silbato—, tiene la cabeza llena de pájaros y vive en las nubes. ¿A qué viene tanto cuento? la vida no es un libro de cuentos ni una fábrica de chistes. ¿Qué utilidad tienen unas historias que ni siquiera son de verdad?
Es cierto, quizá: hay muchas personas que desprecian la imaginación y repiten lo mismo que el señor Sengupta le decía a Soraya, la madre la Harún. "Las historias no sirven de nada". Pero las historias son poderosas, el poder de la imaginación es quizá uno de los únicos superpoderes que poseemos (si queremos verlo en esa idea de "superpoderes", por ejemplo).
Las historias pueden ofrecernos otras visiones de la realidad: desde el realismo, la autoficción, menos golpeados por este desprecio, o desde la fantasía, la ciencia ficción o el terror que... bueno, todos sabemos los argumentos específicos contra cada género o al menos lo hemos oído: desde " solo son cosas para niños" —como si las cosas para niños fueran "malas" o "menores"—, que las cosas que no existen no sirven para nada —ah, la obligación que todo sirva para algo; ¿capitalismo, eres tú?—, que esa ficción no es política —y aquí permítanme que me ría—, el argumento de los cuentos Montessori del tipo que hay que contar historias de "niños como tú"/realistas porque las cosas de fantasía "confundían niños"... —yo desprecio cosas por motivos absolutamente random y a María Montessori muchísimo por eso; sí es un trabajo enseñar a distinguir realidad/fantasía, pero no podemos negar que la literatura imaginativa pone a trabajar la imaginación y no querer poner a trabajar la imaginación se me hace una de las cosas más tristes del mundo—, que nuestros sueños no son reales, que no se pueden narrar cosas serias desde la imaginación y podemos seguir de aquí a mañana.
—Imagina el Océano como una gran mata de pelo —explicó la Abudilla—. Piensa que tiene tantas Corrientes de Historias como una espesa cabellera tiene hebras largas y suaves. Cuanto más larga y abundante la cabellera, más se enredan. Podríamos decir que los Jardineros Flotantes son como los peluqueros del Mar de las Historias. Cepillan, peinan, lavan y suavizan. Ahora ya sabes.
Así es como Harún se embarca en un viaje peligroso rumbo a un mundo hecho de historias. Un detalle que quiero remarcar mucho en mi lectura del libro es que me parece precioso que las historias vengan del mar: fluyen, cambian, siempre están vivas. Las historias no están muertas, no son inmunes al cambio y este siempre puede venir de muchos lados. Se pueden transformar historias, la oralidad siempre ha dado pie a esto: los cuentos populares no tienen autor, sólo fueron recopilados por múltiples personas (y aquí quizá les suene Perrault o Grimm, pero ni fueron los únicos recopiladores, ni sus versiones son las definitivas y por supuesto tampoco las únicas), el trabajo transformativo está vivo (desde el cuentacuentos que le pone su marca al cuento que está narrando ante un público y lo hace diferente de cualquier otra versión, hasta la persona que escribe y publica fanfiction o quien reinterpreta historias antiguas y las narra desde otras voces y otros ángulos).
Ilustración de Cathleen McAllister |
Las historias van fluyendo y van cambiando. Hay historias cuyo camino es más largo y otras que se quedan estancadas por multitudes de razones (quizá no son buenas, quizá no aparecieron en el momento justo, quizá fueron consideradas aburridas), hay historias que también acaban destripadas en pos de agendas de gente muy poderosa (cuántas veces los cuentos no han sido usados en la propaganda, cuántas veces no hemos visto cómo el desprecio a las princesas de los cuentos de hadas en vez de abocar por historias variadas de mujeres de todo tipo y en todo tipo de mundos se convierte en simple desprecio por lo que percibimos que es la "feminidad"). Hay historias que se censuran (y se corta el agua del grifo): cuántas veces no hemos visto historias cuyo contenido LGBTQ desapareció en busca de no ofender a nadie, cuántas veces hemos visto a la fantasía ser calificada de satánica, por ejemplo.
—Hay romances populares que se han convertido en largas listas de la compra. Lo mismo que los cuentos infantiles.
El estilo de Rushdie al hablar de las historias y como para contarlas también debemos conocerlas (la verdad es que yo lo único que defiendo sobre ser escritor es que no se puede ser uno si no se lee) es precioso. A través de Harún y de su viaje se puede atisbar el amor que el autor le tiene a las historias, a los cuentos, a la imaginación. Recuerdo haber pensando que el libro tenía un aire a Alicia en el País de las Maravillas (en el sentido que el viaje es raro y estrambótico), pero ganaba allí donde para Alicia era sólo un sueño, porque a historia de Harún es real allí, en su mundo, realmente está ocurriendo. Les recomiendo muchísimo este libro. Definitivamente fue uno de los mejores que he leído últimamente. Un cuento de hadas que nos recuerda que los cuentos y las historias son poderosas porque también nos podemos reflejar en ellas, podemos imaginar con ellas, podemos crear otros mundos y buscar replicar sus detalles aquí.
Ilustración de Cathleen McAllister |
(Como escritora, y este es más un dato curioso, una de las grandes contradicciones de mi vida es querer tanto al marxismo, que es materialista, y a la fantasía, ¿pero quién dijo que no se podían imaginar sociedades comunistas en ella?).
Les recomiendo mucho el libro, además que yo aprecié todo el trabajo que hace incorporando elementos de las historias de origen árabe o hindú en la historia, desde el lenguaje. Y como hablar del siguiente para mí no tenía demasiado sentido el hacerlo aparte, quiero hablar de él también aquí. Así que, antes de mis conclusiones, vamos a hablar un poquito de Luka y el Fuego de la Vida.
Luka y el Fuego de la Vida
Sinopsis: Veinte años después de Harún y el Mar de las Historias, Salman Rushdie nos deleita con una secuela, Luka y el Fuego de la Vida, una historia de aventuras para lectores de todas las edades, escrita para su hijo Milan.
Una hermosa noche estrellada en la ciudad de Kahani, en el país de Alifbay, sucede algo terrible: el gran cuentacuentos Rashid Khalifa cae en un sueño tan, tan profundo que nada ni nadie logra despertarlo. Para salvarlo del sueño eterno, su hijo Luka debe embarcarse en un intrépido viaje por el Mundo Mágico y hacer frente a temibles obstáculos para robar lo único que puede ayudar a su padre: el Fuego de la Vida. Con la ayuda de un perro llamado Oso, un oso llamado Perro, una princesa pelirroja malcriada y su famosa alfombra voladora, Luka tiene que vencer obstáculos imposibles, derrotar a los terribles guardianes del Fuego y burlar al peligroso Napapadie.
Rebosante de fantasía, Luka y el Fuego de la Vida fue un regalo que el gran escritor le hizo a su segundo hijo en su decimosegundo cumpleaños. Su lirismo deleitará al lector de todas las edades.
Este es otro libro que Rushdie escribió para uno de sus hijos (el hecho de escribir historias para aquellos a quienes quieres me parece algo precioso, sólo lo dejaré caer así). Han pasado veinte años desde lo acontecido en Harún y el Mar de las Historias y a pesar de que este libro es una especie de secuela, puede leerse sin tener en cuenta ese detalle. Rashid Khalifa está otra vez en aprietos y ahora le corresponde a Luka, su segundo hijo, ayudarlo. Vemos otro viaje hasta el Mundo Mágico donde se encuentra el Mar de las Historias porque Luka va decidido a conseguir el Fuego de la Vida para savar a su padre. La historia se lee perfectamente como una historia independiente, sin necesidad de saber nada sobre el otro libro y la otra aventura. Yo quiero hablar de él en conjunto tan sólo por un detalle: yo los leí juntos así que es lógico que me importe un poco vincular mi lectura, pero pueden leerlos en cualquier orden y como dios les mande o sólo leer uno.
A mí me interesa cierto contraste porque es muy cierto que Luka no es Harún y su Mundo Mágico es tan real como el de su hermano, pero muy diferente a la vez. El libro lo deja claro unas pocas veces, enfocándose mucho en no tanto marcar esas diferencias, sino ir desarrollando la historia de Luka a su manera. Por ejemplo, para Luka los videojuegos son muy importantes y encuentra también en ellos muchos modos de contar historias, así que mientras va en busca del Fuego de la Vida, ese Mundo Mágico recuerda mucho a un videojuego (yo juego muy poco, casi nada, me gusta ver a otros jugar a veces —así fue como me aprendí Majora's Mask, de Zelda—, pero sí que se parecía un poco a un rpg en plan aventura). Los juegos que hace Rushdie con el lenguaje para recrear la idea de estar dentro de un videojuegos me gustan mucho (hay una parte que es especialmente explícita en este sentido, cuando los personajes se meten a un remolino y las palabras dan vueltas y vueltas) y creo que ejemplifican perfecto muchas de las cosas que se pueden hacer con el lenguaje.
Ilustración por Ivan Laliashvili |
Una cosa que me gusta mucho de este libro es que hay una parte, ya pasando la mitad, que habla mucho de la relación de las personas (de manera íntima e individual) con las historias. No hay dos lecturas iguales de una misma historia porque yo que pasa entre uno y el libro es sólo tuyo. Puedes darle una idea idéntica a dos escritores y ninguno la abordará de la misma manera (una vez lo hicimos en un foro de fanfiction: haz un remix de una historia de otro). Lo que pasa entre quien está escribiendo y la hoja en blanco es personal. No hay dos mundos mágicos iguales porque no hay dos escritores iguales.
Este es el Mundo de mi padre. No me cabe duda que hay otros Mundos Mágicos soñados por otras personas, Paísesde las Maravillas y Narnias y Tierras Medias y a saber cuántos más... y no lo sé, tal vez existe Mundos que se han soñado a sí mismos, supongo que es posible, y no lo discutiré si decís que lo es... pero este, dioses y diosas, ogros y murciélagos, monstruos y seres viscosos, es el mundo de Rashid Khalifa, el renombrado Océano de las Ideas, el fabuloso Sha de Blablablá.
Y justo por eso quería recomendar estas dos lecturas hoy. Me mueven los libros que hablan de historias y de cómo es que pueden acabar estas historias. Luka quiere salvar a su padre, sí, pero también todas sus historias y su imaginación. No hay otro Mundo Mágico que sea el suyo y, quizá, sí, en algún momento haya que pasar la pluma a alguien más, pero a veces vale la pena buscar el Fuego de la Vida y escribir y crear un poco más. También les recomiendo mucho este libro.
Nuestro propio Mar de las Historias (conclusiones)
Quiero cerrar hablando de los dos libros, así que estaba bien dividir en otra sección. Disculpen si ya los hice leer hasta acá, pero a veces pienso mucho y debo de escribirlo (y escrito sólo queda una fracción de lo que pienso). En este día del libro quiero y deseo que sigamos poniendo nuestro enfoque en las historias.
Al final cada quien puede seguirlo poniendo donde quiera, pero yo sí deseo un libro donde se venere un poco menos al libro como objeto y más por lo que nos está contando. Sí me preocupa el consumismo desmedido (¿importa más tener muchos libros, apartentar tener muchos libros o conocer las historias?), la falta de lectura crítica (una cosa le pido a la vida, que nunca nos falte el ojo crítico para las historias, vuelve muy hermosas a las que ya lo son y nos ayuda a encontrar detalles que antes habíamos pasado por alto) y que la propaganda se coma a las historias. Así pues, feliz día del libro. Piensen en las historias que los han movido más y que un libro no necesariamente es el objeto impreso, sino que puede ser muchas cosas. Las historias las podemos encontrar en muchas partes: un fanzine, un libro electrónico autopublicado, revistas, narradores orales, medios alternativos de la internet y muchas otras formas.
Además de recomendarles los libros de Salman Rushdie, también quiero decirles que imaginen, aunque no escriban. Las historias están ahí. Siempre están ahí. Yo las quiero mucho. Me han dado mucho.
¡Hola!
ResponderEliminarQue anecdota tan bonita la que cuentas al principio. Escribir es una de las mejores cosas de la historia.
En cuanto a las novelas de las que hablas, no las he leído, aunque sí conozco al autor por otra novela que nda tiene que ver con estas...me ha sorprendido, así que a lo mejor me animo a leerlo más adelante.
Un saludo
Inkties
¡Hola!
ResponderEliminarQué dos novelas tan bonitas! No las he leído, ni nada de este autor, pero parecen dos historias muy bonitas. No las conocía y creo que me podrían gustar, así que me las apunto para cuando baje un poco mi pila de pendientes.
Muchas gracias por las reseñas y por las recomendaciones.
Un saludo
¡Hola!
ResponderEliminarNo conocía al autor, pero creo que estas dos novelas que nos traes entran dentro de los géneros que me suelen gustar. Aunque, ahora mismo no me puedo permitir añadir más libros a la lista de pendientes, espero poder leerlo en algún momento.
¡Un saludo!
¡Hola!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho lo que nos has contado sobre tu inicio en la escritura. Conocía al autor, pero no he leído de nada de él, así que recojo tu recomendación. Muchas gracias por ella.
Un besote!! ^,^!!
ELEB 💜
¡Hola!
ResponderEliminarPues no conocía estos libros, pero la verdad es que me han llamado la atención y he aprendido mucho con lo que nos has contado. Creo que lo importante es el contenido de un libro, no tener libros por tener (?). Y genial tu experiencia con la escritura ^^.
Un beso.
Hola!
ResponderEliminarfeliz día del libro, aunque sea tarde. No conocía ninguno de los dos bellos libros que nos traes en la entrada y estoy segura de que me gustarán mucho cuando los lea. A veces, hay gente que se deja llevar por el libro en si (como objeto), por la publicidad que lo mete por los ojos (best seller, persona de moda del momento) y me paso dias y semanas viendo publicaciones con los mismos libros por todos lados aunque luego no merezcan la pena.
Besos!!
Hola.
ResponderEliminarLlego un poco tarde pero !Feliz día del libro!
No conocía ninguno de los dos libros de los que nos hablas pero veo que los disfrutaría un montón de ambos así que no los descarto para intentar leerlos en un futuro. Por cierto, me ha gustado mucho que nos contaras tus inicios con la escitura.
Nos leemos.