Sinopsis: Alex Loira, un chico italiano de dieciséis años, cae al suelo desmayado en medio de un partido de baloncesto. En ese mismo momento, Jenny Graver, una chica australiana de la misma edad, también se desvanece en su casa. En los últimos cuatro años esta clase de sucesos se ha venido repitiendo con frecuencia. El hecho es que Alex y Jenny se comunican telepáticamente y, ansiosos por conocerse, se citan por fin en el muelle de Altona Beach, en Melbourne. Ambos están allí. O al menos eso dicen. Porque ninguno puede ver al otro. Marco, un amigo de Alex, descubre que se trata de la teoría del Multiverso: nuestras vidas se desarrollan de manera distinta en una infinidad de dimensiones paralelas. En el mundo de Alex, Jenny murió a los seis años. En el mundo de Jenny, Alex existe pero no es su amigo. ¿Cómo podrán encontrarse? O mejor todavía, ¿cuándo y dónde podrán encontrarse?
¿Un libro que explota la teoría del multiverso? ¿Dimensiones paralelas con historias diferentes? Ese libro me compró.
Pero lo que encontré fue sólo mil razones más de no fiarse un libro por lo que dice su sinopsis o su título, porque puedes llevarte chascos totales. Este libro es uno de ellos. A pesar de que Jenny y Alex pueden viajar entre las dimensiones (sin ninguna explicación aparente, como ya viene siendo costumbre de escritores de literatura juvenil que no quieren complicarse la vida). ¿La teoría del multiverso? Terriblemente desaprovechada.
Llega un punto en el libro en el que el autor quiere agregar tantas cosas y tantos elementos a la historia que el libro se va literalmente a... la mierda. No hay forma suave de decirlo. Por si fuera poco, todo lo acompaña con una escritura flojísima, misterios que se resuelven en media página, explicaciones parcas y sucesos sin sentido (incluso para gente que puede viajar entre dimensiones). Todo esto está acompañado del ya conocido romance fácil y barato que suele acompañar a la literatura juvenil, con tonterías tales como personajes planos y sosos y amor a primera vista. No puedo enumerar todos los errores de este libro, porque no acabaría nunca.
Empiezo a creer que su único mérito es tener una portada bonita. ¡Pero no caigan en eso! ¡Es una trampa! ¡Detrás de la portada bonita está la mayor cantidad de sinsentidos que han visto y leído en su vida sólo superada por otras sagas peores de juveniles!
Por si fuera poco, el final es abrupto, no hay ninguna explicación, te hace sentir que entre el penúltimo capítulo y el último faltan páginas, por no decir un buen trozo de libro. Para entenderlo hay que leer el segundo libro, que creo acaba de salir en español, pero para más tonterías, no estoy segura de si lo leeré.
No lo recomiendo. ¿Hace falta decir más?
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