En 1985, varios sindicatos mineros de Gales encabezaron la marcha del Orgullo LGBTIQ junto al grupo LGSM (Lesbians and Gays Support the Miners; Lesbianas y Gays Apoyan a los Mineros, por sus siglas en inglés) en agradecimiento a todo el apoyo que recibieron del colectivo durante las huelgas de 1984. Probablemente no muchos hayan oído de las huelgas de los mineros en esa época porque no fue algo que se volviera internacional, pero han existido libros, películas, miles de historias de esa época, cuando la Dama de Hierro ―Margaret Tatcher― estaba en el poder. Una de esas historias fue cuando un pequeño grupo del colectivo LGBTIQ decidió apoyar a los mineros, recaudar para ellos y enfrentarse incluso a un sindicato que no quería su ayuda.
La película, dirigida por Matthew Warchus, con guion de Stephen Beresford, fue estrenada en 2014 y ganó el Queer Palm en el festival de Cannes en 2014. Pride es, en general, una película optimista, que recuerda que las alianzas son posibles y que nadie tiene que luchar solo por sus derechos, siempre y cuando respetes las decisiones de quien está luchando. El fundador de LGSM, Mark Ashton, fue un activista por los derechos del colectivo LGBTIQ y miembro del partido comunista británico ―aunque esto no se menciona en la película― y luchó gran parte de su vida por los derechos de los oprimidos antes de morir, doce días después de que fuera diagnosticado con SIDA.
Cuando los mineros estaban siendo acosados por la policía, encarcelados ilegalmente y en huelga, casi muriendo de hambre, el colectivo LGBTIQ ya había pasado por todo eso antes. La mayoría se muestras reacios para apoyar a los mineros, pues solían ser el grupo más homofóbico. Se puede apreciar en la película, porque el sindicato no quiere su dinero, no importa cuanto hayan recaudado, hasta que se deciden a pasar por encima de él y ofrecer su apoyo a una pequeña comunidad minera en Gales.
Hay una parte en especial de la película que me maravillo en la que Mark hace notar que parece que todos están luchando por lo suyo sin ayudarse realmente y no debería ser así. Los derechos de los obreros, de las mujeres, de los gays, etcétera. Eso debería ser interseccional y esta película hace su particular intento por mostrarlo y retratar la historia de una pequeña comunidad minera y un grupo de lesbianas y gays que decidió ayudarlo y recaudar dinero para apoyarlos en su huelga.
Es una película sencilla que además de mostrar la huelga minera y el movimiento que encabezaron los miembros del grupo LGSM, incluso cuando fueron llamados pervetidos en los periódicos y volvieron suyo ese nombre, creando uno de los mayores eventos benéfico para pedir solidaridad con los mineros, el concierto Pits and Perverts.
La película es protagonizada por Ben Schnetzer en el papel de Mark Ashton (Max Vandenburg en The Book Thief, La ladrona de libros), George MacKay como Joe “Bromley” Cooper, un miembro ficticio del grupo cuyos padres aun no saben que es gay, Dominic West como Jonathan Blake, una de las primeras personas en ser diagnosticadas con SIDA en el Reino Unido, Andrew Scott (Jim Moriarty en Sherlock) como Gethin Roberts, su pareja. Imelda Stauton (Dolores Umbridge, en Harry Potter) hace esta vez el papel de Hefina Hedon, activista por los derechos humanos que ganó notoriedad en la huelga minera; Jessica Gunning interpreta a Siân James, que después de la huelga ingresó en la universidad y más tarde fue miembro del parlamento inglés por Swansea East, la primera mujer en ocupar esa pocisión. El resto del cast lo completan Bill Nigthy y otros actores ingleses.
Pride es quizá una película bonita, de esas para darse palmadas en los hombros y decir ¡mira lo que hemos logrado! Porque es válido hacerlo, pero también es una película para hacer notar todo el camino que falta por recorrer y que no es poco. Es una película entretenida, brillante a mi parecer para la historia tan sencilla que cuenta. Sí, la recomiendo, más ahora que estamos en el mes del Orgullo y que nos hace falta recordar que #LoveIsLove, en cualquiera de sus formas. Porque aun nos falta camino por recorrer como sociedad: aún no lo hemos logrado todo.
Y Pride es una pequeña muestra de ese camino recorrido, pero también el recordatorio de todo lo que nos falta hoy en día.
Me la anoto, me lo imaginé todo y se me aguaron los ojos. No hay lucha que no sea difícil.
ResponderEliminarEstá bien hermosa.
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