La mecánica del corazón, Mathias Malzieu | Reseña

Yo no sé porque tanto revuelo con el libro este que a todo el mundo le gusto. Pues a mí no. Pero empecemos por el principio, por favor, que no saben de qué va la mierda de libro y yo ya les estoy diciendo lo malo que es… (Y el aire de Tim Burton es solo de la portada. Y del hecho que la mujer esa se dedique a reparar niños, lo demás no tiene nada de aire de Tim Burton –y si les dijeron que tenía los engañaron-)

Sinopsis: Edimburgo. En una fría noche del siglo XIX. Allí nacerá Jack, hijo de una prostituta, y cuyo corazón está dañado. Para salvarlo, le colocarán un reloj de madera, al que deberá dar cuerda durante toda su vida y que le causará un sinfín de molestias. Claro que para mantener su corazón deberá atenerse a una serie de reglas:

Uno: No toques las agujas.
Dos: Domina tu cólera.
Tres: No te enamores nunca.

El libro no es para nada un cuento gótico. Pasadas las primeras páginas resulta una historia de amor narrada en primera persona con una velocidad que llega a dormir hasta el más paciente y personajes planos (uno de los cuales guarda sus lágrimas en frascos o.o). Y el protagonista/narrador ni ayuda mucho a la hora de contarnos su historia: al principio nos aburre con sus traumas de la infancia y cuando se larga de su casa porque lo persigue la policía nos aburre con sus sufrimientos de joven enamorado.

Mejor ni les cuento de Miss Acacia, la afortunada de tener el amor de nuestro plano y aburrido protagonista. Es incapaz de entender que alguien necesite un reloj para que le lata en corazón (y es la única opinión que Miss Acacia y yo compartimos). Hace sufrir a nuestro protagonista un montón.

Sobre todo cuando aparece el triángulo amoroso absurdo e increíble que tiene un nombre que olvide. Sí, sí, ya me están gritando que deje de destriparles el argumento. Y el final no es nada del otro mundo. Lo intuyes como desde la mitad del libro, de lo planos que son sus personajes, su trama… su forma de narrar.

El veredicto final es que nos engañaron diciéndonos que era gótico. Que tenía aire a Tim Burton. Que no todo es como lo pintan y yo también caí engañada por su monísima portada y por el cuento de que adentro habría una historia que no se iba a parecer a las taranovelas de Azteca o Televisa.

El libro es malo, malo, malo.